- • ID Madidi explorará 14 puntos por todo el Parque Nacional Madidi a lo largo del siguiente año y medio.
- • Los investigadores encontraron nuevas especies de rana en el primer punto de estudio.
- • Con dos localizaciones en su haber, ya han registrado 60 vertebrados desconocidos que habitan el parque.
Nos adentramos en el bosque donde nos dejaron la noche anterior. Delante de nosotros se extendía como una larga línea de plástico traslúcido, señalizado cada pocos metros con un poste y un cubo enterrado en el terreno. La bióloga de pequeños mamíferos Nuria Bernal Hoverud y su equipo de estudio había trabajado duro el día anterior, ordenando y clasificando esta extensión señalizada con la esperanza de encontrar pequeños mamíferos en el súper biodiverso Parque Nacional Madidi de Bolivia. La zona era muy larga y pensé que seguramente habría un montón de ratones exóticos y otros mamíferos en los cubos a la mañana siguiente. Pero estuvimos buscando en cada uno de ellos y no encontramos ningún mamífero. En su lugar, habían arañas —muchas, muchas arañas— y en uno o dos cubos, un par de pequeñas ranas pardas.
Estas ranas parecían corrientes y anodinas, un descubrimiento casual en la búsqueda de algo más interesante. Pero esas pequeñas ranas pardas se han convertido en el hallazgo más importante de esta etapa de la expedición —una especie nueva completamente desconocida para la ciencia, es decir, desconocidas hasta que la expedición de Identidad Madidi las descubrieran el 7 de junio en una zona poco explorada de Bolivia.
Identidad Madidi es una gran expedición de carácter biológico que está teniendo lugar actualmente y cuyo objetivo es aumentar el conocimiento de la biodiversidad del Parque Nacional Madidi de Bolivia. El equipo lo forman unos 300 biólogos y guías que estarán investigando el gran número de ecosistemas de Madidi en el transcurso del próximo año y medio.
Me uní al equipo en la primera etapa de la expedición en junio. Tras aterrizar en el Aeropuerto Internacional El Alto —el aeropuerto internacional a mayor altitud del mundo— estaban esperándome en un todoterreno el día 5 temprano y atravesamos una todavía oscura La Paz, hasta pasar el Altiplano y ya hacia abajo hacia la Cuenca del Amazonas. Nuestro destino estaba a mitad de camino entre la zona de transición del Amazonas y los Andes. Aquí, los investigadores pretendían encontrar especies de ambas áreas —o quizás incluso alguna nueva.
Catorce horas después, la mayoría de las cuales las pasamos en una carretera de único sentido junto a un barranco, llegamos a Apolo. Apolo, siendo una ciudad fronteriza de unos 2000 habitantes, es el epicentro de la región. Rodeada por tierras para el ganado, la ciudad está en contacto con tres áreas protegidas: el Parque Nacional de Apolobamba al oeste; el Parque Nacional Madidi al norte y al este; y el Área Natural de Manejo Integrado Madidi (ANMI) donde las restricciones son algo menos estrictas. Tras una noche en un amable hostal regentado por monjas y otra hora de conducción, llegamos al campamento base donde la instalación ya estaba en proceso. En unas pocas horas todo estaba montado, desde las tiendas laboratorio y para dormir hasta la estación de duchas y las estanterías de cocina.
Este primer punto de la expedición Identidad Madidi es un espectacular paisaje dominado por la pradera montañosa de la pampa. Aquí, se puede ver cómo se alzan las colinas de sabana a lo largo y a lo ancho por los bosques galería; con un austero blanco, rebaños Brahma dispersos por toda la región se amontonan como pilas de huesos viejos. El ganado ha sido cruzado con Zebu para hacerlos más fuertes para sobrevivir en zonas áridas, pero aun así siguen teniendo una apariencia famélica y, según los lugareños, sus esqueletos son tan frágiles que a los rebaños salvajes no puede echárseles el lazo sin romperles el cuello. La tierra se sigue usando para la ganadería en el ANMI y en el parque nacional.
