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Al borde de la extinción, ¿podrían los drones y la tecnología salvar al Pequeño Dodo?

Se ha encontrado una cría de pequeño dodo: los conservacionistas alentados por el descubrimiento de que la especie está reproduciéndose




Detalle de un nuevo cuadro resaltando el Manumea o pequeño dodo. Cuadro de: © Michael Rothman 2013.

Detalle de un nuevo cuadro resaltando el Manumea o pequeño dodo. Cuadro de: © Michael Rothman 2013.



No se sabe casi nada sobre el pequeño dodo, un ave parecida a una paloma, grande y arcaica que se encuentra solamente en las islas de Samoa. Peor aún, este pájaro verdaderamente extraño, siguiendo la misma suerte que su mucho más famoso pariente, el pájaro dodo, está al borde de la extinción. Recientemente, los conservacionistas estimaron que quedaban menos de 200 ejemplares en la isla y quizás muchos menos; frustrantemente, en los últimos años, avistamientos del pájaro han sido casi inexistentes. Pero los esfuerzos de la conservación fueron alentados este diciembre cuando los investigadores se encontraron con un pequeño dodo juvenil colgado de un árbol. No solo fue este un avistamiento importante de una especie casi extinguida, pero más aún si se demuestra que la especie se está reproduciendo con éxito. En otras palabras: todavía hay tiempo para salvar la especie de la extinción mientras los conservacionistas sean capaces de recaudar los fondos necesarios.



“Esta es la primera vez, en más de 10 años, que se ha registrado la reproducción”, dice la bióloga Rebecca Stirnemann, que ha estado trabajando con los pájaros de Samoa desde 2010 y está a la cabeza de los trabajos llevados a cabo para aprender más sobre la especie en peligro a través del uso de drones y la última tecnología en etiquetado.



“Todos se han cuestionado si el pájaro todavía existe. Ahora sabemos que aún está vivo”, añadió Moeumu Uili, del ministerio de Recursos Naturales y Medioambiente de Samoa (MNRE, por sus siglas en inglés). “Uno del equipo, Fialelei, salió fuera a colgar su ropa mojada en el tendal y oyó un ruido que llamó su atención. Miró hacia arriba al árbol y vio un pájaro sentado en lo alto de una rama. Cogimos nuestros prismáticos y la cámara y empezamos a buscar el pico ganchudo que es el rasgo distintivo del pájaro. Empecé a hacer tantas fotografías como pude antes de que el pájaro volase. Un análisis más detallado con los prismáticos y supimos que lo habíamos encontrado, el raro Manumea”.



Un pájaro de muchos nombres



En realidad, al pequeño dodo se le conoce por muchos nombres. Localmente, se le conoce como Manumea y a pesar de su naturaleza críptica, casi invisible, la especie es el ave nacional de Samoa, apareciendo incluso en su moneda. Globalmente, también es conocido como la paloma de pico dentado y se le ha incluso llamado “dodlet”. Sin mencionar, por supuesto, su nombre en latín: Didunculus strigirostris.



Un joven Manumea encontrado en diciembre del año pasado. Foto de: Moeumu Uili.
Un joven Manumea encontrado en diciembre del año pasado. Foto de: Moeumu Uili.

El número de nombres revela su peculiaridad: el Manumea es el único miembro sobreviviente del género Didunculus, que en latín significa “pequeño dodo”. Estudio genético en 2002 encontró que el pequeño dodo, o Manumea, es el miembro más básico de los parientes del dodo, tanto vivos como extinguidos.



“Es el miembro más ancestral (menos derivado) de este grupo”, explica Beth Shapizo, la autora principal del estudio. “Compartía un ancestro común con todos los otros individuos en ese grupo –y fue el primero en divergir de ese ancestro común”.



Shapiro especula que el Manumea podría haber evolucionado hace más de 60 millones de años, y señala que “las palomas en su conjunto son un grupo muy antiguo y no se conoce bien el momento de su diversificación”.



