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¿Es posible que el lobo marsupial se esté ocultando en Nueva Guinea?

Muchos creen todavía que el lobo marsupial(Thylacinus cynocephalus) sobrevive en los bosques de Tasmania, aun cuando la especie fue declarada extinta hace más de ochenta años. Observaciones y rumores sobre el escurridizo marsupial carnívoro, que fue el principal depredador de la isla, surgen casi con tanta frecuencia como los del Pie Grande en América del Norte, pero hasta el día de hoy no han aparecido pruebas definitivas sobre su supervivencia. Sin embargo, un destacado criptozoólogo (persona que busca animales ocultos), el Dr. Karl Shuker, escribió hace poco que quizás los cazadores deberían poner su atención en una isla diferente: Nueva Guinea.



El lobo marsupial, también conocido como tilacino, una vez ocupó gran parte de Tasmania y de Australia continental —donde también aún se lo busca—, pero pocos saben que el animal, a su vez, estaba presente en Nueva Guinea. Su presencia prehistórica en el lugar se detectó por primera vez en 1960 cuando unos arqueólogos descubrieron la mandíbula de un lobo marsupial.



“Posteriormente, se han encontrado más restos fósiles confirmados en Nueva Guinea, de más de dos millones de años de antigüedad; además, años más tarde, se han recibido informes sin confirmar de observaciones de animales parecidos al tilacino tanto en Papúa Nueva Guinea (PNG) como en Irian Jaya (la parte occidental de Nueva Guinea, perteneciente a Indonesia)”, informó Shuker a mongabay.com.



Un ejemplar del lobo marsupial en el Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega. Foto: L. Shyamal.
Un ejemplar del lobo marsupial en el Museo de Historia Natural de Oslo, Noruega. Foto: L. Shyamal.


Si bien se cree que los lobos marsupiales se extinguieron en Nueva Guinea a finales del Pleistoceno, Shuker cree que existe la posibilidad de que aún sobreviva en la isla montañosa, que contiene algunos de los hábitats terrestres menos explorados del mundo.



“Nueva Guinea, en especial Irian Jaya, ha sido menos explorada que Tasmania o que Australia continental, según queda demostrado, por ejemplo, por recientes expediciones a las Montañas Foja en Irian Jaya, en las que se descubrieron especies nuevas y posiblemente nuevas, entre ellas, una rata gigante, un ualabí pequeño y un nuevo melifágido”, sostiene Shuker. “En consecuencia, existe una probabilidad mucho mayor de encontrar novedades zoológicas en este lugar que en cualquier otro dentro de la antigua zona de distribución del tilacino, y una de estas novedades podría ser el mismo tilacino”.



Pluviselva en Nueva Guinea Occidental. Foto: Rhett A. Butler.
Pluviselva en Nueva Guinea Occidental. Foto: Rhett A. Butler.

De hecho, se han filtrado historias curiosas desde Nueva Guinea durante los últimos años. En Irian Jaya, algunas tribus hablan de un animal de la zona parecido a un perro, conocido localmente como “dobsegna”. Según Shuker, las descripciones del animal —aún no confirmado o identificado por científicos— se acercan a las del lobo marsupial, e incluyen una boca enorme (en particular, el lobo marsupial podía abrir su boca hasta 120 grados) y una cola larga y recta. Además, Shuker dice que no cree que el dobsegna se refiera a otro cánido salvaje de la isla: el perro cantor de Nueva Guinea.



“El perro cantor no tiene rayas (a diferencia del misterioso dobsegna y del tilacino) y no tiene una cola rígida (como tiene el dobsegna, igual que el tilacino). A esto se suma que las tribus nativas están muy familiarizadas con el perro cantor, al que han cazado para alimentarse cuando todavía abundaba, mientras que parecen ser mucho más cautelosos con el dobsegna y hasta parecen temerle”, explica Shuker.



Sin embargo, hasta el momento, estos rumores, sin importar lo tentadores que sean, son solo eso: habladurías. Nadie ha traído pruebas aún, como fotos, videos, muestras, o el santo grial de los criptozoólogos: un animal vivo.


