La selva amazónica es tan extensa y diversa que preguntas aparentemente sencillas –como cuáles son las especies de árboles más comunes- continúan sin respuesta. Sin embargo, parece que los investigadores empiezan a ver el bosque y los árboles después de que 120 científicos unieran esfuerzos y pusieran en común datos para llevar a cabo el mayor censo de árboles realizado hasta la fecha en la Amazonia.
El estudio, publicado en la revista Science, el pasado 18 de octubre, estima que alrededor de 16.000 especies de árboles crecen en la mayor selva del mundo. Sin embargo, sorprendemente la mitad de todos los árboles pertenecen a sólo 227 especies, denominadas “hiperdominantes”. Este hallazgo podría orientar futuros estudios centrados en la adaptación de la selva al cambio climático.
Hans ter Steege, un ecólogo tropical del Centro para la Biodiversidad Naturalis en los Países Bajos, fue el encargado de reclutar a investigadores para la Red Amazónica de Diversidad Arbórea (Amazon Tree Diversity Network). Cientos de científicos trabajaron durante años contando e identificando más de 500.000 árboles en 1.170 áreas de estudio repartidas por la selva amazónica. Los miembros del equipo extrapolaron el número total de especies arbóreas a toda la Amazonia y proyectaron el área de distribución para las especies más comunes.
“Es la primera vez que podemos estimar el tamaño poblacional de tantas especies”, declaró ter Steege a mongabay.com. “Creo que hemos empezado a describir la Amazonia”.
Dosel de la selva con árboles hiperdominantes en la Guayana Francesa. Foto de Daniel Sabatier.
Las 227 especies hiperdominantes representan menos del 2 por ciento de las variedades de árboles halladas – muchas menos de las 1.000 especies que ter Steege esperaba encontrar. La mayoría de estos árboles crece sólo en hábitats específicos, como pantanos o bosques sobre arenas blancas.
El árbol más común es la palmera Euterpe precatoria. También son abundantes los árboles de la castaña de Brasil y sus parientes, los miembros de la familia del árbol de la nuez moscada.
A pesar de la magnitud del esfuerzo de muestreo aplicado, ter Steege todavía define el proyecto como “un estudio a muy gran escala basado en una muestra muy pequeña”. Las áreas censadas apenas cubren 12 kilómetros cuadrados – tan sólo un 0,0002% de la Amazonia.
Fruto púrpura de un miembro de la familia de la nuez moscada, Virola surinamensis, en la Reserva Mamiraua de Brasil. Foto de F. Wittman.
Para calcular cuántas especies no fueron detectadas, los investigadores utilizaron una proyección matemática que ordenó las especies en función de la frecuencia con que aparecieron. A continuación el modelo estimó cuántas especies eran demasiado raras para aparecer por azar en las parcelas investigadas. La proyección predijo que aproximadamente 11.000 especies de árboles no fueron censadas. Los científicos creen que más de la mitad de ellas existen en poblaciones inferiores a los 1.000 individuos.
Estos árboles misteriosos son los más vulnerables a la extinción provocada por la deforestación o el cambio climático, declaró el equipo. Son candidatos a figurar en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
Los árboles resiguen el contorno del río Los Amigos en el sureste del Perú. Foto de Antonio Vizcaíno. |
“Se trata de un trabajo impresionante”, declaró a mongabay.com Chris Dick, ecólogo forestal tropical de la Universidad de Michigan. Los cálculos estimativos de árboles son precisos, dijo, pero han pasado por alto dos grandes grupos de plantas: los arbustos y plantas trepadoras leñosas. “Podría existir una cantidad similar –o superior- de especies que ocupan el sotobosque”, dijo Dick.
Ter Steege está trabajando junto con el World Widlife Fund para identificar qué variedades de árboles están protegidas por la red de reservas y qué otras están expuestas a un mayor riesgo. Espera que su trabajo sirva de guía para que los agentes implicados en conservación consoliden la red de zonas protegidas existentes o creen nuevas zonas en las que se proteja a los habitantes más raros del bosque.
El estudio no puede predecir la forma en que la selva responderá al cambio climático, pero ayuda a que los investigadores centren sus esfuerzos en las especies del bosque que contribuyen en mayor medida a los ciclos del carbono y agua, dijo el coautor Ken Feeley de la Universidad Internacional de Florida. “Eso es esperanzador”, Feeley declaró a mongabay.com. “Lo convierte en un problema mucho más abordable”.
Un árbol de la nuez o castaña del Brasil en la Amazonia central. Las nueces del Brasil han constituído tradicionalmente una importante fuente de alimentación para los indígenas. Foto de Hans ter Steege.
CITA: Ter Steege, H. et al. (2013) Hyperdominance in the Amazonian Tree Flora. Science 342 (6156)
Patricia Waldron es estudiante de grado en el Programa de Comunicación Científica de la Universidad de California, Santa Cruz.