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Aumenta la evidencia de que los mayas se acabaron a sí mismos a través de la deforestación

 Aumenta la evidencia de que los mayas se acabaron a sí mismos a través de la deforestación
Aumenta la evidencia de que los mayas se acabaron a sí mismos a través de la deforestación



Los investigadores han reunido evidencia adicional sobre una causa clara de la caída de la gran civilización maya: la deforestación. En el congreso de la Unión de Geofísicos Americanos (AGU por su sigla en Inglés), el climatólogo Ben Cook presentó investigaciones recientes que muestran como la destrucción de la selva lluviosa por parte de los mayas los llevó a una reducción en la pluviosidad y posiblemente a sequías que hicieron tambalear su civilización. Mientras que la idea de que los mayas cometieron un suicidio ecológico a través de la deforestación ha sido ampliamente discutida, inclusive en el popular libro Colapso, de Jared Diamonds, los hallazgos de Cook dan un mayor peso a la teoría.



La modelación de Cook y sus colegas mostró que el reemplazo de la selva lluviosa por áreas agrícolas llevó a un aumento en la reflectividad de la superficie del suelo, conocido como efecto Albedo. Este incremento en reflectividad cambió los patrones de pluviosidad.



“Las tierras agrícolas absorben un poco menos de energía del sol que la selva lluviosa por que sus superficies tienden a ser más claras y de mayor reflectividad”, explicó Cook con el Instituto Goddard de la NASA para estudios espaciales (GISS) y con el Observatorio terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en una conferencia de prensa de AGU en la ciudad de Nueva York. “Esto significa que hay menos energía disponible para la convección y la precipitación”.



Antes de la llegada de Colón, el imperio de América Central deforestó a lo largo y ancho para alimentar una población creciente. Sin embargo, no se dieron cuenta que estaban alimentando su propia caída. Un poco después del año 900 AD, la civilización Maya había colapsado.


 Aerial view of Amazon rainforest landscape scarred by open pit gold mines. Photo by: Rhett A. Butler.
Aerial view of Amazon rainforest landscape scarred by open pit gold mines. Photo by: Rhett A. Butler.

Para desenmascarar el arma humeante, Cook pasó a las más detalladas y precisas reconstrucciones que se han logrado de la cobertura terrestre en la península de Yucatán, antes y después del colapso. La reconstrucción muestra que solo un pequeño porcentaje de la selva sobrevivió en esta península entre el año 800 y el 950 de nuestra era.



Mediante modelos climáticos con los nuevos datos, Cook encontró un claro cambio: la precipitación disminuyó entre 10 y 20% en general. El efecto fue mayor alrededor de los grandes centros poblados mayas, entre los años 800 y 950 de nuestra era, la pluviosidad disminuyó un 20%. Este modelo coincide con los registros de pluviosidad tomados para ese periodo en estalagmitas de las cuevas de la región.



Cook afirma que es probable que la declinación de los mayas haya sido causada por varios impactos:



“No discutiría que la deforestación causó la sequía, o que es completamente responsable por la declinación de los mayas, pero nuestros resultados muestran que la deforestación puede inclinar el balance del clima hacia una sequía, y que aproximadamente la mitad de la falta de agua en el periodo precolonial fue causada por la deforestación”.



Pero una mega-sequía podría haber destruido la agricultura para una población en crecimiento, secado las fuentes vitales de agua y probablemente desestabilizando las autoridades políticas y religiosas.



Los hallazgos de Cook dan soporte a un estudio previo realizado el año pasado por Robert Oglesby, que también argumenta que la deforestación tuvo un papel significativo en el colapso de los mayas.



Después del colapso de los mayas, la civilización Azteca se estableció en la región. Pero esta civilización cayó ante la viruela y la pequeña fuerza invasora española en 1519. La viruela mató a un porcentaje significativo, aunque muy debatido, de la población indígena. Entre los años 1500 y 1650, el bosque se recuperó a la par de la reducción de la población.



Científicos en años recientes han empezado a enlazar cada vez más los patrones de precipitación con los bosques tropicales. Un estudio de la NASA en 2005 mostró que el humo procedente de los incendios forestales inhibían la producción de nubes, reduciendo la precipitación. A la par, un estudio de 2009 publicado en el “Proceedings or the National Academy of Cience” (actas de la academia nacional de ciencias de los Estados Unidos), encontró que la deforestación histórica en China y en India ha alterado los monzones, reduciendo las lluvias en China en un 10% y en India en un 30%. Las consecuencias pueden ir más allá de la región donde se da la deforestación; de acuerdo con la NASA, la selva amazónica influencia las lluvias en México y Texas; la selva lluviosa centroamericana afecta las lluvias en el medio oeste estadounidense y las selvas tropicales del sudeste asiático tienen efectos sobre las lluvias en China y en los Balcanes. La teoría más radical, sin embargo, viene de dos científicos rusos, Victor Gorshkov y Anastassia Makarieva, que argumentan que los bosques son factores importantes en la distribución global de las lluvias. Al actuar como bombas, los bosques llevan la precipitación de las áreas costeras hacia el interior de los continentes. En otras palabas, la pérdida de bosques puede traer sequía al interior de los continentes, por ejemplo, la sequedad del interior de Australia puede ser explicada por la amplia pérdida de sus bosques costeros.



Aún más allá de la precipitación, los bosques proveen muchos servicios a los humanos: secuestran carbono, preservan la mayor parte de la biodiversidad del mundo, proporcionan medicinas, conservan grandes reservas de agua y protegen las culturas indígenas.



Si la intrigante teoría de que los mayas se acabaron a sí mismos a través de la deforestación es soportada, nos proporciona una importante lección sobre el mundo actual. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el planeta ha perdido 72,9 millones de hectáreas de bosques entre 1990 y 2005, un área equivalente a dos veces la superficie de Alemania. La extracción de madera, las plantaciones de monocultivos, la agricultura en gran escala, la minería, las industrias de combustibles fósiles, las carreteras y otras fuentes de impactos son las principales causas de la reducción de los bosques del mundo.



“Podemos ver este tipo de cosas pasando de nuevo”, dice Cook refiriéndose a la pérdida actual de bosques en Centroamérica.












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