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Moratorias superan a la certificación para reducir la deforestación en la producción de soja, aceite de palma y ganado


Oil palm plantation in Papua, Indonesia. The country lost 1 million hectares of forest cover in 2013, according to one estimate. Photo credit: Agus Andrianto/ CIFOR. El aceite de palma en Papua, Indonesia. Según una estimación, el país perdió 1 millón de hectáreas de superficie forestal en 2013. Foto: Agus Andrianto/ CIFOR.



Dieciocho millones de hectáreasdel bosque se perdieron en todo el mundo en 2013. El índice sin precedentes de deforestación es un impulsor significante del cambio climático, que representa un porcentaje de aproximadamente un 12 a un 15 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero. Los acuerdos voluntarios para reducir la deforestación se han vuelto comunes en lugares que no tienen reglamentaciones eficaces. Un nuevo estudio publicado en la revista de acceso directo de Mongabay, Tropical Conservation Science, compara las cuatro iniciativas de los trópicos para investigar cómo varían en eficacia y para determinar qué es lo que hace que tales esfuerzos funcionen o no.

Las principales culpables del sacrificio del bosque tropical son las industrias de aceite de palma, soja, madera y ganado. El estudio se centra en iniciativas de Brasil e Indonesia, donde la deforestación está descontrolada y la reglamentación para limitarla es insuficiente y precariamente impuesta. Para evitar este problema, los acuerdos que involucran a todos los participantes en la cadena de suministros se han vuelto la norma. Estos suponen compromisos de parte de los líderes de industrias y otros para garantizar que los productos libres de deforestación lleguen a los consumidores.

La autora del estudio Karen Meijer, investigadora de políticas ambientalistas, junto con el Instituto Alemán de Política del Desarrollo, se centró en cuatro iniciativas: la Moratoria de la Soja, la Moratoria del Ganado, la Mesa Redonda sobre Soja Responsable (RTRS, por sus siglas en inglés) en Brasil y la Mesa Redonda sobre Aceite de Palma Sostenible (RSPO, por sus siglas en inglés) en Indonesia. Las dos primeras iniciativas implicaron prohibiciones temporales y las grandes empresas que se comprometieron a no adquirir productos de fabricantes vinculados con la deforestación. Las últimas dos son planes de certificación que involucran a miembros conectados dentro de la cadena de suministros, desde agricultores a comerciantes minoristas y demás partícipes.

El estudio descubrió que las prohibiciones temporales tienden a ser más eficientes que los planes de certificación en lo que respecta a obtener conformidad dentro de la cadena de suministros y de fijar metas más rigurosas.

Ambas moratorias, la Moratoria de la Soja y la Moratoria del Ganado, involucraron a grandes empresas que encabezan la cadena de suministros y que se rehúsan temporalmente a comprar productos de proveedores vinculados con la deforestación. A causa de esta influencia en el mercado – las empresas que participaron en la Moratoria de la Soja representaron un 90 por ciento del total del mercado de soja de Brasil – estas empresas fueron capaces de imponer su voluntad a aquellos que se encuentran por debajo de ellas en la cadena de suministros y quienes dependen de sus industrias. Como resultado, los índices de conformidad son más altos que los encontrados en los planes de certificación.

Por el contrario, los dos planes de certificación incluyeron a todas las partes interesadas y conectadas dentro de la cadena de suministros y fueron realizados a través de consenso y compromiso. Según el estudio, la atención a las múltiples exigencias e intereses parece haber debilitado la ambición colectiva y los objetivos de deforestación. En lugar de promulgar una prohibición total de deforestación, los planes de certificación prohíben la deforestación de bosques primarios, nativos o de un alto valor de conservación, lo que implica a relativamente pequeñas áreas del total de la superficie forestal.

Según Meijer, la publicidad negativa, o la “difamación”, combinada con la opinión algo ampulosa del deseo de los consumidores de adquirir bienes libres de deforestación, fue un factor importante que influenció a las empresas para inscribirse en ambos tipos de iniciativas. En cuanto a las moratorias, señala que las grandes empresas son más susceptibles a la difamación que aquellas que se encuentran en una posición inferior en la cadena de suministros, ya que son menos visibles para el público. Y en cuanto a los planes de certificación, a lo que más le temen los comerciantes minoristas y los proveedores es a la respuesta negativa del público.

Pero Meijer repara que, en realidad, los beneficios económicos que los planes de certificación les brindan a los miembros son bajos, en parte debido a la demanda limitada de los consumidores de productos certificados. Por esto, la amenaza de una mala imagen puede ser la que motive a las empresas a querer limpiar su cadena de suministros más que atraer ganancias.

El estudio observa que ambos enfoques eran vulnerables a ser comprometidos por “filtración”. Como hacer presión en un globo, la reducción de deforestación en un área puede conllevar a provocar otra, como cuando se vende tierra con una certificación improbable para otro uso o cuando los fabricantes cambian los controles de cultivo por otros menos estrictos.

A pesar de concluir en que ambas iniciativas tienen beneficios considerables, Meijer sugiere que las dos son ineficientes como políticas independientes cuando llega el momento de frenar la deforestación descontrolada. “Las iniciativas juegan un papel en crear conciencia entre los fabricantes y consumidores y contribuyen en las prácticas de producción mejoradas, pero es improbable que por sí solas reduzcan la deforestación en gran medida”, escribe.

Meijer recomienda una estrategia dual para reducir exitosamente la deforestación agricultural: “las partes gubernamentales internacionales y las no gubernamentales deberían continuar fusionando la promoción de productos sostenibles en países consumidores con el apoyo de los países productores para reforzar las leyes y cambiar las reglamentaciones e incentivos (contraproducentes)”.

De otra manera, los incentivos para la fabricación de productos libres de deforestación seguirán siendo escasos.

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