Noticias ambientales

Las crías de orangután quedan huérfanas cuando se desmonta la selva

A medida que las selvas lluviosas de Borneo son arrasadas para establecer plantaciones de palma aceitera, los centros de rescate de fauna silvestre están recibiendo cada vez más orangutanes huérfanos, los cuales son rehabilitados para ser devueltos a la vida silvestre. Sin embargo, estos amenazados primates enfrentan una nueva amenaza: ya no existe suficiente hábitat en donde puedan ser reintroducidos.


Un pequeño orangután retoza sobre el pasto en un centro de rehabilitación de Kalimantan, en el corazón de la isla indonesia de Borneo. El simio se detiene, toma una vara y se dirige hacia un tronco de plástico, lleno de pequeños agujeros. Rompe la vara en dos e introduce uno de los extremos en uno de los orificios, en un esfuerzo por extraer la miel que ha sido colocada dentro. Su gesto de satisfacción muestra que el ejercicio ha sido fructífero. Esto forma parte de un elaborado régimen de entrenamiento, diseñado para enseñar al orangután a sobrevivir por su cuenta dentro de la selva.



A su derecha, otro orangután bebé se coloca una cáscara de coco a manera de casco, otros dos luchan sobre el césped y uno más asciende un árbol de papaya. En las afueras del complejo, los trabajadores del centro enseñan a docenas de orangutanes jóvenes a trepar sobre los árboles. Otros alimentan a los más pequeños con biberones llenos de leche.





Kalimantan, 2009

La mayoría de los orangutanes que se encuentran en el centro Nyaru Menteng, administrado por la Fundación para la Supervivencia del Orangután de Borneo (SOB), son “huérfanos de la palma aceitera”, porque sus hábitats selváticos fueron destruidos y sus padres asesinados debido al acelerado avance de la industria aceitera en Indonesia. La SOB espera eventualmente liberar a todos estos orangutanes dentro de su hábitat natural, las majestuosas selvas lluviosas y las turberas pantanosas del centro de Kalimantan.
Pero para muchas personas, este es un objetivo que parece inalcanzable y en lugar de ello los simios parecen estar destinados a una vida en cautiverio. ¿La razón? El hábitat adecuado disponible en Borneo y Sumatra, las dos islas que son el hogar de la población entera de orangutanes en el mundo, está siendo deforestado tan rápidamente que se está volviendo cada vez más complicado encontrar sitios para su reintroducción.



El buen hábitat se está volviendo realmente tan escaso que algunas tropas de orangutanes recientemente reintroducidas han sido exterminadas apenas han probado el sabor de la libertad, conforme sus nuevos hogares son destruidos por los talamontes y los cultivadores de palma aceitera. Las ganancias económicas generadas por la conversión de las esplendorosas selvas en muebles, papel y trozos de madera y la subsecuente utilización de los terrenos para establecer plantíos de palma, ha reducido rápidamente la disponibilidad de sitios de reintroducción, al tiempo que ha disparado la cantidad de orangutanes que necesitan ser rescatados.







Kalimantan, 2006.

Así que los orangutanes deben esperar. Actualmente más de 2 mil de ellos se encuentran dentro del sistema de rehabilitación. Pero estos individuos han corrido con suerte. Por cada orangután que se encuentra dentro de un albergue, cuando menos otros seis han caído víctimas de la deforestación, han sido capturados para venderse como mascotas o peor aún, han sido asesinados con machetes o barras de acero. Se estima que anualmente se sacrifican entre 1,500 y 5,000 orangutanes, de una población total de únicamente 54 mil animales en Borneo y 6 mil quinientos en Sumatra. (Borneo es compartida por Indonesia y Malasia; Sumatra pertenece únicamente a Indonesia).



Entretanto, el hábitat continúa desapareciendo a medida que las plantaciones de palma aceitera se multiplican en los paisajes malayos e indonesios. En los últimos 17 años, el hábitat primordial de los orangutanes ha disminuido en más del 50% en Kalimantan, reduciéndose desde 88 mil kilómetros cuadrados en 1992, a menos de 43 mil kilómetros cuadrados en la actualidad. Desde 1975, la superficie cubierta por selva primaria se ha reducido en más del noventa por ciento.



