- Los investigadores presentan un nuevo método para determinar si los programas de conservación funcionan.
- El método implica rastrear el estado de las especies conforme al paso del tiempo para corroborar si su riesgo de extinción aumenta o disminuye y, luego, comparar el resultado de una situación hipotética de lo que sucedería si ninguna intervención de conservación se llevara a cabo.
- El estudio, dirigido por investigadores en la organización Durrell Wildlife Conservation Trust radicada en el Reino Unido, analizó 17 especies sometidas a las intervenciones de conservación por la misma Durrell y descubrieron que, de nueve especies cuyo estado cambió a lo largo del tiempo, ocho mejoraron y una empeoró.
Es difícil comprender si los programas de conservación verdaderamente funcionaron, pero se está volviendo cada vez más importante para las organizaciones que quieren reunir fondos y justificar su labor en la conservación de especies y hábitats.
Un estudio publicado recientemente en la revista Biological Conservation expone una nueva forma de evaluar el trabajo de una organización de conservación al prevenir la extinción de especies a través del uso del Índice de la Lista Roja de la UICN como un indicador de desempeño.
El estudio fue liderado por Richard Young, encargado de la ciencia de la conservación en Durrell Wildlife Conservation Trust, e investigó el trabajo de la misma como un estudio de caso. Durrell es una organización internacional sin fines de lucro radicada en el Reino Unido que gestiona programas de conservación para salvar a las especies de la extinción.
El ILR se determina según la información que figura en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, mundialmente conocida como la base de datos más fidedigna y objetiva en cuanto al estado de conservación de las especies.
En la Lista Roja de las Especies Amenazadas, las especies se evalúan según el criterio por el campo geográfico y el tamaño de la población, la estructura y las tendencias. Luego, son asignadas a las categorías de riesgo de extinción: Preocupación menor, Casi amenazada, Vulnerable, En peligro, En peligro crítico, Extinta en estado silvestre y Extinta.
De estas valoraciones, los científicos pueden determinar un Índice de Lista Roja para cada conjunto de especies. El ILR indica la proporción de las especies que se desplazan de una categoría a la otra en la Lista Roja de la UICN entre evaluaciones periódicas. Y lo pueden hacer de ambas maneras: desde o hacia la extinción.
En su estudio, Young y sus coautores investigaron el destino de 17 especies — un anfibio, siete mamíferos y nueve aves — que Durrell ha trabajado para conservar en cinco países. Las intervenciones de conservación de Durrell incluyeron: protección del hábitat, gestión o restablecimiento; control de las especies exóticas invasoras; patrullas en contra de la caza ilegal; reintroducción a los espacios silvestres; alimentación suplementaria de especies objetivo; control de la zona de anidación; control de enfermedades; recolección de huevos o cría en cautividad temprana previa a su liberación y programas de cría en cautividad.
Los autores solo consideraron a aquellas especies que poseían esfuerzos de conservación intensivos que duraran al menos diez años y que aplicaran a la mayoría de su gama. Calificaron a las 17 especies como las “Durrell RLI”.
Para evaluar completamente el impacto de los programas de conservación de Durrell, los autores cuestionaron “¿qué hubiera sucedido si no hubiese habido ninguna intervención?”. Luego compararon esa situación hipotética sin conservación con el resultado real del trabajo de la organización.
De las 17 especies, nueve fueron incluidas nuevamente en la lista dentro de diferentes categorías entre 1988 y 2012. De esas nueve, la UICN transfirió ocho a categorías más bajas de la Lista Roja, lo que significó que el riesgo de extinción disminuyó como resultado de los esfuerzos de conservación de Durrell.
Por ejemplo, el sapo balear o Ferreret (Alytes muletensis), que se encontró sólo en la isla española de Mallorca, fue evaluado entre 1985 y 2011. Se lo transfirió de la categoría En peligro crítico a Vulnerable como resultado de la cría en cautiverio y la reintroducción combinada con el control de especies invasoras. Esto conllevó al restablecimiento de poblaciones de sapos extintos y a la recuperación de poblaciones estables. Si Durrell no hubiese intervenido, los autores predicen que esta especie aún se encontraría en la lista de la categoría En peligro crítico.
La paloma rosada o paloma de Mauricio (Nesoenas mayeri), que se encuentra en la isla de Mauricio, ha sido evaluada desde 1982. Se la transfirió de la categoría En peligro crítico en 1988 a En peligro en 2012, debido a un control de depredador invasor, alimentación suplementaria y programas de cría en cautiverio liderados por la organización Mauritian Wildlife Foundation, socia de Durrell Wildlife Conservation Trust. Si ninguna intervención se hubiese llevado a cabo, los autores predicen que, con solo 9 o 10 aves silvestres que quedaban en 1990, las especies se habrían convertido en Extintas en estado silvestre antes del 2012.
La rata gigante malgache (Hypogeomys antimena), que se encuentra en un solo lugar en Madagascar, ha sido parte de la lista de la categoría En peligro desde 1996. Los investigadores determinaron que la condición de esta especie podría haber empeorado a la categoría En peligro crítico para el 2012 sin las intervenciones de conservación que incluyeron la protección de la zona y la imposición de regulaciones locales para prevenir la deforestación.
La única especie de las 17 cuyo riesgo de extinción empeoró con el paso del tiempo fue el pato de Meller (Anasmelleri), una especie nativa del este de Madagascar. A pesar de los esfuerzos de conservación, su estado se modificó de Vulnerable a En peligro entre 1988 y 1994, resultado de la caza y la conservación de pantanos para arrozales, que según se calcula son la causa de que la población disminuyera por debajo de los 2500 individuos maduros.
Young conversó con mongabay.com acerca de la utilidad del enfoque del ILR al evaluar las intervenciones de conservación. “A menudo, la conservación está llena de malas noticas. Hemos creado un “Durrell Index” (Índice de Durrell) para proporcionarle a aquellos que nos apoyan y a nuestros socios una prueba clara y fidedigna de los impactos positivos que obtenemos al salvar a las especies de la extinción”, expresó.
Los autores manifiestan que el ILR es un indicador práctico para organizaciones como Durrell que trabajan con un conjunto de especies objetivo relativamente pequeño que tienen distribuciones limitadas. De modo que las intervenciones de la institución pueden tener un impacto sobre las poblaciones de especies de gran proporción.
Sin embargo, ellos notan que el enfoque tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, confía en que las especies objetivo sean periódicamente evaluadas por la Lista Roja de la UICN, un proceso que es a menudo voluntario. Recomiendan considerablemente más financiamientos y procesos eficientes para que se amplíe el alcance de las especies y la frecuencia de evaluación.
Un descubrimiento que se destaca del estudio es que lleva mucho tiempo saldar el trabajo de conservación. “[D]e las ocho especies en estudio que mejoraron su estado, llevó en promedio 16.3 años desde el inicio de la intervención [de conservación] hasta el año del primer descenso de categoría”, apuntan los autores. Por ende, dicen que hay una evidente desigualdad entre el tiempo promedio que lleva mejorar el estado de una especie y el período de tiempo habitual (de dos a cuatro años) de financiación para la conservación.
Para concluir con un comentario constructivo, Young expresó que este estudio proporciona “evidencia empírica poco común de que salvar a las especies de la extinción es enteramente posible pero lleva su tiempo”.
Citas:
Young, R.P., Hudson, M.A., Terry, A.M.R., Jones, C.G., Lewsi, R.E., Tatayah, V., Zuël, N. & Butchart, S.H.M. (2014). Accounting for conservation: Using the IUCN Red List Index to evaluate the impact of a conservation organization. Biological Conservation. 180: 84–96.