La caza furtiva de vicuñas amenaza a este ícono suramericano

  • Aproximadamente 5.000 vicuñas han aparecido muertas en los últimos cinco años, sin pieles y sin sus valuables lanas, posiblemente para abastecer un mercado ilegal que incluye China.  
  • Los agentes de la aduana en Suramérica y en el resto del mundo tienen dificultad en identificar si la lana de vicuña es legal o ilegal, ya que puede ser mezclada muy fácilmente.
  • El ejemplo exitoso de la conservación de la vicuña puede ser afectado por el mercado ilegal de lanas, pero las ONG y los gobiernos suramericanos están respondiendo de forma proactiva a la crisis.
A family of vicuñas at Apolobamba, Bolivia. Photo by Daniel Maydana
Una familia de vicuñas en Apolobamba, Bolivia. Foto de Daniel Maydana.
Corsino Huallata Ibarra estaba ayudando a sus padres a juntar sus llamas en el campo boliviano cuando el sonido de unos disparos lo hizo brincar. Miró hacia el horizonte, y varios movimientos en la distancia le llamaron la atención. Podía distinguir las formas de varias vicuñas — unos animales parecidos a la alpaca con una de las lanas más finas y caras en el mundo — que parecían escaparse de algo.

Ibarra es profesor de veterinaria en la Universidad Pública de El Alto, en las afueras de La Paz, y sabía muy bien lo que los disparos probablemente significarían. A lo largo del altiplano andino, las vicuñas — a pesar de ser una especie protegida — están siendo buscadas por cazadores furtivos que dejan atrás un camino de animales muertos, sin piel de sus cabezas para abajo.

“Cada disparo que se escucha en el altiplano significa que se están cazando vicuñas”, dijo Ibarra. Los cazadores tampoco se inhiben de usar sus pistolas hacia cualquier persona que trate de interferir. A principios de este año, dos policías chilenos fueron asesinados en la frontera con Perú cuando intentaron obstaculizar a traficantes de vicuñas. Y ese mismo mes, Ephraim Mamani Arevillca, un conservacionista amigo de Ibarra, fue descubierto muerto. “En Bolivia, el era el único empleado del gobierno que luchaba de frente contra los cazadores de vicuñas”, dijo Ibarra. Se dice que unos cazadores furtivos fueron responsables por la muerte de Arevillca, pero aún no se ha arrestado a nadie.

Vicuñas are herded and captured in the community of Villazón.  Photo by Daniel Maydana
Las vicuñas son juntadas en un rebaño y son capturadas en la comunidad de Villazón. Foto de Daniel Maydana.

A pesar del peligro al que se enfrentaría, luego de oir los disparos Ibarra saltó en su motocicleta y corrió hacia el área donde había visto las vicuñas alarmadas. Mientras se acercaba, pudo ver a dos hombres arrodillados al lado de un animal mientras que le quitaban su piel cubierta en sangre. Al verlo, los cazadores abandonaron su labor y se escaparon en sus propias motos, Ibarra los persiguió y logró acercarse. Pero uno de los cazadores paró el vehículo y brincó hacia la carretera. El otro apuntó hacia Ibarra con su pistola.

“Tuve que tirar mi moto al piso y correr en zig-zags para evitar ser cazado yo mismo por estos tipos”, dijo. “Estoy seguro que si me enfrentaba a ellos, me habrían disparado”.

La caza furtiva crece para llenar la demanda de la industria de la moda

La caza furtiva de la vicuña ha crecido mucho recientemente, un hecho que conocen de cerca los conservacionistas que trabajan en los hábitats de la especie en Bolivia, Chile, Argentina y Perú. Más de 5.000 vicuñas se han encontrado muertas en los últimos cinco años, aunque como dijo el presidente del Grupo Especial de Camélidos Suramericanos de la Unión por la Conservación de la Naturaleza, el zoólogo Benito Gonzalez de la Universidad de Chile, las vicuñas habitan en áreas cada vez más difíciles de patrullar, lo que significa que los datos sobre su caza “son tan sólo la cima del iceberg”. Se conoce muy poco sobre esta dura realidad en el resto del mundo, donde el público ve a las vicuñas como una ejemplo exitoso de la conservación.