Los centros de rehabilitación de orangutanes se crearon originalmente en las década de los sesenta debido a que en aquél entonces se extraía a los simios de las selvas para convertirlos en atracciones de circos, zoológicos y programas de televisión.
Aunque el comercio de orangutanes huérfanos era relativamente manejable, el ascenso de la palma aceitera ha cambiado dramáticamente la situación, ya que la cantidad de orangutanes que requieren cuidados ha tenido un gran aumento.



Michelle Desilets, directora ejecutiva del Fideicomiso Tierra del Orangután (Orangutan Land Trust), comenta que empezó a observar este cambio hace alrededor de cinco años. Al ser relegados a fragmentos de selva cada vez más pequeños, los orangutanes silvestres empezaron a enfrentar hambrunas debido a la desaparición de sus fuentes de alimentos, por lo que se vieron forzados a aventurarse hacia las plantaciones de palma aceitera, donde se alimentaban de los brotes de los árboles, destruyendo las plantas antes de que produjeran semillas.



Al verlos como una plaga, los administradores de las plantaciones empezaron a pagar entre 10 y 20 dólares por cada orangután muerto, lo que se convirtió en un fuerte incentivos para los trabajadores migrantes.





Sumatra, 2009


Sumatra, 2009.

“Nuestros equipos de rescate comenzaron a recibir reportes de orangutanes silvestres merodeando cerca de asentamientos humanos”, recuerda Desilets. “Hemos encontrado orangutanes que han sido golpeados hasta morir con tablas de madera y barras de acero, otros que han sido asesinados con machetes, algunos más dejados inconscientes y enterrados vivos, e incluso varios que han sido rociados con petróleo para prenderles fuego. Desde el 2004, cada vez más orangutanes son rescatados en zonas que se encuentran dentro o en las inmediaciones de plantíos de palma, y casi el 90% de las crías menores de 3 años provienen de estas áreas”.



Con aproximadamente el 85% de la producción mundial, Indonesia y Malasia son los líderes internacionales en la obtención de aceite de palma. La demanda de este compuesto se ha elevado rápidamente durante los pasados veinte años, debido a su amplio uso en alimentos, cosméticos e incluso como materia prima para la producción de biodiesel. A consecuencia de esto, la superficie dedicada al cultivo de la palma en estos dos países ha aumentado de manera exponencial, desde menos de mil kilómetros cuadrados en 1984 hasta más de de 70 mil kilómetros cuadrados actualmente. A diferencia de las selvas aprovechadas forestalmente, las cuales tienen la capacidad para sustentar al menos a algunos orangutanes, las plantaciones madereras y de palma aceitera no constituyen hábitats viables para los orangutanes. Si no son capaces de movilizarse a otras zonas, ya sea por el aislamiento o por conflictos suscitados con otros miembros de la especie, perecen en caso de que no intervengan los humanos.





Kalimantan, 2006

Pero los centros de rehabilitación de orangutanes no están preparados para manejar a estas oleadas de huérfanos de la palma aceitera. Alimentar y cuidar a uno de estos simios puede llegar a costar más de dos mil dólares al año, y sin son recogidos desde la infancia la crianza puede prolongarse hasta ocho o diez años, o quizás más. El entrenamiento de una cría de orangután para que se valga por sí mismo es un proceso arduo porque los cuidadores humanos deben enseñar habilidades básicas a los simios, tales como la forma de trepar, alimentarse, construir nidos e incluso evitar peligros como las serpientes. (Para esto último se utilizan serpientes de hule; el entrenador actúa como si estuviera aterrorizado, haciendo mucho ruido cuando se descubre una serpiente de goma entre las hojas).
A medida que van creciendo, se permite que los orangutanes pasen más tiempo en la selva, hasta que llega el momento en el que empiezan a vivir por su cuenta dentro de una “isla para orangutanes”, un islote arbolado situado en medio de un río. Conforme mejoran sus habilidades y se vuelven más independientes, los orangutanes son trasladados a sitios dentro de selvas naturales.



