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Días negros para la sociedad sudafricana ante el furor de la caza furtiva de rinocerontes


A white rhinoceros rests in Kruger National Park, South Africa, the epicenter of a spate of rhino poaching. Photo credit: Rhett A. Butler
Un rinoceronte blanco en el Parque Nacional de Kruger, Sudáfrica, el epicentro de un brote de caza furtiva de rinocerontes. Foto: Rhett A. Butler.

Dos rinocerontes adultos y una cría yacen bajo un árbol a 50 metros de la carretera. Para mí, fue in avistamiento muy bonito en el calor del mediodía en el Parque Nacional de Kruger en Sudáfrica – mis segundos rinocerontes en dos días-. En el horizonte oriental, detrás de sus cuerpos adormilados, yace una línea azul oscuro; las Montañas Lembobo marcan la frontera entre Sudáfrica y Mozambique. Esas montañas mortales producen equipos de cazadores furtivos de los pueblos de Mozambique más rápido que los equipos anti cazadores furtivos de Kruger pueden cogerlos. Los equipos son elegidos de colas de hombre mozambiqueños pobre alineados en fila por el dinero del cuerno de rinoceronte que está entrando a raudales de los sindicatos internacionales con base, principalmente, en Vietnam y China. Probablemente haya más cazadores furtivos movilizándose ahora para hacer incursiones esta noche. Pero los enemigos de los rinocerontes no vienen solo del este. El mismo número vienen de los municipios sudafricanos en la frontera occidental de Kruger La agencia de parques nacionales de Sudáfrica, SANParks, estima que 15 equipos de cazadores furtivos operan en Kruger cada noche. Ha habido luna llena por lo que la caza furtiva ha sido frenética. Los ojos de Lembobo observan.

Las orejas de los rinocerontes se mueven con cada mosca. La hembra adulta se pone en pie. Su cuerno forma una silueta contra la niebla de un color amarillo paja. Se aleja, oscilando de un lado para otro como un perro para orinar. Emana durante un largo rato. Luego vuelve a la sombra y se deja caer en el polvo, pero su descanso es intermitente.

Mientras los observo, una docena de coches para para mirar lo que estoy viendo. Una mezcla: afrikáneres, negros, extranjeros, asiáticos, jóvenes y ancianos, coches baratos y caros. Unos pocos se quedan merodeando pero hay poco que ver. Solo orejas de rinocerontes moviéndose. Miro a algunos coches con recelo. Después de esperar durante 30 minutos consigo mi oportunidad para sacar unas fotos –los tres rinocerontes se ponen en pie, empiezan a pastar-. Clic, clic, clic. El macho se acerca y pare mirar a los tres coches, incluido el mío, mirando, clic, pero sé que está demasiado ciego para vernos. Entonces, se da la vuelta, clic, hacia las montañas Lembobo y desaparecen juntos en el altiplano.

He observado, al menos, 20 personas que pararon a mirar y hacer fotografías. No es nada especial ver aquí a rinocerontes porque Kruger tiene la mayor población del mundo de rinocerontes blancos del sur –entre 8.400 y 9.600 animales- de acuerdo con un censo de SANParks de 2013. Los rinocerontes blancos del sur (Ceratotherium simum simum) son los únicos rinocerontes que no aparecen en la lista de la IUCN con en peligro de extinción. Están “casi amenazados”. Pero, si una de esas 20 personas fuese un observador para un sindicato del cuerno de rinoceronte, este pequeño grupo podría estar muerto mañana.

Suráfrica está en el ojo de un ciclón global de caza furtiva de rinocerontes, con 393 animales sacrificados en el primer tercio de 2015 – un aumento del 18 por ciento comparado con 2014. Justo en el centro de la tormenta está Kruger, donde los cazadores furtivos mataron 290 animales entre enero y abril de este año. Las cosas se han puesto tan mal que los grupos de conservación están moviendo rinocerontes fuera del país a refugios más seguros en Botsuana.

Rhinos mingle with other wildlife in Kruger National Park. Photo credit: Mic Smith.
Rinocerontes mezclándose con otros animales salvajes en el Parque Nacional de Kruger. Fotografía: Mic Smith.

La crisis de la caza furtiva está impulsada por la demanda de cuerno de rinoceronte en China y en mayor grado en Vietnam. El cuerno de rinoceronte era un remedio ancestral en la medicina china tradicional. Según parece, tenía alguna capacidad medicinal para bajar la fiebre y tratar el envenenamiento, pero menos que otras curas a base de hierbas. Sin embargo, la rareza estaba altamente valorada así que lo que el cuerno de rinoceronte carecía en eficacia lo compensaba con misterio. Hoy en día, gracias a los medios de comunicación, internet, nuevas riquezas y la creciente población humana en Vietnam China, los usos medicinales del cuerno de rinoceronte son mucho más variados y sin ningún tipo de pruebas que bajo los sistemas tradicionales. Entre todos los usos que han emergido en Vietnam en los últimos 10 años –cura de la resaca, ayuda para la potencia masculina, elixir general para la salud, regalo y símbolo de estatus social- el uso que parece haber estimulado más la demanda es la cura contra el cáncer.

Las posibilidades de que un paciente de cáncer consiga un tratamiento que le salve la vida en un país en desarrollo como Vietnam son casi las mismas que te den paso en una rotonda de Saigón. Malas. Así que a los traficantes de aceite de serpiente se le ocurrió el usar el cuerno de rinoceronte para curar el cáncer. Un rumor sin fundamento de que un político de Hanoi que curó sus tumores con cuerno de rinoceronte se convirtió en viral. En 2011 fui al mayor hospital de cáncer de Ho Chi Minh City y vi los desesperados riesgos que los pacientes de cáncer estaban tomando. Gente de los pueblos rurales que, literalmente, no tenían suficiente dinero para comprar un lápiz para la educación de sus hijos estaban pagando, a las puertas del hospital, aproximadamente 200 dólares a los traficantes de cuerno de rinoceronte por un pequeño cubo de cuerno, más dinero de lo que verían en un año. A menudo, ni siquiera era cuerno de verdad.

El precio de cuerno en Vietnam está entre 25.000 y 45.000 dólares el kilo y, a veces, alcanza el muy citado precio de 65.000 dólares, según Annette Hübschle-Finch, una investigadora en mercados ilegales y crimen organizado transnacional de la Universidad de Ciudad del Cabo. Llegó a esas cifras basándose en entrevistas que llevó a cabo en 2013 con consumidores de cuerno de rinoceronte, doctores y comerciantes en Vietnam, así como contrabandistas asiáticos e intermediarios en Suráfrica y Mozambique. El precio del cuerno de rinoceronte puede ser confuso, pero, desde cualquier punto de vista, es alto –lo suficientemente alto para motivar un mercado negro internacional vigoroso y sin límites.

