Durante todo el año, en los refrigeradores y congeladores de los supermercados se puede encontrar abundante oferta de pescados y mariscos, ¿pero a qué coste para el ambiente y el bienestar humano? El mes pasado, Greenpeace dio a conocer su noveno informe Carting Away the Ocean (CATO), mediante el cual evalúa el grado de sustentabilidad y de respeto por los derechos humanos en el marisco comercializado en las 25 principales cadenas de supermercados de Estados Unidos.
El informe es un llamado a la acción a las cadenas minoristas para que se comprometan a detener las prácticas de pesca ilegales y no sustentables y las violaciones a los derechos humanos que se producen en la industria de los peces y mariscos.
Greenpeace realizó una evaluación de la sustentabilidad de los mariscos que se venden en las cadenas de supermercados, y a cada una le otorgaba puntos en base al desempeño que tenía en cuatro categorías: políticas de compra de peces y mariscos, nivel de participación en iniciativas para promover la sustentabilidad en el sector pesquero, prácticas de etiquetado de productos y transparencia a la hora de comunicar de dónde provienen y cómo fueron pescados, y, por último, si ofrecen pescados o mariscos que están en la “lista roja” de Greenpeace de especies marinas amenazadas u obtenidas con prácticas de pesca destructivas.
Como parte de la evaluación, se pidió a las cadenas de supermercados que participaran en una encuesta. Casi un tercio de ellas no respondió, como H-E-B, Kroger, Albertsons, WinCo, Publix, A&P y Save Mart.
Los supermercados que tuvieron mejor desempeño –que recibieron una evaluación buena–, fueron: Whole Foods (en primer lugar), Wegmans (segundo), Hy-Vee (tercero) y Safeway (cuarto).
“Whole Foods, Wegmans, Hy-Vee y Safeway son quienes llevan la delantera, dado que promueven la protección de hábitats marinos vitales como el cañón submarino del mar de Bering, en Alaska, y porque presionan al Congreso de EE.UU. para que combata la pesca ilegal. Esperamos de ellos esfuerzos continuados y liderazgo para poner fin a los abusos a los derechos humanos que se producen en la industria pesquera, y apelamos a su ayuda para transformar el sector minorista de Estados Unidos”, comentó a Mongabay.com David Pinsky, defensor de los océanos de Greenpeace.
Hubo 16 supermercados que recibieron la calificación mínima para pasar la evaluación. Los cinco supermercados de peor desempeño –y que por ende, no pasaron la evaluación–, fueron Southeastern Grocers (puesto 21), Roundy’s (puesto 22), Publix (puesto 23), A&P (puesto 24) y Save Mart (puesto 25).
A pesar de estar casi en los últimos lugares de la lista, el informe le dio un reconocimiento a Southeastern Grocers y a Roundy’s Supermarkets por haber sido los supermercados que más progresaron desde el informe del año pasado, y por haber participado en una iniciativa para proteger el hábitat de los peces del mar de Bering. Al ser contactadas por Mongabay.com, las empresas expresaron a través de sus representantes su compromiso para aumentar la sustentabilidad de los productos marinos que ofrecen en sus tiendas.
“Si bien todavía nos ubicamos en los últimos lugares del ranking, nos hemos comprometido y hemos hecho un gran trabajo para mejorar el nivel de sustentabilidad de los mariscos que vendemos. Y nos preguntamos: ¿es suficiente? En absoluto: nuestro objetivo es seguir trabajando junto a David [Pinsky] y Greenpeace para mejorar nuestras políticas de sustentabilidad”, declaró a Mongabay.com el vicepresidente de Roundy’s, James Hyland. Asimismo, comentó que la empresa también colabora con el Marine Stewardship Council –organismo que certifica la sustentabilidad de los mariscos– y el Acuario de la bahía de Monterey –el cual publica una guía para el consumidor sobre mariscos sustentables–.
Por otro lado, el gerente de medios y relaciones públicas de Publix Super Markets, Brian West, dijo a Mongabay.com: “Tenemos una política de mariscos sustentables, pero es muy exhaustiva para contar en una encuesta”, para explicar por qué no habían participado en la encuesta de Greenpeace. West detalló algunas de las acciones que la empresa lleva a cabo con el fin de mejorar el nivel de sustentabilidad de los productos marinos que comercializa, como, por ejemplo, trabajar en conjunto con los proveedores para verificar que la harina de pescado usada como alimento en acuicultura no provenga de pesquerías ilegales.
Los otros dos supermercados con peor puntaje no respondieron cuando fueron consultados.
Según este informe, los supermercados y los consumidores de peces y mariscos tienen un enorme poder de influencia que pueden utilizar en forma positiva para modificar las prácticas de pesca mundiales. En este punto es cuando las políticas e iniciativas de las cadenas minoristas entran en juego, ya que el informe hace hincapié en la responsabilidad de estos actores para fomentar la recuperación de poblaciones de peces agotadas, condiciones de trabajo justas y seguras en el industria pesquera, y la protección de hábitats críticos, como la zona del mar de Bering entre Alaska y Rusia.
