Noticias ambientales

¿Qué alcance tiene el colapso mundial de materias primas para la conservación forestal?

  • Desde comienzos de 2014, los precios de la mayoría de las materias primas producidas en los trópicos se han desplomado.
  • La crisis del mercado está sembrando el caos en los presupuestos estatales de los países en vías de desarrollo, conteniendo la inversión y presionando a productores a disminuir resultados y posponer planes de expansión.
  • Por separado, estos proyectos podrían parecer buenas noticias para los bosques tropicales, pero la realidad es mucho más compleja.

Desde comienzos de 2014, los precios de la mayoría de las materias primas producidas en los trópicos se han desplomado. El aceite de palma ha bajado un 40 por ciento, la madera de Malasia y Camerún ha disminuido aproximadamente a una quinta parte, mientras que la soja ha caído un tercio y la carne de res una décima parte de su producción. La caída de los precios de materias primas industriales como metales, minerales, crudo y gas ha sido más pronunciada en algunos casos. La crisis del mercado está sembrando el caos en los presupuestos estatales de los países en vías de desarrollo, conteniendo la inversión y presionando a productores a disminuir resultados y posponer planes de expansión.

Por separado, estos proyectos podrían parecer buenas noticias para los bosques tropicales. Después de todo, una inversión reducida y menores devoluciones financieras harían para las industrias menos lucrativo la explotación de tierras marginales para plantaciones, agricultura comercial o extracción de recursos. Los bajos precios de las tierras pueden también abaratar la adquisición o establecimiento de zonas para la conservación.

No obstante, la realidad es más compleja: los expertos dicen que los bajos precios de las materias primas podrían reducir el gasto gubernamental en programas para la conservación, estimular cambios en el uso de la tierra incluyendo una agricultura de subsistencia incrementada y provocar una presión política por reducir la protección forestal, así como desatar diferentes formas de inversión que ponen en peligro a los bosques.

Chevron's Duri oil field in Riau, Sumatra. Photo by Rhett A. Butler
Campo de aceite Chevron’s Duri en Riau, Sumatra. Foto por Rhett A. Butler

La ralentización de las materias primas supone una prórroga

A corto plazo, la caída de los precios de las materias primas puede ofrecer una prórroga para los bosques mediante el agotamiento de recursos naturales y compañías agrícolas que empiezan a verse afectadas por la restricción crediticia. Los pequeños productores con escasos márgenes de beneficios y reservas financieras limitadas son especialmente vulnerables.

Recent price trends for several commodities. Click to enlarge.
Últimas tendencias de precios en numerosas materias primas. Clic para ampliar.

“Los bajos precios de las materias primas disminuirán la presión sobre los bosques de por parte de las inversiones en agricultura comercial, industrias de extracción y bosques”, explicaba David Kaimowitz, Director de Recursos Naturales en la Fundación Ford. “Esto se producirá directamente por la menor rentabilidad de la inversión en estas áreas e indirectamente reduciendo las tasas y beneficios de derechos reales que los gobiernos utilizan para las inversiones en infraestructura”.

James Deutsch de Vulcan Philanthropies, fundación caritativa del cofundador de Microsoft Paul Allen, ya ha visto la evidencia de esta potencial disminución de la deforestación en África.

“Conozco al menos dos proyectos mineros enormes en África Central que probablemente tendrían un impacto significativo en la biodiversidad y que están o bien detenidos o avanzando lentamente debido al descenso de materias primas”, contaba Deutsch a Mongabay. “En estos casos, creo que el impacto a la conservación es muy positivo, otorgándonos tiempo para establecer políticas y sistemas como pérdidas netas nulas y compensaciones a la biodiversidad, de manera que si esos proyectos finalmente siguen su curso su impacto real será menos grave”.

La disminución del ritmo hace ganar tiempo a los ecologistas, ya operen en bosques o desiertos, dice Stephen D’Esposito, presidente de RESOLVE, un grupo político con sede en Washington, D.C.

“Pocos proyectos podrán ser desarrollados, en especial los más grandes y con un gran capital durante un periodo en el que los precios de los minerales sean bajos”, decía. “En ámbitos donde los proyectos, como minas, no avanzan, existe la opción de reconsiderar la utilización del terreno. Esto podría beneficiar a los productores, la conservación y las comunidades. Con frecuencia, el conflicto se sucede cuando los proyectos de desarrollo se emprenden sin tener en cuenta completamente los valores conflictivos. Hemos observado cómo un mejor plan lleva a mejores resultados, tal y como sucede en Mongolia o algunos proyectos energéticos en estados federales de los Estados Unidos”.

John Reid de Fondo de la Estrategia de Conservación, un grupo que utiliza el modelo económico para mantener la conservación, estaba de acuerdo.

