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La otra cara de la historia de los penan: una tribu amenazada abraza el turismo y la reforestación

Viajando por el Río Kerong con los penan. Foto cortesía de Gavin Bate.
Viajando por el Río Kerong con los penan. Foto cortesía de Gavin Bate.


Las noticias del pueblo penan suelen ser desalentadoras. Antiguamente cazadores y recolectores nómadas, los indígenas penan del estado malasio de Sarawak en Borneo han sufrido décadas de extensa destrucción de sus bosques y de erosión de su cultura tradicional. Empresas madereras, desarrollos de plantaciones, represas enormes y un gobierno ambivalente cumplieron con su parte en decimar a los penan, quienes, de cuando en cuando, enfrentan a los leñadores con bloqueos pero sin lograr que se reconozca los derechos legales que tienen sobre sus tierras tradicionales. Según se afirma, varios líderes penan fueron asesinados por oponerse a los leñadores y muchos fueron hechos prisioneros; hay informes de agresiones sexuales a niñas penan por leñadores. Mas, aun en plena lucha contra la destrucción de su tierra natal, el pueblo penan no se queda de brazos cruzados. Hace poco varias aldeas penan iniciaron un programa de reforestación a gran escala y una iniciativa comunitaria de turismo, y declararon “Parque de Paz” a una porción de sus tierras.



“En 2009, 17 aldeas penan en Alto Baram inauguraron el Parque de Paz penan—un área de 163.000 hectáreas de bosque primerio y secundario que las comunidades acordaron reservar y salvaguardar de la tala intensiva a gran escala y de la conversión a plantaciones de aceite de palma,” Gavin Bate, director de Adventure Alternative [Aventura Alternativa] y su brazo benéfico Moving Mountains Trust [Fundación que Mueve Montañas], dijo a mongabay.com. “Estos son bosques que deberían ser parte de la iniciativa transfronteriza Corazón de Borneo, del Fondo Mundial de Vida Silvestre (World Wildlife Fund) —la iniciativa transfronteriza de conservación más grande del mundo. El que esto ocurra o no está por verse.”


Niño penan junto a una especie de Kapor de tres semanas de edad. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Niño penan junto a una especie de Kapor de tres semanas de edad. Foto cortesía de: Gavin Bate.

A la fecha, el gobierno de Sarawak se niega a reconocer el Parque de Paz penan y los penan siguen luchando por sacar del área a los leñadores. Sin embargo, inclusive mientras tratan de proteger su territorio nativo, los penan también restauran tierras degradadas. Después de un incendio devastador en 1998, los penan empezaron un programa de reforestación con el financiamiento de la organización de Bate, Moving Mountains Trust. Recolectaron semillas durante un evento masivo de fructificación en 2009 y desde entonces han estado avanzando aceleradamente.



“Hasta fines de 2011, los habitantes de dos aldeas, que suman un poco más de 200 personas, habrán plantado casi 14.000 árboles. El desconcierto inicial de la mayoría de los comunitarios (‘estamos rodeados de arboles, ¿para qué querríamos plantar más?’) fue remplazado por una sensación de orgullo y por la comprensión de que el programa tiene beneficios a largo plazo, tanto financieros como culturales,” dice Bate.



El programa de reforestación también busca “mostrar claramente a las empresas que quieren incursionar en tierras tradicionales que las comunidades no sólo quieren que sus bosques perduren intactos sino que están dispuestas a plantar nuevos árboles aunque a su alrededor todo se siga derribando,” explica Bate.



Es más, los penan de Alto Baram también comenzaron un programa comunitario de turismo a pequeña escala.



“Llamado en términos generales Picnic con los penan, el programa de [turismo] cuenta al momento con 5 aldeas pero se espera que otras se vayan sumando conforme aumente el interés,” dice Bate, y agrega que los turistas de aventura experimentarán “una visión realmente auténtica y fascinante de las vidas de los moradores originales de la jungla, y una oportunidad de ver con sus propios ojos el efecto de la tala indiscriminada en el campo y en la gente que allí vive. Es una oportunidad de hacer un aporte personal para beneficiar a un programa que está abordando el problema para esta gente.”