Fiber is harmlessly sheared from vicuñas. Photo by Daniel Maydana La fibra se afeita del cuerpo de las vicuñas sin causarles daño. Foto de Daniel Maydana.

Hace siglos, los incas cosechaban la fibra valiosa de las vicuñas afeitándolas sin causarles ningún daño; ellos consideraban que eran animales sagrados. Las ropas exquisitamente suaves y calientes creadas con la lana de vicuña eran reservadas para los gobernantes, bajo amenaza de muerte para quienes violaran la ley. Cuando llegaron los españoles, ellos también quedaron encantados con la fibra, pero, siguiendo el modelo de la brutal conquista del Imperio Inca en el Siglo XVI, los españoles simplemente mataban las vicuñas para sacarles su lana.

Ese método persistió hasta los años sesentas, cuando quedaron sólamente 10.000 vicuñas.

Al darse cuenta que la especie se encontraba en peligro eminente de extinción, los conservacionistas y gobiernos de los países donde habitan las vicuñas empezaron a buscar una manera de salvarlas, protegiendo los animales y prohibiendo el comercio de su lana. En los años noventas y a principio del 2000, estos gobiernos introdujeron programas que buscaban resurrectar las antiguas tradiciones: introduciendo esfuerzos comunitarios para manejar las poblaciones de vicuñas y afeitarlas de manera sostenible e inofensiva.

Community members clean vicuña fleeces. Photo by Daniel Maydana
Miembros de la comunidad limpian las lanas de vicuña. Foto de Daniel Maydana.

En un principio, el plan parecía estar funcionando. La gente a nivel local colaboró en la cosecha de la lana, la cual usaban para hacer artesanías, o vendían a fábricas de textiles en Italia, Escocia, y Japón. “El programa empezó bien, pero en los últimos 15 años hemos descubierto una serie de problemas fundamentales”, dijo Cristian Bonacic, un profesor visitante en la Universidad de Wisconsin, Madison, y permanentemente basado en la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Para empezar, apenas se estableció un mercado legal de la lana de vicuña, esto abrió la posibilidad de que surgiera un mercado ilegal paralelo. Cuando creció la caza furtiva, algunas comunidades renunciaron a afeitar las vicuñas de forma sostenible luego de recibir amenazas por parte de los cazadores. Otros, incluyendo a los agricultores de quinoa en Bolivia, ven a las vicuñas como una peste y amenaza a sus cultivos, y hacen la vista gorda ante la caza furtiva.

Para agravar la situación, existen pocos incentivos para aquellos quienes son fieles a los métodos sostenibles. Los miembros de la comunidad que trabajan directamente con las vicuñas, la mayoría de los cuales son extremadamente pobres, reciben pocas ganancias por su sacrificio — “el pedazo más pequeño del pastel”, como dice Daniel Elias Maydana, un consejero técnico de la Asociación Nacional de Productores de Fibra de Vicuña en Bolivia y el norte de Argentina. “El dinero que obtienen por el manejo de vicuñas es importante, pero definitivamente no es lo suficiente para que saquen a sus familias de la pobreza”.

Por ejemplo, en el 2014, Perú exportó 10 toneladas de fibra de vicuña a Italia, por la cual todas las comunidades peruanas recibieron un total de 250.000 dólares. “Ese es un monto ridículamente pequeño”, dijo Bonacic. Un sólo abrigo que usa apenas dos kilos de lana puede costar 50.000 dólares, dice Bonacic, explicando que las ganancias de la industria de la moda por sólo cinco piezas de ropa podría ser igual a las ganancias anuales de todas las comunidades productoras de lana de vicuña. Sin embargo, los datos sobre las ganancias comunitarias a menudo pueden variar; Maydana dice que 10 toneladas de fibra puede generar hasta 3,5 millones de dólares para las comunidades.

Oruro community members selling legally harvested vicuña fiber. Photo by Daniel Maydana Miembros de una comunidad en Oruro venden fibras de vicuña. Foto de Daniel Maydana.

Esta falta de equidad entre los productores y los vendedores legales se extiende también hacia otras naciones suramericanas. Como dice Bonacic: “Yo no consideraría a las vicuñas como un buen ejemplo de comercio justo”.

