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COP21: Nuevas imágenes por satélite monitorizan la deforestación de REDD+ árbol a árbol

  • Los críticos llevan mucho tiempo argumentando que la inhabilidad de los satélites para monitorizar la deforestación con precisión creó un agujero que podría permitir a los países tropicales hacer trampas en lo que se refiere a sus índices de deforestación anuales.
  • Antiguamente, los sistemas de imágenes por satélite no podían determinar objetos de menos de 500 metros (1.640 pies) de ancho. Un nuevo sistema desarrollado por Alessandro Baccini y su equipo de investigación Woods Hole, Massachusetts, puede ver objetos de solo 30 metros (98 pies) de ancho.
  • Las imágenes por satélite, combinadas con las imágenes tomadas desde aviones, junto con verificaciones sobre el terreno ayudarán a hacer la observación de los índices de deforestación tropical y las emisiones de carbono mucho más preciso en tiempo real, lo que evita engaños y el registro a la baja.
Tropical forests store 25% of global carbon, but until now tracking deforestation and the loss of that carbon to the atmosphere has been very difficult to track. Photo by Rhett A. Butler
Las selvas tropicales almacenan un 25 % del carbono global, pero hasta ahora, monitorizar la deforestación y la perdida de ese carbono a la atmósfera ha sido muy difícil. Fotografía de Rhett A. Butler

PARÍS: Los críticos de REDD+, la política de compensación de emisiones de carbono diseñada para conservar las selvas tropicales, sostienen que la noción de que los países tropicales aceptarían grandes cantidades de dinero de los países desarrollados para no talar sus selvas –si les ofrecen oportunidades de deforestación más lucrativas– no es solo una falacia, es inverificable.

Pero está cambiando. Rápidamente. Dramáticamente. Con más precisión que nunca.

En el pasado, la verificación de la deforestación no era exacta: se basaba en imágenes de satélite estáticas y borrosas con mala resolución –los sistemas de imágenes no podían ver nada que midiese menos de 500 metros de ancho–. Durante el curso de un año, los científicos compararían imágenes borrosas de un sector tropical específico y estimarían –en realidad supondrían– cuánto bosque se había perdido. Luego, estimarían otra vez qué capacidad de almacenaje de carbono fue eliminada. Otra suposición.

Ahora, Alessandro Baccini, un científico de la teleobservación y su equipo del Centro de Investigación Woods Hole en Falmouth, Massachusetts, están reduciendo las conjeturas. Han adquirido la habilidad de monitorizar un sector de bosque en tiempo real, a 30 metros (98 pies), no 500 metros (1.640 pies). La dramática diferencia en precisión queda bien ilustrada en una fotografía proporcionada por Woods Hole –el equivalente de una persona miope que se pone gafas nuevas–.

Comparison of 500 meter and 30 meter satellite image resolution. Courtesy of Woods Hole Research Center
Comparación de 500 metros y 30 metros en la resolución de una imagen por satélite. Cortesía del Centro de Investigación Woods Hole

“Por cada casilla de 30 metros en todos los trópicos, si esa casilla es deforestada sabemos la densidad de carbono que tenía esa vegetación y podemos hacer una comparación precisa”, dijo Baccini en una entrevista con Mongabay durante la COP21. “Una casilla de 30 metros es del tamaño del píxel –la unidad mínima de una imagen por satélite–..

“Y hay una gran diferencia. El problema que había antes: cuando eran 500 metros, era que no podías detectar la deforestación a menor escala, como árboles talados aquí y allí. Por lo que mucha información crítica se perdía. Había este desajuste entre la densidad de carbono y la deforestación. Ahora hemos solucionado este desajuste”.

La metodología que usa Woods Hole is multifacética. Utiliza:

“Los tipos de degradación forestal que causan las emisiones de carbono, tales como la tala selectiva y el fuego, puede ser cuantificada y monitorizada [ahora] con el uso de la actual tecnología por satélite”, dijo Asner. “Sin embargo, la tecnología basada en los aviones es mucho más precisa y puede ser usada para entrenar y mejorar los métodos basados en los satélites. Juntos, las dos escalas de actividad fácilmente solucionan los efectos de la degradación forestal de las emisiones de carbono”.