The wall of a hunting outfitter's lodge in Nelspruit, just outside Kruger National Park. Photo credit: Mic Smith.
La pared de un albergue de organizadores de cacerías en Nelspruit, a las puertas del Parque Nacional Kruger. Fotografía: Mic Smith.

Los sindicatos no ven la caza furtiva como la única fuente de cuerno de rinoceronte. Durante siglos, los cazadores de trofeos han estado diezmando las poblaciones de rinoceronte por toda África. Miles de trofeos cuelgan de paredes en los EE.UU y Europa y, en los últimos años, los cuernos de rinoceronte que están en museos, casas de subastas, tiendas de antigüedades o estudios de taxidermia han estado en el ojo de mira de los grupos de crimen organizado.

Otra manera de la que los sindicatos en Vietnam y China han estado consiguiendo el cuerno es a través de “pseudo-cacerías”. Estas empezaron hacia 2003 cuando un vietnamita que nunca había cazado antes pagó a un organizador de cacerías sudafricano un poco de dinero extra para organizar una caza de trofeo de rinoceronte, como siempre, y también por ayudar con la matanza, que es, decididamente, no habitual. Los cazadores profesionales pronto se dieron cuenta de los acuerdos tan sustanciosos que los vietnamitas estaban ofreciendo y empezaron a ampliar sus servicios. Los viajes de pseudo-caza tenían un toque de legalidad, pero era dudoso en muchos niveles, uno de los principales era que es ilegal revender trofeos o cuernos, algo que los vietnamitas estaban claramente haciendo. Para cuando los sudafricanos dejaron de dar permisos de caza a los vietnamitas, era demasiado tarde. La fiebre del dinero del rinoceronte se había asentado, desencadenando una de las peores crisis de caza furtiva que Sudáfrica haya visto nunca. Las estadísticas de la caza furtiva aumentaron de forma continuada de 83 rinocerontes en 2008 a 1.215 en 2014.

Clima de sospecha

Una horas después de ver a los rinocerontes, me encontré con un anti cazadores furtivos en la cafetería de un hotel a las afueras de Skukuza Gate, la puerta principal del Parque Nacional Kruger. Tiene unos 40 años y ha pasado la mayor parte de su vida laboral con los animales africanos, pero ha estado protegiendo, exclusivamente, al rinoceronte durante los últimos cinco años. No quiere ser nombrado o fotografiado, pero no da ninguna razón. Estoy acostumbrado. Muchas fuentes no quieren ser nombradas. Algunas lo explican diciendo “trabajo encubierto” o “tengo una familia”. Otros dicen, “perderé mi trabajo. Así es como funciona esta gente”.

Le digo al anti cazadores furtivos que el director de otro parque nacional sudafricano me dijo que solo se fía del 50 por ciento de su plantilla. El anti cazadores furtivos responde con firmeza que él se fía del cero por ciento de los tipos con los que trabaja. Un colega cercano en anti cazadores furtivos había destruido toda su confianza en su propia industria al estar pluriempleado como un cazador furtivo de rinocerontes. “Todavía no sé si fue avaricia o manipulación [por parte de los sindicatos]”, dice. Desde entonces, cuanto mejor sean, cuanto más duro trabajen, menos se va a fiar de ellos.

Si trabajas en el campo del rinoceronte, traicionar tu posición no implica nada tan extremo como apretar el gatillo. La gente abusa en secreto sus responsabilidades de otras maneras, dice el anti cazadores furtivos. “Hay una gran cantidad de información que viene de dentro de los parques [a los sindicatos] ya sean reservas privadas, Kruger o lo que sea. Es inmenso. No se pueden salir con lo que se están saliendo sin información -información privilegiada-. Ya sea de gente que trabaja ahí o que conduce por los alrededores. Es masivo… Están perdiendo entre tres y cuatro rinocerontes al día en el Parque Nacional Kruger”, me dice. En el parque, las actividades de caza furtiva se han doblado esta semana. “Eso es táctico. Envían cinco equipos y a ver que obtienen”, dice el anti cazadores furtivos.

“Lo mismo que tenemos informantes en el exterior [en los sindicatos], tenemos informantes en nuestras propias filas”, me dijo un tipo de SANParks que no quería ser nombrado. Sabía que a la plantilla del Parque Nacional se les han acercado miembros del sindicato. “Te garantizo que el 90 por ciento de las veces es [información] procedente del interior… Creemos que esta podredumbre se ha establecido en los niveles más altos”.

Los organizadores de las cazas furtivas contactan a los infiltrados. Dan teléfonos móviles a la plantilla del parque, desde los guardabosques pasando por los anti cazadores furtivos hasta el personal de cocina, y les dicen que si oyen cualquier información sobre los rinocerontes que les manden un mensaje de texto y les pagaran más dinero de lo que ganan en un mes. Según los rumores, las tarifas pagadas por la información varían entre 1.000 (82 dólares) y 10.000 rands (825 dólares). Esa es una buena cantidad de dinero teniendo en cuenta la tasa vigente de 10.000 dólares que se paga a un equipo de tres cazadores furtivos por un cuerno de rinoceronte. “Siempre vas a encontrar miembros de la comunidad que se doblarían por un poco de dinero” dice el anti cazadores furtivos.

A mother rhinoceros and her calf in Supingstad, South Africa. Photo credit: Ryan Kilpatrick.
Una hembra rinoceronte y su cría en Supingstad, Sudáfrica. Fotografía: Ryan Kilpatrick.

Antes de venir a Kruger, estuve en la Provincia Oriental del Cabo, 1.500 kilómetros (930 millas) al sur. Durante 10 días hablé con agentes de rinocerontes sobre como la provincia estaba cambiando de un santuario protegiendo a los rinocerontes de la caza furtiva a un nuevo punto caliente. Muchos propietarios de rinocerontes sospechaban que había una participación interna en la caza furtiva y eran cautelosos sobre compartir información con cualquiera.

El propietario de una reserva de caza, que no quiso ser nombrado, estaba tan aterrado como indignado con los sindicatos. Un miembro de un sindicato le había llamado por teléfono y se sentía intimidado. Parecía paranoico cuando le contacté. “Eres un idiota si crees que voy a hablar contigo por teléfono. ¿Tú quién eres? Yo no sé quién eres”, me gritó. Le había llamado varias veces un miembro de un sindicato vietnamita que le pidió con descaro que le suministrara cuerno. El propietario de rinocerontes dijo que todo el mundo había sido contactado pero que no lo admitirían. Lo había visto en las cafeterías; sabía quién era el vietnamita y todos los demás lo sabían también, dijo. Comenzó verdaderamente apasionado sobre cooperar con la policía para coger al hombre, pero había sido una pérdida de tiempo y ya no le importaba o quería saber algo sobre los rinocerontes.

“Nadie me dijo nada sobre esto”, dije.

“Es exponernos al peligro, no merece la pena. ¿Te contaron la historia del corazón sangrante?”

“Sí, es la única historia que me contaron”.