Sin embargo, cada persona conoce muy bien el valor de la fibra de vicuña, lo que significa que algunos son atraídos por el mercado ilegal. “Como reciben poco apoyo e incentivos para desarrollar los usos legales de la vicuña, a veces existen más ganancias para ellos en el mercado ilegal”, dice Gabriela Lichtenstein, una investigadora independiente en el Consejo Nacional de Investigación en Argentina.

Una especie de menor importancia, que será cazada hasta su extinción?

La vicuña se encuentra ahora en la lista de especies de “Menor Importancia” de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, pero la mayoría de los expertos están de acuerdo con que existen suficientes motivos para estar preocupados. La poblacion total de vicuñas actualmente se encuentra entre los 400.000 y 500.000 animales, pero sus números se han mantenido estables o, en el caso de Chile, han reducido en las últimas dos décadas.

A master grader classifies vicuña fleeces. Photo by Daniel Maydana
Una maestra clasificadora examina las lanas de vicuña. Foto de Daniel Maydana.

“Es verdad que las poblaciones son grandes, pero son mucho menores que los siete u ocho millones de animales que deberíamos tener”, dijo Bonacic. “Yo creo que si la caza furtiva sigue creciendo, algunas poblaciones llegarán a la extinción”.

Los expertos todavía tienen dificultad en descubrir los detalles básicos sobre la más reciente matanza de animales, incluyendo quienes son los culpables, donde se trafican la fibra y los productos de vicuña ilegales, y si eso debe preocupar a los conservacionistas.

Aunque puede que algunos residentes de las comunidades rurales practiquen la caza ilegal para suplementar sus ganancias, en otros casos, se cree que los responsables podrían ser pandillas de cazadores furtivos conectadas al tráfico de cocaína. “En Argentina, existen grupos traficantes de drogas que llegan a Bolivia pagando con la fibra ilegal de vicuñas”, dice Obdulio Menghi, presidente de la Fundación por la Biodiversidad en Argentina.

“Es difícil saber si estas pandillas de cazadores furtivos tienen mucha influencia o si son muy peligrosas”, dice Bonacic. “Pero el tráfico de drogas está incrementando en el área”.

Los productos ilegales que vienen de la caza furtiva son fáciles de conseguir. En una encuesta de mercado que se hizo en el 2012 en El Alto, Bolivia, Ibarra documentó 166 vendedores ilegales con 365 kilos de fibra procesada y sin procesar de vicuña; más de 345 kilos de mantas de vicuña; y numerosas bufandas, corbatas, y pañuelos para la cabeza. Un kilo de fibra ilegal de vicuña se vende por 250 dólares — a la mitad del precio de la lana legamente adquirida — pero como Menghi indica, “te puedo asegurar que 250 dólares es mucho dinero para esta gente”.

Un mercado global para las vicuñas traficadas

Existe cada vez más evidencia de que el tráfico de vicuñas se extiende más allá de los países donde habitan las especies. A principios de este mes, Menghi descubrió ponchos de vicuña ilegal peruana (se pudo dar cuenta por su coloración marrón oscura) a la venta en un mercado al aire libre en Ginebra, y dice haber encontrado productos similares en el Reino Unido y Francia.

Vicuñas at dawn at Apolobamba, Bolivia. Photo by Daniel Maydana
Las vicuñas al amanecer en Apolobamba, Bolivia. Foto de Daniel Maydana.

Un artículo publicado en Los Angeles Times en junio también mencionó a China como un destino para la lana ilegal de vicuña. Hasta el momento, no se ha establecido una conexión de manera oficial, aunque se sabe que el mercado para los productos de vicuña — conocidos en el idioma chino como “el caballo camello” — está creciendo.

En el 2013, el diseñador de lujo Loro Piana abrió una tienda grande en Pekín y fue anfitrión de una exposición sobre vicuñas que duró una semana, centrándose en la rareza del animal y en el trabajo de conservación de la compañía. A principios de este año, Piacenza, otra marca italiana, comenzó a colaborar con la Compañia Textil Zhejiang Shenzhou para introducir la vicuña a sus clientes.

