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Existen “pruebas contudentes” que demuestran un vínculo entre las olas de calor extremas, las inundaciones, las sequías y el cambio climático



El mapa de la NASA muestra anomalías en la temperatura registrada en el periodo del 13 al de 19 marzo de 2012 en comparación con el mismo período de ocho días durante los últimos 12 años, de acuerdo con los datos obtenidos por el Espectroradiómetro de imágenes de media resolución (MODIS, por sus siglas en inglés), un instrumento científico lanzado en órbita terrestre por la NASA a bordo del satélite Terra. Haga clic aquí para ampliar.




Mientras América del Norte se recupera de lo que el meteorólogo Jeff Masters ha denomidado “la ola de calor de primavera más tremenda que se ha registrado en la historia de EE.UU. y Canadá”, un nuevo documento argumenta que el cambio climático desempeña un papel de vital importancia en un mundo que, cada vez con mayor frecuencia, se ve azotado por condiciones climáticas extremas. El informe, publicado en Nature Climate Change, revisa estudios recientes sobre el cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas y concluye que los datos revelan que existe un “fuerte vínculo” entre el calentamiento global y la frecuencia e intensidad de las sequías, las inundaciones y las olas de calor, como la que provocó que el invierno se viviese como un verano en los EE.UU.



“La cuestión es si estas condiciones meteorológicas extremas son una coincidencia o una consecuencia del cambio climático”, declara el autor principal, Dim Coumou, junto con el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), en un comunicado de prensa. “Generalmente, no se puede demostrar que el calentamiento global sea el responsable de fenómenos climáticos individuales, pero, si se suman todos ellos, su relación con el cambio climático es evidente. No es una cuestión de sí o no; es una cuestión de probabilidades”.



Coumou y otros climatólogos han comenzado a decir la probabilidad de que ocurran estos fenómenos climáticos extremos es como jugar con “dados trucados”. En otras palabras, antes de que la Tierra se viera afectada por el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos ocurrían dentro de las normas estadísticas históricas, pero ahora están ocurriendo con mayor frecuencia a medida que el cambio climático ha quedado”fijado” al clima causando fenómenos cada vez más extremos.



Según Coumou, “al lanzar los dados, el número seis tiene probabilidades de salir, aunque no puedes saber cuándo. Pero ahora sale mucho más a menudo, ya que hemos cambiado los dados por unos trucados. ”



En cuanto a la reciente ola de calor de primavera sufrida en los EE.UU., durante la cual se rompió la continuidad de más de mil registros de temperatura, los investigadores escriben en un blog de seguimiento que “la probabilidad de que se registren temperaturas desorbitadas aumenta en gran medida debido al calentamiento global. Pero cuanto más sorprendente es un registro, mayores son las sospechas que no hacen pensar que las causas se deben a comportamientos no lineales, algo que podría aumentar aún más la probabilidad de sucesos como este”. Las respuestas no lineales son datos de entrada que no son directamente proporcionales a los aumentos de temperaturas fijados como promedio; es decir, el mero hecho de que el clima haya aumentado como media unos 0,8 grados Celsius (1,44 grados Fahrenheit) no significa que otras respuestas no vayan a implicar un aumento de las temperaturas mucho más elevado.



Coumou y Stefan Rahmstorf, coautor del informe junto con PIK, señalan que existen tres tipos de pruebas que permiten vincular el cambio climático con fenómenos meteorológicos extremos: la física, la estadística y los modelos informáticos.



La física del cambio climático predice, lo que no es de extrañar, que los registros de calor se romperán con mayor frecuencia que los registros de frío. Además, como el aire caliente provoca más evaporación que el frío, se espera que la sequía también aumente en algunos lugares. Por el contrario, el cambio climático aumentará la probabilidad de inundaciones y megatormentas de nieve porque el aire más cálido es más húmedo.



