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Conservación sin supervisión: un grupo comunitario peruano crea y patrulla su propia área protegida




“Las poblaciones rurales no asumen una posición pasiva ante agentes externos de conservación sino que son proponentes y ejecutoras activas de sus propias iniciativas de conservación.”—Noga Shanee, Directora de Proyectos de Neotropical Primate Conservation (NPC), en entrevista para mongabay.com.


Cuando pensamos en áreas de conservación se nos vienen a la mente los Parques Nacionales icónicos supervisados por personal gubernamental de uniforme o las áreas silvestres adquiridas y operadas desde lejos por grandes organizaciones donantes, como The Nature Conservancy, Wildlife Conservation Society, WWF o Conservación Internacional. Mas ¿qué sucede con los ecosistemas y con la vida silvestre en áreas en donde el gobierno no tiene presencia alguna y a las que no llega dinero para su protección? Esta es la historia de una comunidad rural peruana que se tomó los asuntos de conservación en sus propias manos, con un poco de ayuda de una dedicada pareja investigadora de primates, para proteger un bosque nuboso sumamente biodiverso.



El 22 de noviembre de 2012, el pueblo de Líbano en los Andes peruanos celebró el lanzamiento de la Reserva de Hocicón, formada con un innovador modelo de conservación acorde a la ley federal, que permite a las organizaciones campesinas (en este caso, las Rondas Campesinas) administrar tierras localmente. La nueva reserva protege un área de bosque tropical nuboso en los Andes, en uno de los biomas más diversos de la Tierra y hogar a muchas especies únicas y en peligro de extinción, incluyendo el mono nocturno endémico a los Andes (Aotus miconax), el mono araña de vientre blanco en riesgo de extinción (Ateles belzebuth), jaguares, tapires y muchas especies más. Hocicón, un área protegida de 505,9 hectáreas, está en el lindero entre la región del Amazonas y la de San Martín—dos de las regiones de mayor densidad poblacional en el Perú, con algunas de las mayores tasas de deforestación en el país. La población rural en estas regiones es predominantemente mestiza, una mezcla indígena y europea que, como la vida silvestre nativa, también está en peligro de extinción debido a la inseguridad de las tierras y a recursos naturales que se hallan degradados.



Noga y Sam Shanee colaboraron con asistencia técnica a la creación de la reserva de Hocicón. Marcos Díaz Delgado, líder rondero, fue instrumental en la creación de la reserva. Foto cortesía de NPC.
Noga y Sam Shanee colaboraron con asistencia técnica a la creación de la reserva de Hocicón. Marcos Díaz Delgado, líder rondero, fue instrumental en la creación de la reserva. Foto cortesía de NPC.

Noga Shanee y Sam, su esposo, de la organización Neotropical Primate Conservation (NPC), trabajan primariamente en el Perú para apoyar la conexión entre comunidades y conservación, y viven la mayor parte del año en un lugar no muy distante a la reserva de Hocicón que ayudaron a crear. “Creamos NPC como resultado de nuestra experiencia como especialistas en conservación y porque necesitábamos hallar soluciones eficientes a la grave situación en la que encontramos al mono lanudo de cola amarilla y a su hábitat,” le dijo Noga a mongabay.com.




El trabajo de los Shanees en conservación de primates los acercó a la población del lugar y allí se les hizo claro que quizás la mejor forma de proteger la naturaleza era apoyando los esfuerzos de los grupos comunitarios de base. En los últimos años han estado brindando asistencia administrativa para registrar siete áreas de conservación ante el gobierno local y el nacional, y luego ayudaron a establecer la reserva de Hocicón a cargo del grupo Ronda Campesina en Líbano. Mediante NPC ofrecen apoyo técnico a la población de Líbano (equipo GPS, mapeo SIG, evaluación biológica básica y la elaboración de un informe básico), asesoría para cuantificar la importancia ecológica del área y ayuda en asuntos legales.



Dicha asistencia es necesaria porque, según las exigencias gubernamentales para proyectos de conservación, “quienes los inician localmente deben ejecutar planes de actividades económicas y de mantenimiento de la reserva; planes que involucran factores para los cuales mucha gente campesina no tienen capacidad ni/o recursos,” escribió Noga Shanee en un artículo a publicarse que detalla su trabajo de campo y los muchos obstáculos que hacen que a los grupos comunitarios locales se les haga prohibitivo establecer áreas protegidas oficiales. “Las principales restricciones que se hallaron a las iniciativas campesinas de conservación fue la falta de acceso al apoyo de instituciones gubernamentales y no gubernamentales, y a los recursos económicos que se necesitan para los extensos trámites burocráticos de registrar estas áreas protegidas.”