“No te están diciendo nada. Se les dijo a todos: ‘Manteneros alejados de esto’… La gente que lo está haciendo no tiene escrúpulos… Gente es asesinada… Es muy organizado. Va a continuar y nadie puede pararlo”.

Después de esa llamada telefónica me sentí como si hubiese sido atado a una picota y bombardeado con tomates podridos. Reflexione sobre las entrevistas que había hecho en el Cabo Oriental. Él tenía razón. Había muchas cosas que la gente no me contaría. Hice preguntas del tipo: ¿Sabes quiénes son los cazadores furtivos? ¿Sabes quién les paga? O ¿Quién lo está investigando? O ¿Cómo va la investigación? O ¿Dónde están los vietnamitas? Sus respuestas no fueron satisfactorias y así lo sentí. ¿Fue diplomacia, miedo, manipulación o futilidad? Debería haber presionado más duramente.

Un día después de hablar con el anti cazadores furtivos visité la ciudad de White River, cerca de Kruger. Me encuentro con Jan Sutherland en el aparcamiento de su oficina en la South African Hunters and Game Conservation Association. Es la hora de comer y hace calor. Sutherland es agradable y directo, va vestido con ropa de trabajo. Tiene suciedad debajo de sus uñas y en sus botas. Hablamos en el polvoriento comedor de la asociación. Dice que los cazadores hacen un gran trabajo de conservación de los rinocerontes porque las cacerías dan a los rinocerontes un valor monetario. Es solo gracias a los cazadores que los granjeros han empezado a criar animales salvajes en vez de sacrificarlos. Hay una o dos manzanas podridas en la comunidad de cazadores pero “los cazadores están muy unidos” y “eliminan las manzanas podridas en la medida de lo posible”, dice. Sutherland no quiere nombrar a nadie ni lugares pero conoce cazadores profesionales u organizadores de cacerías que han recibido llamadas de los sindicatos. Dice que también les pasa a los veterinarios de fauna salvaje.

Espinas y Rosas

Los riesgos morales para cualquiera con responsabilidades en la conservación de rinocerontes son reales. El crimen contra los rinocerontes tiene una reputación por llevar mucho dinero. Es una tentación. En las subastas legales de fauna salvaje llevadas a cabo en Sudáfrica, un rinoceronte vivo puede traer para un criador o una reserva de caza unos 30.000 dólares. Matado por su cuerno, el mismo rinoceronte podría valer 10 veces más – 300.000 dólares-. Hombres y mujeres honestos pueden cambiar, sobre todo si tienen dificultades financieras. Y con la necesidad añadida de equipos costosos de anti cazadores furtivos de rinocerontes, muchas reservas de caza no quieren el gasto de mantener rinocerontes en sus propiedades.

Semanas antes de ir a Kruger, en mi tour por la Provincia Oriental del Cabo, me encontré con Jacques Matthysen, quien se conoce con el nombre de Matt. Es un guardabosque subdirector de la Reserva de Caza Privada Kariega. Un grupo de cazadores furtivos habían mutilado a tres rinocerontes en Kariega en 2012. Solo uno sobrevivió al ataque, una hembra llamada Thandi. Sufrió múltiples heridas faciales, unas 50, que los cazadores furtivos le infligieron con un machete mientras le cortaban el cuerno después de dispararle dardos con drogas veterinarias.

Jacques Matthysen, a ranger at Kariega Private Game Reserve in Eastern Cape province, gives the author a tour of the reserve. In 2012, poachers brutally hacked the horns off three living rhinos at Kariega. Only one survived. Photo credit: Mic Smith.
Jacques Matthysen, un guardabosque de la Reserva de Caza Privada en la Provincia Oriental del Cabo, da al autor un tour de la reserve. En 2012, cazadores furtivos cortaron brutalmente los cuernos de tres rinocerontes vivos en Kariega. Solo sobrevivió uno. Fotografía: Mic Smith.

El uso de pistolas de dardos con drogas de inmobilización veterinaria en los ataques de los cazadores furtivos es más común en el Oriental del Cabo que en Kruger. Las razones son tácticas, no éticas. Dispara una pistola de dardos es silencioso, así que los anti cazadores furtivos trabajando en reservas mucho más pequeñas que los casi 20.000 kilómetros cuadrados (7.700 millas cuadradas) de Kruger no oirán los disparos de rifle de los cazadores furtivos. Otra razón es que un cazador furtivo con un dardo que contiene una dosis triple de un opioide poderoso como Etorfina (alias M99) no necesita una buena puntería. Mientras le dé al rinoceronte en algún lugar el animal se tambaleará y caerá. El anti cazadores furtivos cerca de Kruger dijo que los cazadores furtivos que usan rifles de caza solo consiguen herir a una tercera parte de sus objetivos, permitiéndoles escapar. Dijo que el hecho de que muchos rinocerontes salvajes tengan heridas de bala es un resultado no denunciado de la crisis de la caza furtiva. También dijo que, aunque muchos cazadores furtivos usan silenciadores en sus rifles, “no son silenciosos como en las películas. El sonido viaja unos dos o tres kilómetros, dependiendo del viento”. Y dijo que para colocar un silenciador en un rifle necesitan quitar las miras por lo que la precisión es muy mala.

Matthysen, que lleva trabajando co Thandi más de ocho años, quiere al rinoceronte “como familia”, y ser testigo de su recuperación era cínico con respecto a confiar en nadie. Tenía una expression para la gente trabajando en la industria de la caza: “espinas y rosas”. Un hombre con corazón, me dió mucho de su tiempo. Pero parecía ser cauteloso sobre lo que decía. Hablamos durante toda una mañana durante un safari personal de la reserve en un Land Cruiser descapotable, pero no quería hacer ningún comentario sobre sus sospechas de quien lo hizo.

La veterana periodista de la televisión sudafricana, Sandy McCowan, describe el impacto emocional de cubrir una caza furtiva de tres rinocerontes en la Reserva de Caza Privada de Kariega en la provincia Oriental del Cabo. Vídeo: Mic Smith.

En su lugar resumió sus frustraciones: “La semana pasada un policía fue detenido con un cuerno de rinoceronte en el maletero de su coche y salió con una fianza de 500 pavos. Se supone que ellos protegen nuestro legado”. Puede que seas capaz de confiar en alguien pero ¿cómo puedes saber que el tipo que está por encima de él puede ser de fiar? “Espinas y rosas. Es difícil saber en quien puedes confiar así que la reserva se apoya principalmente en su propia Agencia de Protección de la Reserva”, dijo. La información de los rinocerontes de Kariega era confidencial. Por ejemplo, ni siquiera se me dio información tan básica como cuantos rinocerontes había en la reserva. Lo mismo fue para todos los visitantes.

