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La vida silvestre podría desplomarse si la Amazonía brasileña pasa el umbral de la deforestación al cual se acerca, dice estudio


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Clearing of Brazilian Amazon rainforest for soy. Photo by Rhett A. Butler.
Despeje de bosque tropical amazónico en Brasil para soya. Foto por Rhett A. Butler.

Un estudio del efecto que tiene la pérdida forestal en la biodiversidad, publicado recientemente en la revista especializada Conservation Biology, muestra que un tercio de la Amazonía brasileña se dirige a un umbral, o acaba de pasarlo, de cobertura forestal, más allá del cual la pérdida de especies se acelera y es más perjudicial. El estudio, dirigido por el Dr. José Manual Ochoa-Quintero de la Universidad de Cambridge, es uno de los pocos que se han llevado a cabo en áreas grandes.



También es uno de los primeros estudios en mapear el efecto de la deforestación en la biodiversidad por regiones enteras de la Amazonía. Al medir la pérdida de algunas especies dominantes de mamíferos y aves, y usar los resultados como indicadores, las(los) investigadoras(es) hallaron que por cada 10 por ciento de bosque perdido, una a dos especies importantes son exterminadas. Esto continúa hasta que la cobertura forestal alcanza un umbral del 43 por ciento, por debajo del cual aumenta el índice de pérdida de biodiversidad y desparecen dos a ocho especies importantes por cada 10 por ciento de pérdida forestal.



“Esto no es sólo el resultado de una pérdida general de hábitats sino también una menor conexión entre los fragmentos de bosque que quedan, lo cual lleva a las especies a cazar y a procrearse en círculos cada vez más pequeños”, dijo Ochoa-Quintero, quien también es el principal autor del artículo. “Es posible que esta fragmentación sea el elemento clave del punto de inflexión de ‘umbral’ para la biodiversidad”.




José Ochoa-Quintero en el campo. Foto cortesía de José Ochoa-Quintero.



La actual ley brasileña llamada Código Forestal “es el principal mecanismo para proteger bosques nativos y la biodiversidad asociada en tierras agrícolas en la cuenca amazónica”, dice el estudio. Se la aplica en granjas y exige retener al menos 80 por ciento de vegetación nativa en las tierras agrícolas, pero rara vez se la cumple o se la hace cumplir.



Para evitar una pérdida regional indecible de biodiversidad en áreas que se deslizan por debajo del umbral de 43 por ciento de cobertura forestal, las(los) investigadoras(es) recomendaron cambiar de enfoque. “Estos resultados subrayan la necesidad de un gran cambio en la magnitud con la cual se aplica la legislación ambiental en Brasil y en los trópicos”, dijo Ochoa-Quintero. “Para salvar a la mayor cantidad posible de especies de la extinción, tenemos que dejar de pensar en cumplir a nivel de granjas para cumplir a nivel de paisajes”.



Para cubrir tan vasta área en su estudio, las(los) investigadoras(es) dividieron la región en 1.223 paisajes de 10.000 kilómetros cuadrados, luego eligieron 31 para representar el espectro de cobertura forestal por la región. Veintisiete de estos paisajes estaban en propiedad privada, cuatro eran áreas protegidas.



“En total nos tomó tres años realizar este proyecto, desde su concepción hasta su redacción pasando por el análisis de datos”, le dijo Ochoa-Quintero a mongabay.com. “Pasamos casi un año en el campo, más dos años para analizar el conjunto de datos y los resultados”.



El estudio define los paisajes de mayor prioridad – un 33 por ciento de la tierra en la región – como aquellos que no llegaron al umbral de 43 por ciento de cobertura forestal en 2010 o aquellos que se espera lleguen allí en los próximos 20 años. Dice que estas áreas perderán entre 31 a 44 por ciento de sus especies hasta 2030.



