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Importantes científicos proponen planes ambiciosos para salvaguardar al mundo de un cambio climático devastador

El mundo debe tener como objetivo un calentamiento de un grado, en lugar de dos, según los científicos.


Dos grados es demasiado: esa es la conclusión de un nuevo informe publicado por importantes economistas y climatólogos, incluyendo a James Hansen, antiguo empleado de la NASA. El artículo, que aparece en la publicación de acceso libre PLoS ONE, esgrime que la sociedad global debe tener como objetivo un solo grado centígrado de calentamiento sobre los niveles pre-industriales para evitar el peor impacto del cambio climático, y no dos grados centígrados como han acordado los gobiernos a nivel mundial. Pero, dado que los gobiernos aún no se han puesto manos a la obra para alcanzar el objetivo de los dos grados, ¿cómo podemos conseguir que sea solo uno? Una combinación de energías renovables, energía nuclear y, sobre todo, un precio más elevado a las emisiones de carbón, según los dieciocho científicos.



Los científicos han escrito: “Se requiere una rápida reducción de emisiones para restaurar el balance energético en la Tierra y para evitar un calentamiento en los océanos, que prácticamente garantizaría unos efectos irreversibles. Continuar con altas emisiones de combustibles fósiles, dado el actual conocimiento de las consecuencias, sería un extraordinario acto consciente de injusticia intergeneracional.”



La temperatura global ya ha subido aproximadamente 0.8 grados centígrados Gráfico cortesía de Hansen et al.
La temperatura global ya ha subido aproximadamente 0.8 grados centígrados Gráfico cortesía de Hansen et al.

Los científicos argumentan que permitir un calentamiento de dos grados conduciría a impactos devastadores y masivos, incluyendo el incremento del nivel del mar que podría alcanzar los seis metros sobre el nivel actual en unos pocos cientos de años, y básicamente inundaría la poblaciones costeras del mundo. Pruebas de esto yacen en el período Emiano, cuando las temperaturas fueron aproximadamente dos grados centígrados más cálidas que actualmente.



“Más genéricamente, la humanidad y la naturaleza, el mundo moderno como lo conocemos, está adaptado al clima Holoceno que ha existido durante más de 10.000 años. Un calentamiento de un grado sobre el período 1880-1920 mantendría la temperatura global dentro del rango Holoceno”, escriben los investigadores.



Lo que es más, los científicos alertan que permitir que la temperatura global aumente dos grados llevaría a unas reacciones de calentamiento “lento” que podría llevar el clima hasta entre 3 y 4 grados en total, desencadenando un cambio climático catastrófico que cambiaría la faz de la Tierra completamente.



Emisiones de carbono anuales de fuentes de combustibles fósiles. El carbón es el mayor contribuyente al cambio climático. Gráfico cortesía de Hansen et al.
Emisiones de carbono anuales de fuentes de combustibles fósiles. El carbón es el mayor contribuyente al cambio climático. Gráfico cortesía de Hansen et al.

Ya, los investigadores sostienen que los impactos del calentamiento actual (0.8 grados centígrados sobre los niveles pre-industriales) han demostrado ser mucho más graves de lo previsto: rápida disminución del hielo marino del Ártico, acidificación de los océanos, migración de las especies, pérdida de los glaciares de montaña, y un aumento en las olas de calor mortales.



“Las mega-olas de calor, como la de Europa en 2003, el área de Moscú en 2010, Texas y Oklahoma en 2011, Groenlandia en 2012 y Australia en 2013 se han generalizado con el aumento claramente relacionado con el calentamiento global”, señalan como ejemplo.



Al final, los científicos tachan el plan actual de los gobiernos para evitar que la temperatura suba por encima de los dos grados centígrados como “imprudente”. Entonces, ¿cómo podríamos alcanzar este nuevo y más ambicioso objetivo?



¿Una tarea imposible o una oportunidad?




Amanecer en Hawaii. Fotografía: Rhett A. Butler.

Amanecer en Hawaii. Fotografía: Rhett A. Butler.



Para poder evitar que la temperatura suba por encima de un grado centígrado, los científicos proponen medidas valientes. Según ellos, la crisis requiere un descenso en las emisiones de carbono de los combustibles fósiles en un seis por ciento anual empezando este año. Si eso parece mucho, y lo es, cada año que el mundo posponga la reducción de emisiones requerirá recortes anuales cada vez mayores. También dicen que las emisiones acumuladas de carbono de los combustibles fósiles no deben exceder los 500 gigatones. Hasta la fecha, ya se han emitido 370 gigatones con otros 10 gigatones por año actualmente.



“Es urgente que la reducción de grandes emisiones de largo plazo comience pronto. Aunque no se consiguiera el objetivo del 6 por ciento de reducción y los 500 gigatones de carbono, hay una gran diferencia en cuándo empiezan las reducciones. No hay una justificación práctica de por qué las emisiones deberían acercarse a los 1000 gigatones”, escriben los científicos. El número de 1000 gigatones de carbono viene del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), que recientemente ha preparado un presupuesto de carbono para alcanzar el objetivo de dos grados centígrados.



Concentración de CO2 en la atmósfera, si las emisiones de combustibles fósiles se reducen en un 6 por ciento en comparación con las tasas anuales del 2 por ciento a partir de 2013, incluyendo 100 gigatones de captura de carbono debido a la reforestación. Gráfico cortesía de Hansen et al.
Concentración de CO2 en la atmósfera, si las emisiones de combustibles fósiles se reducen en un 6 por ciento en comparación con las tasas anuales del 2 por ciento a partir de 2013, incluyendo 100 gigatones de captura de carbono debido a la reforestación. Gráfico cortesía de Hansen et al.

