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La sequía del Río Colorado está tomando víctimas en el pescado gigante mexicano

La sequía del Río Colorado está tomando víctimas en el pescado gigante mexicano.

La sequía del Río Colorado está tomando víctimas en el pescado gigante mexicano.

John C. Cannon, es.mongabay.com
Traducido por Rebeca L. Payne

9 de julio de 2008



El Río Colorado desaparece antes de llegar al Mar de Cortés, todo el tiempo menos en los años lluviosos. Compañías en California y en el suroeste de Estados Unidos han desviado la una vez vibrante corriente al sentir sed de agua y poder. Ahora un nuevo estudio en abril de 2008 publicado en el Journal Biological Conservation reporta el decreciente de su mayor arteria, y ha cambiado la manera que algunos peces marinos en el Golfo de California crecen y se desarrollan.



El estudio se concentra en el Totoaba, un pez gigante que una vez habitó en esa región. El daño del Río Colorado ha ahogado la corriente natural de sedimento y nutrientes, causando barras de arena y playas en erosión. Similar aun es el estuario protegido en el Golfo de California una vez formado por el río, ya no existe, dejando muy pocos lugares para que el joven totoaba encuentre comida y se esconda de sus predadores. De acuerdo con el estudio, esos cambios drásticos en su hábitat -también con las presiones en el Totoaba por sobre la pesca- ha hecho esto imposible para que el joven pez crezca rápidamente lo suficiente para que la población se recobre.





Accidentes en las cosechas: aunque está protegido, totoaba (arriba) así como una pequeña marsopa, conocida como la baquita (abajo) como presa en las redes de pesca en el Golfo de California, es justamente para recuperación de ambas especies. Credito: Omar Vidal

Pesando alrededor de 300 libras, el totoaba, un pescado de la familia de los drum, fue una delicia en la dieta básica de la gente en lo que es ahora México. Por milenios antes que la pesca colapsara a mediados del siglo XX. En 1975 México designó el totoaba a una especie en peligro de extinción y prohibió su pesca, atribuyendo el decline a sobrepesca. Dondequiera el totoaba no ha aumentado su población desde la prohibición de su pesca. El camarón y gillnet, los pescadores probablemente también compartan un poco de culpa sobre el protegido totoaba, y no reportan a las autoridades cuando lo pescan, pero en la ausencia de una pesca directa los ecologistas esperan que la población de totoabas aumente.



Recientemente, un grupo de científicos ha tenido la hipótesis de que la diferencia puede ser la pérdida de las aguas frescas de El Colorado. En este río, la corriente una vez entraba y se mezclaba en el Golfo llevando nutrientes y comida, creando el estuario que fue el primer hábitat para los jóvenes totoabas. El equipo que dirigía la Universidad de Washington por la bióloga acuática Kirsten Rowell (antes establecido en la Universidad de Arizona), a través de la construcción de la Presa Hoover en 1935 tal vez se haya asentado el problema.




Enfrenta un potencial de escasez de comida, Rowell añadió: “los pescados al parecer son una gran fuente de proteínas”. “¿Si Nosotros le damos agua a este ecosistema esto le daría un impulso a la pesca? ¿Vamos nosotros a construir más casas?” El crecimiento de la población en las áreas en que falta el agua solamente incrementará la necesidad de agua fresca y una hidroeléctrica, dijo Rowell.



“Este es un ejemplo de algo que está sucediendo en todo el mundo”, dijo Jorge Torre, un biólogo conservacionista, Director Ejecutivo de un grupo de conservación, comunidad y biodiversidad (COBI), con base en Guaymas, México. Torre llamó las investigaciones “una prueba muy buena” que altera un ecosistema, aunque está a una gran distancia en espacio y tiempo, pueden afectar dramáticamente las especies locales.



Esto debe ser muy tarde para transformar e delta del Río Colorado que vuelva a ser el hábitat que una vez fue, dijo Torre: “Necesitamos ser prácticos — nosotros nunca vamos a tener esa agua otra vez”. Pero él notó que como la población del mundo crece, el agua fresca y los peces van a ser los recursos más preciados. Torre espera que los que hacen las leyes pongan atención a las duras lecciones aprendidas del totoaba.






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