Aunque los penan aún no han ganado las grandes batallas por su tierra o inclusive por su supervivencia, están mostrando una vez más que tienen la intención de determinar su propio destino, sin la autoridad del gobierno ni de empresas hostiles.



En una entrevista en diciembre de 2011, Gavin Bate habló de la historia de los penan, de su lucha contra la explotación y de las nuevas iniciativas que podrían hacer su futuro más brillante. Bate y mongabay.com también desean agradecer a todos los miembros comunitarios del proyecto que brindaron su tiempo para esta entrevista.





ENTREVISTA CON GAVIN BATE


Vivero de reforestación. Foto por: Gavin Bate.
Vivero de reforestación. Foto por: Gavin Bate.



Mongabay: ¿Nos podrías hablar de la historia del pueblo penan en Sarawak?



Gavin Bate: Los penan están entre los habitantes nómadas, verdaderamente originales, de Borneo, la tercera isla más grande del mundo. Se cree que los penan que ahora se encuentran en Sarawak migraron al oeste por la principal cordillera central para escapar de sus vecinos, unos “cazadores de cabezas” más agresivos. Hoy se dividen en penan orientales y penan occidentales y, en cierta medida, difieren cultural y lingüísticamente.



Mongabay: ¿Qué es lo que distingue a los penan de Alto Baram?



Gavin Bate:Los penan de Alto Baram eran nómadas cuando empezaron a llegar los misioneros a principios de la década de los años 60 y aún hoy pasan mucho tiempo en el bosque, cazando y recolectando alimento comestible y plantas medicinales que les son substanciales. Conscientes de la importancia de sus bosques para el futuro de su salud, riqueza y cultura marginada, las comunidades han logrado mantener intactos, hasta ahora, extensos sectores de sus tierras tradicionales pese a la masiva destrucción que ocurre en otras áreas de la isla de Borneo.


Bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.

Como lo describió un anciano penan: “Como nómadas cazadores y recolectores, nosotros, el pueblo penan, hemos estado recorriendo por siglos los bosques tropicales de la región de Alto Baram. Aunque nos asentamos y comenzamos a vivir como agricultores desde fines de la década de los años 50, todavía dependemos de los bosques para abastecernos de alimento, de materia prima como el ratán para la artesanía, de plantas medicinales y de otros productos de la jungla. Todo nuestro patrimonio cultural está en el bosque y necesita ser preservado para las futuras generaciones.”



Mongabay: ¿Cómo han logrado estos penan mantener a leñadores y a otros comerciantes fuera de su tierra?



Gavin Bate: Operaciones madereras a gran escala arribaron al Alto Baram hace 20 años. Contando con la previsión de varios ancianos de la aldea se acordó unir a las aldeas que estuvieran dispuestas, donde y cuando fuese necesario, para “bloquear” con barreras humanas los caminos de acceso de los leñadores. Estos bloqueos a veces duraban meses y algunos de sus participantes sufrieron cárcel y castigos a manos de las autoridades. Buscando atraer la atención del mundo externo a su apremiante situación, las comunidades reclutaron a varias organizaciones de ultramar para aumentar la atención de la prensa en sus problemáticas.



Con las mejoras tecnológicas de los últimos 10 años se elaboró mapas por todo lo largo y ancho de las tierras tradicionales—que el gobierno estatal aún no reconoce—y se marcó los sitios importantes de sepulturas y otras áreas de valor histórico y cultural. Se espera que estos mapas prueben en última instancia que las tierras son suyas, eliminando la actual noción de “terra nullius”.



