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Los productores de aceite de palma malayo destruyen bosques en pantanos de turba en Borneo con más rapidez que nunca

satellite image of oil palm plantations, peatland, and forest in sarawak
Plantaciones de palma aceitera, turberas y bosque en Sarawak. Cortesía de Google Earth.


Las plantaciones de palma aceitera están destruyendo rápidamente las turberas y las pluviselvas del estado malayo de Sarawak, en la isla de Borneo, según informan nuevos estudios de la agrupación ambientalista Wetlands International y de Sarvision, un instituto de sensores remotos.



El análisis muestra que, entre los años 2005 y 2010, se desbrozó más de un tercio (353.000 hectáreas o 872.000 acres) de bosques en pantanos de turba en Sarawak y un diez por ciento de las pluviselvas del estado. Alrededor de un 65% del área se convirtió en plantaciones de palma aceitera, la cual está reemplazando la tala como la principal causa de degradación, dado que las reservas de madera han sido agotadas por los usos no sostenibles.



«Puesto que el recurso de la madera se ha agotado, las compañías madereras ahora están insertándose en el negocio de la palma aceitera, completando así la aniquilación del pantano de turba en Sarawak» expresó Marcel Silvius, científico de alto rango de Wetlands International.



La investigación, que se basa en estudios y datos satelitales, descubrió que 20% del total del aceite de palma malayo se produce en turberas avenadas. En Sarawak, el porcentaje es de 44%.



Según Wetlands International, es importante investigar porque Malasia no aporta «información comprobable acerca del uso de la tierra con relación al tipo de suelo o a la deforestación».



«Las cifras del gobierno oficial malayo ahora parecen haber mostrado un panorama demasiado optimista; afirmando que sólo entre 8 y 13% de las plantaciones de palma aceitera en Malasia se situó en suelos de turba ricos en carbón; 20% en Sarawak» declaró la agrupación en un comunicado de prensa.



«Esta es la primera vez que Sarawak puede acceder a cifras detalladas y comprobadas sobre la deforestación y la transformación de los pantanos de turba» agregó Niels Wielaard del instituto Sarvision. «El acceso gratuito a las imágenes satelitales y a herramientas tales como Google Earth está revolucionando el monitoreo forestal.»




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Los resultados llegaron tres meses después de que Sarawak anunciara que duplicaría su patrimonio de palma aceitera durante la siguiente década. En diálogo con The Star en noviembre pasado, James Masing, Ministro de Desarrollo de Tierras Estatales, dijo que Sarawak tiene como objetivo dos millones de hectáreas para el 2020, lo cual lo convertirá en el mayor productor de aceite de palma en el país. En la actualidad, Sarawak tiene aproximadamente 920.000 hectáreas de plantaciones de palma aceitera.



Sin embargo, esta expansión genera numerosas preocupaciones sociales y ambientales. Las nuevas plantaciones han originado un conflicto entre los productores y aquellos que hacen un uso tradicional de los bosques, como los Penan, una comunidad indígena conformada por subgrupos, algunos de los cuales aún son nómades. El gobierno de Sarawak asegura que tiene como objetivo determinadas tierras que los pueblos nativos se atribuyen como propias, principalmente porque se estima que, por los derechos consuetudinarios, las tierras de los nativos abarcan 1,5 millones de hectáreas estatales.




Primer plano del mapa de Wetlands International /SarvisionPrimer plano del mapa de Wetlands International /Sarvision


La transformación de las turberas para producir aceite de palma preocupa a los ambientalistas, porque provoca grandes emisiones de gas invernadero a partir de la deforestación y de la desecación de la turba, que es densa en carbón. Además, las turberas degradadas son más vulnerables al fuego. Wetlands calcula que la industria de aceite de palma de Malasia es la causante de un mínimo anual de veinte millones de toneladas métricas de dióxido de carbono.



«Sin embargo, es más probable que sea el doble de esta cantidad» expresó la agrupación.



Los bosques en pantanos de turba también son un refugio para algunas de las especies más amenazadas en Malasia, entre las que se encuentran el elefante pigmeo de Borneo (Elephas maximus borneensis), el rinoceronte de Sumatra (Dicerorhinus sumatrensis), el leopardo nebuloso de Borneo (Neofelis diardi borneensis), el tapir malayo (Tapirus indicus), el mono narigudo (Nasalis larvatus), la cigüeña de Storm (Ciconia stormi), el falso gavial (Tomistoma schlegelii) y la tortuga Batagur borneoensis (Batagur borneoensis).



A pesar de estas preocupaciones, disminuir la velocidad de la expansión planificada no parece fácil. El sistema federal de Malasia le permite a Sarawak ignorar ampliamente los mandatos emitidos en la capital. Mientras tanto, las compañías de la tala y de las plantaciones gozan de lazos estrechos con el jefe de estado Abdul Taib Mahmud, que ha gobernado desde 1981 y ha acumulado grandes riquezas a pesar de ganar el sueldo de un empleado civil. Las investigaciones recientes han vinculado propiedades valuadas en decenas de millones de dólares en Estados Unidos y Canadá a la familia de Taib.



Wetlands International cree que se puede ejercer presión desde el consumo. Asegura que los consumidores deberían cuestionar el origen del aceite de palma que se utiliza en los productos que compran. También, quienes elaboran las reglas en Europa deberían incluir fuertes medidas de protección para las fuentes de combustibles biológicos, con el fin de evitar la deforestación y la destrucción de las turberas.



Al percibir los riesgos, algunos productores de aceite de palma malayo se han unido a la Mesa redonda sobre el aceite de palma sostenible (RSPO), un cuerpo que establece los criterios ambientales y sociales de certificación. La RSPO tiene como fin señalar a los productores aparentemente responsables. Sin embargo, las transgresiones atroces que se han cometido han manchado la imagen de todo el sector ante los ojos de los consumidores internacionales.


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