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Los gobiernos africanos y China deberán responder por el comercio de marfil que alcanza proporciones absurdas

Indian one-horned rhinos.
Rinocerontes indios de un solo cuerno. Foto: Rhett Butler.


The Royal Malaysian Customs acaba de anunciar la incautación de 24 toneladas de marfil en Port Klang. Esta es la más grande incautación de marfil en tránsito por todo el país. Las 1500 piezas de marfil provenían de más de 750 elefantes y se exportaban desde Togo, un pequeño país al oeste de África que posee menos de 200 elefantes. El marfil se escondía en containers que tenían en su interior cajas de madera que se elaboraban para que parezcan montones de madera aserrada. Las dos cajas fueron enviadas desde el puerto Lomé en Togo hasta China pasando por Argelia, España y Malasia. Richard Leakey, ex director de Kenya Wildlife Service (KWS) quien incendió las reservas del marfil de Kenia en 1989, se pronunció sobre este anuncio.


“Hemos estado advirtiendo que el comercio de marfil está fuera de control desde hace unos años. Esta incautación tuvo la misma magnitud de todo el marfil incautado desde África en el 2011 y representa la punta del iceberg. Si los gobiernos africanos y los contribuyentes no responden, ya no habrán más elefantes”


Bonadventure Ebayi, director ejecutivo del Tratado de Lusaka del Grupo de Trabajo en la Interpol africana para la vida silvestre, hizo eco de las declaraciones de Leakey. Él aseguró que no le sorprende en absoluto esta incautación, y predijo que mucho más está por venir. Virtualmente Togo no tiene un orden público al que referirse; en los círculos del narcotráfico aquello es considerado de puerto franco, declaró. China y Malasia exportan madera hasta este país desde otros países del África central. Él cree que el marfil proviene de algunos países del África central.










El decomiso de marfil en Malasia. Los colmillos estaban ocultos en un container destinados a verse como pilas de madera aserrada. Fotos © Elizabeth John / TRÁFICO

El tamaño de este envío revela que probablemente les tomó meses a los traficantes acumular esta cantidad de marfil que pasó de contrabando en pequeños botes. De acuerdo con Bonadventure Togo es muy conocido por su laxa autoridad y los traficantes de marfil evidentemente operaron sin ningún impedimento, además asegura que el problema es la corrupción. “No se harían envíos de 1 tonelada, ni de 500 kg de marfil por un puerto, sin corrupción,” declaró, además agregó que al gobierno togolés parece no importarle mucho que el comercio ilegal continúe en Lome. Al parecer los gobiernos de Malasia y China tampoco harán nada con respecto a esta incautación.


Aparte de una incautación de marfil en Singapur proveniente de algunos africanos, el cual fue devuelto a Kenia y más tarde incinerado, ninguna de las incautaciones de marfil africano en Asia ha sido devuelta a su país de origen. Las investigaciones no se llevan a cabo y no hay un sistema de monitoreo del contrabando. Al final del día Malasia será “dueño” del marfil.


La causa de este claro desliz en la investigaciones y el monitoreo del marfil ilegal es el dinero, o más bien, la falta del mismo. Las agencias del orden público de África no cuentan con recursos suficientes en términos de mano de obra, equipamiento y fondos tomando en cuenta el trabajo que se espera que realicen. Los sindicatos del marfil operan con mega presupuestos de diez o cientos de millones de dólares. Las agencias africanas del orden público, las cuales se supone que monitorean todos los puertos y toda la flora y fauna, están cortos de dinero.


Además, existe una falta de voluntad política general en los gobiernos afectados. Muchas agencias de vida silvestre en países africanos dependen del apoyo del Organismo de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, que es en sí mismo un organismo nacional estadounidense, no un organismo internacional. La Agencia de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos recibe financiamiento del gobierno norteamericano. ¿Por qué los gobiernos africanos no están financiando adecuadamente a sus agencias de vida silvestre? Los organismos internacionales y los organismos de la CITES invierten cientos de miles de dólares en el monitoreo de elefantes y en los informes escritos para las convenciones de la CITES; sus presupuestos a veces exceden a los presupuestos de los organismos del gobierno. Los informes a menudo muestran que el problema es la falta de la ejecución de las leyes en África. Este es un ejercicio de auto-persecución.


