Se halló evidencia de un pueblo indígena que vive en “aislamiento voluntario” en un lugar remoto de la Amazonía, allí donde un sacerdote católico italiano hace campaña para que el gobierno peruano construya una carretera. El descubrimiento es controversial porque el sacerdote cuestiona la existencia de dicho pueblo – al cual a veces se aplica el término “aislado” – que vive sin establecer contactos regulares con gente de afuera.
La organización indígena Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) y el Servicio Nacional peruano de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SERNANP) encontraron pruebas en julio, durante una expedición por la región del Madre de Dios.
“Hallamos considerable evidencia que demuestra conclusivamente la existencia de un pueblo indígena en aislamiento voluntario,” se lee en una declaración de FENAMAD del 30 de julio. “El área en que se encontró la prueba coincide con la ruta propuesta en el Decreto 1035 para construir una carretera entre Puerto Esperanza e Iñapari.”
Según la declaración de FENAMAD se encontró la primera evidencia en una concesión maderera adyacente a una reserva establecida en 2002 para el pueblo en aislamiento, aproximadamente a 13 kilómetros del lindero este de la reserva, a sólo seis kilómetros de un campamento que usan leñadores.
La expedición fue topándose con más pruebas conforme se acercaba a la reserva, principalmente “señales de senderos que usa el pueblo indígena en aislamiento voluntario.” La última prueba, a sólo seis kilómetros de la reserva, fue un tallo de tres metros de largo que bloqueaba el paso.
“Esta es la forma característica en que un pueblo en aislamiento dice ‘No entren,” declara FENAMAD.
La declaración de FENAMAD subraya el peligro para los grupos en aislamiento, que no se limita a la carretera sino que incluye a los leñadores que operan a tanta cercanía.
“Esta evidencia muestra que sus territorios tradicionales se extienden más allá de los linderos de la reserva y abarcan áreas que se han abierto a la tala,” dice Jorge Payaba, director del Programa de FENAMAD para Pueblos indígenas en aislamiento voluntario. “Demandamos que se detengan las actividades forestales en zonas colindantes con la Reserva, y se haga efectiva su ampliación de acuerdo a la territorialidad real de los indígenas.”
SERNANP, parte del Ministerio peruano del Medio Ambiente, declaró públicamente el 3 de agosto que la expedición probó la existencia del pueblo en aislamiento. No se pudo conversar con el sacerdote F. Miguel Piovesan, quien cuestiona dicha existencia, para conocer su opinión. Piovesan, quien tiene a Puerto Esperanza en la región peruana de Purús como su base de acción, ha estado promoviendo la carretera en su revista parroquial, en la Internet, por la radio y en las misas de la iglesia local.
“FENAMAD dice la suerte de cosas que sólo dicen quienes no ha visitado Purús,” dijo un vocero de Piovesan cuando se le preguntó sobre los recientes hallazgos. “Los esfuerzos por proteger al pueblo en aislamiento tienen un efecto negativo en nosotros, los que no estamos aislados.”
A Puerto Esperanza solamente se puede llegar por avión; así de distante está del resto del país. De acuerdo a Piovesan, a quien apoyan algunos habitantes locales, la carretera mejoraría significativamente la economía de Purús.
Algunos miembros del congreso peruano también apoyan la carretera. Se presentó un proyecto de ley que la declara de ” interés nacional” pero varios ministerios, incluyendo el de Transporte, se manifestaron en contra de la carretera.
De construirse, la carretera atravesaría el parque nacional más grande del Perú, respaldado por WWF, la reserva de pueblos en aislamiento, unas comunidades indígenas y la reserva comunitaria que éstas usan.
“Se documentó extensamente la evidencia de la existencia de un pueblo indígena en aislamiento en la región para la cual se proyecta construir la carretera Purús-Iñapari,” dice Jorge Herrera, de la oficina de WWF en Perú. “Lo que encontraron SERNANP y FENAMAD lo corrobora.”
FENAMAD y otras organizaciones indígenas en Perú, incluyendo la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) y la Federación de Comunidades Nativas de la Provincia de Purús (FECONAPU), así como organizaciones internacionales que incluyen a Survival International [Supervivencia Internacional] y Upper Amazon Conservancy [Conservación de la Alta Amazonía], se pronunciaron en contra de la carretera.
Argumentan que, además del posible efecto sobre el pueblo en aislamiento, la carretera devastaría el bosque tropical y estimularía la extracción ilícita de recursos, como la tala, la minería, la caza furtiva y el narcotráfico.
Piovesan ridiculizó e insultó a algunos oponentes; FECONAPU quiere que se lo saque de su cargo.
Por lo menos dos grupos en aislamiento se verían afectados por la carretera, a uno de ellos se lo conoce como Mashco-Piro. Vulneraría sus derechos según la ley internacional, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, y los llevaría a entrar en contacto con otros pueblos, a riesgo de ser diezmados por falta de defensas inmunológicas.
Hay un total de 15 grupos indígenas en aislamiento en Perú y todos viven en las áreas más remotas del bosque tropical.
La evidencia de su existencia es abundante y fue recolectada durante muchos años por organizaciones indígenas, organizaciones internacionales y antropólogos, entre otros.
Incluye evidencia física, como restos de comida, jardines, fogatas y campamentos abandonados, flechas, senderos, tallos o lanzas bloqueando vías, y ocasionales avistamientos o encuentros que, en algunos casos, quedaron registrados en fotografías o en cintas de video.
Algunos medios de comunicación y ONGs les llaman “aislados” pero se cree que la mayoría, si no todos, son supervivientes de contactos anteriores en los que muchos de sus miembros fueron asesinados o diezmados por enfermedades, razón por la cual ahora optan por un “aislamiento voluntario.”
Vista aérea de la Amazonía peruana. Foto por: Rhett A. Butler.