Los ministros reunidos en Cancún (México) lograron una serie de acuerdos que incluyen medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, una meta para limitar el aumento de la temperatura global promedio a solo 2°C, mayor protección para los bosques, y un nuevo fondo climático administrado por la ONU para financiar actividades de mitigación y adaptación en países en desarrollo. Mientras el “Acuerdo de Cancún” no incluye compromisos con metas específicas, prepara el terreno para el tratado sucesor al protocolo de Kyoto, que expira en 2012.
“Cancún cumplió con su cometido. El faro de esperanza ha sido encendido nuevamente y se ha restaurado la fe en los procesos multilaterales para obtener resultados sobre el cambio climático”, dijo la secretaria ejecutiva de la UNFCCC Christiana Figueres en una declaración. “Las naciones han demostrado que pueden trabajar juntas bajo un mismo techo, para alcanzar consensos sobre causas comunes. Han demostrado que los consensos obtenidos en procesos transparentes e inclusivos pueden crear oportunidades para todos”.
En total se lograron 26 acuerdos, incluyendo avances en el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de los bosques (REDD+) que le apunta a compensar a los países en desarrollo por proteger sus bosques. Aunque muchos de los detalles alrededor de REDD+ están aún en discusión, el texto incluye salvaguardas sociales y ambientales y genera espacio para proyectos subnacionales anidados bajo sistemas nacionales de monitoreo y reporte. El acuerdo no menciona si los mecanismos basados en mercados (e.g. mercado de carbono) pueden ser utilizados para financiar mecanismos REDD+.
John O. Niles, director del Tropical Forest Group (“Grupo de Bosques Tropicales”), un grupo dedicado a políticas forestales, dijo que si bien las perspectivas de los mecanismos REDD basados en mercados son inciertas, el acuerdo es un paso hacia la protección de los bosques.
“Los acuerdos de Cancún incluyen nuevas decisiones que animan a los donantes y al sector privado a mantener el flujo de billones de dólares hacia los países con las tasas más bajas de deforestación”, dijo Niles en una declaración. “Estas decisiones incluyen señales claras de que las inversiones en la conservación de bosques tropicales rendirán frutos algún día.”
Lars Løvold, director de la Rainforest Foundation Noruega, un grupo que ha desarrollado campañas por salvaguardas cuidadosas en los mecanismos REDD, fue también cautelosamente optimista en cuanto al acuerdo sobre bosques.
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“Si comparamos la decisión actual sobre bosques con la que estaba en discusión hace dos años, se ha hecho un importante progreso”, dijo Løvold. “La decisión refleja que cada vez más se comprende que una aproximación amplia y participativa, basada en el respeto por los derechos de los pueblos indígenas y en las muchas funciones vitales de los bosques, es necesaria para prevenir la deforestación y la degradación de los bosques.”
El acuerdo de Cancún también abrió la puerta para la restauración de las turberas como una estrategia para mitigar el cambio climático, una iniciativa bien acogida por Wetlands International.
“Hay un gran potencial para reducir las emisiones de las turberas”, afirmó Susanna Tol, de Wetlands International. “Los países ahora lo reconocen”.
“En Cancún los negociadores pudieron llegar a un acuerdo informal sobre como abordar el tema de las turberas”.
Más allá de los bosques y las turberas, el acuerdo de Cancún avanzó en muchas otras áreas controversiales, incluyendo un mecanismo para financiar acciones ante el cambio climático. Más allá de los bosques y las turberas, el acuerdo de Cancún avanzó en muchas otras áreas controversiales, incluyendo un mecanismo para financiar acciones ante el cambio climático. Las partes acordaron crear un Fondo Verde que movilizará y administrará hasta $100 billones al año para 2020. El fondo será administrado por la ONU — no por el Banco Mundial — bajo la supervisión de una junta directiva con “representación equitativa” de parte de países desarrollados y en desarrollo. El fondo incluirá transferencia de tecnología para ayudar a las economías en desarrollo a “quemar” la senda del desarrollo intensivo en carbono. El protocolo de Kyoto para mecanismos de desarrollo limpio será reforzado para canalizar inversiones y tecnología en proyectos de reducción de emisiones amigables con el ambiente, en el mundo en vía de desarrollo.
Los países en desarrollo también se comprometieron a reportar cada dos años sus acciones para reducir las emisiones. Para los países industrializados, las partes acordaron evitar una brecha en los esfuerzos para reducir las emisiones y los monitoreos, en el lapso entre la expiración del protocolo de Kyoto y el tratado que le suceda al final de 2012.
La secretaria ejecutiva de la UNFCCC, Figueres, dice que el acuerdo representa un avance hacia una acción colectiva en contra del cambio climático.
“Los gobiernos han dado una señal clara de que están orientados hacia un futuro bajo en emisiones, han acordado ser responsables unos con otros por las acciones que tomen para llegar a esa meta, y lo han establecido de forma tal que alienta a los países a ser más ambiciosos con el tiempo”, afirmó Figueres. “Este no es el final, es un nuevo comienzo. No es lo último que se requiere, pero son las bases esenciales sobre las cuales se podrá construir una más grande ambición colectiva”.