Hillary Clinton mostró su preocupación ante el congreso con respecto a la escala del comercio ilegal de flora y fauna en África, pero el silencio de las autoridades africanas es ensordecedor. Ninguno hizo eco de su llamado para abordar el problema.


Tenemos que reconsiderar nuestras prioridades en África.


Para revertir la situación, hay que trabajar mucho en:

  1. Cuantificar el impacto económico del comercio ilegal la flora y fauna africanas. . ¡Se estima que solo 10% de los recursos naturales exportados desde África son legales! No solamente se exportan ilegalmente elefantes y rinocerontes desde África a diario, muchos mamíferos, insectos, plantas, reptiles y aves también son exportados ilegalmente pero nadie se da cuenta de ellos porque estamos atentos a los elefantes y rinocerontes. De hecho, África está perdiendo la mayor parte de su riqueza natural por criminales y su patrimonio profusamente. Las agencias de vida silvestre suelen colocarse abajo en la escalera económica cuentan con recursos mínimos. El costo de proteger a estas manadas repercute en las ganancias, lo que afecta a los beneficios que de otro modo irían a las comunidades. El impacto de la caza furtiva al turismo ecológico emergente en grupos pone en peligro las inversiones y, por consiguiente los puestos de trabajo e ingresos.
  2. Reformar la ejecución de las leyes. La caza furtiva y el tráfico de marfil no son simplemente crímenes contra la vida silvestre que se consideren en muchos países como delitos menores. Estos son crímenes económicos que están sumamente asociados a la corrupción. Es necesario priorizar el tratamiento de los casos de crimen contra la vida silvestre como crímenes económicos y organizados. De esta manera se sensibilizará a las autoridades y se unirá a todas las agencias importantes a nivel nacional e internacional. Para ello se necesitará mucho dinero.
  3. Crear una comunicación y colaboración efectivas entre diferentes secciones de seguridad. Es de conocimiento general que el comercio de marfil y cuerno de rinoceronte es controlado por cárteles de alto nivel que también trafican con drogas, lavado de dinero, trata de personas y tráfico de armas. Se cree que los ingresos generados contribuyen a los conflictos armados que amenazan a las comunidades y tienen un impacto significativo en el turismo. Para encargarse del crimen contra la vida silvestre se tendrá que colaborar con organismos que se ocupan de hacer frente a la corrupción del tráfico de armas, lavado de dinero y otras formas de crimen organizado.
  4. Un monitoreo efectivo. El impacto de la caza furtiva de elefantes en África está poco documentado y debe reforzarse. Además las investigaciones de las incautaciones de marfil deben llevarse a cabo, se deben monitorear estas incautaciones y auditarse las reservas nacionales que pasan por África y Asia para asegurarse de que el marfil no escape a mercados ilegales.

Le pregunté al señor Ebayi si pensaba que el Memorándum de entendimiento mutuo entre Vietnam y Sudáfrica marcaría una diferencia en los rinocerontes y si debemos buscar un acuerdo con China en lo que se refiere al marfil. Él se preguntó en voz alta lo que una hoja de papel lograría. “En tanto no se haga frente a la cultura de consumo de marfil y cuerno de rinoceronte la demanda se mantendría”. Él pidió el fin de toda conversación y pruebas concretas de las acciones que se dieron lugar en el país.



Paula Kahumbu, nativa de Kenia, es la directora ejecutiva de WildlifeDirect. Ella ganó el National Geographic/Buffett award for conservation leadership in Africa 2011 y un National Geographic Emerging Explorer.



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