El 19 de julio de 2011, guardaparques del Parque Nacional Galápagos y la marina ecuatoriana pararon al Fer Mary I, un buque grande de pesca que partía del puerto ecuatoriano de Manta y viajaba dentro de la Reserva Marina de Galápagos (RMG). Los guardaparques descubrieron algo más que la tripulación de la nave abordo; también encontraron 379 tiburones muertos. La captura de tiburones dentro de la RMG es un delito bajo las leyes del Ecuador.
El caso generó noticias a nivel internacional no solamente porque se trataba de una carga ilegal, sino también por la indignante respuesta inicial que recibió del juez local, quien anuló el caso. Aquel juez fue suspendido por el gobierno ecuatoriano y se está revisando el caso.
Este año, luego de una batalla tumultuosa que duró cuatro años, el capitán del Fer Mary I fue sentenciado a dos años en prisión, y cada uno de los 12 tripulantes recibió una sentencia de un año. Su ejemplo demuestra la creciente presión legal en contra de la pesca ilegal en la RMG y la apuesta del Ecuador en contra al tráfico de especies salvajes.
Una llamada a las fuerzas de monitoreo en Galápagos
La Reserva Marina de Galápagos es una de las áreas marinas protegidas más grandes del mundo, con casi 133.000 kilómetros cuadrados. Su reconocimiento como centro de la biodiversidad es bien merecido, al ser el hábitat de más de 3000 diferentes especies marinas.
La Reserva debe tanta abundancia a su ubicación ecuatorial donde las corrientes marinas calientes y frías se mezclan con aguas del fondo del océano repletas de nutrientes — de esta manera ofreciendo alimento a todas las especies de la cadena alimentaria.
Desde que fueron establecidas en 1998, el cumplimiento de las regulaciones para la pesca dentro de la Reserva no ha recibido suficientes fondos y su manejo es caótico. La sobrepesca excesiva, el desarrollo turístico, y la introducción de especies invasivas llevó a Galápagos a un punto de crisis. En el peor momento de la emergencia en el 2007, UNESCO declaró la Reserva un Patrimonio Mundial en Peligro. La respuesta regulatoria del Ecuador incitó a que la UNESCO retirara la designación tres años después.
Sin embargo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), no estuvo de acuerdo con la decisión de la UNESCO. “La recomendación de la UICN para Galápagos fue que la Reserva no debía haberse eliminado de la Lista en Peligro, porque todavía queda mucho por hacer”, dijo Tim Badman, jefe del programa de patrimonios mundiales de la UICN, añadiendo que “reconocemos los grandes esfuerzos por parte del gobierno ecuatoriano para mejorar la situación”.
La pesca de tiburones por sus aletas sigue siendo un gran problema ecuatoriano
Una aleccionadora revisión de la realidad llegó el mayo pasado cuando una enorme carga de 200.000 aletas de tiburón fue incautada en un almacén en el puerto de Manta. “El plan era de contrabandear las aletas al Perú, desde donde podían ser exportadas legalmente hacia los mercados asiáticos”, dijo el viceministro del interior Diego Fuentes poco después de la incautación. Aunque la pesca de tiburones por sus aletas es ilegal en el país, los tiburones que son capturados incidentalmente pueden ser legales de acuerdo a una enmienda del 2007.
“Cada grupo de cinco aletas tiene un valor de entre 60 a 80 dólares, así que estamos hablando de grandes sumas de dinero”, dijo Fuentes. La sopa de aletas de tiburón es una delicia muy buscada por consumidores asiáticos y amenaza a los tiburones del mundo entero.
No existe evidencia de que estos tiburones en particular vinieran en parte, o en su totalidad, del RMG, pero el delito causa preocupación. Varios estudios en el 2009 sugirieron que hasta 12.000 tiburones son cazados por sus aletas al año en el RMG; la caza en Manta solamente representa alrededor de 50.000 tiburones.
“La incautación de tantas aletas de tiburón dentro del Ecuador, tan sólo a 1000 kilómetros de las Islas Galápagos, causa mucha ansiedad. Los tiburones juegan un rol esencial en el ecosistema marino, y al sacarlos puede que el ecosistema colapse en su totalidad”, dijo un portavoz del Galapagos Conservation Trust.