El pequeño dodo se caracteriza por tener un pico profundamente curvo con dos estructuras como dientes en la parte de abajo, una cabeza y pecho azules y unas alas de un color rojo oscuro. Las fotos suelen mostrar a un pájaro agazapado, voluminoso y taciturno que parece un cruce entre un buitre y un dinosaurio.



“El Manumea es una paloma del bosque grande, del tamaño de una gallina, con un pico increíble, largo de un rojo brillante. Eso es lo primero que ves cuando te encuentras con uno”, dice Stirnemann. “Es muy raro verlos así que es siempre muy emocionante. Pueden cubrir grandes distancias bastante rápido por lo que seguirles es muy difícil. Su velocidad es sorprendente ya que no parecen estar diseñados para volar, tienen las alas cortas, la cola pequeña y un cuerpo redondo voluminoso. Les he oído realizar su llamada unas pocas veces. Su llamada es una mezcla del mugido de una vaca y el arrullo de una paloma, bastante adorable.



Conservación en un vacío de información




Detalle de un nuevo cuadro luciendo un pequeño dodo en vuelo. Cuadro de: © Michael Rothman 2013.
Detalle de un nuevo cuadro luciendo un pequeño dodo en vuelo. Cuadro de: © Michael Rothman 2013.


Stirnemann empezó trabajando con el Ma’oma’o o Mao (Gymnomyza samoensis), un mielero forestal grande, pero pronto se interesó también por el Manumea (Didunculus strigirostris) que está en más peligro aún. Sin embargo, rápidamente se encontró que para poder avanzar, iban a tener que empezar desde cero.



“Hay tanta información que necesitamos saber para salvar esta especie. Por ejemplo, en la literatura científica, nunca se ha registrado ningún nido de Manumea”, dijo Stienemann a mongabay.com. “Por lo tanto, no sabemos si el nido está en el suelo y en peligro por causa de los cerdos o arriba de un árbol y son depredados por ratas negras introducidas en la zona. Esto significa que no sabemos que especie de plaga invasiva está causando el declive de las crías y por consiguiente no puede llevarse a cabo la gestión necesaria para proteger los nidos”.



Investigadores buscando pájaros en Samoa. Foto cortesía de Rebecca Stirnemann.
Investigadores buscando pájaros en Samoa. Foto cortesía de Rebecca Stirnemann.

Por el momento, la reproducción en cautividad tampoco es posible. Stirnemann dice que los investigadores ni siguiera están seguros de lo que comen las crías del pequeño dodo. Tampoco saben cómo es de grande la superficie del territorio del Manumea.



“Ahora mismo, si vemos un pájaro en un lado de la isla y tenemos un segundo avistamiento de Manumea en el otro lado de la isla, no sabemos si es el mismo pájaro que viaja una gran distancia o si es probable que sean dos pájaros distintos, con cada pájaro usando solo un área pequeña”, apunta.


Para poder empezar a descifrar la vida privada de los pequeños dodos, Stirnemann ha creado un ambicioso plan: emplear pequeños drones y lo último en tecnología de seguimiento para ser los primeros científicos en monitorizar un día en la vida de un Manumea.



“El bosque samoano es bello y frondoso. Las plantas crecen rápido y forman un denso sotobosque. Caminar por este bello bosque requiere realizar mucha tala y es muy lento”, explica. “Por otra parte, el Manumea vuela sobre las copas de los árboles y en un minuto esta sobre el barranco en frente de la gente sobre el terreno. Por lo tanto, seguir a un Manumea es bastante difícil. Los drones también nos permitirán volar sobre el bosque y los barrancos, acercarnos lo suficiente para descargar la información del GPS del Manumea y determinar donde ha estado”.



Stirnemann planea utilizar los nuevos dispositivos electrónicos de seguimiento desarrollados por Microsoft que pueden ser leídos por drones que vuelan a gran altura.


“Si se detecta una señal débil de uno de los dispositivos electrónicos del tamaño de un sello fijado a un animal, un drone puede volar hacia la criatura con el piloto automático y recuperar la información del dispositivo”, dice.