El mono andino nocturno (Aotus miconax) es endémico a los bosque peruanos que están siendo protegidos, no por el gobierno ni por grandes ONG sino por comunidades locales. Foto por: Andrew Walmsley/NPC.
El mono andino nocturno (Aotus miconax) es endémico a los bosque peruanos que están siendo protegidos, no por el gobierno ni por grandes ONG sino por comunidades locales. Foto por: Andrew Walmsley/NPC.


Noga Shanee dice que el problema más grande es la desconexión entre el deseo de conservación que expresa el estado y el proceso excesivamente restrictivo que establece para realizarla.



“El estado peruano se presenta como entusiasta promotor de la conservación y de la participación pública en temas medioambientales y se enorgullece de la legislación que da espacio a la conservación privada y comunitaria,” anota, “pero en nuestra experiencia, el proceso de registro legal de las áreas de conservación operadas por iniciativa privada es extremadamente complicado, costoso y lento. Requiere de equipos de especialistas y cuesta un promedio de $20.000 dólares estadounidenses, lo que únicamente cubre el registro inicial del área. Al arduo proceso de iniciar esfuerzos de conservación no le sigue el apoyo gubernamental; todo lo contrario, le siguen exigencias de informes e inversiones económicas adicionales. Por ende, este proceso es inaccesible para la mayoría de la población rural, da pie a inequidad y desperdicia oportunidades de participación local y eficiencia en conservación…la mayoría de la gente de la localidad no está en condiciones de crear sus propias reservas y necesita la ayuda de las ONG. El crear estas reservas, desde elaborar la propuesta hasta esperar por el registro, toma de 1,5 a 5 años. Entretanto, la tierra está legalmente desprotegida y expuesta a otros usos, lo que en algunos casos ha llevado a conflictos.”



Un efecto de este proceso, caro y prolongado, es que la gente que no es experta, los grupos pequeños y quienes no tienen conexiones con funcionarias(os) gubernamentales u ONG influyentes quedan excluidas del proceso de establecer reservas.



“Aunque localmente se piensa que una extensa cooperación interinstitucional sería la mejor forma de cooperación regional efectiva, la cooperación es rara, principalmente debido a una competitividad ligada a presiones económicas,” escribió Shanee.



Lanzar reservas comunitarias desde las bases ha probado ser una gran forma de superar estos obstáculos burocráticos mientras se combate una miríada de amenazas, tanto a animales como a la gente del lugar.



Ronderos votan por crear la Reserva de Hocicón. Foto por: Noga Shanee.
Ronderos votan por crear la Reserva de Hocicón. Foto por: Noga Shanee.


“Esta área sufre de mucha deforestación atizada por la inmigración, la construcción de carreteras, las industrias extractivas, las represas hidroeléctricas, la ganadería y, últimamente, el auge de las plantaciones de aceite de palma. La Ronda Campesina [el grupo comunitario que lanzó la reserva] viene protestando desde hace años contra este modelo de desarrollo (promovido activamente por el gobierno) que es tan destructivo para los hábitats naturales y las sociedades rurales,” le dijo Noga Shanee a mongabay.com.



Dichas amenazas surgen de varios actores, según Shanee, incluyendo al gobierno federal, las corporaciones internacionales e inclusive la propia gente campesina [agricultoras y agricultores].



“Hay severas presiones económicas y sociales que obligan a la gente campesina a dedicarse a prácticas insostenibles,” escribió Noga Shanee en un artículo reciente.



Ranita de Sarayacu (Dendropsophus sarayacuensis) en la región. Nestor Allgas Marchena/NPC.
Ranita de Sarayacu (Dendropsophus sarayacuensis) en la región. Nestor Allgas Marchena/NPC.

En su tesis de doctorado sobre el tema, escrito para la Universidad de Kent en el Reino Unido, Noga Shanee sintetizó, “los actuales esfuerzos de conservación están lejos de ser suficientes para compensar las crecientes amenazas que enfrentan” y añadió ” la eficiencia de las intervenciones en conservación se ve obstaculizada por una amalgama de agendas contradictorias, luchas de poder, soluciones superficiales y espectaculares, y perjuicios contra las poblaciones rurales” en tanto “las inmensas presiones que afectan a las poblaciones humanas se transforman directamente en procesos ecológicamente degradadores.”