Devastated rainforest landscape in Borneo. Photo by Rhett A. Butler
Paisaje de la selva tropical devastada en Borneo. Fotografía de Rhett A. Butler

“Esta información combinada hace, realmente, [los resultados de la deforestación] más transparente y fácil de entender, y debería proporcionar más confianza [a los participantes y críticos de REDD+, que demuestra] que sabemos que emisiones vienen de la deforestación”, dijo Baccini. “Puedes verlo en la pantalla. La imagen no está borrosa. Es fácil de medir. Todos los técnicos de GIS pueden hacerlo”.

Baccini añadió: “Si quieres que REDD sea un éxito y estabilice la concentración de CO2 en la atmósfera, tener un gran impacto en [estabilizar] el clima, REDD necesita ser capaz de medir las emisiones a escala global. Necesita ser transparente y seguro.

“Y necesitas información que es consistente en todos los países, consistente por encima de las divisiones políticas y que todos puedan tener acceso a esa información y usarla. Cualquier estimación que salga sería fácil de evaluar, entender y explicar”. Las mejoras de las nuevas imágenes de satélite que hay ahora ofrecen todas estas capacidades, y esos sofisticados sistemas están a punto de empezar a trabajar y monitorizaran las selvas tropicales globales a lo grande.

El 30 de noviembre, día inaugural de la vigésimo primera cumbre climática de las Naciones Unidas, Noruega, Alemania y el Reino Unido prometieron 5 mil millones de dólares entre ahora y 2020 para apoyar los proyectos de REDD+ por todo el mundo. Por ejemplo, Colombia, que ha sido aprobada como participante del REDD+, recibirá 100 millones de dólares de los tres países para reducir la deforestación y la degradación forestal en el Amazonas. Colombia forma parte de lo que se llama el Programa de Pioneros de REDD.

Alessandro Baccini, a remote sensing scientist at Woods Hole Research Center in Falmouth, Massachusetts. Photo by Justin Catanoso
Alessandro Baccini, un científico de la teleoperación del Centro de Investigación Woods Hole en Falmouth, Massachusetts. Fotografía de Justin Catanoso

Casi todos los acuerdos de REDD+ son diseñados para estar basados en resultados. A los países tropicales no se les paga por conservar los bosques a menos que puedan demostrar, año a año, que no se está produciendo deforestación y que existe un equivalente en la compensación de la emisión de carbono en los bosques para el país industrial que emite el carbono que ofrece el pago.

Chris Meyer, un alto cargo en la política sobre la selva tropical para la Environment Defense Fund en Washington, D.C., dijo en la COP21 que Colombia se puede beneficiar de la nueva metodología mejorada de Woods Hole.

“No hay una respuesta para cada situación, pero esto empezará a, lentamente, cambiar el rumbo del barco”, dijo Meyer. “La verificación es compleja. Hay una multitud cosas –incluso la contratación de más inspectores [sobre el terreno] para aplicar las leyes contra la deforestación. Pero definitivamente, el trabajo de Woods Hole tiene un papel que jugar”.

Steve Panfil, un asesor técnico para REDD+ con Conservación Internacional en Washington, D.C., está de acuerdo:

“Nuestra confianza en la habilidad para monitorizar los resultados es bastante buena y cada vez mejor. Ahora tenemos [la imágenes mejoradas de Woods Hole] información global para controlar realmente lo que está pasando sobre el terreno –el área cubierta de bosque derribado y cuanto carbono había allí para empezar–. A ambos lados de eso, estamos mejorando como monitorizamos esas cosas”.

Las selvas tropicales almacenan un 25% del carbono global y albergan 96% de las especies de árboles del mundo. Ahora, gracias a los nuevos sistemas de imágenes de satélite, será posible monitorizar el almacenaje de carbono árbol a árbol, hectárea a hectárea, lo que hace la verificación de la deforestación de REDD mucho más precisa.

Justin Catanoso es director de periodismo en la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte. Su artículo está patrocinado por el Centro Pulitzer sobre Crisis Reporting en Washington, D.C., y el Centro para Energía,, Medio Ambiente y Sostenibilidad de Wake Forest.

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