La conversión de los bosque en plantaciones de palmas de aceite en Borneo.
Los campos de cultivo en los trópicos se expandieron un promedio de 4,8 millones de hectáreas al año entre 1999 y 2008, aumentando la presión sobre las áreas forestales y otros ecosistemas, según detalla un estudio publicado en el periódico PLoS ONE.
Según apunta la investigación, la soja y el maíz son las plantaciones que más se expandieron respecto a la totalidad del terreno, seguidas por el arroz, el sorgo, el aceite de palma, las judías y el azúcar de caña. Los países que han añadido más superficies de nuevo cultivo han sido Nigeria, Indonesia, Etiopía, Sudan y Brasil.
Este estudio, en el cual participó un equipo internacional de investigadores liderado por Ben Phalan de la Universidad de Cambridge, encontró que las tierras de cultivo en los países tropicales suman un 10,7% de superficie, alrededor de un 10% menos que la cifra mundial que es de 12%. El arroz se trata del cultivo que más ha crecido en los trópicos, incluyendo los bosques lluviosos tropicales y los secos.
El artículo resalta los posibles impactos ambientales de la reciente expansión señalando que “algunos de los cultivos que se han expandido más en los últimos años ya son conocidos como causantes de la pérdida de diversidad biológica”, incluyendo la soja en el Amazonas y el Cerrado, el aceite de palma en Malasia e Indonesia, el azúcar de caña en Hawai y los bosques del Atlántico, además del maíz en los bosques secos de Madagascar. Este estudio también apunta que algunos cultivos – el sorgo, el caupí y el mijo – parecen atraer menos atención respecto a la protección del medio ambiente a pesar de que ocupan una amplia extensión de tierra convertida. Los autores de la investigación presentan algunas explicaciones:
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Existe una serie de posibles razones por las cuales algunos cultivos no han recibido mucha atención por parte de ecologistas. En primer lugar, el área se trata de un representante incompleto para medir el impacto. El café, por ejemplo, ocupa un área relativamente pequeña (el 8% de esa parte está ocupado por plantaciones de arroz en los países tropicales), pero este tiende a remplazar hábitats con una biodiversidad de gran valor. Las tierras áridas tropicales acogen a especies únicas, sin embargo estas no son especies endémicas en la escala de los bosques tropicales, de este modo, en cuestión de hectáreas, los cultivos en las tierras áridas puede que provoquen un menor impacto en la biodiversidad que los cultivos en los climas húmedos. En segundo lugar, la mayoría de los cultivos menos habituales son normalmente labrados en pequeña escala por granjeros, más que por grandes empresas a escala industrial. En consecuencia, estos cultivos no tienen una clara vinculación con los consumidores de los países occidentales. Se han organizado algunas campañas para atraer a las redes de proveedores de materia prima de las grandes empresas proveedoras que venden al mercado minorista europeo y norteamericano como herramienta clave para reducir los impactos medioambientales que provocan las materias primas, como por ejemplo la producción de aceite de palma, el café o el cacao.
Este estudio también ha llevado a cabo un pronóstico de las áreas que son vulnerables a ser convertidas en el futuro debido a su gran potencial como zonas de cultivo. Estas incluyen algunas áreas con prioridad en la conservación de su biodiversidad como por ejemplo África central, el norte de Australia, algunas regiones de la cuenca del Amazonas, el Chaco paraguayo, las sabanas del Sahel y el este de África. Los autores remarcan que la preservación de estos lugares mientras se atienden las demandas de materia prima esperadas será un gran reto.
“Será difícil reducir las amenazas contra la biodiversidad si no se refuerzan las políticas públicas, como por ejemplo el uso de las tierras a nivel nacional para establecer la frontera agrícola que se encuentra alrededor de los últimos grandes espacios de naturaleza salvaje que quedan a través de una apropiada planificación estratégica que recoja el uso de la tierra, como también proyectos de infraestructura, la mejora de las regulaciones sobre la adquisición de los grandes terrenos internacionales y por último, la designación de áreas protegidas” , así han detallado.
Sin embargo, los investigadores mencionan algunas razones para tener esperanza que incluyen iniciativas del sector privado como por ejemplo: mesas redondas en tema de certificados y materia prima, el potencial que tendría un crecimiento más sostenible junto a un menor consumo, la valoración de servicios ecosistémicos a través de mecanismos como el programa Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (también conocido como Programa REDD +), la eliminación del derroche en subsidios contraproducentes para combustible biológico y por último, la estimulación de la productividad de los cultivos.
Cita bibliográfica: Phalan B, Bertzky M, Butchart SHM, Donald PF, Scharlemann JPW, et al. (2013) Crop Expansion and Conservation Priorities in Tropical Countries. PLoS ONE 8(1): e51759. doi:10.1371/journal.pone.0051759