Dale Howarth habló un inglés muy británico al teléfono. Le llamé después de dejar Kariega porque su reserva de caza, Pumba, en la Provincia Oriental del Cabo, el año pasado perdió seis hembras de rinoceronte reproductoras por culpa de los cazadores furtivos. Dijo que su propia plantilla había proporcionado información confidencial a los cazadores furtivos sobre las operaciones de la reserva y el paradero de los rinocerontes. “Mi jefe de guardabosques y dos guardas fallaron estrepitosamente el polígrafo”, dijo. Como resultado, disolvió todo su equipo de anti cazadores furtivos y lo reemplazó con un equipo en el que él confiaba un “100 por cien”. El ataque había dañado la reputación de su reserve de caza, así como su ganado de cría. “Los tres primeros [rinocerontes] fueron encontrados por una excursión por la mañana. No el tipo de cosas que un huésped quiere ver. Horroroso, horroroso, horroroso”, me dijo.

Howarth dijo que tenía total confianza en la policía investigadora, una nuevo equipo de trabajo provincial dedicado a investigar los crímenes contra los rinocerontes que está compuesto de cinco oficiales de los Hawks, como es conocida la Dirección de Investigación Criminal Primaria de la Policía Sudafricana (SAPS, por sus siglas en inglés). Anteriormente al nombramiento de estos cinco, un oficial de los Hawks de alto rango había bloqueado las investigaciones de más de 50 cazas furtivas de rinocerontes en el Oriental del Cabo. Ha sido despedido y reemplazado por este nuevo equipo de trabajo, que ha sido avalado por Howarth y otros propietarios privados de rinocerontes.

Unos días después de hablar con Howarth, otro propietario de una reserva de caza no lejos de Pumba se encontró algo espantoso en una parte remota de su propiedad. Tres de los rinocerontes de Elvin Krull habían sido matados a tiros con rifles de alto calibre, sus cuernos cortados con hachas. Tristemente era el 80 cumpleaños de Elvin Krull. Elvin Krull fue uno de los muchos ganaderos de Oriental del Cabo que vieron los beneficios de criar animales de caza. Convirtió su amplia ganadería, Tyityaba, en una prospera reserva de caza. Once días después de ese primer horrible hallazgo, encontró otros tres rinocerontes matados a tiros, sus caras terriblemente mutiladas, sin sus cuernos. “Es horrible ver a grandes animales como estos muertos con sus caras cortadas2, me dijo cuándo le llame después del segundo incidente. Juzgando por la forma en que los rinocerontes fueron rastreados y el lugar en el que se encontraban las balas que los mataron, el trabajo fue hecho por un cazador profesional que conocí la reserva, me dijo Krull.

Div de Villiers, el alto directivo de cumplimiento y aplicación del Departamento de Desarrollo Económico, Medioambiental y Turismo de Oriental del Cabo –también conocido como Conservación Natural-, investigó ambos incidentes en Tyityaba. De Villiers dijo que la situación de la caza furtiva de rinocerontes en el Oriental del Cabo era “muy tensa” y “cualquier información tiene que ser compartida con mucho cuidado”.

Juan de Beer es el director de la Unidad de Investigación del departamento de Conservación Natural de la provincia de Mpumalanga. “Ocupados”, es su descripción de los cazadores furtivos de rinocerontes. Dice que no le dejan dormir. Se reúne conmigo en la oficina provincial de Conservación Natural a las afueras de la capital de la provincial, Nelspruit, a corta distancia de Kruger. De Beer no quiere ser fotografiado, por su trabajo secreto, pero no tiene ningún problema con ser citado.

Investiga niveles 1 y 2 de los sindicatos de cuerno de rinoceronte: los cazadores furtivos están a nivel 1 mientras que los compradores y los tipos que coordinan a los cazadores furtivos están a nivel 2. En Mpumalanga, su unidad ha arrestado de nivel 1 hasta nivel 4, los intermediarios que enlazan directamente con las cabezas de los sindicatos en Asia. Esos casos están, en la actualidad, ante el juez.

Cuando le llamé hace dos días desde Kruger para organizar esta reunión, de Beer estaba en la escena de una caza furtiva de dos rinocerontes en una de las reservas de caza más lujosas de Sudáfrica, Sabi Sands, en la frontera occidental de Kruger. “Las áreas alrededor de Kruger están igual de ocupadas [con caza furtiva] como Kruger. Atacan en todas las partes”, dijo por el teléfono. No quería decirme nada más sobre sus investigaciones pero averigüé más detalles de una fuente anónima.


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Un rinoceronte que mataron los cazadores furtivos por su cuerno en la provincia Oriental del Cabo. Fotografía: de Villiers/ Dpto. de Desarrollo Económico, Medioambiente y Turismo de Oriental del Cabo.

Los cazadores furtivos de Sabi Sands estaban bien organizados. El trio –el tirador, el portador del machete y el vigilante- habían penetrado la valla de seguridad por un agujero en el lado sudafricano, dispararon a un par de rinocerontes y los quitaron los cuernos. Una vez que salieron de la reserva se habrían encontrado con un conductor en un lugar preestablecido y en uno de las ciento de ciudades negras a lo largo de la frontera occidental de Kruger. Habrían estado allí hasta que fuese seguro entregar los cuernos y el rifle de caza al coordinador/comprador de la caza furtiva (sindicato nivel 2). El comprador es muy probable que tuviese su sede en Mozambique ya que la aplicación de la ley es mucho más “caliente2 en Sudáfrica. Pero la fuente dijo que también podría haber estado en una de las ciudades sudafricanas a lo largo de la frontera occidental de Kruger.

Son casi las 5 de la tarde y de Beer se sienta en frente de mí en una mesa inmensa del salón de juntas. Dice que puedo preguntarle lo que quiera pero que puede que no me conteste. Su respuesta de “sin comentarios” caracteriza la mayor parte de la entrevista. Las investigaciones en la caza furtiva de rinocerontes son cada vez más forenses, pero el investigador de la Conservación Natural de Mpumalanga no puede revelar sus métodos. Sin embargo, dice que las balas de los cazadores furtivos en Sabi Sands atravesaron el cuerpo de los animales, sin dejar pruebas balísticas. Es vital tener evidencias para condenarlos; sin ellas no hay caso, incluso si los acusados son conocidos, como lo son muchos. En un día perfecto las unidades de crimen de rinoceronte pueden acceder a balística, identificación mediante huellas digitales, ADN, tecnología de análisis de telefonía celular- herramientas de las que muchas investigaciones de asesinado en Sudáfrica no pueden disponer. (Según la ficha técnica 2013/14 del SAPS, había 47 asesinatos y 47 intentos de asesinato cada día en Sudáfrica). Pero de Beer no me parece que sea un hombre con muchos días perfectos. El lema es “Bienvenidos a África”. Me dice que cree que existe un vínculo entre los sindicatos de los rinocerontes y los grandes sindicatos que comercian con el oro, los diamantes y las drogas, además de las bandas que se dedican al contrabando de armas y el robo de vehículos.

