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Nuevas áreas protegidas en Brasil contribuyen a una caída importante en la tasa de deforestación en la Amazonía



Las áreas protegidas en la Amazonía brasilera están probando ser sumamente efectivas en reducir la pérdida forestal del bosque tropical húmedo más grande del mundo, informa un nuevo estudio que parte del análisis de tendencias de deforestación en y alrededor de territorios indígenas, parques, tenencias militares y reservas de uso sostenible.



La investigación, publicada en la primera edición de Proceedings of the National Academy of Sciences (Anales de la Academia Nacional de Ciencias), halla que 37 por ciento de la reciente declinación en la deforestación de la Amazonía brasilera puede atribuirse a áreas protegidas de reciente instauración. Entre 2002 y 2009, Brasil incluyó unos 709.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica — un área más grande que el estado de Tejas — en su Programa de Áreas Protegidas de la Amazonía (ARPA). Mientras tanto, la deforestación en la Amazonía brasilera se redujo en casi tres cuartos entre 2004 y 2009.


Deforestation in the Brazilian Amazon, 1988-2009, with 2004 to 2006 highlighted.
Deforestación en la Amazonía brasilera, 1988-2009, resaltada de 2004 a 2006.


Soares-Filho et al. (2010) estimate that 44% of the 13,400-sq km decline between 2004 and 2006 was caused by declining profitability of agriculture and ranching, 37% by new protected areas, and 18% by factors not included in their model, including the development of a rapid deforestation-detection system in support of command and control campaigns and improved environmental law enforcement.
Soares-Filho et al. (2010) estiman que la declinación del 44% de los 13.400 km2, entre 2004 y 2006, es producto de una caída en la rentabilidad de la agricultura y la ganadería, el 37% se debe a las nuevas áreas protegidas y el 18% responde a factores que no están incluidos en este modelo, como “el desarrollo de un sistema expedito de detección de deforestación para apoyar las campañas de exigencia y control”, y la aplicación de la ley ambiental.

El documento — escrito en coautoría por 12 investigadores de cinco instituciones en el Brasil y en los Estados Unidos — concluye que 115 de las 206 áreas protegidas establecidas desde 1999 se muestran cada vez más efectivas en reducir la deforestación, sin desplazar claros de bosque a las áreas desprotegidas (un concepto conocido como “fuga”). Los resultados indican que las áreas bajo reciente protección en Brasil son más que “parques de papel” — reservas que son tan inefectivas que parecerían existir sólo en papel. Se encontró que las reservas indígenas son la forma de área protegida más efectiva en reducir la deforestación.



Con el ambicioso plan del gobierno brasilero en mente, el de reducir la tasa anual de deforestación en 80 por ciento hasta 2020, desde una línea base histórica de 19.500 kilómetros cuadrados por año, los autores estiman que las áreas protegidas establecidas entre 2003 y 2008 reducirán la deforestación de 180.000 a 360.000 kilómetros cuadrados de bosque tropical húmedo hasta 2050, evitando la emisión de 2,2 a 4,4 mil millones de toneladas métricas de carbono. Agregando los 127.000 km2 de las nuevas áreas protegidas que se está estableciendo bajo ARPA, los autores dicen que el programa puede reducir la emisión de carbono en 5 mil millones de toneladas métricas hasta 2050, o aproximadamente 16% de la actual emisión anual que proviene de actividades humanas.



Pero el programa de conservación conlleva significativos costos económicos en términos del manejo de áreas protegidas, así como de las actividades que no llegan a realizar los leñadores, ganaderos y agricultores. El costo de mantener el potencial de almacenamiento de carbono y la productividad biológica de la selva, vía ARPA, será de alrededor de $150 mil millones en los próximos 30 años, según calcula el estudio.



Sin embargo, aunque el precio parece alto, resulta ser $5,40 por tonelada de carbono — mucho más barato que la mayoría de los enfoques de mitigación de emisiones, enfoques que se puede obtener fácilmente. Los autores arguyen por ende que REDD — un mecanismo propuesto para mitigar el cambio climático y por el cual los países industrializados compensan a las naciones del trópico por reducir la deforestación — puede ayudar a pagar el programa de áreas protegidas.



“Las inversiones para reducir 9–23 [mil millones de toneladas] de emisión de CO2, la emisión que se anticipa en los próximos 30 años, sumarían US$27–84 mil millones si no existieran las áreas protegidas,” escriben los autores. “Con pagos anuales que representan un 1% de las actuales inversiones mundiales en energía limpia (US$148,4 mil millones), la reducción de emisiones con áreas amazónicas protegidas equivaldría a la reducción de un 10% de la emisión por deforestación alrededor del mundo pero sería más efectiva en términos del costo.”



Los investigadores anotan que los costos económicos del programa se verían compensados por “los beneficios económicos del mantenimiento forestal, incluyendo la protección de regímenes de lluvia, la reducción en la incidencia de quemas o incendios—y pérdidas asociadas—en la salud humana, los sistemas agrícolas, el potencial silvícola, y en el valor mismo de la biodiversidad.”


Brazilian Amazon protected areas and 2004–2007 deforestation hot spots. The Arc of Deforestation comprises eastern, southern, and southwestern Amazon. AC, Acre; AM, Amazonas; AP, Amapá; MA, Maranhão; MT, Mato Grosso; PA, Pará; RO, Rondônia; RR, Roraima; TO, Tocantins.
Áreas protegidas de la Amazonía brasilera y puntos álgidos de deforestación entre 2004 y 2007. El Arco de Deforestación comprende el este, sur y suroeste amazónico. AC, Acre; AM, Amazonas; AP, Amapá; MA, Maranhão; MT, Mato Grosso; PA, Pará; RO, Rondônia; RR, Roraima; TO, Tocantins.




“Es difícil cuantificar estos beneficios y generalmente se los omite en las evaluaciones económicas de REDD (29). En otras palabras, las evaluaciones de los costos económicos de oportunidad de las áreas protegidas deben estar equilibradas tanto por los beneficios económicos asociados a la conservación forestal como por los costos programáticos de reducir la deforestación, que pueden ser bastante pequeños.”



Los autores aseveran como conclusión que la sola red de áreas protegidas del Brasil no bastará para salvar la Amazonía. Los esfuerzos por proteger la selva deben incluir a terratenientes del sector privado, quienes pueden ser atraídos por los incentivos económicos del acceso a mercados y de primas sobre los precios de la madera y de los productos agrícolas de producción responsable. También es crítico mejorar la zonificación y el monitoreo del uso de la tierra y hacer cumplir las leyes sobre dicho uso para mantener a la Amazonía como un ecosistema saludable y productivo.






CITAS: Britaldo Soares-Filho, Paulo Moutinho, Daniel Nepstad, Anthony Anderson, Hermann Rodrigues, Ricardo Garcia, Laura Dietzsch, Frank Merry, Maria Bowman, Letícia Hissa, Rafaella Silvestrini y Cláudio Maretti (2010). Role of Brazilian Amazon protected areas in climate change mitigation. PNAS www.pnas.org/cgi/doi/10.1073/pnas.0913048107

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