“¡Menuda ironía!”, dijo Rob Wallace, director del Programa de Conservación del Paisaje Madidi-Tambopata de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés) y líder de la expedición ID Madidi.
Según Wallace, durante siglos se vendió la región como un buen lugar para criar ganado por sus praderas. A primera vista, mantiene un cierto parecido a los campos del Oeste Americano, pero esa es toda la similitud que posee. El suelo —si es que se le puede llamar así— es más bien arena y tan blando que se deshace al tocarlo. De forma dispersa, hierbas fuertes y una planta seca, autóctona y con forma de cúpula llamada “wacauma” cubre el suelo ligeramente. El contenido de mineral soluble es muy bajo, lo que fomenta la desesperación por encontrar sal en el ganado menos adaptado. La sed es pronunciada, tanto que el ganado persigue a las personas para lamer su piel; mientras que las mariposas —también en busca de sal— bajan en hordas en cuanto algo o alguien orina.
Los ganaderos queman la pampa para incrementar la fertilidad del suelo y promover el crecimiento de nuevas plantas más nutritivas para el alimento de su ganado. La pampa se quema a menudo. Con tanta frecuencia que, de hecho, podía verse un fuego nuevo en algún lugar del valle todos los días que estuve allí. Aún no se ha estudiado el impacto de la introducción del ganado en esta área. Pero según William Ferrufino, guía que vivió en la zona toda su vida y en activo en los esfuerzos por conservación durante décadas, muchas plantas nativas de la pampa en el valle se han adaptado para sobrevivir a los fuegos. Esto indica que puede ser, en cierto modo, un ecosistema natural de quemado.
Sin embargo, existen evidencias del impacto del hombre sobre la región. Los datos de Global Forest Watch demuestran que una gran área dentro del parque, que comprende el primer punto de la expedición, está carente de Paisajes Forestales Intactos (PFI) y lleva así desde el comienzo de la monitorización PFI en el año 2000. Los Paisajes Forestales Intactos son áreas de bosque primario vastas y sin huella de la mano del hombre lo suficientemente fuertes como para mantener sus niveles originales de biodiversidad. Tales áreas son una característica del Parque Nacional Madidi. Las imágenes por satélite muestran numerosas partes de esta zona sin PFI del parque que poseen extensiones continuas de bosque con PFI alrededor. En el terreno, una carretera al parque junto con numerosas pequeñas granjas que fueron eximidas cuando el parque fue establecido. En una zona del punto de sondeo se estaba extrayendo madera cerca de la carretera, lo que extiende los límites entre el parque y el ANMI. Parte de esta extracción —en la parte de ANMI— era legal, pero los árboles eran talados y caían ilegalmente al lado de la carretera correspondiente al parque nacional. Los leñadores tenían como objetivo árboles altos, rectos y viejos con madera densa y roja cuyo peso era increíblemente grande. La madera era procesada en el aserradero y convertida en planchas con destino a suelo de parquet en La Paz, según uno de los investigadores. Ferrufino comentó que muchos de los árboles talados tenían más de 100 años.
Los guardabosques del parque eran conscientes de la tala y, de hecho, encontramos varios sondeando la zona. Sin embargo, el Parque Nacional Madidi solo cuenta con 30 guardabosques para toda su extensión de 18 960 kilómetros cuadrados —un área mayor que el estado de Connecticut en EE UU— lo que hace la monitorización y el cumplimiento de las reglas una difícil tarea. No obstante, a pesar de todo, la investigación indica que las concesiones de protección cedidas por el Parque Nacional Madidi están funcionando.
