El aceite de palma se usa para perpetuar el fraude y la apropiación de tierras en Papúa Nueva Guinea
Los desarrolladores buscan permisos para aceite de palma como una manera de eludir las restricciones sobre la tala industrial en Papúa Nueva Guinea, según afirma un nuevo estudio publicado en el periódico Conservation Letters.
La investigación, llevada a cabo por Paul Nelson y Jennifer Gabriel de la Universidad James Cook, se basa en el análisis de 36 concesiones para palma aceitera que se han propuesto y que cubren casi 950.000 hectáreas en Papúa Nueva Guinea. El estudio evaluó la probabilidad de que las concesiones se ejecutaran según la idoneidad de la tierra, la capacidad de la empresa para desarrollar esa concesión y la existencia de conflictos por la propiedad de la tierra en una misma área. Se descubrió que solo cinco de las concesiones, que cubren 181.700 ha, podrían acabar desarrollándose. Es revelador que varias de las empresas que buscaban estos permisos tengan un historial de tala ilegal, pero poca o ninguna experiencia en el desarrollo de plantaciones de aceite de palma.
Transformación de un bosque en una plantación para aceite de palma en Indonesia. Foto de Rhett A. Butler
“Estudiamos 36 propuestas para aceite de palma con plantaciones planeadas en 948.000 ha, pero prevemos que solo cinco plantaciones que cubren 181.700 ha puedan realizarse”, afirmó Nelson en unas declaraciones. “El escenario más probable en los próximos años es que haya una tala y una extracción de madera a gran escala y que solo una pequeña parte de la tierra se use para una producción agrícola sostenible. Es vital que las intenciones reales de los desarrolladores se entiendan y se resalten para que el Gobierno de Papúa Nueva Guinea pueda gestionar la situación de forma adecuada”.
Mapa de Papúa Nueva Guinea que muestra las provincias y la idoneidad de la tierra para la cultivación de palma aceitera (fuente Trangmar et al. 1995). Los acrónimos de las provincias son: C, Chinbu; E.H., Tierras Altas Orientales; S.H., Tierras Altas del Sur; W.H., Tierras Altas Occidentales. Leyenda e imagen cotesía de Paul Nelson et al. (2013).
Los autores afirman que las empresas están usando los llamados Arrendamientos Especiales para la Agricultura y los Negocios (SABL por sus siglas en inglés) como una forma de evitar las restricciones que existen sobre la tala industrial en las tierras consuetudinarias. Los SABL son un tipo de licencia que transforma la propiedad consuetudinaria –“la forma predominante de posesión de la tierra en PNG− en arrendamientos a largo plazo que cualquier empresa puede controlar.
“La mayoría de los desarrolladores en Papúa Nueva Guinea están talando el bosque sin ninguna intención de cultivar palma aceitera”, afirmó Nelson. “En lugar de eso, están usando arrendamientos agrícolas para evadir las restricciones sobre la tala”.
“Según las directrices forestales, los leñadores no pueden exportar madera rolliza de áreas cubiertas por nuevos permisos de extracción de madera, pero si se concede un arrendamiento a las mismas empresas pueden obtener la autorización para la tala que les permitiría exportar la madera”, declaró. “Si alguien quiere obtener dinero cortando árboles y vendiendo su madera, la forma más fácil de hacerlo es solicitar un Arrendamiento Especial para la Agricultura y los Negocios”.
Localización de los molinos de aceite de palma (triángulos) y los Arrendamientos Especiales para la Agricultura y los Negocios (SABL) con intenciones declaradas de cultivar palma aceitera (sombreado gris, excepto en los casos en los que no había mapas disponibles, en ese caso se muestra la localización aproximada con un punto negro). Los cinco SABL para los que hay más probabilidad de que se den plantaciones de palma aceitera están subrayados. Para ver los nombres completos, áreas y otros detalles de los SABL, ver tabla S1. Las áreas de plantaciones comerciales de palma aceitera en 2012 asociadas con los molinos de aceite de palma que se muestran y que incluyen bloques de pequeños agricultores, alcanzan un total de 65.728 ha en Hoskins, 25.020 ha en Bialla, 21.795 ha en Popondetta (Higaturu), 12.168 ha en la Bahía de Milne, 11.295 ha en Ramu y 8.177 ha en Poliamba (PNGPOC 2013). Leyenda e imagen cortesía de Paul Nelson et al (2013).
Los SABL se han expandido con rapidez en Papúa Nueva Guinea: el estudio resalta que entre 2003 y 2011 –cuando se suspendieron los SABL debido a las protestas públicas− unos 5,5 millones de hectáreas, o el 12 por ciento del volumen de tierra del país, se concedieron como SABL. En otras palabras, los SABL se están usando para perpetuar una apropiación masiva de tierras, según los autores
“Se está dando una apropiación de tierras a gran escala en Papúa Nueva Guinea bajo el disfraz del desarrollo de palma aceitera, pero en los lugares que hay una producción real de palma aceitera, esta es sostenible”.
La situación no es exclusiva de Papúa Nueva Guinea. A mediados de la pasada década, los ecologistas informaron de un enfoque similar que estaban usando las empresas forestales de Borneo, en Indonesia. Se estaban talando grandes superficies que nunca fueron replantadas con palma aceitera. Kalimantan no solo perdió superficie forestal, además la inversión y los trabajos prometidos nunca llegaron.
Papúa Nueva Guinea se enfrenta a un riesgo similar, un riesgo que podría desproveer de la tierra a sus dueños originales.
“Los arrendamientos también implican que la posesión de la tierra se esté transformando de propiedad consuetudinaria a arrendamientos para empresas a largo plazo y eso no se hace necesariamente en el interés de los propietarios tradicionales si el uso que se acaba dando a esta tierra no es sostenible”, afirmó Nelson.
PNG fue el sexto productor mundial de aceite de palma en 2012 según datos de la ONU. La fotografía del fondo muestra una plantación de palma de aceite en Nueva Guinea.
CITA: Paul Nelson et al (2013). Oil palm and deforestation in Papua New Guinea. Conservational Letters. doi:10.1111/conl.12058.