“Es buena noticia que las autoridades ecuatorianas estén abordando la pesca ilegal de tiburones en su territorio y la venta de productos ilegales de tiburón, pero hará falta un esfuerzo verdaderamente global para parar el problema en todas partes”, explicó el portavoz.
Desafortunadamente, no sólo los tiburones se están extinguiendo del RMG y de otras aguas tropicales llenas de biodiversidad. Existe otra especie marina menos visible, no incluida dentro de la megafauna marina, pero la cual trae similares ganancias para los traficantes que la venden a los mercados chinos y asiáticos.
La “fiebre del oro” de Galápagos
Se cree que los primeros exploradores llegaron a las costas del Ecuador en 1989, buscando una de las especies menos carismáticas que habitan en el mar. Buscaban pepinos de mar con la esperanza de reemplazar pesquerías agotadas del sureste de Asia y de las Islas Pacíficas con una nueva fuente de esta comida gourmet que se sirve en los restaurantes y hogares chinos.
El descubrimiento de grandes poblaciones a lo largo de la costa ecuatoriana y dentro del RMG atrajo olas de migrantes a la región, que buscaban trabajo en esta industria lucrativa. Así comenzó una “fiebre del oro” de pepinos de mar. Desde entonces, el gobierno ecuatoriano ha estado luchando sin chances de tener éxito mientras busca al mismo tiempo mantener las poblaciones de pepinos de mar y abastecer sus intereses por la pesca.
La pesca de pepinos de mar en Galápagos fue suspendida a principios del 1992 por la sobrepesca, pero la presión por parte de los pescadores obligó al gobierno a reabrirla dos años después. Una cuota anual de 500.000 se superó rápidamente, con la pesca de aproximadamente 8.000.000 a 12.000.000 pepinos de mar.
Estos límites se complicaron por otra regulación casi imposible de aplicar: El pepino de mar marrón (Isostichopus fuscus) buscado para los mercados asiáticos por parecerse al pepino de mar puntiagudo japonés (Apostichopus japonicas). I. fuscus se encontraba en la lista de Peligro de Extinción por la UICN. Pero extrañamente, la especie se mantuvo como el único pepino de mar que podía ser pescado legalmente en el Ecuador. Por último, al reconocer el peligro que lo amenazaba, Ecuador pidió que se añadiera al Apéndice III del CITES en 2007. Appendix III pide que naciones miembros asistan a otras en la conservación de especies, y requiere documentos para su exportación.
La falta de protecciones para el pepino de mar marrón — tan sólo se necesita un documento para su pesca — resultó en una serie de complicaciones legales, obligando a las autoridades a tener que identificar y descifrar cuáles eran los pepinos de mar pescados de manera legal y cuáles no. Aunque I. fuscus era el único pepino de mar pescado de manera legal en aguas ecuatorianas, otros como el Stichopus Horrens, considerados de menor calidad, también se mezclaban con las pescas legales.
Hace cuatro años, Ecuador suspendió su pesca de pepinos de mar en Galápagos por completo, con el fin de permitir a que sus poblaciones sobrepescadas pudieran recuperarse. Pero esto no detuvo la pesca y el tráfico ilegales.
La pesca de pepinos de mar en Galápagos hoy en día ha colapsado al igual que en las costas ecuatorianas — ambas están “económicamente extintas” de acuerdo a Veronica Toral. La bióloga marina de la Universidad Charles Darwin le dijo a Mongabay que “Quedan tan pocos [pepinos de mar] en el medio ambiente que ya no es factible para los pescadores salir, pescar, y convertirse en ‘reyes por un día’”.
La “fiebre del oro” se muda a otros mares
Puede que se haya disipado la fiebre por los pepinos de mar en Ecuador, pero todavía sigue en completo frenesí al norte, en la costa del Pacífico, donde los pescadores están literalmente muriendo en busca de las especies.
Los arrecifes mexicanos contienen muchas de las mismas especies que Ecuador, aunque la sobrepesca en bajas profundidades del año 2000 dejó a los que quedan en las profundidades difíciles de acceder. Los pescadores ahora arriesgan sus vidas en busca de los animales cada vez más raros y más valiosos.