Fotografía de un Manumea vivo en 1901. Foto de: Augustin Kramer.
Fotografía de un Manumea vivo en 1901. Foto de: Augustin Kramer.

La información recuperada de los pequeños dispositivos y los drones pueden ser la clave para salvar la especie de la extinción. Una vez que los investigadores tengan una idea de las necesidades del hábitat del pequeño dodo, la extensión territorial y las estrategias de anidado podrán empezar a diseñar un plan de conservación real. Y quizás, solo quizás, todavía estemos a tiempo de evitar que el pequeño dodo acabe como el gran dodo.



Pero todavía tienen que coger a un Manumea para etiquetarlo.



“Coger a un Manumea va a ser complicado ya que son muy raros”, dice. “Sin embargo, afortunadamente tenemos grabaciones de las llamadas de los Manumea, usaremos esas llamadas como un reclamo para atraerlos dentro de las redes en las copas de los árboles. Ahora también sabemos cuáles son los árboles que usan los Manumea para alimentarse y cuando dan sus frutos así que si colocamos una red cerca de estos árboles atraparíamos un pájaro”.



Sin embargo, el descubrimiento de la cría en diciembre podría ya presentar a los conservacionistas con una clave sobre las necesidades del pequeño dodo y por qué está al borde de la extinción.



“[La cría] se encontró en el bosque bajo”, explica Moeumu Uili. “En Samoa queda muy poco bosque bajo y este descubrimiento sugiere que es un hábitat muy importante para esta especie, ahora debemos trabajar con las comunidades para conseguir su apoyo y preservar esta área especial”.



Si los científicos pueden confirmar que los Manumeas dependen del bosque bajo, podría impulsar iniciativas para salvar lo que queda y quizás considerar planes para la reforestación.



El déficit de financiación




Los científicos esperan que estos Manumeas disecados (incluso el joven de arriba) no sean lo único que quede de la especie en las próximas décadas. Foto de: Michael Rothman.
Los científicos esperan que estos Manumeas disecados (incluso el joven de arriba) no sean lo único que quede de la especie en las próximas décadas. Foto de: Michael Rothman.


Pero no es fácil salvar una especie de la que casi no se ha oído hablar fuera de Samoa, una especie que no sigue exactamente los tropos habituales de belleza, sino que sigue su propio camino, evolucionariamente hablando. Stirnemann dice que el esfuerzo por salvar al Manumea y los últimos bosques bajos de Samoa, todavía requiere muchos defensores. Dice que el proyecto podría usar ayuda para construir un grupo de conservación local e incrementar la cobertura mediática. Añade que el equipo está interesado en producir un documental sobre su trabajo, pero necesita un cineasta.



“También nos encantaría crear un libro infantil sobre la especie para conseguir apoyo en Samoa y explicar a las generaciones más jóvenes la importancia de su medioambiente natal”, añade.



Un adulto vivo de pequeño dodo o Manumea. Foto de: Ulf Beichle.
Un adulto vivo de pequeño dodo o Manumea. Foto de: Ulf Beichle.

Como todos los pequeños proyectos de conservación, los esfuerzos para salvar al pequeño dodo de la extinción lo que necesita sobre todo es: financiación. El año pasado el trabajo de conservación fue financiado por el fideicomiso Conservación Rufford, la subvención a la conservación MBZ y la subvención de Liderato para la Conservación, pero Stirnemann dice que esta financiación se acaba muy pronto. Dado esto, los conservacionistas esperan empezar este año un programa de micromecenazgo del público.



“Una de las cosas más importantes que necesitamos es fondos para contratar a personal local, un coche para el proyecto y pagar por la tecnología necesaria para monitorizar las necesidades de esta especie que necesita ser recopilado antes de que esa demasiado tarde”, dice Stirnemann.



E, incluso con el feliz descubrimiento de un joven pequeño dodo, no cabe duda del tiempo se está acabando. La trayectoria actual del ave está clara: en la década de los 80 había, probablemente, entre 4.000 y 7.000 Manumeas, pero para mediados de la década del 2000 solo quedaban unos cientos. Hoy en día, quedan menos de 200 ejemplares.



