Los bosques tropicales podrían ofrecer la mitad de una solución global al cambio climático antes del 2050

  • Los autores mencionan tres oportunidades donde los bosques tropicales podrían hacer contribuciones sustanciales: reduciendo la deforestación y la degradación, permitiendo la recuperación de bosques degradados por la tala y la agricultura, y reforestando áreas que habían sido destruidas.
  • Conjuntamente, estos esfuerzos podrían secuestrar y evitar emisiones de hasta cinco mil millones de toneladas al año, o un poco menos de la mitad del nivel actual de emisiones de combustibles fósiles por un período de 50 años. Alrededor de un 20 por ciento vendría de la reducción de emisiones causadas por la tala y quema de árboles; un 80 por ciento vendría del secuestro de carbono.
  • Los beneficios que traerían estas prácticas se extienden más allá de la reducción de emisiones de carbono.

La protección, restauración, y mejor gestión de los bosques tropicales podría ofrecer hasta la mitad de las emisiones netas de carbono necesarias para cumplir con un objetivo climático de 2 grados centígrados, de acuerdo con una opinión publicada el mes pasado en la revista Nature.

Se sabe bien que la tasa actual de consumo de combustibles fósiles está poniendo al planeta a un ritmo que permitirá reducir la contaminación de gases de efecto invernadero necesaria para llegar a la meta del año 2050. Por esta razón, Richard A. Houghton y Alexander Nassikas del Centro de Investigación de Woods Hole, Brett Byers del Rainforest Trust y la Promesa de Millones de Acres, están presentando una solución: se podrían utilizar los bosques para estabilizar o reducir las emisiones de dióxido de carbono en un próximo futuro.“No es probable que las emisiones de combustibles fósiles caigan en la próxima década, o que sean reducidas por más de un 80 por ciento antes del 2050. Lo más probable es que las emisiones de combustibles fósiles del 2015 al 2050 lleguen a las 250 mil millones toneladas de carbono, resultando en emisiones acumulativas de carbono de más de 400 mil millones toneladas entre el 2000 y el 2050, junto a la posibilidad de más de un 50 por ciento de que el calentamiento global suba por más de dos grados centígrados. ¿Acaso estamos comprometidos a un calentamiento de dos grados centígrados o más?” preguntan los autores. “No necesariamente — la absorción de carbono por parte de los bosques tropicales podría compensar por gran parte de la liberación de carbono causado por la quema de combustibles fósiles de aquí al 2050, estabilizando y luego reduciendo la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera en unas cuantas décadas, y ofreciéndonos un puente hacia un mundo libre de combustibles fósiles”.

La selva tropical en Sabah, Malasia. Foto de Rhett A. Butler.

Los autores mencionan tres oportunidades en las cuales los bosques tropicales podrían hacer contribuciones sustanciales: reduciendo la deforestación y la degradación, permitiendo la recuperación de bosques degradados por la tala y la agricultura, y reforestando áreas destruidas. Conjuntamente, estos esfuerzos podrían secuestrar y evitar las emisiones de hasta cinco mil millones toneladas al año, o un poco menos de la mitad del nivel actual de emisiones de combustibles fósiles por un período de 50 años. Alrededor de un 20 por ciento vendría de la reducción de emisiones causadas por la tala y quema de árboles; un 80 por ciento vendría del secuestro de carbono.

Rainforest in Sabah, Malaysia. Photo by Rhett A. Butler
La selva tropical en Costa Rica. Un paro en la tala de bosques primarios podría ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Foto de Rhett A. Butler.

Los autores también resaltan otras oportunidades en el sector de uso de tierras, incluyendo las mismas soluciones para los bosques templados y boreales, las prácticas del manejo de la agricultura que mejoran las reservas de carbono, y  la conservación de praderas y humedales.

Los beneficios que traerían estas prácticas se extienden más allá de la reducción de emisiones de carbono. La protección y restauración de los ecosistemas mantendría servicios ambientales críticos como la disponibilidad de agua dulce, el apoyo a las comunidades locales que dependen de los recursos naturales renovables, y además servirían de hábitats para la biodiversidad.