El análisis estadístico indica un aumento en los registros de fenómenos meteorológicos; por ejemplo, el documento señala que “en la última década se ha producido un número inusual de fenómenos climáticos extremos sin precedentes, algunos de los cuales han causado gran sufrimiento humano y daños económicos.” Por su parte, los modelos computacionales permiten a los investigadores observar interacciones complejas en el sistema climático y calcular la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos a causa del cambio climático.


Fenómenos extremos (y destructivos)



En los últimos años se ha venido produciendo una serie de fenómenos meteorológicos extremos de carácter destructivos y mortal. Muchos de ellos han sobrepasado con creces todos los registros anteriores; algunos incluso los han roto por completo.



Según dicho informe, en 2003, Europa sufrió la peor ola de calor de los últimos 500 años. Decenas de miles de personas murieron en la ola de calor. Siete años más tarde, Rusia vivió el verano más caluroso de su historia. Las sequías y los incendios que siguieron diezmaron un tercio de la cosecha de trigo de Rusia, lo que provocó que el país tuviese que declarar una moratoria sobre las exportaciones de trigo. El año pasado, Texas sufrió una sequía masiva (la peor desde que empezaron a registrarse estos datos en 1895), que provocó importantes pérdidas de hasta casi ocho mil millones de dólares estadounidenses en el sector de la ganadería y la agricultura, así como incendios forestales masivos y escasez de agua. La sequía con mayor costo humano, sin embargo, fue la vivida en el este de África el año pasado. La ausencia prolongada de lluvias, que produjo la peor sequía de los últimos 60 años en la región, desató la hambruna en Somalia, donde murieron entre 50.000 y 100.000 personas, la mitad de las cuales probablemente eran niños menores de cinco años. Si bien la situación de hambruna se agravaba por la falta de Gobierno y la presencia de grupos terroristas, la sequía era causa última.



Según los climatólogos, “en los últimos años hemos presenciado un número excepcionalmente elevado de olas de calor, con temperaturas muy superiores a las registradas anteriormente, y esto ha tenido consecuencias muy destructivas en muchas partes del mundo. Varios estudios recientes indican que muchas, posiblemente la mayoría, de estas olas de calor no habrían ocurrido sin el calentamiento global”.



De todas ellas, la ola de calor vivida durante primavera en Estados Unidos podría ser la más benigna de todas; sin embargo, es probable que afecte a la humedad del suelo, los hábitos migratorios de la fauna silvestre y la agricultura, especialmente en los lugares donde después se produjeron fuertes heladas. Y lo que es peor, si esta primavera inusualmente calurosa también está conectada con el sorprendente número de tornados producidos a principios de año, el cambio climático también podría estar relacionado, al menos en parte, con los daños y muertes que han dejado a su paso los más de 200 tornados registrados en el centro de EE.UU.



Pero las olas de calor de este tipo no son exclusivas de la última década. Según el Banco Mundial, el año pasado, Tailandia sufrió la peor inundación registrada hasta la fecha, con unos daños totales superiores a los 45 mil millones de dólares estadounidenses. Durante el mismo año, Corea del Sur vivió su verano más lluvioso: las inundaciones sesgaron la vida de 69 personas en Seúl. Anteriormente, en 2010, Pakistán se vio afectada por unas lluvias sin precedentes con inundaciones de consecuencias catastróficas que afectaron a aproximadamente 20 millones de personas y causaron la muerte a unos 3.000. Tres años antes, Inglaterra y Gales experimentaron el verano más lluvioso desde 1766, con daños valorados en miles de millones de dólares.



El estudio señala que los investigadores aún no tienen claro cómo afecta el cambio climático a la frecuencia e intensidad de los huracanes, pero se sabe que “el calor antropogénico sin precedentes y las precipitaciones extremas son una realidad y están causando gran sufrimiento humano.”





CITAS: Dim Coumou and Stefan Rahmstorf. A decade of weather extremes. Nature Climate Change. 2012.




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