Los científicos afirman que tanto los países en desarrollo como los países ricos deben reconocer que los bosques primarios son una prioridad para la conservación.
Bosque primario en el Cañón del Imbak, en el estado de Sabah, Borneo malayo. El bosque alberga elefantes pigmeos, panteras nebulosas, orangutanes, bantengs y monos narigudos entre otras miles de especies. Foto: Rhett A. Butler.
No hay nada en el mundo comparable a un bosque primario, que nunca ha sido talado o aclarado por la mano del hombre. Características comunes a los diferentes tipos de bosques primarios son la presencia de árboles viejos, madera muerta, sotobosque poco denso debido a la sombra proyectada por el dosel y una elevada biodiversidad, con muchas especies exclusivas de este tipo de hábitat. Frecuentemente se comparan con catedrales debido a la semejanza de sus árboles con columnas y a la despejada alfombra verde que tapiza su suelo. No obstante, los bosques primarios del mundo –también conocidos como bosques viejos- desaparecen a un ritmo alarmante y los políticos no están haciendo lo suficiente para salvaguardarlos, según un artículo publicado en la revistaConservation Letters.
“Los bosques primarios atesoran cualidades que los bosques secundarios, plantaciones y bosques de rebrote no poseen: cobijan una biodiversidad mayor, almacenan más carbono y producen agua dulce de mayor calidad” declaró a mongabay.com el autor principal del artículo, Brendan Mackey de la Universidad de Griffith. “Además, son el hogar de pueblos indígenas, de sus tradiciones y de sus estilos de vida sostenibles”.
Cualquiera que haya visitado un bosque primario suele apreciar a simple vista la diferencia entre estos y un bosque secundario común. Sin embargo, cualidades como la cantidad de carbono almacenada, la preservación de acuíferos, el reciclaje de la precipitación y la protección de la biodiversidad pueden pasar más desapercibidas. De hecho, se estima que hasta un impresionante 57% de las especies tropicales del mundo dependen de los bosques primarios para su supervivencia. Si el mundo quiere evitar un episodio de extinción masiva debe proteger sus bosques primarios.
Sin embargo, los bosques primarios han sufrido durante décadas las consecuencias de la falta de una definición clara y no han sido priorizados.
Árbol viejo en el Bosque de Bialowieza, en Polonia. Bialowieza es el último bosque primigenio de llanura del continente. Lo habitan lobos, linces, bisontes y varios pájaros carpinteros de distribución restringida. Foto: Jeremy Hance. |
“Las negociaciones internacionales no están consiguiendo detener la destrucción de los bosques primarios más importantes del planeta”, declaró Mackey. “Hasta que no se implementen políticas específicas destinadas a proteger los bosques primarios como parte de los tratados sobre biodiversidad y cambio climático, sus valiosos recursos y contribución a los procesos ecológicos se continuarán perdiendo tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo”.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) alrededor del 36 por ciento de los bosques del planeta son primarios o viejos. La organización estima que el 57 por ciento de los bosques se utiliza o ha sido utilizado para su tala industrial, constituyendo lo que se denomina bosque secundario. El siete por ciento restante corresponde a plantaciones de árboles, que muchos ecólogos no consideran “bosques” sino monocultivos industrializados. Aún y así, la FAO sigue catalogando las plantaciones como “bosques”.
Los investigadores calcularon que el 98 por ciento de los bosques primarios del mundo de encuentra en 25 países. La mitad de ellos se halla en cinco países desarrollados: los Estados Unidos, Canadá, Rusia, Australia y Nueva Zelanda. De hecho, Canadá y Rusia albergan la mayor y segunda mayor cantidad de bosque primario del mundo respectivamente. Sin embargo, incluso en estos países ricos los bosques primarios continúan talándose.
A pesar de las numerosas características únicas de los bosques primarios, estos ecosistemas ajenos a la actividad humana durante siglos no han recibido ningún estatus de protección por parte de iniciativas conservacionistas o grupos de trabajo sobre cambio climático centrados en el mantenimiento de la cobertura forestal.
“La definicion de “bosques” acordada por la Convención para el Cambio Climático de las Naciones Unidas no distingue entre bosques primarios, bosques parcialmente explotados, bosques de rebrote y plantaciones”, explicó Mackey. “La definición incluye formaciones vegetales cuya altura sólo llega a los 2 metros. Necesitamos definiciones formalizadas que reconozcan estas diferencias”.
Es todavía más preocupante que sólo el 22 por ciento de los bosques primarios que quedan en el mundo estén protegidos, un porcentaje que equivale a sólo el 5 por ciento de los bosques que cubrían el planeta antes de la irrupción de la agricultura. La protección de estos bosques, además, no está garantizada, ya que muchos países están abriendo las zonas protegidas a la explotación minera, forestal, petrolífera y a otras industrias.
Muchas especies dependen de los bosques primarios. Algunas especies de cálaos necesitan bosques viejos para nidificar. Foto: Rhett A. Butler.
Por lo tanto, ¿qué puede hacerse al respecto?
Los autores del artículo proponen cuatro medidas para cambiar la tendencia menguante de los bosques primarios del planeta.
La primera es que la comunidad global reconozca a los bosques primarios como un “asunto de interés global” a nivel internacional, según el artículo, y no sólo un problema de los países en vías de desarrollo. Especialmente teniendo en cuenta que la mitad de los bosques primarios del mundo se encuentran en los países ricos y todavía siguen destruyéndose.
“Nuestro análisis destaca que la distribución de los bosques primarios y las tasas de deforestación son equivalentes en países desarrollados y en desarrollo”, señalan los autores.