Actualmente, hay muchos factores que dificultan la reintroducción. El primero y más importante se centra en la disponibilidad y la seguridad del hábitat. Cada vez es más complicado encontrar selvas seguras e incluso se han presentado casos recientes en los que el sitio de reintroducción ha sido talado después del regreso de los orangutanes, con trágicas consecuencias.



A principios de este año, Globalindo Augung Lestari desmontó una sección de selva cerca de Mawas, una reserva situada en Kalimantan, donde se han liberado cerca de 80 orangutanes silvestres. Hardi Baktiantoro, del Centro para la Protección del Orangután (Center for Orangutan Protection), un grupo activista de la región, vaticinó que es probable que todos estos simios reintroducidos perezcan.





Kalimantan, 2006



Kalimantan, 2009

En Sungai Wain, una selva protegida situada en Kalimantan Oriental, los incendios y la tala realizada por una compañía productora de carbón han arrasado con otro sitio de reintroducción. Por si fuera poco, en mayo pasado, la Sociedad Zoológica de Frankfurt advirtió sobre un plan que tienen la productora de papel y pulpa Asia Pulp & Paper (APP) y el Grupo Sinar Mas para talar miles de hectáreas de selva lluviosa no protegida en las cercanías del Parque Nacional Bukit Tigapuluh, en Sumatra, lo cual destruiría una porción de un sitio de reintroducción para el críticamente amenazado orangután de Sumatra.



“A los científicos les tomó varias décadas descubrir una manera exitosa de reintroducir a los orangutanes, críticamente amenazados, del cautiverio a la vida en libertad” aseveró Peter Pratje de la Sociedad Zoológica de Frankfurt. “A la APP le tomaría sólo unos cuantos meses destruir una parte importante de su nuevo hábitat. Estas selvas de tierras bajas son un excelente hábitat para los orangutanes y es la razón por la que obtuvimos un permiso del gobierno para liberarlos aquí a partir del año 2002. Los simios ahora están prosperando, reproduciéndose y estableciendo nuevos grupos familiares”.



Algunos conservacionistas están preocupados porque los programas de reintroducción pueden ser vistos por los productores y empresarios como una alternativa a la conservación de los orangutanes en su medio natural, eliminando la necesidad de preservar el hábitat de los animales.



“Considero que el noventa por ciento de la función de la rehabilitación consiste en lograr el bienestar animal”, aseguró Erik Meijaard, un ecólogo de The Nature Conservancy que trabaja en la conservación de los orangutanes en Kalimantan. “Sin embargo, en el pasado estos programas no abordaban las causas primarias de la desaparición de los orangutanes. De hecho, pudo haber ocurrido un efecto contraproducente cuando los orangutanes desplazados eran rescatados por los centros de rehabilitación, dando la impresión de que los centros ayudarían a las plantaciones a resolver el problema”.



Según Dave Dellatore, un primatólogo de la Sociedad del Orangután de Sumatra y del Centro de Información sobre Orangutanes “nunca se pretendió que las actividades de rehabilitación y reintroducción fueran la única solución, sino que eran reacciones ante el problema mayor de la pérdida de hábitat y el desplazamiento de individuos de la selva. Es un ejemplo del tratamiento de los síntomas en lugar de atacar la causa”.




Kalimantan, 2009

Pero las inquietudes sobre las reintroducciones se extienden más allá del asunto de la tierra. Las enfermedades son otra causa de preocupación. Los orangutanes en cautiverio son más propensos a portar enfermedades y parásitos debido a que viven en grandes densidades. Además, estos animales, son más proclives a presentar conductas potencialmente riesgosas, como vivir cerca de los humanos, después de haber sido regresados a la libertad. Por ejemplo, la tasa de mortalidad de las crías supera el cincuenta por ciento en las poblaciones de orangutanes que son visitadas por hordas de turistas en Sepilok y Bukit Lawang.