En 2009, 17 aldeas penan en Alto Baram inauguraron el Parque de Paz penan—un área de 163.000 hectáreas de bosque primerio y secundario que las comunidades acordaron reservar y salvaguardar de la tala intensiva a gran escala y de la conversión a plantaciones de aceite de palma. Estos son bosques que deberían ser parte de la iniciativa transfronteriza Corazón de Borneo, del Fondo Mundial de Vida Silvestre (World Wildlife Fund) —la iniciativa transfronteriza de conservación más grande del mundo. El que esto ocurra o no está por verse.



Como tales, estos bosques, pese a las presiones de la caza, aún son ricos en muchas de las especies claves de flora y fauna de Borneo, como el orangután, el gibón y el leopardo nebuloso. Como son pocos los estudios científicos de estos remotos bosques y montañas, se mantiene la singular posibilidad de descubrir especies nuevas para la ciencia.



Hace muy poco se reconoció los esfuerzos de estas comunidades por establecer un nuevo programa comunitario de turismo, llamado en términos generales Picnic con los penan. El programa cuenta al presente con 5 aldeas pero se espera que más se vayan sumando conforme aumente el interés.



Estas aldeas formaron KOPPESS—(Komunity Operation program of the Penan of the Upper Selungo river o Programa operativo comunitario de los penan del Río Alto Selungo). Desde un principio KOPPESS recibió valioso apoyo y ayuda de los miembros de la organización Mescot en Sabah. MESCOT entregó gratuitamente su tiempo y pericia para ayudar a un programa que consideran hermano en Sarawak.



Mongabay: ¿Nos puede hablar del programa de reforestación?


Penan junto a un árbol maduro. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Penan junto a un árbol maduro. Foto cortesía de: Gavin Bate.

Gavin Bate: Las áreas que circundan las aldeas, y también tierras más lejanas que eran bosque virgen, fueron muy afectadas por los grandes incendios que trajo el fenómeno de El Niño en 1998, que se extendió por todo el Sureste de Asia. Grandes sectores, mayormente de bosque secundario, fueron destruidos y se quedaron sin árboles “madre” o árboles hospederos. De dejar los bosques en esta condición, necesitarían décadas para recuperarse por medios naturales.



A fines de 2009 se observó que el área de Ulu Baram estaba por experimentar uno de los fenómenos de fructificación sincrónica de los bosques tropicales. Aún no se entiende exactamente este fenómeno de los dipterocárpeos y de otras especies de árboles pero el resultado de este proceso es que se puede recolectar fácilmente miles de miles de semillas de alta calidad de bosque primario.



Como tal, se vio que esta fructificación era una oportunidad demasiado buena para dejar pasar— quizás tendrían que transcurrir otros 6 a 10 años antes de darse otra oportunidad similar.



Se buscó fondos iniciales para los primeros tres años y, rápida y fortuitamente, se los encontró mediante nuestra organización, llamada Moving Mountains. Moving Mountains es el brazo benéfico de nuestra empresa del RU de viajes de aventura, llamada Adventure Alternative. Fue justo en la época en que Moving Mountains buscaba activamente un proyecto en algún bosque tropical húmedo para añadirlo a los programas de montaña y desierto/sabana que ya tenía en Nepal y Kenia.



Las tasas de pago por recoger, hacer germinar y plantar las semillas fueron acordadas por la comunidad.



El objetivo de medio término (15-20 años) del programa es brindar a las aldeas acceso fácil a la madera que requieren para sus necesidades personales, asegurando así que los bosques de árboles grandes que custodian—realmente antiguos y cada vez más raros—no estén sujetos a la presión por extraer o al aliciente de extraer de las próximas generaciones.



MESCOT, considerada pionera en reforestación a lo largo del Kinabatangan, su ubicación ribereña, proporcionó valiosos consejos y planes desde un inicio.