“Aún no existe evidencia del mercado ilegal de la vicuña en China, pero sospecho que si existe”, dice Menghi. “Como en el caso del tráfico de cuernos de rinoceronte, creo que existen personas detrás de esto con conexiones a otros mercados, lejos de los países donde viven las vicuñas”.

Debido a muchas razones, la reducción de la caza de vicuñas sigue siendo un desafío. Los cazadores furtivos pueden escaparse fácilmente en el extenso territorio andino, y los agentes de la policía saben que se encuentran en peligro al perseguirlos. Los cazadores ilegales pueden llevar armas prohibidas más poderosas que aquellas de la policía, dice Carlos Muñoz, un capitán en el Departamento de Crimen Ambiental y Patrimonio Cultural de la Policía Investigativa chilena.

Vicuñas are herded and captured at Pulario. Photo by Daniel Maydana Un rebaño de vicuñas capturadas en Pulario. Foto de Daniel Maydana.

Por ahora, el tráfico resulta muy fácil para los cazadores furtivos. Las fronteras entre países son permeables, y los agentes de aduana que se toman el tiempo para inspeccionar tienen dificultad en distinguir los productos que vienen de las llamas, alpacas, o vicuñas. Por último, cuando los criminales son atrapados, las leyes que se aplican a ellos son débiles. En Bolivia, los delitos contra las vicuñas pueden llevar a una sentencia máxima de tres años, pero los culpables casi siempre son perdonados, mientras que en Chile la ley nacional no distingue entre la matanza de una vicuña o un ratón, o entre un animal o cien.

“En vez de desalentar el tráfico de especies salvajes [las leyes actuales] lo favorecen”, dice Muñoz. “Es un crimen que requiere poco o nada de inversión inicial, con márgenes de ganancias altos y multas bajas”.

Los conservacionistas están presionando para la creación de soluciones al problema. En septiembre, Chile le dió la bienvenida a los cuatro países miembros de la Convención de la Vicuña, junto a Ecuador, el cual tiene una pequeña población reintroducida. Las discusiones se centraron en métodos para lidiar con el tráfico ilegal, planes para establecer una base de datos sobre la caza furtiva de vicuña a lo largo de los países miembros, y técnicas mejoradas para hacerle seguimiento a la fibra y productos de vicuña a nivel internacional.

Community members at Apolobamba. Illegal traffickers steal from their livelihood. Photo by Daniel Maydana
Miembros de la comunidad en Apolobamba. Los traficantes ilegales se roban la forma de estos pueblos de ganarse la vida. Foto de Daniel Maydana.

“Los países ahora están aceptando que este problema es real y que es una gran amenaza para las especies”, dice Gonzalez. “Este es un gran paso”.

Poco a poco, el tema también está recibiendo apoyo internacional. En junio, el Programa de Asistencia Técnica Internacional del Departamento del Interior de los Estados Unidos llevó una delegación de chilenos a Ashland, Oregon, para que aprendan los métodos del Laboratorio Forénsico del Servicio de Pesca y Vida Salvaje, los cuales podrían ser usados para investigar la caza furtiva de vicuñas. Otro taller está planeado para este mes en Chile, el cual estará abierto a individuos de otros países donde habitan las vicuñas.

El mes pasado, Menghi discutió el tema del tráfico de vicuñas con la Interpol en Europa, con el propósito de descubrir las redes criminales internacionales que el considera están detrás de parte del mercado ilícito.

“Yo empecé a trabajar con el tema de vicuñas en los años ochentas, y este es un proyecto del cual me siento muy orgulloso”, dice Mengui. “Me entristece mucho ver estos cambios en estos últimos años de mi vida, en la región donde yo nací. Pero haré todo lo posible para reestablecer el programa de manejo saludable que tuvimos en un pasado”.

Vicuña mother and fawn at Apolobamba. Photo by Daniel Maydana
Una madre vicuña y su cría en Apolobamba. Foto de Daniel Maydana,
The future of the vicuña has been clouded by the trafficking crisis. A local, national, and international response is needed to curb the illegal trade.
El futuro de la vicuña se ha complicado debido a la crisis del tráfico de especies. Se necesitan respuestas a nivel local, nacional, e internacional para reducir el comercio ilegal.

 

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