Datos revelados esta semana por Terra-i, iniciativa de mapeo colaborativo, muestran que el ritmo de deforestación en Ecuador durante los tres primeros meses de 2013 aumentó en más de un 300 por cien respecto al ratio del año pasado. El informe fue publicado poco tiempo después de que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, terminase con un plan propuesto para prohibir la perforación de petróleo en el Parque Nacionale de Yasuni a cambio de pagos equivalentes a la mitad del valor de las reservas de petróleo sin explotar del parque.
Terra-i, una colaboración entre el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Colombia, Conservando la Naturaleza (TNC), the School of Business and Engineering (HAIG-VD) en Suiza y el King’s College London (KCL), usa datos de satélites de la NASA para registrar la deforestación en América Latina cada 16 días. El sistema muestra que durante el 1 de enero y el 7 de marzo de este año, alrededor de 9.075 hectáreas de la selva de Ecuador habían desaparecido. En comparación, durante este mismo período del año anterior, 2.931 hectáreas de bosque fueron taladas.
Entre enero y marzo de 2013, dos tercios de las talas ocurrieron en los bosques tropicales de tierras bajas, los ecosistemas con mayor densidad de carbono y mayor riqueza de especies del país. Cerca de 5.000 hectáreas de bosque fueron eliminadas en la región donde se localiza el Parque Nacional Yasuni.
Yasuni fue la pieza central de un ambicioso -y controvertido- proyecto que Correa presentó a las Naciones Unidades en 2007. El plan pretendía prohibir la extracción de petróleo en el parque. A cambio de dejar el petróleo bajo tierra Correa pidió 3,6 billones de dólares en contraprestación – el equivalente a casi la mitad del valor de los 846 millones de barriles de petróleo que se estiman que hay bajo la reserva selvática – pero consiguió sólo 13 millones de dólares en depósitos (unos 330 millones fueron comprometidos). Las contraprestaciones provenían principalmente de donantes privados y de Naciones Unidas.
El fracaso en atraer instituciones intergubernamentales y gobiernos ha hecho fracasar la idea, la cual, reunía el deseo de los gobiernos occidentales de mantener 407 millones de metros cúbicos de dióxido de carbono fuera de la atmósfera y, al mismo tiempo, proteger un área de bosques que los científicos afirman es una de las más ricas del Amazonas. El mayor revés vino en junio de 2011 cuando Alemania retiró los 50 millones de dólares que había prometido para el programa. Desde entonces, el programa se ha frenado. Los mayores escollos ha sido la preocupación de cómo Ecuador iba a hacer uso de los fondos generados bajo la iniciativa, los riesgos que suponía la inestabilidad política y si Correa cumpliría sus promesas.
De acuerdo con datos de Naciones Unidas, Ecuador cuntó con uno de los mayores índices de deforestación de América del Sur durante los 2000, perdiendo anualmente un 1,8 por ciento de sus bosques.
Deforestación reciente en el Este de Ecuador (píxeles en amarillo, naranja y rojo) cortesía de Terra-i.