Madidi consciente
El Parque Nacional Madidi, llamado así por una especie local de hormiga, fue creado en 1995 para preservar los extraordinarios niveles de biodiversidad de la región. Se han registrado oficialmente 8244 especies de plantas y 1466 de vertebrados en el parque nacional y en el ANMI a lo largo de doce tipos de ecosistemas, desde las tierras bajas del bosque tropical del Amazonas a 180 metros sobre el nivel del mar hasta los picos nevados de los Andes a 6040 metros de altitud. Entre todas ellas existen muchas especies amenazadas, como el oso andino, el jaguar, la nutria gigante, el lobo de crin, el mono lanudo, el cóndor andino y el caimán negro. El Parque Nacional Madidi es considerado por los científicos como posiblemente el área protegida más biodiversa del mundo, con un tres por ciento de las especies de plantas del planeta, cerca del cuatro por ciento de los vertebrados y un 11 por ciento de las aves.
“Si haces una media, tiene probablemente los dos tercios de la biodiversidad de Bolivia”, dijo Wallace.
La denominación de parque nacional de Madidi reportó considerables beneficios a la fauna y la flora del área, según Wallace. La tala de madera de caoba se detuvo en gran medida a los dos años. El número de jaguares se quintuplicó; utilizando cámaras trampa podían observarse densidades de 1-2 jaguares por cada 100 kilómetros cuadrados a 8-10 cinco años después.
“Las áreas protegidas tienen sus problemas”, contaba Wallace. “Pero se ha recopilado mucha literatura recientemente sobre cuán efectivos son estos espacios. La clave para la biodiversidad son las áreas protegidas”.
El Parque Nacional Madidi y el ANMI es también hogar de 31 comunidades indígenas de la estirpe Tacana, Leco y Quechu, que hacen un total de población de 3174 personas. Además de proteger la riqueza de vida silvestre de la región, el parque y el ANMI salvaguardan estas comunidades indígenas y fomentan un uso de los recursos sostenibles naturales del lugar.
Por ejemplo, las instituciones de conservación y comunidades locales alrededor de Apolo han cooperado para fomentar la recolección sostenible de incienso. Las comunidades locales llevan cosechando incienso durante generaciones cortando la corteza de ciertos árboles y extrayendo la savia; más o menos igual que se cosecha el sirope de arce en Norteamérica. Pero realizar cortes con demasiada frecuencia o muy profundos puede deteriorar los árboles, de manera que es importante establecer una serie de reglas que seguir.
“Estas regulaciones son establecidas por ellos mismos”, dijo Wallace. “Saben que si talan demasiado un árbol, morirá”.
El control supone una tarea más difícil, según comenta Wallace. La WCS y otras organizaciones con las comunidades locales para mantener las etiquetas sobre el estado de salud de los bosques y desarrollar una señalización de supervisión para quienes cosechan la resina. Se les enseñó a registrar el volumen de la resina cosechada, el esfuerzo empleado y el número de árboles usados para la producción. Para asegurar que todo va según lo previsto, ciertas organizaciones externas realizan una serie de evaluaciones cada pocos años.
El cultivo del café bajo sombra y el cacao autóctono son también puntos importantes de los programas de sostenibilidad de la WCS.
“Estamos trabajando probablemente con 70 comunidades sobre distintos temas a lo largo de todo el territorio “, dijo Wallace.
A pesar de su importancia biológica, el Parque Nacional Madidi no ha sido sondeado a fondo. Por ejemplo, no hay punto de referencia sobre biodiversidad sobre el que medir los impactos del cambio climático en la vida salvaje de la región. Por ello, Identidad Madidi fue desarrollada a modo de respuesta a lo largo de los últimos cuatro años para reunir un grupo diverso de científicos en Madidi para desplegarse en distintos ecosistemas y observar cuántos tipos de animales y plantas podían encontrar.
Apoyada por la Red Boliviana de Biodiversidad, el Ministerio de Medioambiente y Agua y el Viceministerio de Ciencia y Tecnología, científicos de diversas instituciones, que incluyen el National Herbarium,Colección Boliviana de Fauna, Instituto de Ecología, Armonia and WCS viajarán a 14 puntos poco explorados a 5000 metros de altitud. Allí, tratarán de buscar vertebrados valiéndose de distintas técnicas: desde las trampas a las cámaras trampas y desde la escucha al reclamo para capturar murciélagos en redes.