De Beer no puede hablar durante mucho rato porque casi el la hora de salir del trabajo y tiene que ayudar a su mujer, cuyo coche se ha averiado. No quiero retenerle, porque si a mí se me estropease el coche en la carretera, ciertamente, no me sentiría seguro. Para una mujer sería peor. Según parece, las mujeres no tiene que parar en los semáforos (en Sudáfrica se les llama robots) si se sienten amenazadas.

De Beer tiene la apariencia robusta que estoy empezando a asociar con todos los hombres blancos sudafricanos. Relleno, rubio, fuertes dientes blancos y grandes pantorrillas. Su experiencia al frente de la caza furtiva le dice que los soldados de a pie de nivel 1 y los coordinadores de la caza furtiva de nivel 2 que el persigue son una combinación de “algo de todo”. Negros, blancos, mozambiqueños, sudafricanos, afrikáneres, ricos, pobres. En 2014, 92 rinocerontes fueron cazados furtivamente en su jurisdicción de Mpumalanga, que no incluye Kruger, pero la caza furtiva en 2015 ha empezado con fuerza. “Desde el 1 de [hasta finales de febrero] no ha había descanso… Es como un centro de organización criminal, altamente planeado, altamente organizado”. Todavía no tiene sospechosos en el caso de Sabi Sands.

El brigadier Hangwani Mulaudzi solo lleva tres semanas en su nuevo puesto como portavoz de los Hawks, que, según SAPS, son los responsables oficiales del “crimen organizado grave, el crimen comercial grave y la corrupción grave”, cuando le piché al teléfono después de hablar con Beer. El brigadier dice que los Hawks no están reivindicando haber hecho ningún avance en los sindicados. Hay muchos arrestos de soldados de a pie, cazadores furtivos de Mozambique y Sudáfrica (sobre todo de las provincias del norte de Limpopo y Mpumalanga), pero los cabecillas están eludiendo la detención. “Se ha arrestado a agentes forestales por ser observadores, algunos involucrados en la matanza de rinocerontes”, dice Mulaidzi. “Sé con certeza que la mayoría de los cuernos salén a través de nuestro vecino Mozambique”.

Riesgo moral

Peter Britz es un experto en los sindicatos ilegales de abulón sudafricanos con la Universidad de Rhodes en Grahamstown en la Provincia Oriental del Cabo. Me encontré con el su casa en la playa en Port Alfred poco después de hablar con Howarth. Dijo que el creciente comercio ilegal de abulón en el país y el comercio ilegal de cuerno de rinoceronte tenía similitudes: la escalada de los precios ha causado una fiebre del oro y el gobierno no tiene capacidad para hacer frente a los motores socio-políticos y económicos. En ambos casos Britz dijo que legalizar el comercio es la única forma de frenar la demanda ilegal y hacer el comercio sostenible. Porque él comparte su punto de vista, los líderes de la Asociación de Propietarios Privados de Rinoceronte (PROA, por sus siglas en inglés) invitaron a Britz a hablar en la reunión del comité con el Ministro de Medio Ambiente de Sudáfrica, donde abogó por la legalización del comercio del cuerno de rinoceronte. La postura de la PROA y de SANParks es la misma: mientras haya una demanda por el cuerno de rinoceronte, debe ser desarrollado un método sostenible de suministrarlo para salvar a la especie salvaje.

Peter Britz, an expert in illegal South African abalone syndicates at Rhodes University in Eastern Cape Province. Photo credit: Mic Smith.
Peter Britz, un experto en los sindicatos ilegales de abulón sudafricanos de la Universidad de Rhodes en la Provincia Oriental del Cabo. Fotografía: Mic Smith.

Britz me preparó un café mientras hablábamos en su cocina. Britz afirmó que, además de salvar a la especie, la legalización del comercio salvaría a la gente en la industria de la caza. Le preocupaba que las leyes contra el comercio del cuerno de rinoceronte estuvieran volviendo a gente buena en criminales. “Según parece, algunos de estos incidentes de caza furtiva son en realidad acuerdos donde el propietario del rinoceronte se va de fin de semana, se caza al rinoceronte de manera furtiva y una bolsa se pasa por debajo de la mesa”, dio Britz. La industria sufre cuando hombres honestos doblan esa esquina, dijo. La industria necesita medios para protegerlos.

Britz dijo que los incentivos para los propietarios privados de rinocerontes eran “perversos”. Cuando los accionistas en la industria de caza sudafricana dan publicidad o asisten ventas o subastas de fauna salvaje, el precio de mercado por rinoceronte vivo es de 30.000 dólares es una fracción del precio del cuerno del mismo rinoceronte en el mercado negro en Vietnam. El comercio legal del cuerno de rinoceronte tiene que ser parte de la mezcla o la gente se pasará al lado oscuro, dijo Britz. Admitió que esa estrategia acarrea el riesgo de que la gente blanquee cuernos ilegales a través del lado legal del comercio, como hacen los sindicatos chinos con el abulón. Las cuotas legales son estrictas comparadas con las posibles capturas ilimitadas de los cazadores furtivos. Su investigación sobre los sindicatos del abulón mostró que, a menudo, es la misma gente en el lado legal y en el ilegal. “Cuando tienes estos productos de tan alto valor, es difícil para gente honesta legal que quiere tener un negocio mantenerse limpio”, me contó. Dijo que la situación presentaba un “riesgo moral” que estaba extendido por toda la industria de la caza.

Tom Milliken, director del programa de rinocerontes y elefantes del grupo internacional de seguimiento de crimen contra la fauna salvaje, TRAFFIC, no está de acuerdo con que la legalización del comercio de cuerno resolverá el riesgo moral. Primero hablé con él por teléfono mientras estaba en el Oriental del Cabo, como una semana antes de que me encontrase con Britz. Hablamos durante una hora. Le encontré extremadamente accesible y muy informado sobre el comercio de cuerno de rinoceronte, así que después de hablar con Britz, envié un correo electrónico a Milliken para saber su opinión sobre los comentarios de Britz. “No hay ninguna garantía de que el comercio legal eliminará los incentivos perversos y puedes, como con otras formas de comercio de fauna salvaje… acabe con dos flujos de comercio paralelos”, escribió Milliken. “Todavía no entendemos completamente el nivel de demanda, no comprendemos el papel de la especulación en el comercio, no sabemos si el comercio legal, simplemente, aumentará el número de los consumidores”.

El portavoz de Hawks, el brigadier Hangwani Mulaudzi, sabe de los riesgos morales. “Si somos capaces de arrestar a nuestros propios miembros de la policía y guardas forestales, gente de los puertos que se les ha pagado para pasar los cuernos, no podemos descartar la corrupción como un problema”, me dice por teléfono. Un caso reciente estaba involucrado el director de conservación de SANParks, Hector Magome. Magome fue suspendido el año pasado por arreglar las ventas de 260 rinocerontes vivos de Kruger a organizadores de cacerías por 80 millones de rands (unos 26.00 dólares cada uno), presuntamente sin la autorización del consejo de la SANParks. El acuerdo fue anulado mientras los investigadores lo examinaban. Este año, en febrero, salió a la luz la noticia de que para amañar la caza furtiva de rinocerontes, los Hawks se unieron con un quién es quién de la inteligencia sudafricana; la División de Información sobre la Delincuencia de la SAPS y su Unidad de Intervención Nacional (que se especializa en los atracos a furgones blindados, los llamados delitos de “transporte de fondos”), la Agencia de Seguridad del Estado y la Inteligencia para la Defensa. El “Equipo de Trabajo” multi-dirigido entró en Kruger.

