Los principales carnívoros del mundo están en grandes problemas: esta es la conclusión que se puede sacar de un nuevo trabajo de revisión publicado hoy en Science. Al examinar 31 especies de carnívoros grandes (aquellos que pesan más de 15 kilos o 33 libras), los investigadores descubrieron que la población del 77 % está disminuyendo y que más del 50 % vio reducida su área de distribución histórica a menos de la mitad. De hecho, este estudio se publica solo unos días después de que una investigación nueva descubriera que el león senegalés, con una genética particular, cuenta con solo 250 adultos reproductores.
“Estamos perdiendo los grandes carnívoros en todo el mundo —afirma el autor principal de la investigación, William Ripple, de la Universidad Estatal de Oregón—. Sus áreas de distribución están colapsando. Muchos de estos animales están en peligro de extinción, tanto en el ámbito local como en el mundial. Irónicamente, están desapareciendo justo cuando comenzamos a aprender sobre los importantes efectos ecológicos que causan”.
La historia de los grandes carnívoros del mundo es bastante desalentadora. Hasta no hace mucho tiempo, las personas —incluso los científicos— en su gran mayoría veían a los grandes carnívoros como competidores, plagas y amenazas mortales. Esta visión generó conflicto y llevó a organizar campañas de exterminio que eliminaron a muchos de los principales depredadores de Europa, América del Norte, Oriente Medio y África del Norte, y diezmaron las poblaciones en otras zonas. De hecho, el estudio determinó que, en la actualidad, el 66 % de los 31 carnívoros más grandes está clasificado como En peligro en la Lista Roja de la UICN.
El leopardo ha perdido el 35 % de su área de distribución y sigue disminuyendo. Foto: Kirstin Abley. |
“Estos carnívoros a menudo necesitan presas grandes y hábitats amplios —escriben los científicos—. Estos requisitos alimentarios y su comportamiento diverso son los que con frecuencia los llevan a entrar en conflicto con los seres humanos y con el ganado. Esto, además de la intolerancia humana, los hace vulnerables a la extinción”.
En muchas partes del mundo, los principales predadores aún son asesinados, atrapados, envenenados o incluso cazados con lanza. Aun en aquellos lugares donde no son un blanco directo, los grandes depredadores están perdiendo rápidamente tanto su hábitat como sus fuentes de alimento, lo que provoca una tendencia a la desaparición de los principales depredadores, hasta en áreas protegidas.
Según el estudio, la principal tendencia que forma la base de esta disminución mundial de los principales depredadores es el rápido crecimiento de la población de otro depredador: el hombre.
“Una creciente población humana y la consecuente tasa de urbanización inevitablemente significa que muchos hábitats serán reducidos o modificados aún más. Esto colocará a los principales depredadores en un mayor peligro de extinción —comentó a mongabay.com el coautor Euan Ritchie de la Universidad Deakin en Australia y agregó—: el tema de la creciente población humana presenta desafíos mucho más allá de conservar a los principales depredadores. Cómo vamos a producir suficiente comida y al mismo tiempo mantener la biodiversidad de la que tanto dependemos puede considerarse el desafío más grande de la sociedad”.
Sin embargo, aun cuando la mayoría de las poblaciones de los depredadores de gran tamaño continúan disminuyendo, la visión popular de esta megafauna comienza a cambiar lentamente. Ahora estos depredadores cuentan con abanderados de la conservación y generan respuestas apasionadas por parte de los defensores. También se los suele ver como símbolos clave de los esfuerzos mundiales de conservación y en algunas partes del mundo (especialmente en Estados Unidos y en Europa) algunos depredadores grandes están protagonizando mini regresos. Pero tal vez lo más importante sea que los científicos apenas están comenzando a entender el enorme papel que juegan los grandes carnívoros en los ecosistemas del mundo.
Las nutrias marinas juegan un papel importante en la conservación de los bosques de algas marinas. Foto: Norman S. Smith.
“En la actualidad existen pruebas abrumadoras en todo el mundo de que estamos mejor con la presencia de grandes depredadores en el ambiente debido a los diferentes roles importantes que cumplen, tales como reducir el pastoreo excesivo de los herbívoros. Esto aumenta la capacidad de los hábitats de secuestrar carbono y, a su vez, ayuda a que el planeta se recupere de los impactos del cambio climático”, afirma Ritchie.
En realidad, los científicos han teorizado durante largo tiempo acerca de la poderosa influencia ecológica que los grandes depredadores ejercen sobre la cadena alimenticia al mantener las poblaciones de herbívoros en cantidades bajas, pero recién ahora están descubriendo otras vías por las que los grandes carnívoros influyen en los ecosistemas. Los principales depredadores también mantienen bajo control a los mesodepredadores (depredadores de tamaño medio) mediante hostigamiento, intimidación y, en ocasiones, matanza directa. La pérdida de grandes depredadores puede significar una repentina abundancia de mesodepredadores, lo que impactará sobre todas las especies a lo largo de la cadena. Por ejemplo, Australia ha construido una cerca enorme que mantiene a los dingos (Canis lupus dingo) fuera de las zonas de pastoreo de ovejas. Sin embargo, en esas mismas zonas, el zorro rojo —un depredador invasivo— está fuera de control, lo que ejerce una mayor presión sobre los mamíferos nativos.
“En general, es probable que la supresión de dingos haya influido en la puesta en peligro y en la extinción de marsupiales y roedores pequeños en gran parte del continente”, escriben los científicos.
