Entre los años 1999 y 2010, casi el 3 por ciento de la selva amazónica se quemó, y las previsiones climáticas indican que las condiciones secas conducentes a incendios se volverán cada vez más comunes en el futuro. Los científicos habían pensado por mucho tiempo que el fuego no constituía una amenaza importante para la salud de los bosques. Sin embargo, un nuevo estudio indica que las selvas tropicales pueden ser muy vulnerables al fuego, y advierte que la presente combinación de cambio climático y deforestación puede llevar a los bosques amazónicos a una situación insalvable.
El estudio, publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences y dirigido por científicos del Woods Hole Research Center, se llevó a cabo durante ocho años en la parte sudeste del Amazonas. Para poder determinar de qué manera la quema afecta a los bosques del área, los científicos compararon la salud y la resistencia de tres parcelas: una que quemaban cada año, otra que quemaban cada tres años, y otra última – su parcela control –que nunca se había quemado.
Quema de una parcela de prueba. Foto tomada por Paolo Brando.
El equipo supuso que la parcela que se quemaba anualmente mostraría una mayor resistencia al fuego puesto que las pequeñas quemas frecuentes limitarían la cantidad de vegetación inflamable como arbustos y ramas. Sin embargo, no ocurrió como pensaban.
“Quemamos ambas parcelas…y ambas respondieron muy fuertemente al fuego”, contaba a la BBC el Dr. Paolo Brando, autor principal del estudio.
Resulta que las condiciones más secas de lo normal que se dieron en el área durante el estudio hicieron que hubiera más vegetación inflamable de lo que los investigadores se esperaban.
“Se produjo un cambio y se pasó de un entorno forestal a un ambiente más del tipo sabana…los pastos invadían el bosque y se produjeron cambios fundamentales dentro del ecosistema”, contó Brando a la BBC. También dijo que los pastos aumentan aún más el riesgo de incendio ya que éstos pueden acumular mucho más combustible que los árboles autóctonos.
A diferencia de los bosques templados, como aquellos en el oeste de EEUU y en ciertas partes de Australia, los cuales se consideran “ecosistemas tolerantes al fuego” ya que soportan bien los incendios incontrolables, los bosques tropicales no se adaptan bien al fuego. Incluso los pequeños incendios pueden provocar un gran impacto en la estructura forestal y en la salud general del bosque, destruyendo más del 40 por ciento de los árboles de un área determinada.
Después de que la selva tropical sea deforestada a través de la quema u otro proceso, los pastos colonizan la zona y el ambiente se vuelve más cálido y seco. En efecto, se transforma en un ecosistema totalmente diferente, y que es más vulnerable a los incendios futuros. Foto de Paolo Brando.
Los investigadores también descubrieron que la sequía, aunque infrecuente, influye más de lo que se imaginaban en los incendios incontrolables. Desde 2005, el Amazonas ha experimentado las dos sequías más graves registradas; en el 2007, los datos procedentes de los satélites de la NASA mostraron que los incendios en el sudeste amazónico quemaron la superficie forestal 10 veces más que en un año de clima normal – un área del tamaño de un millón de campos de fútbol.
“El bosque no se incendió mucho en años corrientes, pero sí que lo hizo extensamente durante años de sequía”, dijo el coautor Michael Coe. “Tendemos a tener en cuenta sólo las condiciones normales, pero son las inusuales de las que nos tenemos que preocupar”.
Pero, ¿y si las condiciones inusuales se vuelven normales? Los modelos climáticos indican que es probable que el Amazonas experimente estaciones cada vez más secas en un futuro, lo que conllevará a sequías más fuertes y frecuentes. Los estudios demuestran que este cambio climático es el resultado de un aumento de las temperaturas en el Atlántico Tropical, y que se ve agravado por prácticas de uso del suelo dañinas. La deforestación ocasionada por la extracción maderera y por la actividad ganadera, muchas veces utilizando la quema, hace que empeore aun más un ambiente que ya de por sí era cálido y seco.
“En las parcelas quemadas había 4 grados más de temperatura debido a que en ellas había un menor número de hojas y la capacidad para enfriarse a través de la fotosíntesis había disminuido”, explicaba Brando. “De modo que hemos observado cambios significativos, no sólo en la composición de las especies, sino también en el funcionamiento del bosque. La cantidad de agua que circula en el bosque se ha reducido porque el ambiente es más cálido y se almacena menos carbón”.
Estudios previos han definido la extensión y la frecuencia de incendios de sotobosque a lo largo de un área de estudio (en verde) que abarcaba 1.2 millones de millas cuadradas (3 millones de kilómetros cuadrados) en la Amazonia sur. Los extensos incendios se dieron por toda la frontera forestal durante el periodo del estudio que fue del año 1999 al 2010. Los incendios recurrentes, sin embargo, se concentran en las áreas favorecidas por la confluencia de condiciones climáticas que son apropiadas para las fuentes de ignición y combustión de origen humano. Fotografía: Observatorio de la Tierra de la NASA.
Ya se están notando las repercusiones de este cambio a lo largo del Amazonas. Las entrevistas con las comunidades indígenas indican que los patrones de lluvia y los niveles de los ríos están cambiando, y que los pequeños incendios usados tradicionalmente para la agricultura de rotación de pequeña escala son más difíciles de controlar. Estas comunidades dijeron que los incendios nunca invadían el húmedo e intacto bosque; pero ahora, las condiciones más secas hacen que el fuego se extienda más y más rápidamente que nunca.
¿Qué futuro aguarda a los bosques del Amazonas? Los científicos simplemente no pueden dar una respuesta. Los programas informáticos usados para predecir futuros escenarios se crearon antes de que se supiera la tremenda influencia que los incendios pueden tener en los ecosistemas de las selvas tropicales.
“Ninguno de los modelos usados para evaluar la futura salud de los bosques amazónicos incluye el factor del fuego, de modo que la mayoría de las predicciones subestiman totalmente el grado de devastación forestal y sobrestiman la salud general de los bosques”, dijo Coe.
Los descubrimientos del equipo claramente indican que las sequías, nutridas por el cambio climático, están provocando un cambio significante en el clima de las selvas tropicales del Amazonas, volviéndolo más seco, lo que a su vez está ocasionando que los incendios se den con más frecuencia e intensidad que nunca. El estudio también destaca la necesidad de conseguir una tecnología renovada en cuanto a los modelos climáticos para que se considere la acción del fuego y así los científicos puedan determinar qué áreas se verán más afectadas en el futuro.
“Este estudio muestra como los incendios están degradando vastas áreas de los bosque de la Amazonia sur”, dijo Brando, “y destaca la necesidad de incluir la relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y los incendios cuando se trata de predecir el futuro de los bosques amazónicos afectados por el cambio climático”.
Incendio en la Amazonia peruana. Foto de Rhett A. Butler.
Citas:
- Brando, P.M., J. Balch, D.C Nepstad, D. Morton, F.E. Putz, M.T. Coe, D. Silvério, M.N. Macedo, E. Davidson, C. Nóbrega, A. Alencar, and B.S. Soares-Filho. 2014. Abrupt increases in Amazonian tree mortality due to drought-fire interactions. Proceedings of the National Academy of Sciences