El modelo de conservación del Hocicón no es la típica solución de conservación a estos problemas. En contraste con oficiales de uniforme en parques que saludan a quienes visitan o con equipos de biólogos extranjeros, bien pagados, que monitorean a las poblaciones de vida silvestre en el campo, estas reservas son extensiones orgánicas de la comunidad—controladas y patrulladas por la propia gente que vive en la localidad. Proyectos así generan, según Shanee, “un sentimiento de orgullo e inclusión entre las campesinas y los campesinos que los implementan.”



Las Rondas disfrutan de derechos legales específicos en la sociedad peruana debido a las demandas, tradicionales y de larga data, de los pueblos indígenas por tierras y también debido a grandes áreas del territorio que no están supervisadas por el gobierno ni por ONG.




“Las áreas en las que estamos trabajando y viviendo (los departamentos del Amazonas y de San Martín en el norte del Perú) están totalmente abandonadas por el gobierno y estarían en total anarquía si no fuese por las Rondas…La Ronda Campesina (patrullaje campesino) es una red de organizaciones civiles autónomas que buscan protegerse,” explica Shanee. “Vigilan y aplican justicia civil en agro peruano que no tiene suficiente control estatal.”



El colibrí real (Heliangelus regalis) figura En Peligro en la Lista Roja de UICN. Foto por: Sachar Alterman/NPC.
El colibrí real (Heliangelus regalis) figura En Peligro en la Lista Roja de UICN. Foto por: Sachar Alterman/NPC.



Las bases de una Ronda las puede organizar cualquier población (comunidad, pueblo o villorrio). En todo el país, la Ronda tiene más de medio millón de miembros activos en más de 5.000 bases, principal pero no únicamente en el norte del Perú, y resuelve unos 180.000 casos de justicia civil por año. Las Rondas también protestan contra peligros ecológicos externos, como las operaciones contaminantes de la minería. Conforme a la tesis de Noga Shanee, “con su crítica y su ejemplo, las Rondas exigen tanto al gobierno como a las ONG que actúen por la conservación con más eficiencia y moralidad.”



Sam Shanee, también de NPC, dice que el propósito del gobierno autónomo de la Ronda es puramente de protección. “La ronda es básicamente un grupo vecinal de guardia o ronda en la mayoría de los pueblos (Yo mismo soy un ‘rondero’ en el pueblo en el que vivo). Todo lo que este nuevo enfoque implica en su forma más básica es un grupo de gente del pueblo (o todo el pueblo) que se reúne y decide proteger un área de bosque u otro hábitat natural cerca de donde viven… no se ha hecho uso alguno de la fuerza para crear esta primera ARCA y la Ronda no es realmente una organización miliciana salvo cuando necesita serlo, por ejemplo, ante el terrorismo, los carteles de la droga, la minería/tala ilícita, etc.”



Mono araña de vientre blanco (Ateles belzebuth). Foto por: Shachar Alterman.
Mono araña de vientre blanco (Ateles belzebuth). Foto por: Shachar Alterman.

Ante la ausencia de apoyo o supervisión desde las esferas superiores, las Rondas ofrecen su propia vía de conservación. Las Áreas Ronderiles de Conservación Ambiental, conocidas como ARCAs, son ágiles, de costo extremadamente bajo y especialmente adaptadas a la estructura social de la Ronda, lo cual permite que la gente local se aúne a los esfuerzos en conservación, de acuerdo a los Shanees.



Marcos Díaz Delgado, un líder nacional de la Ronda, le dijo a mongabay.com que “Las [Áreas Ronderiles de Conservación Ambiental (ARCAs)] son una alternativa al sistema estatal de conservación, que es extremadamente lento y caro y que no cubre muchas zonas rurales remotas de nuestro país. Como jurisdicción especial no sólo defendemos nuestra seguridad y nuestros derechos humanos sino que también defendemos el mundo natural en nuestros territorios. Invitamos a las autoridades estatales y a todas las organizaciones sociales a unírsenos para defender colectivamente nuestros recursos naturales.”



Las ARCAs fueron diseñadas para simplificar el proceso de establecer áreas protegidas: como su personería jurídica es especial, las Rondas sólo necesitan un proceso mínimo (mapeo e información biológica básica) y su costo es casi nulo. Por lo tanto, “las iniciativas en conservación de la Ronda Campesina son una respuesta sincera y eficiente a la pérdida de hábitats y especies en el Perú así como a las deficiencias de la conservación convencional que no es participativa,” dice Noga Shanee, para luego agregar que, aunque este proyecto es una colaboración entre NPC y la Ronda, “esperamos que con el paso del tiempo se vuelvan cada vez más suficientes…nuestra ayuda se enfoca en tratar de organizar, aumentar y formalizar esta iniciativa”.