Otro objetivo de Identidad Madidi es fomentar la conciencia sobre la vida salvaje del parque —y la vida salvaje del país en general— entre la población.
“Los ciudadanos de Bolivia saben más de osos polares que de muchos aspectos sobre la vida silvestre de su propio país”, dijo Wallace.
Para combatir esta mentalidad, el equipo de ID Madidi está involucrando a los ciudadanos bolivianos de todo el país en presentaciones, noticias sociales, historias en el periódico, folletos, blogs y otras iniciativas para enseñarles acerca de su propia herencia natural. Particularmente, celebrarán reuniones y presentaciones en las ciudades cercanas a los puntos de sondeo con el objetivo de obtener el apoyo de la comunidad al tiempo que amplían el conocimiento de los lugareños sobre biología y conservación.
16 días, 208 vertebrados y nuevas especies
Dos días de trabajo de campo en el primer punto y los investigadores ya habían encontrado cuatro especies jamás registradas antes en el Parque Nacional Madidi, incluyendo la nueva especie de rana.
“¡Por esto quería venir aquí!” gritaba Wallace, caminando río arriba tras un largo y fructífero día buscando animales.
El equipo ID Madidi escogió el área por su singularidad, pensando que es un punto de convergencia de hábitats y puede resultar en la coexistencia de diferentes tipos de animales; y quizás puede incluso haberse propiciado trayectorias evolutivas únicas de especies endémicas y hasta ahora desconocidas para la ciencia.
Y tenían razón.
Al término de la primera semana, los equipos de estudio habían capturado 75 especies diferentes de vertebrados. Tres días más tarde, alcanzaron los 100. El último día, debido en parte a la última incorporación de un ornitólogo, habían registrado 208 especies de vertebrados, de las cuales 32 eran nuevas en Madidi. Estas incluían diversas especies de siluro nuevas para el parque (y posiblemente para la ciencia), una especie de murciélago todavía no descrita y descubierta recientemente con un cuero cabelludo que se separa del cráneo, un oso de los Andes paseando por las colinas, una rata arbórea con pies peludos jamás vista antes a tanta altura y un avistamiento de una paca parecida a una cobaya que tampoco había sido vista a tan poca altura.
Además, tenemos una nueva rana. La especie pertenece al Oreobates genus, que se comprende un grupo de ranas normalmente pardas encontradas desde Colombia hasta Argentina y el oeste de Brasil. Aunque nos tomó unas semanas determinar la morfología de la rana y confirmar que era una nueva especie, los investigadores ya sospechaban desde el principio que podría ser única.
“Desde el principio pensamos que podría ser una nueva especie por un rasgo muy específico, la cara interna de su anca tiene un intenso color naranja que no ha sido observado en otras especies de Oreobates en todo el país”, explicaba el herpetólogo James Aparicio y Mauricio Ocampo, que examinaron el anfibio.
Además, a diferencia de otras especies Oreobates, esta rana no tiene verrugas en sus talones y los dedos de sus ancas son muy característicos.
“El cotejo de estos rasgos nos permitió eliminar muchas posibles especies ya descritas de Oreobates en Bolivia y Perú”, comentaron en un comunicado conjunto con Mongabay después de confirmar que la rana era una especie nueva para la ciencia.
Esta nueva rana fue encontrada normalmente en el primer lugar de estudio, pero solo en ciertos tipos de hábitat específicos. Los investigadores especulan que podría estar ligada a un ecosistema ligeramente forestal de sabana.