Shuker afirma que el próximo paso es “enviar expediciones a Irian Jaya y a Papúa Nueva Guinea que se dediquen exclusivamente a la búsqueda [del lobo marsupial] o a la búsqueda de vestigios de este, conservados en aldeas nativas”. Algunos posibles puntos de partida son: los bosques alrededor del Monte Giluwe en las Tierras Altas del Sur en Papúa Nueva Guinea y aquellos alrededor del Monte Jaya en Nueva Guinea Occidental.



De hecho, las nuevas tecnologías y técnicas de conservación podrían hacer más fácil la determinación de la condición del lobo marsupial en Nueva Guinea, por lo menos en comparación con algunas décadas atrás. Las cámaras trampa han sido utilizadas en todo el mundo para documentar animales raros y crípticos en los bosques, e incluso han tenido un papel principal en el descubrimiento de nuevas especies. Según los locales, el misterioso dobsegna es extremadamente cauteloso y permanece oculto durante el día, lo que hace de la cámara trampa una herramienta óptima para confirmar la extinción de este animal. Otro avance más reciente en la conservación es la utilización de ADN tomado de invertebrados hematófagos, como las sanguijuelas y las moscas, para determinar de dónde se han estado alimentando. Los científicos mezclan las muestras y separan los diferentes marcadores de ADN. Ya cuentan con una muestra de ADN de las pieles de lobos marsupiales por lo que es posible buscar una coincidencia.



Último tilacino conocido, llamado Benjamín, mostrando su enorme boca. Foto: desconocido.
Último tilacino conocido, llamado Benjamín, mostrando su enorme boca. Foto: desconocido.



Incluso si sobrevive una población de lobos marsupiales en Nueva Guinea, es posible que el tiempo se les esté acabando a esta y a otras especies. Durante la última década, Nueva Guinea —tanto Papúa Nueva Guinea como Nueva Guinea Occidental—han tenido una gran expansión de la deforestación y la degradación del ecosistema. La tala ilegal, la construcción de carreteras, las plantaciones de monocultivo y la minería se han extendido a lo largo del país y, en muchos casos, generaron un conflicto entre los locales y las empresas extranjeras.




Pero Shuker sostiene que “aún existen áreas extensas que no han sido afectadas por la deforestación” y agrega que “es claro que, debido a tales amenazas contra su existencia, esto debería ser un gran incentivo para buscarlos y confirmar su existencia, si es que realmente existen, ya que su hábitat podría (¡esperamos!) recibir una protección oficial continua y así garantizar su supervivencia”.



Si el lobo marsupial todavía vive en los bosques de Nueva Guinea —y es una posibilidad muy remota—, su hallazgo estaría dentro de los descubrimientos zoológicos más impresionantes de los últimos cien años. Además, lo que los científicos o los aventureros descubran quedará inmortalizado en los anales de la ciencia. Suponiendo, claro está, que miles de años después de su supuesta extinción local, el lobo marsupial —ese depredador marsupial de boca enorme y con rayas como el tigre— aún frecuente los bosques nocturnos de Nueva Guinea.






Hombre dani en Nueva Guinea Occidental. Foto: Rhett A. Butler.
Hombre dani en Nueva Guinea Occidental. Foto: Rhett A. Butler.






El tilacino fue decididamente erradicado por constituir una plaga para el ganado en Tasmania, donde muchos creen que fue su última morada. Aquí un cazador posa con un tilacino en una bolsa. Foto: desconocido.
El tilacino fue decididamente erradicado por constituir una plaga para el ganado en Tasmania, donde muchos creen que fue su última morada. Aquí un cazador posa con un tilacino en una bolsa. Foto: desconocido.






Foto de lobos marsupiales en el zoológico nacional de Washington DC en 1906. Fotografía de E.J. Keller, de los archivos del Instituto Smithsoniano.
Foto de lobos marsupiales en el zoológico nacional de Washington DC en 1906. Fotografía de E.J. Keller, de los archivos del Instituto Smithsoniano.






Bosque tropical en Nueva Guinea. ¿Podrían los tilacinos sobrevivir todavía en las partes menos exploradas de la isla? Foto: Rhett A. Butler.
Bosque tropical en Nueva Guinea. ¿Podrían los tilacinos sobrevivir todavía en las partes menos exploradas de la isla? Foto: Rhett A. Butler.


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