Un nogal de Brasil que sobrevive en una extensión de tierra deforestada para el cultivo de soja. Fotos de Rhett A Butler
El gobierno brasilero confirmó que la deforestación en la Amazonía está avanzando considerablemente más en comparación con el año pasado.
Las cifras publicadas el año pasado por el Instituto Nacional para la Investigación Espacial (INPE) muestra que la deforestación detectada por DETER, un sistema de monitoreo de la deforestación a corto plazo basado en imágenes satelitales rudimentarias, es 63 por ciento mayor para el período de doce meses que culmina el 31 de enero de 2015 en comparación con el año anterior.
Los datos añaden más información a las cifras que publicó previamente Imazon, una ONG brasilera, que mostraron que la destrucción forestal está avanzando un 161 por ciento más que el ritmo del año pasado. El sistema de rastreo de la deforestación a corto plazo de Imazon también se basa en imágenes satelitales rudimentarias. Ambos sistemas buscan funcionar como sistemas de alerta para permitir que se apliquen leyes en contra de la deforestación ilegal en lugar de evaluaciones integrales de pérdida de bosques.
Comparación entre los datos de DETER (INPA) con los datos de SAD (Imazon). Tanto DETER como SAD son sistemas de alerta a corto plazo basados en los datos de MODIS de la NASA. La tabla muestra datos mensuales así como también el movimiento promedio de 12 meses para reducir el ruido. Históricamente, el reciente aumento en la pérdida de bosques es pequeño.
Sin embargo, al observar la tendencia a corto plazo, la magnitud revela el aumento significativo de la pérdida de bosques en los últimos meses.
Tanto Imazon como INPE calculan la pérdida de bosques en general en la Amazonía anualmente para el período que termina el 31 de julio y que corresponde al punto más alto de la temporada seca cuando la mayor parte de la Amazonía no está nublada. Esas evaluaciones utilizan datos de alta resolución Landsat, los cuales requieren un análisis mayor, pero proveen una estimación más precisa de cuánto se deforestó el año anterior. Imazon también rastrea la degradación forestal causada por la tala selectiva y los incendios, lo que por lo general excede en gran medida el área deforestada cada año.
Si bien los datos nuevos son preliminares, no dejan de ser alarmantes y aumentan la preocupación de que el progreso reciente de Brasil en la disminución de la deforestación en la selva tropical más grande del mundo esté en riesgo de revertirse. Las cifras de la pérdida de bosques a corto plazo de ambos sistemas son las cifras más altas registradas en seis años. Es la aceleración más rápida desde que se comenzó a llevar un registro consistente en el 2007.
El sistema PRODES de la INPE se basa en datos de alta resolución Landsat y funcionan como la estimación anual “oficial” para la deforestación en la Amazonía brasilera. La tabla incluye datos de DETER y SAD basados en MODIS en un segundo eje para hacer una comparación. Hasta hace poco, los datos mensuales agregados de ambos sistemas coincidieron bastante con los datos anuales, pero la correlación disminuyó en los últimos dos años.
Algunos ambientalistas le echan la culpa de los cambios en el aumento de la tasa de la pérdida de bosques a los cambios en el código forestal del país. En el 2012, el lobby de agronegocios del congreso impulsó legislación nueva que flexibilizó las regulaciones referidas al mantenimiento de la cubierta forestal en tierras privadas y eliminó las sanciones a pequeños productores agropecuarios por la deforestación ilegal.
Sin embargo, los factores macroeconómicos podrían ofrecer una explicación mejor. La última recesión económica en Brasil golpeó su moneda, el real, y provocó que la agricultura para la exportación sea más rentable ya que la soja y los productos de ganadería se venden en dólares en los mercados internacionales, mientras que los costos se pagan en reales, que valen menos. Al mismo tiempo, los precios de los granos y la carne han superado sus bajas por la crisis financiera. Un sector agropecuario más rentable hace que la deforestación especulativa sea una opción más atractiva en relación con otras inversiones, especialmente en el contexto de un mercado de valores brasilero inestable.
También preocupa que Brasil haya agotado efectivamente la mayoría de los métodos sencillos referidos a las oportunidades para reducir la deforestación. Un artículo de investigación científica publicado en junio estableció que mayores reducciones en la deforestación podrían ser aún más difíciles sin incentivos fuertes y directos para que los productores preserven los bosques. En otras palabras, Brasil hizo tanto progreso como pudo utilizando un “palo” de aplicación de leyes, ahora se necesitan “zanahorias” para ganancias mayores. Esas zanahorias incluyen pagos y préstamos a bajo interés a productores agropecuarios y dueños de ranchos que mantienen la cobertura forestal por encima del umbral del 80 por ciento requerido por la ley.
El gobierno brasilero dio pasos pequeños en respuesta al aumento de la deforestación en la Amazonía, incluyendo el envío de más policías a la región. En febrero último, IBAMA, la agencia brasilera que se encarga de la aplicación de leyes ambientales arrested Ezequiel Antônio Castanha, el presunto cabecilla de un grupo de delincuentes acusados de la deforestación de al menos 15 000 hectáreas al costado de la autopista BR-163 en el estado de Pará. IBAMA considera que el arresto es un paso muy importante en el control de la deforestación en el área.
Aún con tasas mucho mayores que las del año pasado, parece haber una mayor probabilidad de que la deforestación del período de 12 meses que culmina el 31 de julio de 2015 será considerablemente mayor que la tasa del año anterior por primera vez desde al menos el comienzo del milenio. Solo una caída drástica de la deforestación en los próximos meses podría evitarlo.