“Como con cualquier linaje único, su extinción resultaría en la pérdida de biodiversidad”, dice el genetista Shapiro. “No está estrechamente relacionado con ninguna otra especial, así que sería un enorme cambio evolucionario”.



El pequeño dodo cobra vida en el arte


Manumeas en Samoa de Micheal Rothman. Pintado por: © Michael Rothman 2013.
Manumeas en Samoa de Micheal Rothman. Pintado por: © Michael Rothman 2013.


Pero al oír la gente hablar del pájaro –y su obvia aproximación a la extinción- se nos ha ofrecido ayuda. El año pasado, el artista norteamericano Michael Rothman, se puso en contacto con Stirnemann y se ofreció a dar a la especie en peligro su merecido artístico.



“Tras oír que no existía ninguna buena foto del Manumea en su medio natural, [Rothman] se ofreció a pintar una escena boscosa del Manumea para mostrar a la gente lo que podría perderse”, dice. “Llevó a cabo una labor de investigación considerable para asegurarse que el dibujo era una ejemplo exacto de un bosque de Samoa. Esto comprendió la medición de pieles de Manumeas (desde los años 1800 hasta especímenes recolectados durante la expedición por los mares del sur de Whitney en 1923) en el Museo Americano de History Natural así como investigaciones sobre los árboles y plantes de los bosques de Samoa”.



Una segunda foto de un joven Manumea en diciembre. Foto de: Moeumu Uili.
Una segunda foto de un joven Manumea en diciembre. Foto de: Moeumu Uili.

El bello cuadro, que contiene no uno sino cuatro Manumeas, por fin permite a estas aves extraordinarias tomar protagonismo. En el trabajo altamente investigado de Rothman, los Manumeas vuelan y se alimentan con abandono en un bosque de Samoa impoluto.



“Su cuadro será usado para inspirar la conservación de esta especie”, explica Stiremann. “También será usado para mostrar a la gente del lugar el Manumea para que pueden ayudarnos a encontrar nuevas aves”.


Pero con suerte, el impacto del cuadro irá incluso más allá de Samoa, dando al Manumea un perfil más grande internacionalmente. De hecho, el cuadro aparecerá en la XIII Exhibición Enfoque en la Naturaleza del New York State Museum de abril a octubre.



“Mis motivos para hacer el cuadro del Manumea vienen de mi interés en la conservación biológica en general, combinado con mis experiencias de campo en Samoa en particular y mi deseo de seguir produciendo obras de arte con un propósito útil en el mundo”, dijo Rothman a mongabay.com. “El extinto dodo de las Islas Mauricio siempre ha sido una especie que me ha fascinado y, el Manumea, siendo el pariente vivo más cercano filogenéticamente, tiene una atracción parecida. Como el Manumea todavía existe y puede, por definición, ser el sujeto de un trabajo de conservación coordinado, mi participación, a través de la creación de una obra de arte relacionada, me pareció algo natural”.



Sin el duro trabajo de defensores de la conservación como Stirnemann, Rothman, Uili, y muchos otros que trabajan localmente con las aves, el Manumea, la paloma de pico dentado, o pequeño dodo, probablemente desaparecería en la fría extinción sin un gemido. Sin embargo, con su dedicación, es posible imaginar que este extraño pájaro pueda persistir lo suficiente para crear un plan de conservación bien informado y atraer a varios defensores más. En este caso, el pronóstico será soleado para uno de los animales más raro s y extraños del mundo.




Ilustración del pequeño dodo del siglo XIX, probablemente basado en especímenes disecados. De: John Gould.
Ilustración del pequeño dodo del siglo XIX, probablemente basado en especímenes disecados. De: John Gould.



Una ilustración en blanco y negro de un pequeño dodo o Manumea. De: Gustav Mützel/1882.
Una ilustración en blanco y negro de un pequeño dodo o Manumea. De: Gustav Mützel/1882.


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