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151 embalses podrían ser catastróficos para la conectividad ecológica del Amazonas

Liz Kimbrough con la co-investigación de Anjali Kumar



Al empezar, los países sudamericanos, a ir más allá de los combustibles fósiles, muchos están mirando hacia la energía hidroeléctrica. Los ríos que fluyen desde la Cordillera de los Andes hacia el interior de la cuenca del Amazonas podrían proporcionar una riqueza de potencial líquido para satisfacer las demandas energéticas de las poblaciones en expansión, las economías y el desarrollo. Los planes actuales piden la construcción de embalses en cinco de los seis afluentes andinos principales que alimentan el Amazonas, con más de 150 nuevos proyectos hidroeléctricos que se construirán durante los próximos 20 años. Sin una planificación holística de la cuenca, estos embalses podrían tener consecuencias medioambientales devastadoras.



Esta dramática proliferación de embalses y sus implicaciones para la conectividad ecológica del río de la Amazonía Andina fue explorado en un revolucionario informe de 2012 publicado en PLOS ONE por Matt Finer y Clinton Jenkins.



Los investigadores examinaron las carpetas gubernamentales de todos los embalses propuestos en la región andina amazónica con una capacidad generadora de 2 megavatios (MW) o más. Usaron un amplio conjunto de criterios medioambientales para clasificar los proyectos y encontraron que el 47 por ciento de los embalses tendrían un alto impacto en la región.





River valley on the Amazon side of the lower Andes, Peru. Photo credit: Rhett Butler.Valle fluvial en el lado del Amazonas de los bajos Andes, Perú. Fotografía: Rhett Butler.



Finer y Jenkins evaluaron 151 proyectos hidroeléctricos planificados en Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, clasificándoles por su bajo, medio o alto impacto. Su evaluación tuvo en cuenta si cada embalse podría: representar una nueva causa de fragmentación de los ríos (en relación con los 48 embalses existentes en la región); perturbar la conectividad de los ríos de fluyen libremente que enlazan el nacimiento andino con las tierras bajas de la amazonia; requerir nuevas carreteras o líneas de transmisión; o, directamente, causar impactos medioambientales significantes, como, inundaciones de más de 100 kilómetros cuadrados (38,8 millas cuadradas) de bosque, la alteración de las rutas de los peces migratorios conocidas o la intrusión en áreas protegidas.



“El sesenta por ciento de los embalses causarían la primera ruptura importante en la conectividad entre el nacimiento andino protegido y las tierras bajas de la amazonia”, escribieron los autores. Además, encontraron que más del 80 por ciento de los embalses propuestos, probablemente, conducirían a la deforestación debido a las nuevas carreteras y las inundaciones, mientras que 11 embalses impactarían, directamente, en un área protegida.



La ruptura en la conectividad del río es especialmente importante. Los Andes nutren la llanura amazónica con la gran mayoría de sus sedimentos, nutrientes y material orgánica. La conectividad andino amazónica también proporciona una ruta migratoria despejada para un gran número de especies de peces de agua dulce económica y ecológicamente importantes. Cualquier ruptura importante en la conectividad natural podría producir severos e impredecibles impactos.



Finer y Jenkins, en 2012, hicieron tres recomendaciones de reformas, que si se implementasen, podrían reducir el número de proyectos hidroeléctricos andino amazónicos propuestos, junto con los impactos de aquellos que ya están construidos. Mongabay.com preguntó a un grupo de expertos que considerasen la relevancia y viabilidad de estas recomendaciones hoy en día y que formulasen sugerencias para que salgan adelante.



Primera recomendación: Evaluaciones medioambientales de la Cuenca del Amazonas



La primera recomendación de Finer y Jenkins insta a que, “el gobierno debería pasar de una evaluación del impacto medioambiental a nivel del proyecto a una evaluación más amplia que mire tanto al impacto en la Cuenca como en impacto regional para poder identificar la mejor ubicación para los embalses”.




(A) Clasificación del impacto de los embalses en afluentes que empiezan en los Andes colombianos, ecuatoriales y del norte de Perú. (B) Clasificación del impacto de los embalses en los afluentes que empiezan en los Andes bolivianos y del sur de Perú. Resultados del análisis ecológico de Finer y Jenkins de 2012. Haga clic en la imagen para ampliarla.

