Las emisiones de gases de invernadero a causa de la deforestación son mas bajas de lo que antes se creía, según un nuevo estudio publicado en Nature Geoscience. Los resultados muestran que los países en desarrollo podrían ver menos recursos bajo la Reducción de Emisiones por la Deforestación y la Degradación, un propuesto mecanismo de mitigación por el cambio climático.
El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (PICC o IPCC en inglés), utilizando evaluaciones de bosques e información satelital de los 80’s y 90’s, previamente estimó las emisiones por deforestación y degradación de bosques en alrededor de un 17 por ciento del total del dióxido de carbono antropogénico. El nuevo estudio, basado en datos actualizados de cobertura boscosa y tomando en cuenta el significativo aumento de las emisiones de combustibles fósiles, pone la cifra en 12 por ciento, una reducción del 23 por ciento, aunque algunos autores, dirigidos por Guido van der Werf de la Vrije Universiteit en Ámsterdam, anotan que este porcentaje es altamente variable basándose en el año a año.
Los autores estiman las emisiones por deforestación y degradación de bosques en 1.2 billones de toneladas métricas por año, mucho menos que las 1.5-2.2 billones de toneladas estimadas en estudios anteriores.
|
La aparente reducción en la contribución de la deforestación a las emisiones globales de CO2 es puesta a prueba cuando los autores incluyen las emisiones debido a la degradación de las turberas. El drenaje y la quema de las turberas -humedales que almacenan cantidades masivas de carbono- liberaban alrededor de 300 millones de toneladas de carbono al año entre 1997 y el 2006, o casi el 3 por ciento de las emisiones anuales. Por lo tanto las emisiones por la degradación y destrucción de los bosques y turberas contabilizan cerca del 15 por ciento del CO2 liberado por actividades humanas.
Mientras que los resultados muestran que “la reducción de las emisiones por combustibles fósiles continúa siendo el elemento clave para la estabilización de las concentraciones del CO2 atmosférico”, los autores dicen que la protección de ecosistemas ricos en carbono sigue siendo esencial para cualquier esfuerzo de frenar el cambio climático.
“Los esfuerzos para mitigar las emisiones de selvas tropicales y turberas, y mantener las cantidades existentes de carbón en la tierra, sigue siendo crítico para las negociaciones de un acuerdo Post-Kyoto”, anotan ellos. “Incluso si nuestras revisadas estimaciones representan emisiones sustanciales, y si para 30 países en desarrollo, incluyendo a Brasil, Bolivia, Indonesia, Myanmar y Zambia, la deforestación y la degradación de los bosques son las mayores fuentes de CO2. Además, la reducción en las emisiones por deforestación y la degradación de las turberas y los bosques seguirá siendo uno de los mecanismos mas efectivos con relación a su costo para ayudar a estabilizar los niveles de CO2 atmosféricos”.
Los autores concluyen en impulsar “un fuerte foco para monitorear los cambios en el contenido de carbono” en un acuerdo Post-Kyoto para asegurar la efectividad de los programas REDD. Ellos anotan que sensores satelitales remotos pueden ayudar a hacerle el seguimiento a las emisiones por la deforestación y la degradación de las turberas y los bosques.
G. R. van der Werf, D. C. Morton, R. S. De Fries, J. G. J Oliver, P. S. Kasibhatla, R. B. Jackson, G, J. Collatz y J. T. Randerson. CO2 emissions from forest loss. Nature Geoscience [ VOL 2 ] NOVEMBER 2009.