Al mar de Bering se lo conoce como la “reservorio de peces de EE.UU.” porque casi la mitad de los peces y mariscos comercializados en ese país proviene de esa zona. Comprende una amplia zona de barrera continental muy productiva, denominada el “Cinturón verde”, así como los cañones submarinos más profundos del mundo; y, como comenta Pinsky, es el hábitat vital de muchas pesquerías.
El informe otorgó puntos extra a once cadenas minoristas (entre las que se encontraban Whole Foods, Trader Joe’s, Costco y Safeway) que habían presentado una petición ante el Consejo de Gestión de Pesca del Pacífico Norte (en inglés: North Pacific Fishery Management Council) para proteger áreas del Cinturón verde y sus cañones submarinos. (El Consejo decidirá en octubre si considera la petición o no).
Las cadenas minoristas también ganaron puntos extra por etiquetar y comunicar en forma clara de dónde provenían los productos que comercializaban. Prácticas como esas aumentan la transparencia de la cadena de abastecimiento de mariscos y ayudan a los consumidores a hacer compras sustentables.
Otro de los criterios importantes para evaluar el nivel de sustentabilidad de los peces y mariscos comercializados en cada cadena de supermercado fue si habían discontinuado la venta de 22 especies que están en la lista roja de Greenpeace. Se restaban puntos si se vendían especies como la austromerluza negra (<i), el reloj anaranjado (Hoplostethus atlanticus) o tiburones. Hy-Vee, que había interrumpido la venta de la austromerluza negra, y Roundy’s, que había hecho lo mismo con el reloj anaranjado y el tiburón, fueron ejemplos de buenas prácticas en este sentido.
En cambio, Publix sigue vendiendo tiburón, en su mayor parte de la especie punta negra (Carcharhinus melanopterus), la cual, en consideración de West, es una especie de venta sostenible. Sin embargo, Greenpeace incluye a todas las especies de tiburón en su lista roja.
Otro aspecto que se evaluó fue la oferta de atún enlatado en cada cadena de supermercado. En el informe CATO del año pasado, se llegó a la conclusión de que casi el 80% del atún enlatado que se ofrecía en las góndolas de los supermercados había sido pescado mediante prácticas destructivas y socialmente irresponsables. En marzo pasado, Greenpeace publicó una Guía de compra de atún para los consumidores estadounidenses que calificaba el nivel de sustentabilidad de las 14 marcas de atún enlatado más conocidas, y develó que Starkist, Bumblebee y Chicken of the Sea eran las empresas menos sustentables.
Además de las cuestiones ambientales, la problemática de esclavitud y abusos a los derechos humanos en la industria pesquera tuvo peso a la hora de calificar. Según un informe de Greenpeace sobre el tema, los pescadores sufren algunas de las peores condiciones de trabajo del mundo, tales como salarios sumamente bajos, condiciones de higiene inadecuadas, falta de equipo de seguridad, trabajos forzados, trata de personas e incluso asesinatos. Los factores que impulsan ese tipo de violaciones de los derechos humanos son una alta demanda de pescado barato, falta de aplicación de leyes en alta mar –la zona que no pertenece a las aguas territoriales de los países– y agotamiento de algunas poblaciones de peces.
Los abusos laborales en el sector pesquero no son nada nuevo, pero fue hace poco que empezaron a llamar la atención de los medios y de los consumidores.
“Los minoristas de EE.UU. tienen la responsabilidad de (…) ofrecer mariscos seguros a sus clientes, que sean no sólo sustentables sino socialmente responsables”, explicó Pinsky. “Tienen que empezar a tratar cuanto antes el tema de la esclavitud y los abusos a los derechos humanos en la industria pesquera, empezando por comprometerse interna y públicamente a adoptar planes de acción y a colaborar con organizaciones de trabajo y de derechos humanos”.
El informe además hace recomendaciones a los consumidores, como, por ejemplo, comprar solamente mariscos de origen sustentable pero también de reducir la ingesta de estos productos, ya que la demanda actual excede ampliamente las tasas de pesca sostenible.
Pinsky destacó que todas las cadenas, incluso las de peor desempeño, han hecho grandes avances con los años, y confía en que el progreso continuará.
“A diferencia del primer informe [CATO] realizado en 2008, cuando la mayoría de las cadenas de supermercados no pasaron la evaluación, este año gran parte de ellas recibieron al menos puntajes mínimos”, explicó. “Sólo hay que observar a Southeastern Grocers, la cadena que más progresó este año, y a Roundy’s, que también estuvo entre las que han mejorado mucho su desempeño. A pesar de que ninguna de las dos superó la evaluación, esperamos que sigan creciendo en este aspecto en el futuro.
Pinsky remarcó que para que haya un progreso real en la industria de mariscos, todas las empresas minoristas deben mejorar sus políticas de sustentabilidad.
Referencias
Carting Away the Oceans 9 (Junio de 2015). Greenpeace USA.