En la actualidad las evaluaciones del impacto medioambiental se centran solo en proyectos individuales y no tienen en consideración la colocación de nuevos embalses en relación con otros embalses planificados o existentes. El problema con este enfoque es que el impacto acumulativo de varios embalses en un río o en una cuenca, será mayor que la adición de un solo embalse.



“Es una recomendación muy sensata y fácil de hacer, pero parece que sería difícil de implementar”, debido a la compleja mezcla de autoridades y agendas en la región, le dijo la Dr. Elizabeth Anderson, Directora Adjunta del programa, Global Water for Sustainability (GLOWS), a mongabay.com. La cuenca amazónica incluye varias naciones, explicó, con múltiples empresas privadas y agencias de financiación que promueven el desarrollo de los embalses. “Así que la pregunta [es] ¿quién o qué entidad coordinaría la evaluación de los impactos en la conectividad a escala de la cuenca?”



Incluso las evaluaciones medioambientales hechas sobre proyectos hidroeléctricos individuales tienen sus fallos. Un informe de International Riverspublicado en 2013 señala que las Evaluaciones sobre el Impacto Social y Medioambiental (ESIAs, por sus siglas en inglés), son a menudo financiadas por los promotores del proyecto, que puede llevar a estudios sesgados que puede que no incluyan todos los impactos potenciales negativos.



“Como la prioridad urgente de todos estos países [en la cuenca del Amazonas] es alcanzar la independencia energética y garantizar que se cumplan sus objetivos y necesidades de desarrollo, la idea de la gestión medioambiental tiende a ser un concepto nuevo en muchos de estos países, y de poco interés”, dijo el Director Ejecutivo del Rivers Institute ecuatoriano, Matt Terry. De hecho, “la tendencia general que vemos por toda la región es que la mayoría de los proyectos llevan a cabo estudios del impacto medioambiental después de que el proyecto haya sido completamente definido, para poder justificar o mitigar las decisiones que fueron tomadas al principio del ciclo de desarrollo del proyecto, sin utilizar criterios de la participación del público, las evaluaciones de riesgo o la sensibilidad medioambiental en el diseño del proyecto”.


Otro obstáculo a la gestión regional: en la actualidad, no hay una autoridad competente e independiente que pueda tener en cuenta todos los impactos regionales y río abajo y tomar decisiones para toda la cuenca. Mientras la ya existente Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) representa a todos los países amazónicos, la organización, actualmente, no juega ningún papel en la planificación estratégica en los proyectos hidroeléctricos de la cuenca.




Embalses hidroeléctricos existentes y planificados de la Amazonía Andina. Los embales ordenados por su condición (existente y planificado) y tamaño (2–99 MW, 100–999 MW, y ≥1,000 MW de capacidad). De Finer y Jenkins 2012. Haga clic en la imagen para ampliarla.

Otro problema más de la planificación es la falta de datos de referencia sobre los ríos amazónicos a partir de los cuales realizar las evaluaciones medioambientales y controlar los cambios. Significativamente, se necesita urgentemente más investigación básica sobre los ecosistemas junto con una extensa supervisión.



“La naturaleza está muriendo una muerte por mil heridas”, en Amazonia, dijo el Dr. William Laurance de la Universidad James Cook, “y el problema es que miras a estos proyectos de uno en uno independientemente de los otros y no ves el cuadro completo de todas las heridas que se están produciendo”.



Segunda recomendación: Un plan multinacional para los ríos que fluyen libremente en la Amazonia



Finer y Jenkins recomiendan enfáticamente el desarrollo de “una estrategia multinacional para mantener la conectividad del fluyo libre desde las tierras altas de los Andes hasta la tierras bajas del Amazonas”.



Matt Terry subrayó la importancia de esta recomendación: “Si los cauces de los ríos, estratégicos y que fluyen libremente, que van de los Andes al Amazonas, no son identificados y preservados, habrá repercusiones catastróficas para los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad en la cuenca del Amazonas”, dijo. “Los hábitats terrestres… al estar cada vez más colonizados, desarrollados y fragmentados, los cauces de los ríos que van de los Andes al Amazonas proporcionan la más importante conectividad ecológica a nivel de las cuencas”. Esos cauces abarcan la crítica zona de transición altitudinal, y las zonas de interacción entre los ecosistemas acuáticos y terrestres, con los mayores niveles de biodiversidad.