Los primeros tres meses se los empleó recogiendo más de 20.000 semillas de bosques cercanos y trasplantándolas a viveros recién construidos para hacerlas germinar. Al principio hubo algunos errores y contratiempos que impidieron germinar a unas 5.000 semillas pero se las remplazó. Hasta fines de 2011, dos aldeas con un poco más de 200 personas habrán plantado casi 14.000 árboles. El desconcierto inicial de la mayoría de los comunitarios (‘estamos rodeados de arboles, ¿para qué querríamos plantar más?’) fue remplazado por una sensación de orgullo y la comprensión de que el programa tiene beneficios a largo plazo, tanto financieros como culturales. Se espera que a largo plazo los bosques antiguos y nuevos que guardan las comunidades puedan ser reconocidas a nivel mundial por su valor global de carbono.


Mongabay: ¿De dónde vienen las semillas? ¿Cuáles especies son importantes?


Una orquídea desconocida en el bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Una orquídea desconocida en el bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.

Gavin Bate: Todas las semillas fueron recolectadas de los bosques primarios/hospederos más cercanos a la aldea. La mayoría de las especies plantadas fueron Kapor, Meranti y unas cuantas semillas de otras especies de Shorea.



Mongabay: ¿Como está progresando la plantación de árboles? ¿Cuáles son los planes futuros para esta reforestación?



Gavin Bate: Hasta septiembre de 2011 se había plantado aproximadamente 12.000 árboles nuevos, y las parcelas piloto de diciembre de 2010 han crecido más de 2 metros en 10 meses, con una tasa de mortalidad muy alentadora de sólo 5 a 10 por ciento—frente a la que a veces llega al 50 por ciento. Hasta fines de 2011 se debería haber plantado 14.000 árboles. Al mismo tiempo se recogerá nuevos pimpollos del bosque y se los hará germinar en los viveros de árboles para prepararlos para la plantación de 2012—se espera llegar a plantar 20.000 hasta 2012.



Si se encuentra financiamiento, el proyecto podrá extenderse a otras aldeas. También se espera aumentar la cantidad de especies e introducir otros valiosos productos de bosque que reporten ingresos, como café, resinas y vainilla.



Se espera que KOPPESS pruebe ser el primer programa de reforestación sostenible a largo plazo en Sarawak y que demuestre a las empresas que quieren incursionar en tierras tradicionales que las comunidades no sólo quieren que sus bosques permanezcan intactos sino que están dispuestas a plantar nuevos árboles aunque por otras partes se los derribe.



Mongabay: Los penan también comenzaron una iniciativa de turismo a pequeña escala en la región. ¿Cómo ayudará esto a la comunidad?



Gavin Bate: Asegurará que se conviertan en partes interesadas en una iniciativa que les traerá ingresos y una ruta al mercado, y en el futuro les permitirá tener una ingreso sostenible para la cooperativa, lo cual a su vez les permitirá invertir en los proyectos que hoy financia una entidad benéfica. La perspectiva general es la del comercio para apoyar el desarrollo con objetivos a largo plazo.



Mongabay: ¿Qué es lo que los viajeros pueden esperar cuando se quedan con los penan?



Gavin Bate: Una visión realmente auténtica y fascinante de las vidas de los moradores originales de la jungla y una oportunidad de ver con sus propios ojos el efecto de la tala indiscriminada en el campo y en la gente que allí vive. Tendrán la oportunidad de hacer un aporte personal a un programa que está abordando el problema para esta gente.



Mongabay: ¿Cómo puede el público en general ayudar al pueblo penan de Sarawak?



Gavin Bate: Apoyando a Moving Mountains Trust y haciendo donaciones a una entidad benéfica que ya tiene infraestructura y acceso a la gente local adecuada para asegurar que los fondos vayan al proyecto, sin costos administrativos ni pérdida alguna para el programa.







El bosque tropical bloqueado de los penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.





Comunitarios penan y turista plantando un árbol. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Comunitarios penan y turista plantando un árbol. Foto cortesía de: Gavin Bate.






Turista posa junto a una planta única en el bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Turista posa junto a una planta única en el bosque tropical penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.






Un verdadero picnic con los penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.
Un verdadero picnic con los penan. Foto cortesía de: Gavin Bate.


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