Las(los) investigadoras(es) modelaron el efecto de la deforestación a los índices de hoy en la cantidad de especies que ocupan un área dada en el estado brasileño de Rondônia. Sus resultados revelaron que la pérdida de especies en paisajes es imagen especular de la pérdida de cobertura forestal, y que es posible que hasta 2030 sólo 22 por ciento de los paisajes sostengan al menos 75 por ciento de las 35 especies focales muestreadas. Estas especies incluyen mamíferos y aves de tamaño mediano en varias categorías de la Lista Roja de UICN, como el mono aullador rojo (Alouatta seniculus) y la pava amazónica (Penelope jacquacu), clasificadas como de Preocupación Menor; el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), como Vulnerable; el mono araña o maquisapa (Ateles chamek) y el trompitero aliverde (Psophia viridis), como En Peligro; y el jaguar (Panthera onca) y el águila arpía (Harpia harpyja), como en Casi Amenazado. Todas estas especies son nativas a la región estudiada – un área en la mitad norte del estado de Rondônia en la Amazonía brasileña, en el interfluvio de los ríos Mamoré-Madeira y Ji-Paraná, que suma a más de tres millones de hectáreas de tierra. El estudio también menciona resultados similares en otros estudios de paisajes realizados en el Bosque Atlántico brasileño, así como en Australia y Finlandia. Una agropecuaria expansiva e invasora – de carne a soya – en las últimas décadas acarreó una pérdida de casi 41 por ciento del bosque original en la región del estudio (unos dos millones de hectáreas), y sólo en los últimos 40 años.




Los jaguares se distribuyen por un paraje extenso en América del Centro y del Sur pero su hábitat está siendo fragmentado cada vez más por el desarrollo. Foto por Rhett A. Butler.



El estudio también dice que, con una población humana cada vez más grande y más próspera que alimentar, a los índices actuales y hasta 2030, la cantidad de paisajes amazónicos de gran magnitud (de más de 10.000 kilómetros cuadrados) por debajo del umbral de pérdida de especies será casi el doble.



Las(los) investigadoras(es) dicen que las áreas protegidas (AP) pueden contrarrestar la expansión agrícola. Sin embargo, los límites al tamaño de las parcelas que pueden reservarse para AP en tierras públicas implican que el éxito de la conservación de la biodiversidad también depende de proteger la vegetación nativa en propiedad privada.



“Además de los efectos del área forestal y de la fragmentación, la degradación de los fragmentos que quedan debido a alteraciones correlacionadas, como la tala, los incendios, la caza insostenible y la extracción de otros recursos, también amenazan el futuro de las especies que dependen de trechos relativamente inalterados de bosque”, escriben las(los) autoras(es).






Rondônia, donde se realiza el estudio, ha sido extensamente desarrollada para la agricultura. Según Global Forest Watch, el estado perdió casi 3 millones de hectáreas – o 15 por ciento – de su cobertura forestal entre 2001 y 2013. Un cuarto de millón de hectáreas de esa pérdida se dieron en paisajes forestales intactos, que son regiones de bosque inalterado lo suficientemente grande para mantener su biodiversidad original. Pulse en la imagen para agrandarla.



El estudio dice que es probable que lo peor de la deforestación ocurra más al norte, en paisajes forestales de cobertura densa en donde se prevén nuevos proyectos de infraestructura y desarrollo, como caminos. Cuando los bosques están asequibles, la deforestación es una posibilidad. Las(los) investigadoras(es) hallaron que los paisajes con más de 70 por ciento de cobertura forestal están mayormente en áreas protegidas, lejos de los principales caminos pavimentados.



Las(os) autoras(es) dicen que es posible que su investigación ayude a identificar prioridades claras de intervención en conservación a partir de las diferencias en los actuales planos de cobertura forestal y los índices previstos de deforestación. También creen que un enfoque similar en proyectos de restauración sirva para definir los objetivos de cobertura vegetal nativa a partir de un umbral de pérdida de especies.



“Evitar la deforestación y enfocar la reforestación en las áreas que se balancean en el umbral de pérdida de especies será la manera más directa y efectiva, en términos de costo, de evitar que se pierdan más especies en la región amazónica”, dijo Ochoa-Quintero. “El reducir la deforestación en esta área, amén de aplicar la ley, quizás sea crucial para perder menos hábitats y conservar la mayoría de las especies muestreadas”.







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