Una estrategia ideal para preservar la conectividad andina amazónica sería evitar poner embalses en los principales caudales, como lo de los ríos Marañón, Madeira, Putumayo y Ucayali. Estos cauces deberían ser protegidos y designados ríos de “flujo libre”. Varios expertos están pidiendo a la OTCA y otros actores principales, incluido la UNESCO, el Banco Mundial y las Naciones Unidad que respalden este concepto. Sin embargo, para que tenga éxito esta estrategia de conectividad de flujo libre, sería necesario encontrar iniciativas y mecanismos de financiación.



“Esto es gestión de los recursos naturales básica”, dijo Terry. “Primero identifica lo que quieres preservar antes de desarrollar; también, tienes que saber lo que estarías dispuesto a sacrificar. En este caso, la preservar la conectividad natural y de flujo libre de los cauces andino amazónicos necesita ser una prioridad”.




The freshwater pink river dolphin (Inía geoffrensis) is an iconic species that could be at risk from Amazonia dams. Photo by Dennis Otten under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported (CC BY-SA 3.0) license.
El delfín Rosado de agua dulce (Inía geoffrensis) es una especie icónica que podría estar en peligro por los embalses en la Amazonia. Fotografía de Otten bajo una licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 Unported (CC BY-SA 3.0)


Terry sugirió que una manera de avanzar es si la UNESCO “establece un Programa Internacional para los Ríos Salvajes y Pintorescos para proteger ríos emblemáticos con espectaculares recursos. Un impuesto del uno por ciento sobre todos los ingresos de todos los proyectos hidroeléctricos nuevos y/o existentes podría contribuir a un fondo para financiar la gestión del programa propuesto”. Todos los nuevos proyectos hidroeléctricos no deberían solo ser responsables por la gestión del medioambiente dentro de su área de influencia, sino también “sería necesario que financiase la preservación y gestión de un río que fluya libremente en el contexto de mitigación compensatoria”.



José Serra Vega, un asesor energético que está especializado en la región del Amazonas, le dijo a mongabay.com que esta recomendación, “sería ideal, pero el problema es que las necesidades energéticas de Brasil significan que sus empresas [brasileñas] miran lujuriosamente a los recursos de sus vecinos”. La empresa brasileña Odebrecht ha invertido fuertemente en desarrollar proyectos de mega embalses por ejemplo, en Perú en el cauce principal del río Marañón.



Tercera recomendación: Reexaminar la hidroelectricidad como una fuente de energía de bajo impacto



Finer y Jenkins llegaron a una tercera, y algo sorprendente, conclusión. Desafían “la noción de que la hidroelectricidad sea una extendida fuente de energía de bajo impacto para los neotrópicos”.



Explican que, en la actualidad, los embalses de hidroelectricidad neotropicales son vistos como un medio de reducir considerablemente el uso de combustibles fósiles y atajar el cambio climático. Como resultado, tales proyectos son apoyados por instituciones financieras internacionales y reciben créditos de carbono ofrecidos por el Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM, por sus siglas en inglés) tal como se configuro bajo el acuerdo del Protocolo de Kyotol .



Sin embargo, los investigadores urgen encarecidamente a las naciones y las instituciones internacionales a que tengan en consideración impactos medioambientales más amplios cuando evalúen los proyectos de hidroelectricidad. Teniendo en cuenta sus descubrimientos –con casi la mitad de los embalses propuestos teniendo impactos altos sobre la conectividad ecológica y solo un 19 por ciento teniendo impactos bajos- propusieron que muchos de los proyectos con impactos altos sean cancelados.



“Si no, los ríos y bosques tropicales pueden estar cada vez más amenazados por estrategias, que de otra manera son bien intencionadas, para mitigar el cambio climático”, escribieron. “Las naciones andinas podrían satisfacer un porcentaje considerable de las necesidades energéticas previstas priorizando [y construyendo] solo embalses de impacto bajo y, quizás, moderado”. Las cuencas brasileñas, peruanas y de otros países que no están en el Amazonas también poseen un potencial hidroeléctrico sustancial sin explotar para proyectos de bajo y moderado impacto.



