- Más de la mitad de los bosques primarios de Maranhão (alrededor de 220 hectáreas) fueron destruidos.
- Más de 300 bomberos asistieron en la operación de combate de fuego más grande en la historia de Brasil.
- La agencia del medio ambiente de Maranhão calcula que a causa de los incendios habrá serios daños a la calidad de las tierras, mayor erosión de suelos, y un cambio en las dinámicas biológicas que pueden amenazar más aún a las especies en peligro de la región.
Dos meses después de que incendios aislados fueran identificados dentro de los territorios indígenas Arariboia, en el estado amazónico de Maranhão, todavía se nota la magnitud de la destrucción que causaron.
El incendio se pudo controlar, pero más de la mitad de los bosques primarios de Maranhão (alrededor de 220 hectáreas) fueron destruidos, amenazando las vidas de 12.000 personas del pueblo Guajajara y 80 nómadas de Awa-Guajá, una de las últimas tribus no contactadas — y entre las más amenazadas — de la Amazonía. En la actualidad quedan tan sólo 300 individuos Awa-Guajá en la región.
Expertos de Ibama, la agencia ambiental brasileña, explican que un largo período de sequía contribuyó a que el incendio se propagara por la zona. Sin embargo, la causa del desastre tuvo poco que ver con el estado del medio ambiente. Los representantes de varias comunidades indígenas y los Guajajaras denuncian la participación de madereros ilegales en la tragedia y dicen que el incendio fue un crimen de retaliación en contra de los “Guardianes” — un grupo de indígenas, tanto hombres como mujeres, que combaten la tala ilegal monitoreando el bosque de manera voluntaria. Durante los últimos cuatro años, los Guardianes pudieron reducir la tala ilegal en el área de forma significativa, y los Guajajaras creen que esto llevó a los conflictos recientes en Arariboia.
Rosimeire Diniz del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), una ONG religiosa que ha apoyado a las tribus de Arariboia por más de cuatro décadas recogiendo y diseminando datos sobre la violencia en contra de las comunidades indígenas, explica que los conflictos entre pueblos indígenas y los madereros en la región llevan muchos años de historia. No existen serios esfuerzos de monitoreo en contra de la explotación ilegal de maderas, de acuerdo a Diniz. Esa actividad seguiría afectando la región sin ninguna repercusión si no fuera por los pueblos indígenas.
“Cada vez que se juntan las personas de la zona para exigir sus derechos, empiezan los conflictos”, explicó Diniz, “y típicamente, son muy violentos”.
Ibama confirmó las acusaciones luego de que sus propios inspectores fueran atacados el mes pasado por un grupo armado mientras que combatían el incendio. El jefe del departamento de inspecciones, Roberto Cabral, le dijo a TV Globo: “estos son criminales que están robando maderas… Están dispuestos a matar para poder seguir haciendo sus actividades”.
El incendio: no se hizo nada por mucho tiempo
Fue sólo después del incidente con los supervisores de Ibama cuando se vieron incentivos para apagar el incendio, de acuerdo a las comunidades locales. Se requirieron más de 300 bomberos para apagar el fuego en la operación más grande en la historia de Brasil.
“Los grupos indígenas identificaron los primeros incendios a mediados de septiembre, pero la falta de atención hizo que el incendio creciera rápidamente”, dijo Rosimeire de CIMI.
El mes pasado, el gobierno de Maranhão declaró un estado de emergencia en 11 otros territorios indígenas que también se vieron afectados por los incendios. Además de Arariboia, la situación se extendió a las comunidades indígenas de Geralda Toco Preto, Canabrava Guajajara, Governador, Krikati, Lagoa Comprida, Bacurizinho, Urucu, Juruá, Porquinhos y Kanela. Durante el momento más crítico del incendio, el fuego se adentró más allá de 325 kilómetros en la selva.
Al igual que antes, los Guardianes estuvieron dispuestos a luchar. De acuerdo a Ibama, su conocimiento del área ayudó mucho a los bomberos, así que la directora Marilene Ramos se comprometió a dar apoyo oficial a los Guardianes y a añadir 60 bomberos indígenas al grupo. Entre ellos se encuentran los Guajajara, una de las comunidades indígenas con mayor participación cívica en Maranhão, con una población de alrededor 23.000 personas.
“Queremos expandir la participación indígena en el programa. Ellos están presentes en estos territorios todos los días y saben cómo operan los criminales. Así que queremos trabajar juntos y comprometernos con los líderes indígenas, incorporando a los Guardianes en nuestro trabajo de supervisión”, dijo Ramos durante su visita a Maranhão.
Maranhão: un lugar inseguro para los pueblos indígenas
De acuerdo a Greenpeace, las comunidades indígenas en el estado de Maranhão se encuentran constantemente en peligro. El 23 de septiembre, el territorio indígena Ka’apor presentó una carta pública advirtiendo que venía un nuevo ataque en contra de la población indígena. Los madereros y ganaderos estaban amenazando con prender un incendio en retaliación por el monitoreo de bosques de miembros de la comunidad local.
De acuerdo a Ka’apor, desde principios de octubre, tres estaciones que habían sido cerradas por los Guardianes fueron reabiertas por madereros quienes venían acompañados de guardias armados, sus guardias privados.
En el 2014, de acuerdo al Reporte sobre la Violencia Contra los Pueblos Indígenas publicado por CIMI, los Ka’apor fueron sujetos a cuatro asesinatos y 19 intentos de asesinato. La policía federal prometió investigar los casos, pero no ha habido ningún arresto hasta el presente.
Por más de siete años, las comunidades indígenas que viven a lo largo y ancho de Maranhão han pedido ayuda a las autoridades para parar la tala y la deforestación en la región.
“Cuando ves la violencia en la zona y el número de conflictos que tienen lugar aquí, es obvio que las acciones del gobierno no son suficientes”, dijo Rosimeire. “Típicamente sólo se toman algunas medidas que permiten que siga habiendo violaciones, poco tiempo después de que los equipos de inspección se vayan de la zona”.
Vista aérea de los incendios en el territorio Arariboia. Foto cortesía de Greenpeace.
Una larga historia de incendios
Más de 186.000 metros cuadrados de bosque amazónico en Maranhão han sido destruidos en los últimos 26 años, de acuerdo al Instituto Nacional de Investigación del Espacio (INPE) de Brasil. El estado ha perdido más del 60 por ciento de su cobertura boscosa debido a incendios fuera de control.
La agencia del medio ambiente de Maranhão calcula que a causa de los incendios habrá serios daños a la calidad de las tierras, mayor erosión de suelos, y un cambio en las dinámicas biológicas que pueden amenazar más aún a las especies en peligro de la región. De acuerdo al World Wildlife Fund, la ecoregión de Maranhão contiene el área más extensa y más compleja de manglares en todo Brasil, la cual sirve de hábitat para el ibis rojo (Eudocimus ruber), la jacana (Jacana jacana), y el manatí (Trichechus manatus), así como varias especies de tortugas marinas.
“Ahora tenemos que enfrentarnos no sólo a la violencia de esta región, sino también debemos aprender nuevamente a cómo sobrevivir sin gran parte de nuestro territorio y los medios para ganarnos la vida”, dijo uno de los líderes Guajajara, quien no quiso ser identificado.