La pesca de pepinos de mar ofrece trabajo relativamente fácil y bien remunerado. “Para ser un pescador de pepinos de mar no necesitas hacer mucho más que recogerlos del fondo del mar”, explicó Toral. Los buzos usan un método conocido como la hookah: conectan un tubo de oxígeno hecho por ellos al bote o a la orilla del mar, y se quedan bajo agua por largo tiempo para pescar el mayor número posible”.
“Los pescadores pueden ganar un millón de pesos en un día, aunque una semana después ya no cuentan con un sólo peso”, le dijo Yamil Antonio Dib, de Ocean Secret México, a Union Yucatan. Al igual que en Ecuador durante el apogeo del pepino de mar, los pescadores en México viven como “reyes por un día”.
El atractivo de la pesca ilegal de pepinos de mar mexicanos puede ser fatal. Desde 2013 hasta julio de este año, la junta de salud de Yucatán reportó alrededor de 500 casos de enfermedades de descompresión, causadas por burbujas de nitrógeno que se forman en la sangre de pescadores buzos. La mayoría de los casos reportados se dieron a causa de la pesca de pepinos de mar; a lo largo del mismo período se reportaron 16 muertes, cinco en lo que va de este año.
El pepino de mar: uno de los recicladores invaluables de la naturaleza
Los pepinos de mar no capturan la imaginación del público igual que los tiburones, pero su sobrepesca y agotamiento podrían destruir los hábitats marinos en todo el planeta.
“Aunque no son para nada sexis — no tienen buen aspecto, y las personas no les prestan mucha atención — los pepinos de mar son importantes para la salud de los ecosistemas”, explicó Toral a mongabay.com. Existen dos clases de pepinos: uno que se alimenta con su boca hacia abajo, buscando comida entre la arena y evitando que el piso del mar se compacte. El otro se alimenta con escombros marinos y con zooplankton en las columnas de agua. El segundo, explicó Toral, es el “reciclador de la naturaleza”.
De acuerdo a un estudio que se ejecutó en la Gran Barrera de Coral australiana, estos recicladores juegan un rol importante al reducir la acidificación del océano — una amenaza para las barreras de coral que empeora a causa de las emisiones de dióxido de carbono. Los pepinos de mar ingieren escombros y excretan los desechos como alcalino, ayudando a neutralizar la acidificación de las aguas alrededor que pueden matar a los corales.
“Los desechos de amonio producidos por los pepinos de mar también sirven para fertilizar el área alrededor, ofreciendo nutrientes para el crecimiento de los corales”, dijo en una entrevista Maria Bryne de la Universidad de Sídney e investigadora principal en One Tree Centre. Su equipo de investigación descubrió que los excretos de carbonato de calcio de los pepinos de mar son esenciales para el crecimiento de las barreras de coral, y que sin su presencia, la acidificación podría tener un efecto aún más devastador.
Ecuador reabre su pesca de pepinos de mar
Recientemente, el gobierno ecuatoriano decidió reabrir la RMG a la pesca. Se tomó la decisión a pesar de una reciente encuesta que sugiere que la densidad de la población de pepinos de mar aún debe recuperarse de la sobrepesca.
De acuerdo a un estudio del Servicio de Parque Nacional Galápagos, la densidad crítica de pepinos de mar es de 11 por cada 100 metros cuadrados de piso de mar. Sin embargo, entre el 2013 y 2015, se documentó una densidad de tan sólo 6 por cada 100 metros cuadrados.
“El estado actual de la RMG no garantiza la sostenibilidad de las especies a lo largo del tiempo”, explica el estudio, que describe la pesca clandestina como uno de los factores que más amenaza su recuperación. “Los datos de monitoreo indican que a pesar de un moratorio de cuatro años, las poblaciones de pepino de mar siguen en un estado crítico con poco chance de recuperación”.