Rainforest in Costa Rica. Photo by Rhett A. Butler
La sequía en Riau, Sumatra, en junio del 2015. La degradación de turberas y los incendios forestales pueden generar más de mil millones toneladas de carbono durante los años particularmente secos. Foto de Rhett A. Butler.

Pero a pesar de su potencial, estas soluciones presentan serios riesgos para los sumideros de carbono si continúan las tendencias actuales de destrucción de bosques. Por ejemplo, el cambio climático ya está empeorando las sequías que causan la muerte de árboles a gran escala, incrementando la vulnerabilidad de los bosques y otros ecosistemas a incendios causados por el hombre, así como provocando brotes de enfermedades. Por esa razón, los autores argumentan que las compensaciones de carbono que vienen de la conservación de bosques no serían la solución para la reducción de emisiones de carbono.

“El manejo de los bosques para la acumulación de carbono no debe retrasar ni diluir la eliminación gradual del uso de combustibles”, explican. “Al contrario, la acumulación deliberada de carbono en el planeta puede ser de poco impacto si el cambio climático sigue debido al uso desenfrenado de los combustibles fósiles, y si los bosques, como consecuencia, vuelven a ser sólo fuentes de carbono en un planeta Tierra que está cada vez más caliente y más seco”.

A consecuencia, la opinión de los autores concluye con una petición urgente a la acción.

“La oportunidad y el alcance que ofrecen estas soluciones son fundamentales. No sólo debe haber una restauración de la biósfera al mismo tiempo que se eliminan los combustibles fósiles;  mientras más esperamos, y mientras peor es la tasa de emisiones por parte de los combustibles fósiles, menor será el rol potencial de los bosques tropicales para compensar esas emisiones”.

Rainforest in Sumatra. Photo by Rhett A. Butler
El Programa de Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y Degradación (REDD+) ofrecerá incentivos económicos para proteger y restaurar los bosques tropicales, como lo explican los autores. La selva tropical en Sumatra. Foto de Rhett A. Butler.

Sin embargo, la transición de un modelo que destruye ecosistemas a otro que maneja las tierras no será fácil, como reconocen los autores. Los sectores que impulsan la deforestación, la degradación de bosques, y que se aprovechan de los territorios deforestados, son a menudo sectores políticamente y económicamente poderosos. En lugares como Indonesia, los sectores que motivan la tala y las plantaciones han generado la destrucción masiva de bosques y turberas, transformando estos sumideros de carbono en fuentes de carbono, mientras que mantienen su influencia política.

Por eso se necesitará un esfuerzo por parte de una amplia alianza de grupos de interés que pongan los bosques al medio de las discusiones sobre el cambio climático, como lo recomienda Brett Byers, coautor del artículo que cofundó la Promesa de Millones de Acres, una iniciativa de conservación.

“La conservación de los bosques tropicales podría proporcionar hasta la mitad de las reducciones de emisiones netas de dióxido de carbono en los próximos 50 años”, dijo Byers. “La conservación de bosques tropicales será crucial en la lucha contra el calentamiento global, pero requerirá un esfuerzo mucho mayor por parte de gobiernos y sectores caritativos y empresariales. Hemos protegido más de 500 millones de acres de bosques tropicales hasta el momento, pero la protección de más de mil millones de acres que nos quedan es un tema urgente”.

Rainforest in Sabah, Malaysia. Photo by Rhett A. Butler
La protección de bosques intactos representa uno de los caminos hacia la reducción de emisiones. Un bosque tropical en Yunnan, al sur de China. Foto de Rhett A. Butler.

 

Citación:

R. A. Houghton, Brett Byers and Alexander A. Nassikas. A role for tropical forests in stabilizing atmospheric CO2. Nature Climate Change 5, 1022–1023 (2015) doi:10.1038/nclimate2869. Publicado el 25 de noviembre 2015.

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