Orin Starn, Presidente y Catedrático de Antropología Cultural en la Universidad de Duke, y autor del libro Night Watch, the Politics of Protest in the Andes, [La ronda nocturna, la política de la protesta en los Andes (nuestra traducción)], le dijo a mongabay.com que “las Rondas son el movimiento de base más grande e influyente en las cordilleras del norte peruano. El ecologismo es un impulso relativamente nuevo en esta área y será muy interesante ver las direcciones que podría tomar esta nueva colaboración entre un antiguo movimiento campesino y el nuevo activismo verde impulsado por las ONG.”



Noga Shanee (de rosado) con miembros de la comunidad. Foto cortesía de NPC.
Noga Shanee (de rosado) con miembros de la comunidad. Foto cortesía de NPC.

El trabajo de los Shanees en la región amazónica sigue ilustrando la estrecha conexión biocultural entre naturaleza y comunidad. Noga ve esta conexión como una fuerza positiva de cambio cuando se la fortalece. En su tesis escribió que las presiones destructivas sobre las comunidades locales y los bosques “también generan consecuencias positivas al crear nuevas oportunidades de conservación.” Al transformar las crisis ecológicas y sociales de una localidad en una oportunidad se da pie a que surjan nuevas colaboraciones y una conservación sin supervisión que nacen de la necesidad y que ofrecen una esperanza real de diversidad biocultural.



“Por todo el mundo hay grupos pequeños de agricultoras y agricultores locales y poblaciones indígenas que se organizan para proteger los bosques que las circundan” dice Noga Shanee. “Rara vez se oye hablar de estas iniciativas pues esta gente no suele tener recursos ni pericia para promover sus aciertos por publicaciones periódicas o populares.” Sin embargo, agrega, espera que el modelo de Hocicón se vaya generalizando en el Perú y que inclusive se disemine más allá de sus fronteras.



“Esta iniciativa puede inspirar a otras organizaciones de base a organizarse para administrar la conservación, lo cual beneficiaría a muchas especies y hábitats alrededor del mundo. ”



Ella cree que la conservación operada por la comunidad prosperará y dice, “quizás seamos ingenuos, y por supuesto que este proyecto puede fallar, pero nuestro trabajo en el Perú nos ha mostrado que las comunidades locales hacen enormes esfuerzos por conservar sus bosques, usualmente sin la ayuda de quienes trabajan en conservación convencional y a veces a pesar de ellos. Creemos que se merecen la oportunidad.”




Bosque nuboso en el noreste peruano. Foto por: Andrew Walmsley/NPC.
Bosque nuboso en el noreste peruano. Foto por: Andrew Walmsley/NPC.





Noga, de morado y en primera fila, con líderes comunitarios. Foto cortesía de NPC.
Noga, de morado y en primera fila, con líderes comunitarios. Foto cortesía de NPC.





Mono araña de vientre blanco (Ateles belzebuth). Foto por: Shachar Alterman.
Mono araña de vientre blanco (Ateles belzebuth). Foto por: Shachar Alterman.





CITAS:



Shanee N (2012) The Dynamics of Threats and Conservation Efforts for the Tropical Andes Hotspot in Amazonas and San Martin [La dinámica de las amenazas y los esfuerzos de conservación en el punto crítico del trópico andino en Amazonas y San Martín], Perú. Tesis doctoral (Universidad de Kent, Canterbury) supervisada por el Profesor Stuart R. Harrop.



Shanee, Noga, Sam Shanee, y Robert H. Horwich (2012 en revisión). “Locally run conservation initiatives in northeastern Peru and their effectiveness as conservation methods [Iniciativas de conservación operadas localmente en el noreste peruano y su efectividad como métodos de conservación],” compartida con el permiso de los autores



Starn O (1999) Nightwatch: the politics of protest in the Andes [La ronda nocturna: la política de la protesta en los Andes (nuestra traducción)] (Profesor de la Universidad de Duke, Los Ángeles) p 329.



Chapin, M. (2004) A Challenge to Conservationists [Un desafío para la gente que trabaja en conservación]. World Watch, 17, 17-31



Sobrevila, Claudia. (2008) “The Role of Indigenous Peoples in Biodiversity Conservation; The Natural but Often Forgotten Partners [El papel de los pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad; asociados naturales pero con frecuencia olvidados]” Informe del Banco Mundial.


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