“Podríamos teorizar que esta especie se extiende a lo largo de las sabanas montañosas del Apolo y sus bosques galería”, dijo Aparicio y Ocampo. “Sin embargo, existen otros factores tales como la altitud y la lluvia que son también importantes para los anfibios y esto puede variar en esos hábitats. Por el momento, podemos afirmar que se encuentra en un espacio restringido alrededor de nuestro primer punto de investigación”.
El siguiente paso tanto para rana como para descubridores son los análisis genéticos para confirmar que es verdaderamente una nueva especie, así como una descripción adecuada que estiman los investigadores estará lista para ser publicada para el próximo año.
Adelante y hacia arriba
Cuando estaba yéndome del primer lugar de estudio a final de junio para emprender el largo viaje de vuelta a La Paz, el equipo hacía las maletas y se preparaba para el siguiente punto. Todos habían trabajado duro desde la salida del sol hasta su puesta los últimos 15 días, pero las ganas de explorar un lugar nuevo son inevitables. El campamento se desmanteló tan rápido como fue montado, los vehículos iban cargados de todo el equipo y gente que podían llevar.
Se dirigieron a “bosco seco”, el bosque seco montañoso justo en mitad del Área Natural de Manejo Integrado que divide el Parque Nacional Madidi. Con una extensión de 1200 kilómetros cuadrados, su ecosistema es uno de los parches de bosque seco en el Andes Tropical y con los niveles más altos de biodiversidad. En el transcurso de los próximos 20 días, los investigadores saborearon esa biodiversidad —una gran muestra. El equipo encontró 254 especies de vertebrados, de las cuales 28 eran nuevos registros para el parque.
Incluso encontraron dos murciélagos poco estudiados y otras pocas especies que posiblemente se confirmen como nuevas también.
“Hallamos la supuesta nueva especie de lagarto de anteojos que posiblemente sea endémico de ese hábitat y también hay uno o dos peces que son candidatos a nueva especie”, dijo Wallace.
Esta semana, el equipo se dirigirá a los altos Andes, donde sondearán tres sitios entre 3750 y 5250 metros de altura. Allí, Aparicio piensa encontrar lagartos Liolaemus genus que están especialmente adaptados a vivir cerca de los glaciares helados.
Wallace espera encontrar también un mamífero en concreto.
“Personalmente, me encantaría echar otro vistazo al gato andino —aún por confirmar su presencia en Madidi”, dijo Wallace. “Desde el punto de vista del significado de la iniciativa Identidad Madidi, los Altos Andes han sido escasamente estudiados y aun así la diversidad total de vertebrados es menor que más abajo en a una altitud menor; hay muchas especies aún por confirmar en el parque y sería fantástico si pudiéramos acercarnos a 100 registros nuevos en estos tres puntos en los Altos Andes”.
Hasta el momento, el recuento de especies ha superado con creces las expectativas del equipo. Con dos puntos sondeados ya habían descubierto el 30 por ciento del número de especies nuevas objetivo de toda la expedición en Madidi.
“La mayor sorpresa son todos los nuevos registros que hemos podido reunir de tan solo dos de los catorce sitios de estudio”, decía Wallace. “Antes de embarcarnos en Identidad Madidi, habíamos fijado el ambicioso objetivo de registrar 200 nuevos vertebrados en el parque y ya llevamos 60; por lo que es probable que tengamos que revisar ese objetivo.
“Aunque puede que esos nuevos registros fuesen “esperados” en el parque, un gran número solo podía considerarse como “posible” para Madidi; y al menos tres de ellos no estaban ni siquiera en la lista de registros probables. Esto remarca aún más la extraordinaria biodiversidad de Madidi, pero también pone de manifiesto la necesidad de más estudios sobre biodiversidad por toda la región Andes-Amazonas”.
Identidad Madidi invita al público a seguir cómo continúan el proceso de exploración durante el próximo año y medio de uno de los parques nacionales más importantes del mundo desde el punto de vista biológico. Visita su Página de Facebook y su para obtener más información sobre su aventura y las últimas noticias del trabajo de campo.