Los delegados de Bali acuerdan apoyar el plan bosques-por-el-clima (REDD)
Los delegados de Bali acuerdan apoyar el plan bosques-por-el-clima (REDD)
Rhett A. Butler
Traducción por Genoveva Trejo Macías
mongabay.com
12/2/2008
En la conferencia climática de la ONU realizada en Bali, los delegados acordaron incluir la conservación de bosques en discusiones futuras para el nuevo tratado del calentamiento global. Este movimiento podría implicar la transferencia de miles de millones de dólares—en forma de créditos de carbono—de países industrializados a naciones tropicales, con el propósito de disminuir las emisiones de gas invernadero mediante la reducción de las tasas de deforestación.
La Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) ha sido considerada por los científicos y ambientalistas como un medio para atender la degradación ambiental, mediante la asignación de valor a los ecosistemas intactos.
La REDD tiene el potencial de cambiar el balance de las fuerzas del mercado económico que favorecen la deforestación, mediante la recaudación de miles de millones de dólares para los servicios ecosistémicos generados por los bosques lluviosos.
Conservar los bosques tropicales podría ser una de las alternativas más baratas para reducir el calentamiento global, ya que la deforestación es una fuente masiva de emisiones de gases. Además, no sólo estaríamos almacenando carbono, sino que salvaríamos el patrimonio biológico más importante del mundo, proveyendo un lugar para la gente local y para los indígenas, además de ayudar a estabilizar los suelos y a disminuir las inundaciones.
La REDD se enfrenta a muchos retos, especialmente durante la implementación. Las cuestiones van desde la “permanencia” (si un país puede asegurar que el ahorro de carbono sea permanente) hasta la “fuga” (¿qué pasa si el ahorro de carbono en un área provoca a la deforestación en otra?) y el establecimiento de un valor de referencia para calcular la disminución de las emisiones.
Existe una disputa entre una coalición de naciones que tienen bosque y Brasil, quien ve a la REDD como un intento para limitar su crecimiento económico en el bosque lluvioso del Amazonas. Algunos países ricos en bosques, que tienen tasas bajas de deforestación, están preocupados porque podrían ser excluidos del proceso, ya que sus bosques no se encuentran bajo una amenaza inmediata.
A pesar de estas preocupaciones, parece que las iniciativas de la REDD están avanzando, y aunque Estados Unidos no ha invertido fondos, 30 países tropicales de África, Latinoamérica y el Pacífico de Asia se beneficiarán con el primer mecanismo de pago para salvar a los bosques tropicales.