Pero, ¿Fue acertado introducir más agentes de inteligencia en el epicentro de la caza furtiva de rinocerontes? Sudáfrica tienen una cultura y una historia del ejército y la inteligencia militar no tener que rendir cuentas al gobierno. Las historias de agentes secretos con sangre de rinocerontes, leones, cebras y elefantes en sus uniformes durante los últimos 50 años están bien documentadas.

El general de división del ejército retirado, Johan Jooste, de SANParks, tiene la reputación, por todo el país, por ser el hombre con el que hablar sobre la lucha contra la caza furtiva de rinocerontes. Con un fuerte acento afrikáans, el Oficial de Mando para Proyectos Especiales, que está a cargo del programa anti caza furtiva de Kruger, es la fuente a la que acudir los medios de comunicación. Acepta quedar conmigo mientras estoy en Kruger pero sus obligaciones se interponen y tiene que bastar con una entrevista telefónica. “Los cazadores furtivos entregan a los compradores cuando les cogen”, dice el general. Pero, normalmente, los sindicatos operan de tal manera que ni siquiera los cazadores furtivos saben quiénes son los otros cazadores furtivos en su equipo, mucho menos quien es el siguiente eslabón en la cadena. “Está trabajado de tal manera que es muy difícil rastrear el origen” me dice por teléfono.

A rhino spied from the road in Kruger National park. Photo credit: Mic Smith.
Un rinoceronte avistado desde la carretera en el Parque Nacional de Kruger. Fotografía: Mic Smith.

Algunos pueblos negros a lo largo de los cientos que hay en la frontera occidental de Kruger, desde Mtshawu hasta Bushbuck Ridge, han prosperado, en cierta medida, gracias al dinero del rinoceronte pero tan patente como ciudades en Mozambique. El general dice que, en los pueblos donde viven los compradores, la red familiar y los negocios se han beneficiado de lavar su dinero. Así que los cazadores furtivos que han sido arrestados pueden enfrentarse a un grave riesgo cuando son puestos en libertad y vuelven a sus jefes y sus hogares si son sospechosos de haber cooperado con las autoridades. Jooste dice que a los cazadores furtivos que hablan con la policía se les da algún tipo de protección por parte de SANParks. Su estrategia es limpiar el parque de cazadores furtivos del exterior. De los 386 cazadores furtivos que fueron arrestados el año pasado, 21 fueron capturados fuera del parque. “No intentas parar a un ladrón una vez está dentro de tu casa, le paras cuando está entrando”, señala el general.

A pesar de los informes en los medios de comunicación sobre los oficiales de SANParks arrestados en conexión con el cuerno de rinoceronte, el general dice que tiene ninguna prueba de que autoridades del parque estén involucradas, pero fuera del parque, donde la caza furtiva de rinocerontes es un asunto de la policía, podría ser otra cosa. “Podría haber participación”, dice. “El dinero del rinoceronte compra a mucha gente a todos los niveles”.

Los sindicatos de nivel 3, 4 y 5 no están en las instrucciones del general. Están en las instrucciones de la policía.

Después de hablar con el general, dejé Kruger por unas horas para hablar con un taxidermista, pero cancela la cita en el último minuto. Cuando regresaba, la policía para mi coche justo fuera de la entrada principal de Kruger. Le pregunto al policía negro en mi ventanilla cual es el problema. Dice que iba a 80 en una zona de 60. Me sorprende.

“¿Esta zona no es de 80?”

“No, hay una señal más atrás que pone 60. Es 60 todo el camino desde la salida de la carretera”.

El policía uniformado tiene razón. Comprueba mi carnet. “Michael Scott Smith de Australia.”

Saca un portapapeles y verifica una lista mugrienta de violaciones para ver cuánto es la multa: 1.000 rands. Pago sin vacilar. Me explica que lo pagará en la comisaría y que, si quiero, puedo recoger el recibo más tarde. Digo que lo hare, pero ¿no debería darme un recibo ahora para que pueda recogerlo? Contesta, “No entiendes lo que estoy diciendo”. Asiento, sin creer que la corrupción policial pueda ser tan descarada en el umbral de Kruger.

El número de oficiales del Servicio de Policía Sudafricana es de 157.470. En agosto 2013, la SAPS admitió que 1.448 agentes de la policía habían cometido delitos graves. Un número significante había sido condenado por delitos múltiples. Los delitos graves iban desde el asesinato y el intento de asesinato hasta la violación, asalto, corrupción, robo, atraco, allanamiento de morada, tráfico de drogas, violencia doméstica y la ayuda a fugitivos. Al menos 64 de ellos, el año pasado, todavía estaban en el cuartel de la policía. Y hasta el pasado julio, todos, los 1.448 policías, aparentemente siguen en servicio active, el sindicato de la policía ha jugado una parte en protegerlos.

Aunque suena mal y está mal, Sudáfrica es un ángel comparada con su vecina Mozambique, donde los cazadores furtivos de cuernos de rinocerontes son celebrados, los sindicatos están protegidos y las armas para la caza furtiva son suministradas por la policía y el ejército. En un caso reciente, un hombre chino fue arrestado en la capital de Mozambique, Maputo, con 65 cuernos de rinoceronte y 340 colmillos de marfil. Una semana después, los cuernos y el marfil desaparecieron del almacén de la policía.

“Todos quieren el dinero”

El extremo sur de Kruger es un campo abierto ideal para los rinocerontes blancos. Un gran porcentaje de las incursiones de los cazadores furtivos de Sudáfrica y Mozambique tienen lugar ahí, a lo largo de Río Crocodile. Mi estancia anoche en Lower Sabie marcó mi cuarta y última noche en Kruger. Ha sido increíble ver tantos animles salvajes de cerca. Desde el campamento en Skukuza, 200 kilómetros (124 millas) al norte de los campamentos de Satara y Olifants, y vuelta atrás 250 kilómetros (155 millas) hacia el sur hasta Lower Sabie, no habido ni una milla sin ver animales.