Por otra parte, una transformación en la agricultura junto con un amplio programa de reforestación son necesarios para bloquear 100 gigatones de carbono en los bosques y suelos del mundo. Según el informe, si las reducciones de carbono son recortadas agresivamente y se deja crecer a los bosques, entonces el mundo tendría una oportunidad de ver como el carbono contenido en la atmósfera baja de las 393 partes por millón (ppm) hasta las 350 partes a finales de siglo. La mayoría de científicos ven las 350 ppm (y bajando) como un valor aceptable para un clima generalmente benigno.



Para lograr esto, el elemento más importante que falta, según el informe, es un impuesto al carbono que siga creciendo. Para hacer dicha tasa políticamente factible, la recaudación de la tasa de carbono se podría redistribuir entre el público general.



Si la tasa de carbono crece constantemente y de manera previsible, las transformaciones de la energía resultantes deben generar muchos puestos de trabajo, un beneficio muy bienvenido por las naciones que todavía sufren de muchos años de recesión económica”, escriben los investigadores.



Añaden que el bajo precio actual de la energía de los combustibles fósiles es en realidad una cortina de humo económica.



“Los combustibles fósiles son baratos solo porque no pagan su coste a la sociedad y reciben subsidios directos e indirectos”, escriben los investigadores. “La polución del aire y del agua por el uso y extracción de combustibles fósiles tienen grandes costes en la salud humana, en la producción de alimentos, y en los ecosistemas naturales, matando más de 1.000.000 de personas al año y afectando a la salud de miles de millones de personas, siendo esos costes sufragados por el público.”



Un precio del carbono elevado no solo llevaría a las naciones a adoptar menos fuentes de energía de uso intensivo del carbono, si no también a una gran innovación en el sector energético. Una vez que el precio al carbono esté en marcha, los científicos sugieren que las naciones se centren en reforzar las energías renovables, incrementar la eficiencia energética, impulsar la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, y un rápido despliegue de energía nuclear, este último punto quizá el más controvertido.



“La energía nuclear se enfrenta a continuas preocupaciones acerca de la seguridad, los residuos nucleares y la posible proliferación de armas, a pesar de las pasadas contribuciones a la prevención de la mortalidad y la mitigación del cambio climático”, escriben los investigadores, que añaden que consideran las centrales nucleares futuras (tercera y cuarta generación) más eficientes y seguras.




Central nuclear en Cattenom, Francia. La energía nuclear aporta casi el 75 por ciento de la energía de Francia. Algunos climatólogos, incluido James Hansen, están argumentando cada vez más que los riesgos de la energía nuclear son mucho menores que los de la energía de combustibles fósiles. Fotografía por: Gralo.
Central nuclear en Cattenom, Francia. La energía nuclear aporta casi el 75 por ciento de la energía de Francia. Algunos climatólogos, incluido James Hansen, están argumentando cada vez más que los riesgos de la energía nuclear son mucho menores que los de la energía de combustibles fósiles. Fotografía por: Gralo/Creative Commons 3.0.




“El futuro a largo plazo de la energía nuclear empleará reactores ‘rápidos’, que utilizan el 99 por ciento del combustible nuclear y pueden ‘quemar’ los residuos nucleares y el exceso de material armamentístico”, afirman.



No solo es posible evitar que las temperaturas suban por encima de un grado centígrado sobre los niveles pre-industriales, si no que también es económicamente factible, según los científicos. El co-autor, Jeffrey Sachs con el Columbia University’s Earth Institute, dijo en una rueda de prensa que el coste de eliminar el carbono en la sociedad sería de un uno por ciento del PIB, mucho más barato que la alternativa.



“En términos económicos, comparar un camino a la eliminación del carbono contra un camino de arruinar el planeta no están ni siquiera cerca”, manifestó según informa Yale360, y añadió “con un bajo coste, es posible evitar los riesgos devastadores de seguir haciendo las cosas como siempre.”



Emisiones de carbono de combustibles fósiles 1751-2012. Gráfico cortesía de Hansen et al.
Emisiones de carbono de combustibles fósiles 1751-2012. Gráfico cortesía de Hansen et al.

Ya, los gobiernos están mostrando pequeños indicios de abordar el cambio climático con la seriedad que los científicos dicen que el tema se merece.



“Los gobiernos y la industria se están apresurando a un mayor uso de combustibles fósiles, incluyendo los combustibles fósiles no convencionales, como las arenas bituminosas, alquitrán de esquisto, gas de esquisto extraído mediante fracking e hidratos de metano. […] Parece claro que la ausencia de un liderazgo gubernamental eficaz se relaciona con el efecto de intereses especiales en la política, así como a los esfuerzos de relaciones públicas de las organizaciones que se benefician de la adicción del público a los combustibles fósiles”, escriben los científicos.



Al final del documento los investigadores apelan a los poderes judiciales del mundo y el público en general. Indican que los poderes judiciales del gobierno son menos propensos a los grupos de presión industrial y oscilaciones electorales, lo que posibilitaría una mayor claridad en la lucha contra el cambio climático.



“Sostenemos que el fracaso de los gobiernos para abordar eficazmente el cambio climático atenta contra los derechos fundamentales de los jóvenes”, escriben, y agregan que la creciente dimensión moral del cambio climático podría conducir a la transformación social que se requiere.



“Al igual que con el tema de la esclavitud y los derechos civiles, el reconocimiento público de las dimensiones morales del cambio climático hecho por el hombre puede ser necesario para remover la conciencia de la opinión pública hasta el punto de actuar.”




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