Las consideraciones de tipo genético también influyen sobre el proceso de reintroducción. Debido a la variación genética que se presenta entre las poblaciones (existen tres subespecies de la especie de Borneo y otra especie en Sumatra), las reintroducciones no pueden ser realizadas al azar, sin tener conocimiento del origen de los individuos. Las reintroducciones mal planificadas también pueden ocasionar conflictos con las poblaciones nativas de orangutanes.



Finalmente, la reintroducción en zonas habitadas por personas no es una buena opción si no están cubiertas las necesidades de la gente.



“En la reintroducción, la creación de un ambiente político seguro es tan importante como lo es el ambiente físico,” afirmó Dellatore. “Es muy probable que un proyecto esté destinado a fracasar si se implementa desde arriba y sin tomar en cuenta a la comunidad rural que lo rodea”.





Kalimantan, 2009


Sumatra, 2008.

A diferencia de muchos occidentales, que ven a los orangutanes como colegas que vale la pena conservar, la mayoría de los habitantes rurales de Borneo y Sumatra los ven como plagas que compiten por alimentos, atacan cultivos y destruyen fuentes de empleo. Resulta esencial afrontar este conflicto y varios grupos se encuentran trabajando para demostrarles a las comunidades la manera de reducir las pérdidas agrícolas ocasionadas por los simios, empleando técnicas tales como evitar plantar cerca de los límites de la selva y colocar redes sobre los árboles con frutos. También resaltan la importancia ecológica de las selvas que sustentan a los orangutanes, como la provisión de agua limpia.



La solución más prometedora ante la desaparición de los orangutanes y su hábitat quizá sea una iniciativa pionera que busca que las comunidades rurales y las empresas reciban un pago por la preservación de las selvas en vez de talarlas. Esta noción, conocida como REDD (Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques) puede hacer que las poblaciones locales se conviertan en aliadas, en vez de enemigas, de la conservación. Muchos conservacionistas que trabajan en Indonesia están esperanzados en que el mecanismo REDD sea establecido durante la reunión climática a realizarse en Copenhague en diciembre de este año, permitiéndole a los gobiernos, grupos conservacionistas y empresas privadas pagar miles de millones de dólares para proteger las áreas que aún sostienen selva tropical.



“Muchos hablamos de equilibrar los valores económicos, sociales y ambientales, pero en la mayoría de los casos realmente estamos hablando de economía, economía y mas economía”, afirmó Meijaard de TNC. “Si este es el caso, la ruina de los orangutanes y otras especies se debe en gran parte al hecho de que nadie es capaz o está dispuesto a pagar los costos de oportunidad del desarrollo”.
Dos estudios publicados recientemente en la revista Conservation Letters, mostraron que los bonos de compensación de carbono boscoso generados por la REDD podrían ser competitivos con otras formas de uso de la tierra, incluyendo las plantaciones de palma aceitera.





Kalimantan, 2009

Dada la vasta extensión de Kalimantan y Sumatra, será necesario algo más que terreno para aminorar el flujo de orangutanes huérfanos hacia los centros de rehabilitación. El mejoramiento de la gobernabilidad y el combate a la corrupción tendrán una gran importancia en subsanar el predicamento de los orangutanes y el bienestar de las comunidades rurales. El Proyecto de Servicios de Conservación del Orangután, auspiciado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), está trabajado justo en ello, inicialmente enfocándose en mejorar el cumplimiento de la ley y en la identificación de vacíos en las regulaciones ambientales.



Finalmente, es importante no renunciar a los esfuerzos de rehabilitación, los cuales generan conciencia pública sobre los temas de conservación, que en última instancia se traduce en presión política para la creación de área protegidas y el cumplimiento de las leyes ambientales. Los conservacionistas no pueden abandonar a los dos mil orangutanes que actualmente se encuentran en el sistema de rehabilitación. Después de todo, las crías de orangután que ahora se encuentran en cautiverio podrían disfrutar de un futuro en el que puedan explorar con herramientas en los troncos de la selva, en lugar de hacerlo en tubos de plástico.








Salir de la versión móvil