Por la mañana pido el desayuno antes del viaje de 20 kilómetros (12 millas) hasta el Río Crocodile. El joven camarero negro me dice que hay un grupo grande de rinocerontes que duerme al umbral del campamento Crocodile Bridge. Por protección, dice. “Los rinocerontes se quedan cerca del campamento –están demasiado asustados para salir fuera-“. Los turistas los ven todos los días. Dice que, los cazadores furtivos de rinocerontes nadan el Río Crocodile: “Beben algo, conocen al rinoceronte para así poder matarlo”. Habla sobre el agua del río como si tuviese poderes mágicos. Los hombres pueden vender los cuernos en el lado sudafricano o van a Maputo pasando la frontera en Mozambique, donde pueden conseguir más dinero pero también se arriesgan a ser estafados. “Todos quieren el dinero”, dice el camarero.

A white rhinoceros in Kruger National Park. Photo credit: Rhett A. Butler.
Un rinoceronte blanco en el Parque Nacional de Kruger. Fotografía:: Rhett A. Butler.

A treinta minutos de Skukuza, la entrada principal de Kruger, está la ciudad de Kazyview. Voy a ahí a entrevistar a un criador de rinocerontes que también tiene su propio negocio de anti cazadores furtivos (protege a todos los animales de caza, no solo a los rinocerontes) y un negocio de caza profesional. Es una gratificación extra para mí porque puede presentar una variedad de perspectivas.

Me pierdo en Hazyview porque mi GPS deja de funcionar. Pero vuelve a funcionar y me dirige al colegio privado de los hijos de la fuente. Acordamos de encontrarnos en el Día del Deporte del colegio, donde una mezcla de niños blancos y negros de buenas familias compiten en atletismo. Una mujer de unos treinta años me observa mientras espero. Miro mi teléfono en busca de mensajes de texto del criador de rinocerontes. Se retrasa. Después de una hora, la mujer adivina que soy el periodista que su marido está apresurándose por conocer. “No pareces sudafricano”, dice. “Él llegará en unos minutos”.

Porque llega tarde y necesito volver pido al criador, que no quiere ser nombrado, si podemos hablar en el aparcamiento del colegio. Acepta, ansiosamente. Hablaremos fuera del alcance de los oídos de los otros padres. “Llegará a oídos de los cazadores furtivos que estuve hablando con un periodista”, dice. Se mete en el coche y enciende el motor y pone la radio para que la gente a nuestro alrededor no pueda oírnos. Me muestra una foto en su teléfono de uno de los anti cazadores furtivos en su plantilla con la garganta cortada. Pipas blancas sobresalen del amplio corte. Su mujer e hijas esperan fuera del coche mientras hablamos. “Está bien. Estamos acostumbrados”, dice su mujer. Me enseña uno de los uniformes de su empresa. Tiene un agujero de una puñalada en el medio del pecho de anoche. “Está en la UCI”.

“¿Estaré seguro cuando me marche de aquí?” pregunto. Sí. .

Sudáfrica, Suazilandia y Namibia son los únicos países del mundo donde se pueden cazar rinocerontes por deporte. Como titular de una licencia de caza profesional en Mpumalanga, el criador había trabajado con “muchos de los vietnamitas” en las pseudo-cacerías durante su apogeo –aquellas cacerías donde el cliente no es el verdadero cazador, pero quiere el trofeo (la cabeza del rinoceronte) solo por su cuerno-. El proceso para establecer una de esas cacerías era muy complicado. Mucha gente estaba involucrada, pero merecía la pena porque los vietnamitas ofrecían más que el precio anunciado por una cacería de rinocerontes normal.

Un escenario típico de una pseudo-cacería iría así. Los clientes vietnamitas, normalmente a través de un corredor local vietnamita, respondería a un anuncio de una cacería de rinocerontes en la página web de un organizador de cacerías. El organizador suministraba un permiso de caza y un permiso preliminar CITES para exportar el trofeo del departamento de la Conservación Natural de la provincia. También proporcionaba un cazador profesional para asistir al cliente. Se establecería el acuerdo y el rinoceronte enviado a una reserva de caza, pagada para albergar la cacería. El cliente vietnamita llegaría a Sudáfrica, iría directamente a la reserva de caza y haría la cacería lo más rápido posible. Durante la cacería, donde debe de estar presente un representante de la Conservación Natural, los cazadores profesionales a veces tenían que asistir físicamente a los clientes vietnamitas que nuca habían sostenido un arma para apuntar así que él o ella solo tenía que apretar el gatillo. Esto era, técnicamente, ilegal, ya que los permisos de caza especifican que el cazador debe disparar al animal. Entonces el funcionario de la Conservación Natural necesitaba poner un microchip en el cuerno. El organizador de la cacería enviaba la piel y la cabeza a un taxidermista para preparar el trofeo con el cuerno y luego el taxidermista firmaba el permiso de exportación. Las pseudo-cacerías eran, en efecto, la realización de un montón de simulaciones para legalizar la venta de un cuerno de rinoceronte.

Entre 2003 y 2010 al menos 329 rinocerontes fueron cazados con permisos legales por ciudadanos vietnamitas. Estos llamados cacerías y trofeos tenían un coste, aproximado, de 20 millones de dólares en cuotas del trofeo pagados a los organizadores de la cacería, pero los cuernos habrían supuesto unos ingresos de entre 200 y 300 millones de dólares en el mercado negro en Vietnam. El criador dice que el gobierno cometió un gran error cancelando esas cacerías.

Habla de los días de las pseudo-cacerías de los vietnamitas como si fuesen días inocentes antes de que los sindicatos tomasen las riendas, pero no eran inocentes. El CITES informó que solo 13 rinocerontes fueron sacrificados ilegalmente en Sudáfrica en 2007, pero las pseudo-cacerías fueron el verdadero problema ese año. Casi nueve de cada 10 cuernos que salieron “legalmente” de Sudáfrica de 2003 a 2012 no fueron declarados en las aduanas de los aeropuertos vietnamitas, ni tampoco se devolvieron los permisos de exportación así que no se podían volver a usar. El influjo de cuernos con el permiso de CITES de rinoceronte blanco del sur (que están clasificados como CITES Apéndice II) estimuló la demanda de cuernos de rinoceronte en Vietnam e hizo subir los precios, alentando las actividades ilegales. Las pseudo-cacerías también permitieron introducirse en Sudáfrica a los sindicatos vietnamitas.

Cuando pregunto al criador donde están ahora los vietnamitas locales que hicieron de intermediarios en todas esas cacerías, asegura que no lo sabe. Sin embargo, Julian Rademeyer, el periodista de investigación sudafricano y autor de Killing for Profit: exposing the illegal rhino horn trade (Matar con ánimo de lucro: exponer el comercio ilegal de cuerno de rinoceronte), me dijo con anterioridad en Johannesburgo que el sospechaba que uno de los grandes agentes vietnamitas todavía estaba basado en Pretoria. El agente había trabajado con los blancos de la industria de la caza sudafricana, conocidos como “Boermafia” (mafia granjera). El hombre del que más se ha escrito de estos Boarmafiosi fue el cazador de rinocerontes y propietario de reserve de caza, Dawie Groenewald, que en 2011 se enfrentó a 1.736 cargos de chantaje, lavado de dinero, fraude, intimidación, caza ilegal y comerciar con cuernos de rinoceronte. En Killing for Profit Julian Rademeyer citó a Groenewalde después de ser acusado, diciendo “Estoy tan jodidamente enfadado con el Sistema que quiero disparar a tantos rinocerontes como me sea posible”. Hoy en día, mientras está a la espera de juicio, Groenewald todavía puede comprar rinocerontes en subastas y tiene muchos amigos influyentes en la industria.

