Vista aérea del vivero de palma aceitera de Herakles Farms. Foto: ©Greenpeace / Alex Yallop.
Greenpeace acaba de acusar a una de las empresas de aceite de palma más controversiales del mundo, Herakles Farms, de ser cómplice de altos oficiales gubernamentales para vender a China, de manera ilegal, la madera proveniente de la tala. Según un nuevo informe del grupo ambientalista, un acuerdo secreto entre el ministro de Silvicultura de Camerún, Ngole Philip Ngwese, y Herakles Farms —mediante una empresa fantasma— podría torpedear el acuerdo del país con la UE para una mejor administración maderera.
“Fue un intento deliberado de esconder una decisión ilegal que se tomó en favor de Herakles Farms”, dijo Irene Wabiwa, directora de la Campaña Forestal de Greenpeace África.
De acuerdo con el informe, en enero de este año, Ngwese otorgó el permiso para la venta de madera obtenida de una parcela forestal de 2500 hectáreas localizada en la concesión de Herakles Farms. Este permiso de venta fue otorgado a una nueva empresa llamada Uniprovince. Pero Uniprovince fue adquirida por una subsidiaria local de Herakles Farms, Sithe Global Sustainable Oils Cameroon (SGSOC) Cameroon Holding Limited, en 2013.
Vista aérea de la deforestación causada por Herakles Farms. Foto: © Jan-Joseph Stok/Greenpeace. |
“La legislación nacional especifica que los permisos [para la tala]… solo se pueden otorgar mediante una licitación pública competitiva, algo que no ocurrió antes de que se le asignara la titularidad a Uniprovince”, dice el informe.
Según la ley camerunesa, Herakles Farms no puede vender madera porque no es una empresa maderera. Es más, la empresa declaró varias veces en el pasado que no tenía intenciones de vender la madera talada proveniente de la plantación de palma aceitera. Sin embargo, con la adquisición de Uniprovince, Herakles Farms puede vender la madera de su propiedad.
De hecho, Greenpeace afirma que la empresa cortó los extremos de la madera aserrada, marcada en un principio con HF (Herakles Farms), y la remarcó con UP (Uniprovince), en un intento deliberado de contrabandear la madera al exterior. Parte de esta ya se ha trasladado al puerto de Duala.
El informe también señala que Uniprovince pagará, de manera considerable, menos impuestos que la mayoría de las otras empresas madereras: 17 veces menos de lo que se paga en promedio.
“Esto significa una pérdida importante de ingresos para el tesoro público de Camerún y también para las comunidades locales, las que se supone reciben regalías del sector fiscal”, dice el informe. “La pregunta que sigue sin respuesta es por qué Uniprovince se benefició con semejante trato a su favor a expensas de las arcas estatales”.
Estas nuevas acusaciones afloran después de años de controversia y dramatismo en torno a la llegada a Camerún, en el 2009, de Herakles Farms.
Al proponer la tala de 70 000 hectáreas de bosque tropical denso, ubicadas en el borde de muchas zonas protegidas, para instalar una gigantesca plantación de palma aceitera, la empresa fue condenada por numerosos ambientalistas, científicos y algunas comunidades locales. Los ecologistas advirtieron que varias especies amenazadas perderían su hábitat, donde los estudios muestran que la concesión forestal en cuestión tenía poblaciones de la subespecie de chimpancés más amenazada del mundo —el chimpancé de Nigeria-Camerún (Pan troglodytes ellioti)—, elefantes de bosque (Loxodonta cyclotis), driles (Mandrillus leucophaeus), colobos rojos de Preuss (Procolobus preussi) y mangabeyes de boina roja (Cercocebus torquatus). Mientras tanto, activistas locales acusaron a la empresa de apropiarse las tierras y de privar a las comunidades el acceso a los bosques tradicionales.
Tronco marcado con HF (por Herakles Farms). Greenpeace documentó cómo la empresa cortó la parte donde estaba la marca HF y la reemplazó con UP (por Uniprovince). Foto: © Greenpeace. |
2012, después de años de hacerse llamar ambientalista, Herakles Farms anunció que se retiraba de la RSPO (the Roundtable on Sustainable Palm Oil ‘la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sustentable’), hoy por hoy, el regulador de la producción de aceite de palma más estricto del mundo. El año pasado, el Gobierno finalmente aprobó la plantación de Herakles Farms —después de haberla cerrado por un tiempo—, pero redujo de manera drástica el tamaño de la concesión a 20 000 hectáreas, poco más del 70 %. Luego, a principios de este año, la empresa fue sancionada con una multa de 4.6 millones de dólares debido a una demanda por discriminación.
“Herakles Farms ha operado con impunidad en Camerún por años a pesar de la falta de toda la documentación legal requerida o de la aprobación para hacerlo”, dijo Wabiwa. “La empresa sostiene que los beneficios obtenidos de la madera de su propiedad serían para los cameruneses, pero los actuales intentos por comercializar la madera ilegal demuestran que la verdadera agenda de la empresa es tan solo rescatar un proyecto económicamente condenado”.
Según Greenpeace, la presión por vender la madera al extranjero podría también debilitar un acuerdo histórico entre Camerún y la UE. En 2011, Camerún entró en un Acuerdo de Asociación Voluntaria (AAV) con la UE para mejorar de forma considerable el sector maderero a cambio del acceso a los mercados de la UE, conocido como Plan de Acción para la Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales (FLEGT, por sus siglas en inglés).
Vivero de palma aceitera. Foto: © Jan-Joseph Stok/Greenpeace. |
“Mediante este acuerdo, Camerún garantiza que toda la producción maderera es legal, cualquiera sea el mercado final al que se destine”, dice el informe. Pero hasta ahora, la UE no ha respondido a las repetidas denuncias de que Herakles Farms pretende vender la madera al exterior.
Es más, la cuestión que se plantea es cómo el programa FLEGT de la UE lidiará con las plantaciones taladas, un problema en los trópicos.
“Los AAV se concibieron en base a la denominada tala selectiva en los bosques de producción”, dice el informe. “Sin embargo, datos más recientes indican que la madera proveniente de la conversión forestal cobra mayor significación en la producción tropical y en Camerún, de hecho, podría pronto representar una gran parte del total de la producción maderera nacional”.
Greenpeace exhorta al Gobierno camerunés a que cancele el permiso de tala de Uniprovince e incaute toda la madera y que agregue que “Herakles Farms, Uniprovince y los oficiales gubernamentales responsables del otorgamiento de las autorizaciones ilegales deberían ser investigados y procesados”.
Es más, el grupo insta a la UE y al Gobierno de Camerún a que eche otro vistazo al AAV para tratar el tema de la madera procedente de las plantaciones. Mientras tanto, la UE debería clasificar la madera proveniente de Camerún como de “alto riesgo”.
“Herakles Farms es una prueba para la credibilidad de la gobernanza forestal en la era AAV. La UE tendrá que demostrar que es capaz de hacer que su asociado, Camerún, respete el acuerdo de asociación”, dijo Wabiwa.