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El hambre de China por recursos naturales tiene grandes impactos ambientales en América Latina


Extracción de oro en el Amazonas peruano

La corta de bosque amazónico en Ecuador, las montañas niveladas en Perú, la sabana del Cerrado en Brasil convertidas en campos de soja y las áreas de exploración de petróleo en desarrollo en el cinturón del Orinoco en Venezuela.



Estos reportes recientes de degradación ambiental en América Latina pueden estar a cientos de millas de distancia unos de otros en diferentes países y por diferentes productos, pero todos tienen una causa común: la creciente demanda de commodities regionales por parte de China.



La nación más populosa del mundo se ha unido al ranking de los países ricos en Europa, América del Norte y el este asiático que por largo tiempo han consumido y contaminado de manera no sustentable. Esto ha llevado a lo que el autor Michael T. Klare llama “una carrera por lo remanente” y sus impactos son evidentes particularmente en el continente donde aún queda mucho sin explotar, con recursos naturales prístinos.



Inclusive más que África, América Latina se ha convertido en el foco más importante de Beijing en la búsqueda de commodities. Un estudio realizado por Enrique Dussel Peters, profesor en la Universidad Nacional Autónoma de Méjico, el año pasado, encontró que la región ha sido el destino dominante de las inversiones extranjeras directas de China –mayoritariamente por materias primas y por compañías gubernamentales grandes tales como Chinalco y CNOOC.


La creciente influencia de China en el Amazonas. Mongabay.com
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Un reporte publicado el año pasado en Environment, Development and Sustainability (Medio ambiente, Desarrollo y Sustentabilidad) realizado por tres investigadores brasileños, argumenta que la creciente demanda por recursos naturales de China está teniendo un impacto creciente en la selva más grande del mundo. Señalan que el hambre de minerales por parte de China está promoviendo la minería y la construcción de mega represas a lo largo de la región, mientras que la demanda por soja, madera, y carne está produciendo la degradación forestal y la conversión.



“El rápido incremento de las exportaciones de productos como la soja y la carne hacia China tiene consecuencias para la deforestación en el Amazonas que, mientras que parecen obvias, son sin embargo complejas de cuantificar e interpretar”, dicen los autores. “El impacto directo de la exportación de commodities es solamente la punta del iceberg en la influencia china en el Amazonas. Las ganancias en estas transacciones están fortaleciendo los intereses agroindustriales brasileros, con efectos profundos en las políticas internas, las cuales son reflejadas en los cambios legislativos y administrativos que debilitan la protección ambiental.”



Cita: Philip M. Fearnside, Adriano M. R. Figueiredo, and Sandra C. M. Bonjour (2012). Amazonian forest loss and the long reach of China’s influence. Environment, Development and Sustainability. DOI 10.1007/s10668-012-9412-2

Desde la crisis financiera del 2008, China se ha convertido en el mayor prestador de dinero a la región. En el 2010, proporcionó 37 billones de dólares en préstamos (24 billones de libras)- más que lo que proveyó el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Estadounidense de Importación–Exportación sumados. La mayoría de esto ha ido a los exportadores primarios- Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador- para la minería o la infraestructura para el transporte.



Los beneficios económicos han sido enormes. El comercio entre China y América Latina era tan solo de 10 billones de dólares en el 2000. En el 2011, llegó a 241 billones de dólares. Mientras que la distribución tuvo gran variación entre los países, esto ayudó a que América Latina evitara la peor crisis financiera y económica que apresó a la mayoría del mundo desarrollado y proporcionó ingresos adicionales para los programas de alivio a la pobreza, los que han disminuido la notoria desigualdad en la región. Esto también jugó un rol significativo en el apoyo a los gobiernos con tendencias izquierdistas, los cuales están buscando una alternativa a las prescripciones neo-liberales dictadas por Washington y Wall Street.



Venezuela y Ecuador, los cuales han sido incapaces de accede a los mercados de capital internacionales desde que no pagaron la deuda, han recibido préstamos cuantiosos de China. Argentina está buscando igual trato.



Pero el renunciar a un tipo de dependencia puede llevar a otra. El re pago de la deuda a China está garantizado por la venta de commodities a largo plazo, lo que implica un acuerdo de seguir explotando recursos – muchas veces con graves consecuencias para el medio ambiente y las comunidades indígenas.



“China está comprando recursos naturales a lo largo de todo el mundo. Estamos en el medio de un proceso de acumulación de recursos naturales por parte de ellos. En ese contexto, ellos le prestan dinero a Ecuador y el gobierno paga con petróleo mediante la venta anticipada. Nosotros nos hemos comprometido a venderles hasta el 2019,” dijo Alberto Acosta, el cual fue Ministro de Energía pero el que ha desafiado al gobierno del Presidente Rafael Correa. El estima que su país le deba a China aproximadamente 17 billones de dólares.



Valor de las exportaciones (en dólares americanos, FOB) de soja en Mato Grosso y hierro de Pará, Brasil, 2000-2010. Fuente: Research Data, MDIC. Cortesía de Fearnside et al (2012).



La naturaleza desequilibrada del comercio entre China y Latino América también es cuestionada porque mientras que es buena en términos del PBI cuantitativos, no ha sido tan beneficioso en la calidad del desarrollo. Los proveedores de commodities están encantados por la demanda china de sus exportaciones, pero los fabricantes se quejan de la inundación de productos chinos baratos que socavan la competitividad.



La presidenta brasilera, Dilma Rousseff, quiere cambiar la naturaleza de la relación de su país con China al poner más énfasis en la ciencia, la tecnología y la cooperación en la educación, así como también en la soja, el hierro y el petróleo. Esto se deduce del reciente crecimiento económico de Brasil que está enmascarado en la tendencia de desindustrialización, ya que los productores de bienes primarios aumentaron su representación en la porción del PBI del sector.



Méjico, el cual tiene menor cantidad de bienes primarios para vender pero tiene un mercado interno muy grande, ha realizado una de las críticas más agudas en esta tendencia, aunque lo ha hecho en privado.



“No queremos ser la próxima África de China,” dijo Neil Dávila, jefe de ProMéxico, una agencia de promoción de la inversión y comercio extranjero, y fue citado en un cable diplomático publicado por WikiLeaks. “Nosotros debemos ser dueños de nuestro propio desarrollo.”



La contaminación y la gran extracción de recursos no es nueva para América Latina, la cual ha sido tallada y explotada desde el arribo de Cristóbal Colón y Vasco da Gama. Y las firmas chinas no necesariamente son peores que las compañías privadas occidentales (Chevron está enfrentando un juicio por 19 billones de dólares por la contaminación del Amazonas ecuatoriano), pero son una fuente de presión adicional en una región que ya luce tensa por la presión medioambiental ejercida por el mundo entero.





China’s exploitation of Latin American natural resources raises concern


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