El criador comparte el enfado de Groenewalds ante la percepción de injusticia del sistema de que nada de las grandes cantidades de dinero de los rinocerontes vaya a los sudafricanos que los poseen. Dice que no era necesario matar a todos esos rinocerontes que él ayudó a matar en las pseudo-cacerías. Admite que los vietnamitas solo querían los cuernos, no los trofeos. Pero la ley requiere un trofeo para poder sacar el cuerno del país. El criador de rinocerontes dice “cacerías verdes”, en las que el rinoceronte es inmovilizado con un dardo tranquilizador y se le sierra el cuerno antes de que recupere la conciencia y seguir su camino, habría sido una solución compasiva a la crisis tanto entonces como ahora. Pero Sudáfrica prohibió las cacerías verdes de manera efectiva en 2010. El criador no puede entender por qué.

Las pseudo-cacerías todavía existen, pero los sindicatos están reclutando checos o rusos para eludir la prohibición de cazadores vietnamitas. La inspección medioambiental checa del CITES informó de que las autoridades checas estaban investigando el extensor comercio ilegal de cuernos de rinoceronte blanco importados a la República Checa desde Sudáfrica y vendidos, probablemente, a Vietnam. “Los organizadores de este comercio tenían conexiones con la comunidad vietnamita y reclutaron a personas de nacionalidad checa. Estas personas no eran verdaderos cazadores, no tenían licencia de armas, no eran miembros de ninguna de las asociaciones de caza”, indicaba el informe.

Henk Coetzee, a hunting outfitter based in Nelspruit, just outside Kruger National Park. Photo credit: Mic Smith.
Henk Coetzee, un organizador de cacerías con base en Nelspruit, a las puertas del Parque Nacional de Kruger. Fotografía: Mic Smith.

Un organizador de cacerías al que visité en Nelspruit antes de venir a Kruer, Henk oetzee, había llevado a un ruo a cazar, legalmente, a un viejo rinoceronte negro por 150.000 dólares en 2014. “Asusta cuanto se gastan los cazadores extranjeros en Sudáfrica”, dijo. Una vez que el ruso mató al rinoceronte, Coetzee hizo a su taxidermista hacer el trofeo con un cuerno falso, empaquetado con el cuerno verdadero para exportarlo. “No era un cazador bueno. No te puedo decir lo que pasó con el cuerno de ese rinoceronte”, dijo Coetzee.

Como pez en el agua

Me encontré on Julian Rademeyer para tomar un café en el barrio de clase media, Melville, de Johannesburgo, unos días antes de ir a Kruger. Rademeyer, una cara aniñada con una mente brillante y muy bien hablado, pasó tres años escribiendo su libro de 2012, Killing for Profit, pero ha dejado de seguir de cerca el comercio de cuernos de rinoceronte debido a otros proyectos. Dice que él cree que los sindicatos fueron exitosos porque eran adaptables. Sospecha que la mayor parte de los agentes vietnamitas, los cabecillas de nivel 3 y 4, con vínculos directos a los jefes de Asia, recientemente, se han ido de Sudáfrica a Mozambique, donde pueden operan con relativa impunidad.

Julian Rademeyer, periodista de investigación sudafricano y autor del libro de 2012, Killing for Profit: exposing the illegal rhino horn trade, describe cómo operan los sindicatos de cuernos de rinocerontes. Vídeo: Mic Smith.

En el libro, Vietnam: the ten thousand day war (Vietnam: la Guerra de los diez mil días), el autor, Michael Maclear, antiguo corresponsal de CBC Far East, citó a un antiguo miembro de la guerrilla Viet Minh (alias Viet Cong): “El Viet Minh estaba como pez en el agua. Era nuestro lema. Nuestros combatientes se movían y trabajaban entre la gente como pez en el agua”.

La analogía resuena hoy en día. Ni una vez durante mi estancia en Sudáfrica estuve lejos de un rinoceronte matado ilegalmente, pero nunca vi u oí nada sobre los vietnamitas o chino detrás de la caza furtiva. El general Jooste ni siquiera creía que los vietnamitas estuviesen en Sudáfrica. Dijo que la idea de que los sindicatos vietnamitas se habían ido a Mozambique era “un poco descabellado”. Los grandes sindicatos se mueven y trabajan entre la gente muy discretamente. Los cabecillas tienen agentes por toda Sudáfrica, igual que el Viet Cong tenía agentes en Vietnam del Sur durante la guerra de Vietnam, donde los americanos no sabían en quien confiar como amigo o temer como enemigo.

En los tribunales las cosas eran igual de sospechosas. Muchos vietnamitas que fueron enviados a juicio, la mayoría de ellos mensajeros, se aprovecharon de su derecho constitucional sudafricano de ser juzgados en su propio idioma. Varios traductores vietnamitas, que los tribunales contrataron, estaban ligados a los mismos sindicatos y proporcionaron traducciones falsas o retrasaron tanto el proceso judicial que el juico fue desestimado. En otros casos los traductores parece que habían sido amenazados y no volvieron.

El día que me voy de Sudáfrica, facturo en el Aeropuerto Internacional King Shaka de Durban. La chica de la compañía aérea con la que facturo es de Mthata, la ciudad famosa por la casa que la comunidad construyó par Nelson Mandela cuando salió de prisión. Se lo menciono y me dice que ha pegado todos los artículos de cuando murió Mandela en un libro de mesa como un recuerdo del “valioso” hombre. Mientras las colas detrás de me se hacían cada vez más largas, me habla de la opresión que experimentó cuando era una niña en comparación con la felicidad que experimenta ahora, como Madiba había hecho al mundo conocer Sudáfrica por su héroe de paz y libertad.

Me emociona porque Nelson Mandela siempre ha sido uno de mis héroes. “Puedo verlo en tus ojos”, me dice. Le cuento que el anti cazadores furtivos me dijo que el drama de los rinocerontes era la “peor crisis de la fauna salvaje que nadie en Sudáfrica había visto nunca”. Ella dice que Madiba era un hombre bondadoso que no creía en infligir dolor o sufrimiento ni a personas ni a animales. Él amaba a los animales. Ella siente que Sudáfrica se está alejando de la dirección que había trazado el CNA bajo Mandela. Lo puedo ver en sus ojos cuando nos despedimos.

<i”El continente africano es bien conocedor de la importancia del medioambiente. Pero la mayoría de los problemas medioambientales del continente son, simplemente, el porducto de la pobreza y la falta de educación”.
— Nelson Mandela

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