La extinción económica de los pepinos de mar no ha parado la pesca ilegal y oportunista en la RMG. En junio de este año, 10.852 pepinos de mar con un peso de 262,8 kilogramos fueron incautados en el aeropuerto de San Cristóbal de Galápagos. De acuerdo a Galápagos Digital, este cargamento se vendería por 173.448 dólares en el mercado chino.
Nadie lucha por el pepino de mar
El hambre insaciable de los mercados chinos ha provocado que la pesca de pepinos de mar se extienda por todo el planeta, de acuerdo a un estudio reciente publicado en la revista Frontiers in Ecology and the Environment.
“En sólo 15 años (1996–2011), la red de países productores de pepinos de mar se expandió de 35 a 83 países”, dijo el estudio. “La pesca de pepinos de mar destinados para el mercado chino ahora opera en aproximadamente un 90 % de las costas tropicales de todo el mundo… Las importaciones crecientes de estas nuevas regiones han compensado por las pérdidas en la pesca en otras partes”.
Los investigadores explican: “El caso del mercado comercial de pepinos de mar para el mercado chino ejemplifica un nuevo fenómeno extraccionista al cual llamamos la explotación contagiosa de recursos — un sistema que se parece a una epidemia y donde el transporte de larga distancia ayuda a grandes expansiones del mercado… Necesitamos tomar decisiones y escribir leyes a varios niveles y a varias escalas para controlar y mitigar los efectos de la explotación contagiosa“.
Pero hay algunas buenas noticias sobre este nuevo contagio global: las dinámicas del mercado chino están viendo reducciones en la demanda de algunas delicias. Se cree que la demanda por aletas de tiburón, por ejemplo, está disminuyendo. WildAid documenta que el mercado de aletas de tiburón es menor y que el público se está alejando de la sopa de aletas de tiburón.
Las campañas contra la corrupción por autoridades chinas que consumen sopas de aletas de tiburón, junto a campañas por la conservación (incluyendo la del héroe del baloncesto, Yao Ming) están ayudando a que disminuya la demanda.
Sin embargo, los pepinos de mar no forman parte de esta tendencia. A diferencia de los tiburones — y a pesar de su importancia ecológica vital — los pepinos de mar no cuentan con el mismo valor que otros seres vivos. “No son animales bellos ni carismáticos que produzcan un sentimiento tierno al verlos”, dijo Toral sobre las especies en las que se enfoca para su investigación. “Parecen pepinos, y resulta que son animales”.
La sentencia de los tripulantes del Fer Mary I podría significar un cambio hacia regulaciones más firmes en contra del tráfico de especies marinas en Ecuador, pero para el pepino de mar, puede que las leyes hayan llegado muy tarde. La fiebre del oro de la RMG vino y se fue, y dejó detrás poblaciones gravemente debilitadas que podrían afectar la ecología coral de la RMG de manera permanente.
El caso de la conservación de tiburones presenta lecciones importantes. La preservación de pepinos de mar en costas tropicales alrededor del mundo obviamente requerirá de esfuerzos intensos y coordinados de monitoreo y educación, en países tanto de origen como de demanda, así como por gobiernos y por ONG. Por supuesto, esto no pasará nunca si los humanos no comienzan a tomar más seriamente a una de las especies marinas menos carismáticas del planeta.
Citaciones:
Eriksson, H. Österblom, B. Crona, M. Troell, N. Andrew, J. Wilen, and Carl Folke. (2015) Contagious exploitation of marine resources. Frontiers in Ecology and the Environment; 13(8): 435–440
Eriksson and S. Clarke. (2015) Chinese market responses to overexploitation of sharks and sea cucumbers. Biological Conservation 184, 163–173
Schneider, Jacob Silverman, Erika Woolsey, Hampus Eriksson, Maria Byrne, Ken Caldeira. (2011). Potential influence of sea cucumbers on coral reef CaCO3 budget: A case study at One Tree Reef. Journal of Geophysical Research Biogeosciences
L A. Carra, A C. Stierc, K. Fietzd, I. Monterob, A J. Gallagherf, J F. Brunoa. (2013) Illegal shark fishing in the Galápagos Marine Reserve. Marine Policy
V. Toral-Granda. (2008) Galapagos Islands: a hotspot of sea cucumber fisheries in Latin America and the Caribbean. FAO