La indudable importancia de los depredadores no se limita solo a la tierra. Según investigaciones, las nutrias marinas (Enhydra lutris) ejercen una gran influencia en su ambiente al mantener controlada la población de erizos de mar. Cuando se eliminan las nutrias marinas, las poblaciones de erizo de mar aumentan considerablemente y eso diezma los bosques de algas marinas. Los investigadores escriben que las nutrias marinas “[aumentan] la cantidad y la distribución de las algas marinas y de otras macroalgas carnosas en los ecosistemas costeros cerca de la orilla”.
Zorro gris en el Parque Nacional Yellowstone: los principales depredadores fueron reinsertados en el parque después de 70 años de ausencia. Foto: Doug McLaughlin.
Es probable que el ejemplo más famoso respecto de la importancia de los principales depredadores sea el Parque Nacional Yellowstone. La reinserción de lobos en el parque en la década del 90 ha tenido un impacto enorme en el ecosistema. Con el regreso de los lobos, el comportamiento del alce cambió de manera considerable: en lugar de pacer libremente, se ha refugiado en los bosques para protegerse. Esto permitió que los árboles crecieran sin impedimentos en muchas partes del parque donde había existido un pastoreo excesivo durante décadas, incluso a lo largo de ríos y arroyos. El impacto se extendió a las aves cantoras, los castores, los peces, la biodiversidad en general y hasta el secuestro de carbono. De manera indirecta, los lobos se convirtieron en los verdaderos arbolistas de Yellowstone.
El oso negro es la única especie de osos en el mundo cuya población está aumentando. Foto: dominio público. |
“Me asombra lo resistente que es el ecosistema de Yellowstone. No está sucediendo de inmediato en todos lados, pero en algunas partes ha comenzado la restauración del ecosistema —comenta Ripple—. La naturaleza está sumamente interconectada. El trabajo en Yellowstone y en otros lugares demuestra cómo una especie afecta a otra y a otra de diferentes maneras. Como científico, es gratificante ver la interconexión de la naturaleza.
Con este cambio en la comprensión de la importancia que tienen los depredadores, Ritchie sostiene que, lamentablemente, muchos Gobiernos están manejando mal las poblaciones de depredadores.
“En el caso de los lobos en América del Norte y de los dingos en Australia, el control por eliminación a menudo fractura las estructuras sociales, lo que aumenta la cantidad de lobos y dingos en lugar de disminuirla y también aumenta la cantidad de ataques a los ganados”, afirma Ritchie, quien sostiene que las políticas de sacrificar depredadores “[exacerban] potencialmente el conflicto entre el hombre y los depredadores” y debilitan los servicios del ecosistema.
“Los Gobiernos deberían promover políticas y acciones tales como utilizar animales guardianes para proteger el ganado, ya que esto generará resultados ambientales y económicos más beneficiosos y prolongados”, agrega.
Dingo en Isla Fraser. Foto: Sam Fraser-Smith/Creative Commons 2.0.
Pero ¿cuántos depredadores se necesitan para cumplir su papel ecológico? En muchos casos, los científicos no están completamente seguros, pero Ritchie sostiene que la respuesta es, en realidad, más compleja que un simple número.
“No es solo cuántos depredadores hay, sino que la edad y el sexo de los ejemplares también son importantes. Cuando las poblaciones de depredadores se ven reducidas o afectadas por un control mediante eliminación, las relaciones entre los ejemplares se rompen y los depredadores pueden comportarse de manera inesperada y, en algunos casos, muy negativa”, argumenta. En muchas especies depredadoras, las crías y los adolescentes aprenden de los ejemplares adultos. Cuando los adultos son eliminados, los individuos más jóvenes se quedan sin mentores, lo que lleva a una conducta más errática y a un mayor riesgo para el ganado y para las personas.
A pesar del creciente conocimiento sobre la importancia de los principales depredadores, aún se desconoce la función ecológica de la mayoría de los depredadores de gran tamaño en el mundo. Tal vez lo más alarmante sea que los científicos no cuentan con datos precisos sobre los tamaños de las poblaciones de muchos de los principales depredadores del mundo, lo que lleva a los ambientalistas a hacer suposiciones. Pero en los casos en que la información está disponible, esta es desalentadora. Las poblaciones de leones han caído de alrededor de 100 000 en 1960 a una cifra entre 15 000 y 35 000 en la actualidad. Hay más tigres cautivos en los Estados Unidos solamente que tigres en estado salvaje en el mundo (alrededor de 3200). El lobo etíope (Canis simensis) ha perdido el 98 % de su área de distribución histórica y cuenta con una población de menos de 500 ejemplares.
No todas las noticias son desalentadoras: los lobos están regresando a algunos hábitats perdidos hacía mucho tiempo, tanto en Estados Unidos como en Europa occidental; los ambientalistas han lanzado una campaña masiva para duplicar la cantidad de tigres en estado salvaje para el año 2022; y el depredador grande más raro del mundo, el lobo rojo (Canis rufus)está de regreso después de haber sido considerado completamente extinto. Sin embargo, las malas noticias —y las presiones implacables— pesan mucho más que las buenas para el mundo de los grandes depredadores.
“Promover la tolerancia y la coexistencia con los grandes carnívoros es un desafío social de suma importancia que determinará la suerte de los grandes carnívoros del planeta y de todo lo que depende de ellos, inclusive los seres humanos”, concluyen los científicos.
La cerca para dingos es una de las estructuras más largas del planeta, con una extensión de 5614 km. Foto: Creative Commons 3.0.
Lobos asesinados en Rusia. En gran parte del mundo, los Gobiernos aún llevan a cabo medidas de sacrificios masivos para controlar a los carnívoros. Foto: www.volganet.ru.
El tigre de Java, una subespecie diferente, se extinguió en la década del 70. Foto: dominio público.
Citas:
- W.J. Ripple, R.L. Beschta, M.P. Nelson, et al. Status and Ecological Effects of the World’s Largest Carnivores. Science (2014) Vol 334.