La segunda medida propone que cada nación y la comunidad internacional en conjunto incorporen los bosques primarios a sus listas de valores naturales a proteger, incluyendo sus valiosos procesos ecológicos.
Contraste entre bosque primario y aclarado en Sumatra. Indonesia tiene la tasa de deforestación más alta del mundo. Foto: Rhett A. Butler.
“La División de Estadística de las Naciones Unidas está trabajando en una herramienta que permita a los gobiernos empezar a probar y desarrollar sistemas que cuantifiquen la contribución de ecosistemas especiales en procesos ecológicos, como la calidad y cantidad de agua que fluye desde los bosques primarios”.
La tercera medida consiste en dar prioridad a evitar la pérdida de los bosques primarios remanentes. En otras palabras, atajar el problema protegiendo los bosques primarios a priori en vez de reaccionar después de que un bosque se haya perdido o degradado.
Una forma sencilla de conseguir este objetivo sería cambiar las prioridades del programa de Naciones Unidas de utilización de bosques para combatir el cambio climático, conocido como Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación (REDD+). Los autores recomiendan que el programa REDD+ priorice la conservación de los bosques primarios –o sea, que evite su tala- por encima de recomendaciones en temas de gestión forestal como la captura de carbono o la sostenibilidad de las talas. Si el programa colocase la preservación de bosques primarios como la primera de las prioridades, eso significaría “un importante estímulo para que las inversiones en REDD+ incentivaran gobiernos nacionales, comunidades locales y terratenientes a proteger sus bosques primarios”, declaró Mackey.
Además avisó de que “si esta priorización no se produce, los fondos REDD+ podrían convertirse en poco más que un subsidio para que las industrias madereras adoptaran prácticas de menor impacto para mitigar el efecto de sus actividades”. Dada la distribución a escala planetaria de los bosques primarios, la necesidad de políticas internacionales que dirijan fondos e inversiones hacia su protección, evitando las emisiones que su destrucción comportaría, es de importancia tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo”.
Tala en un bosque secundario de Estados Unidos. Foto: Rhett A. Butler.
En cuarto y último lugar, se debe aceptar el papel que los pueblos indígenas y habitantes del bosque juegan en la protección y uso sostenible de sus bosques.
En cuarto y último lugar, se debe aceptar el papel que los pueblos indígenas y habitantes del bosque juegan en la protección y uso sostenible de sus bosques.
“Los habitantes locales están fuertemente motivados para preservar los bosques de los que depende su modo tradicional de subsistencia como fuente de comida, cobijo y medicinas”, señalan los autores. “Existen muchos ejemplos de protección eficaz de ecosistemas naturales por las comunidades locales a todas las escalas”.
Un motivo para el optimismo ha aparecido durante los últimos años: los científicos están mejorando en mucho el seguimiento del estado de los bosques primarios y haciendo pública esa información. “Antaño, los investigadores y gestores dependían de los informes facilitados por cada país para calcular la extensión de los bosques primarios. Pero actualmente este tipo de investigación se beneficia enormemente del acceso a imágenes satelitales capturadas casi en tiempo real, como las proporcionadas por el Instituto de los Recursos Mundiales (WRI)”, declaró Mackey.
El WRI lanzó recientemente su página web Global Forest Watch que a partir de varias fuentes muestra el seguimiento satelital de la pérdida de cobertura forestal entre los años 2001 y 2012; la página incluye una herramienta que muestra “paisajes forestales intactos”, que se puede utilizar como un equivalente de grandes bosques primarios.
Los científicos no saben con seguridad cuánto tarda un bosque secundario en convertirse en bosque primario, o incluso si eso es posible, especialmente en zonas tropicales. Sea como fuere, estaríamos hablando de una escala temporal de siglos y, en cualquier caso, el bosque resultante no sería necesariamente el mismo tipo de bosque primario debido a cambios en la biodiversidad.
Incluso la tala selectiva, como esta en Sabah, Borneo malayo, puede causar la pérdida de muchos de los valores naturales del bosque primario. Foto: Rhett A. Butler.
Estos 25 países aglutinan el 98 por ciento de los bosques primarios del mundo. Superficies expresada en kilómetros cuadrados
- 1. Canadá: 3.096.632 quilómetros cuadrados
- 2. Rusia: 2.736.141
- 3. Brasil: 2.494.760
- 4. República Democrática del Congo: 647.275
- 5. Estados Unidos: 587.394
- 6. Perú: 570.594
- 7. Indonesia: 370.780
- 8. Colombia: 354.443
- 9. Venezuela: 315.995
- 10. Bolivia: 230.101
- 11. Papúa-Nueva Guinea: 163.812
- 12. Guayana: 145.618
- 13. República del Congo: 140.799
- 14. Australia: 138,.761
- 15. Chile: 110.097
- 16. Gabón: 109.197
- 17. Surinam: 108,733
- 18. Guayana Francesa: 66.352
- 19. Birmania/Myanmar: 53.536
- 20. Ecuador: 53.467
- 21. Camerún: 53.266
- 22. China: 51.138
- 23. Paraguay 45.256
- 24. Nueva Zelanda: 42.963
- 25. Argentina: 39.231
Referencias:
- Mackey, Brendan, Dominick A. DellaSala, Cyril Kormos, David Lindenmayer, Noelle Kumpel, Barbara Zimmerman, Sonia Hugh et al. “Policy Options for the World’s Primary Forests in Multilateral Environmental Agreements.” Conservation Letters (2014). DOI: 10.1111/conl.12120