El cambio climático puede afectar en gran medida los planes hidroeléctricos neotropicales. La sequía, que está previsto que aumente al subir las temperaturas globales, podría paralizar las capacidades de generación de los embalses. Brasil ya genera casi dos tercios de su electricidad de la hidroelectricidad y controla el segundo mayor proyecto hidroeléctrico del mundo, el embalse de Itaipú de 14.000 MW en la frontera entre Brasil y Paraguay. Lamentablemente, un fuerte sequía en los últimos años ha forzado a Brasil a importar electricidad a unos precios muy altos, principalmente de Argentina. Solo en el último año, la sequía resultó en una importante reducción en la generación hidroeléctrica y en unos niveles de agua en las presas peligrosamente bajos. Algunos predicen que esta situación empeorará en un futuro próximo. Esto podría incrementar la presión para planificar más proyectos de hidroeléctrica para generar más energía en los países vecinos, sin importar el coste que supondría a los ecosistemas y las gentes del lugar.




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La mayoría de los embalses hidroeléctricos “de agua fluyente” in la Cuenca del Amazonas desvían todo el fluyo de su cauce natural para generar electricidad en una central eléctrica situada río abajo, perturbando la conectividad ecológica. Fotografía: Ecuadorian Rivers Institute


“Creo que el problema”, dijo el Dr. William Laurance, “es que estas naciones están decididas a tener abundante energía y crecimiento económico y quieren energía para la infraestructura minera y por otros motivos. Desgraciadamente, no hay muchas alternativas económicamente viables, fáciles y seguras. Creo que la hidroelectricidad, especialmente en el contexto de desarrollar estas áreas relativamente inmaculadas del Amazonas y los Andes, es una idea extremadamente mala. Eso deja ideas de concentrar embalses en áreas donde ya hay un desarrollo hidroeléctrico considerable y también de buscar la conservación de energía y fuentes de energía renovables como la energía solar y eólica”.



Volando casi a ciegas hacia un futuro de hidroelectricidad



La ominosa amenaza medioambiental señalada por Finer y Jenkins ha crecido más preocupante desde que hicieron su trabajo. Desde mayo 2014, hay 412 embalses hidroeléctricos en funcionamiento, bajo construcción o planificados para la Cuenca el Amazonas y sus nacimientos, lo que podría llevar, potencialmente, al “fin de los ríos de flujo libre”, y contribuir al “colapso del ecosistema”, informa el periódico The Guardian -256 están en Brasil, 77 están en Perú, 55 en Ecuador, 14 en Bolivia, seis en Venezuela, dos en Guayana y uno en Colombia, la Guayana Francesa y Surinam-. El número de proyectos en los Andes amazónicos todavía es de 151 embalses.



Mientras que la mayoría de los investigadores y expertos que hablaron con mongabay.com sentían que el estudio de la conectividad era un gran paso hacia adelante, no todos estaban de acuerdo con su valor. El Dr. Asit Biswas, fundador del Centro del Tercer Mundo para el Manejo del Agua, le dio poca credibilidad a los resultados o a su utilidad: “Después de pasar unos 30 años en [el Amazonas], todavía estoy intentando entender los problemas, asuntos y soluciones, tanto en términos de la gente y sus necesidades como de la protección del medioambiente”, dijo.



A Matt Finer le preocupa que el estudio, aunque útil, no ha llegado a su público objetivo, los que hacen las políticas. “Lamentablemente, no creo que los mensajes centrales en el informe les hayan llegado todavía”, dijo. “Así que aún hay un montón de trabajo en el extremo de la sociedad civil y los investigadores para asegurarnos que esos mensajes les lleguen a tiempo”.



Los países en la Cuenca de los Andes amazónicos están avanzando la hidroelectricidad como el eje central de su estrategia energética y están avanzando, agresivamente, con los planes para embalsar los ríos de flujo libre de la región. Mientras que las recomendaciones propuestas por Finer y Jenkins en 2012 siguen siendo relevantes e importantes hoy en día, implementarlas será innegablemente difícil cuando se colocan contra las apremiantes agendas energéticas nacionales de Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia y otros países.



Claramente existe la necesidad de una mayor investigación, un incremento en la cooperación y una planificación y gestión holística y estratégica si estas naciones van a obtener suficiente energía mientras también mantener la salud y vitalidad de los ríos que fluyen libremente y sostienen la vida en la Cuenca del Amazonas.


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