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Los científicos proponen una expedición para encontrar al camaleón más raro del mundo: el camaleón pigmeo de Chapman
Un camaleón pigmeo de Chapman hembra (Rhampholeon chapmanorum). Los científicos temen que la especie esté extinguida, pero solo podrá comprobarse con una expedición. Foto: Colin Tilbury.
En solo dos áreas boscosas podría habitar un camaleón diminuto y poco conocido, al que los investigadores han calificado como la especie en mayor peligro de extinción del mundo. El camaleón pigmeo de Chapman (Rhampholeon chapmanorum) de Malaui no ha sido visto por 16 años. Durante ese periodo, su hábitat fue reducido a una zona del tamaño de tan solo 100 estadios de fútbol americano. Dadas esas circunstancias, un grupo de científicos está luchando por recaudar fondos para realizar una expedición al último lugar donde se lo vio, Malawi Hill, para determinar si el camaleón pigmeo de Chapman aún existe.
La situación precaria del camaleón pigmeo de Chapman —que bien podría estar extinto— fue descubierta por investigadores del Grupo de Especialistas en Camaleones (CSG, por sus siglas en inglés) de la Comisión de Supervivencia de Especies (CSE) durante una evaluación reciente de la Lista Roja de la UICN sobre los camaleones del mundo. Lamentablemente, el sondeo demostró que el 36 % de los camaleones del mundo está en peligro de extinción. Pero el más afectado es el camaleón pigmeo de Chapman.
“La evaluación del [camaleón pigmeo de Chapman ] arrojó luz sobre el hecho de que esta especie no ha sido observada por más de 15 años y de que su hábitat se ha reducido a cerca de 0,6 km2 de bosque aún no despejado —informó a mongabay.com Christopher V. Anderson de la Universidad Brown y miembro del CSG—. Este hábitat restante está dividido en dos pequeños fragmentos, ubicados a unos 1,7 km de distancia entre sí”.
Un camaleón pigmeo de Chapman macho. Foto: Colin Tilbury. |
Los investigadores utilizaron imágenes satelitales para ver cómo el bosque del camaleón ha sido despejado para agricultura y para utilizarse como combustible durante las últimas dos décadas, e identificaron dos áreas boscosas donde aún podría sobrevivir la especie.
“Teniendo en cuenta lo limitado del hábitat restante y la intensa presión sobre esas áreas boscosas por parte de la comunidad circundante para transformarlas en tierra agrícola, consideramos que esta especie de camaleón estaba en grave peligro de extinción”, sostiene Anderson.
El distrito de Nsanje, donde habita el camaleón, ha perdido grandes cantidades de bosques durante la última década. Según Global Forest Watch, Nsanje perdió 1715 hectáreas de las 30 000 hectáreas cubiertas de árboles entre 2001 y 2012. Esto significa que la zona cubierta de árboles en el distrito disminuyó un 5,7 % durante ese periodo.
Nsanje es uno de los distritos más pobres de Malaui, que ya ocupa el primer puesto de los países menos desarrollados del mundo y uno de los más densamente poblados. Alrededor del 80 % de las personas trabaja en el sector agrícola del país de África oriental y los investigadores creen que los bosques del camaleón se están talando para dar paso a la agricultura de pequeña escala.
El camaleón pigmeo de Chapman es, principalmente, un animal terrestre que trepa a arbustos bajos durante la noche. No se sabe mucho sobre esta especie, que fue descubierta recién en 1992.
Las dos áreas boscosas en Malaui que aún podrían albergar al camaleón pigmeo de Chapman: la más grande es la de arriba a la derecha; la más chica, la de abajo a la izquierda. Los bloques de color rosa muestran la pérdida de bosques entre 2001 y 2012 cuando se analiza la cobertura de árboles en un 30 %. Imagen cortesía de Global Forest Watch. Haga clic para agrandar.
“El camaleón pigmeo de Chapman es una especie relativamente pequeña, con un cuerpo que le permite imitar a las hojas —explica Anderson a mongabay.com—. Esta especie busca alimento en la hojarasca durante el día y por la noche se posa en árboles y arbustos para dormir. El camaleón pigmeo de Chapman también es conocido por producir un sonido vibratorio de baja frecuencia, que se percibe como un ‘zumbido’ y se transmite por las ramas y otros sustratos donde se apoya. Los camaleones utilizan estas vibraciones para comunicarse entre sí, en especial durante el cortejo y cuando marcan territorio, y quizás también para asustar a los predadores”.
Pero la conducta singular del camaleón pigmeo de Chapman hace que dependa más de bosques saludables.
“Si bien la mayoría de los imitadores de hojas se posan bastante cerca del suelo durante la noche, el camaleón pigmeo de Chapman tiende a posarse a una altura mayor de la que eligen especies similares. Por lo tanto, es improbable que las áreas boscosas con dosel abierto y aquellas que no cuenten con tapiz vegetal puedan albergar a la especie”, afirma Anderson, quien agrega que “lamentablemente, es posible que el camaleón pigmeo de Chapman ya se haya extinguido. Teniendo en cuenta lo pequeñas que creemos que son las áreas boscosas que quedan sin despejar, es muy posible que esos fragmentos hayan perdido su función ecológica y que sean demasiado pequeños para contener poblaciones”.
De todas maneras, Anderson y sus colegas no pierden las esperanzas. En la actualidad, están recaudando fondos mediante el sitio de convocatoria abierta RocketHub para realizar una expedición a Malawi Hill con el objetivo de encontrar algún camaleón pigmeo de Chapman que todavía se oculte en la hojarasca o se aferre a una rama… y a la vida.
“El Grupo de Especialistas en Camaleones de la IUCN/CSE es un pequeño grupo de expertos de todo el mundo que ofrece su tiempo, energía y experiencia para la conservación de los camaleones —explica Anderson—. Nuestras actividades no están financiadas, por lo que estamos organizando una recaudación de fondos para poder enviar a un grupo reducido de expertos a Malaui en busca de esta especie”.
El distrito de Nsanje perdió alrededor del 5,7 % de su cobertura boscosa entre 2001 y 2012 cuando se analiza el 30 % de la cobertura de árboles. El bloque de color rosa muestra la pérdida de bosques. Imagen cortesía de Global Forest Watch.Haga clic para agrandar.
Si se lograr recaudar el dinero, Anderson afirma que “el equipo hará un sondeo del hábitat restante para determinar si la especie aún sobrevive allí y si el bosque es lo suficientemente saludable como para mantener la población. El equipo también examinará los bosques saludables cercanos para determinar si alguna de esas áreas podría ser adecuada para la reubicación de la especie”.
Según lo que encuentren, los conservacionistas elaborarán una serie de recomendaciones, que podrían incluir trabajos de reforestación en los bosques degradados; reubicación de los camaleones en bosques cercanos, que estén más intactos; o incluso la cría en cautiverio si se determina que es la única manera de evitar que la especie caiga en el olvido.
La crisis del camaleón pigmeo de Chapman evoca la situación de una variedad de especies en peligro alrededor del mundo, con menos notoriedad. En el caso de muchas especies en peligro de extinción, hay tan poca investigación especializada (y tan poca financiación) que los científicos ni siquiera están seguros de la situación real de la especie. Dichas especies viven en una bruma científica entre “en peligro de extinción” y “posiblemente extinguida”. Las más afortunadas serán redescubiertas y, con suerte, serán salvadas; pero muchas han desaparecido sin poder dar pelea. Esperemos que ese no sea el caso del camaleón pigmeo de Chapman.