- El país suramericano promete reducir sus emisiones de carbono en un 37 por ciento para el año 2025.
- La presidenta Dilma Rousseff también anunció que espera que haya una reducción de un 43 por ciento para el año 2030.
- Se espera que en los próximos 15 años, Brasil obtendrá el 66 por ciento de su electricidad por parte de la energía hidroeléctrica.
Brasil se ha convertido en el primer país en vías de desarrollo en comprometerse a una reducción absoluta de emisiones de carbono antes del encuentro COP21 que tomará lugar en París.
“El desarrollo sostenible requiere de que todos podamos ofrecer buenas condiciones laborales, crear trabajos de calidad, y garantizar oportunidades”, dijo la Presidenta Dilma Rousseff a una audiencia de miembros de las Naciones Unidas el pasado domingo. “Pero aunque Brasil se esté enfrentando a dificultades, no retrocederá en sus avances ya logrados”.
Rousseff anunció el plan de reducción de carbono durante la Cumbre de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas que tomó lugar en Nueva York del 25 al 27 de Septiembre con el gol de adoptar una nueva agenda de desarrollo sostenible a nivel global.
Brasil, el séptimo país productor de gases de invernadero a nivel global, cortará sus emisiones en un 37 por ciento (de acuerdo a sus niveles del 2005) en los próximos diez años. Lo hará a través de una reducción en la deforestación y el incremento de sus recursos renovables, sobre todo en la energía hidroeléctrica. También se espera que haya una “reducción prevista” de emisiones de un 43 por ciento para el año 2030.
“Nuestras metas son tan ambiciosas, sino más, que las de países desarrollados,” añadió Rousseff.
Otros países, como China y Sudáfrica, han prometido reducir sus emisiones mientras siguen creciendo sus economías. Pero al contrario de Brasil, no han querido bajar sus emisiones en términos absolutos. Brasil lo ha estado haciendo durante la última década a través de políticas que limitan la deforestación.
Varias organizaciones de defensa del medio ambiente aplaudieron al país por darse el objetivo de reducir sus emisiones absolutas de carbono. Sin embargo, también criticaron a Rousseff por no haber sido más ambiciosa en sus objetivos. Bajo sus promesas, Brasil no eliminará la deforestación; tan sólo aspirará a eliminar la deforestación ilegal para el año 2030.