“El descenso de los precios de las materias primas podría tener un lado positivo en cuanto a ganar tiempo para las organizaciones ecologistas —tiempo para afrontar amenazas, consolidar áreas protegidas, construir el conocimiento del vínculo entre la mitigación del cambio climático y unos bosques saludables y fomentar financiamiento verde como los que ahora surgen para luchar contra la deforestación en muchos países latinoamericanos”, decía Reid. “Estas cuestiones son cíclicas, de manera que no podemos confiar siempre en un bajo… coste de conservación, pero hay una oportunidad de tiempo durante la cual algunas amenazas pueden reducirse y las ganancias pueden ser la consolidación de logros medioambientales de la última década”.

Oportunidades de constituir reservas

Una de las mayores oportunidades mientras los precios de las materias primas se mantengan bajos puede ser establecer reservas, tanto mediante la adquisición de tierras como mediante la persuasión a los gobiernos para apartar áreas protegidas. Dos ONG que se centran en estrategias de áreas protegidas —Rainforest Trust y The Nature Conservancy (TNC)— ya están tramando algo parecido.

“Un descenso en los precios de las mercancías ofrecerá una gran oportunidad para proteger ecosistemas y fauna salvaje a lo largo de los trópicos”, decía Paul Salaman de Rainforest Trust. “La caída de los precios de las materias primas puede debilitar la viabilidad de las industrias de extracción en el Brasil amazónico, por ejemplo. En Perú, el desplome del precio del crudo puede haber influenciado la decisión del presidente para declarar la creación del Parque Nacional Sierra del Divisor, de tres millones de acres, en lugar de actuar en favor de los intereses de industrias de extracción”.

Mark Tercek, director ejecutivo de The Nature Conservancy, añadía que las oportunidades se presentan tanto en la adquisición convencional de tierras como en la determinación como objetivo de recursos en peligro de empresas de materias primas en las últimas.

“En los últimos meses ha habido mucha cháchara sobre el potencial para que los intereses de conservación queden más representados gracias a la recesión de las materias primas y, como consecuencia, peligro financiero —especialmente en los sectores de carbón, energía y minería. Estamos contemplando maneras creativas de introducirnos en el proceso de bancarrota/reestructuración para conseguir logros para la conservación”, contaba Tercek a Mongabay.

Rainforest in Sabah, Malaysian Borneo. Photo by Rhett A. Butler.
Bosque tropical en Sabah, Borneo malayo. Foto por Rhett A. Butler.

Los compradores sacan partido

En el bando de la demanda del negocio de materias primas puede existir otra oportunidad. Gracias a unos precios en sus niveles más bajos durante más de una década en algunos productos agrícolas, los compradores al por mayor tienen más influencia para presionar a los distribuidores en busca de concesiones, incluyendo cómo producen estos su mercancía.

“Normalmente, los sectores se muestran más abiertos a los compromisos sobre sostenibilidad durante periodos de recesión”, contaba a Mongabay Dan Nepstad, director ejecutivo en Earth Innovation Institute. “La moratoria de la soja nació en Brasil cuando esta estaba disminuyendo en la Cuenca Amazónica, por ejemplo”.

La moratoria de la soja, establecida en 2006 tras una campaña de Greenpeace que se centró en las compañías de comida rápida en Europa por el uso que hacían de la soja del Amazonas, se convirtió en un modelo de cambio para la producción de materias primas alejándose de los bosques de alto valor biológico. A este acontecimiento le siguió la expansión de las políticas de deforestación cero llevadas a cabo por compañías de ganado, aceite de palma y sectores de pulpa de madera y papel. La adopción de estos compromisos se ha acelerado durante la última recesión.

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Una compleja situación

Aunque las escasas perspectivas financieras para los productores de materias primas pueden ser consideradas como una gran victoria para los bosques, a un nivel global, los últimos ciclos de recesión no han demostrado correlación con las tasas de pérdida forestal. Por ejemplo, durante la crisis financiera de 2008-2009, la tasa de pérdida forestal por los trópicos siguió aumentando, de acuerdo con los datos de Global Forest Watch.

Existen numerosas explicaciones para esta observación. Por un lado, los productores de materias primas toman sus decisiones basándose en sus expectativas sobre los precios. De manera que mientras que piensen que los precios seguirán subiendo a largo plazo, una caída a corto plazo no va a disuadir inversiones de actores con gran capital. De hecho, los grandes actores pueden contemplar esta como una oportunidad para consolidar su participación de mercado acaparando competidores y operadores marginales.

“La mayor parte de esto no depende tanto de los precios actuales sino de las expectativas sobre el futuro. Muchas de estas inversiones son a largo plazo”, explicaba Kaimowitz de la Fundación Ford. “Así, la clave no es cómo están los precios hoy, sino cómo piensan las compañías que estarán en 10 ó 20 años. Pueden existir razones para que las empresas se sientan relativamente más optimistas sobre los precios de las materias primas a largo plazo que a corto plazo”.

“No creo que los precios de todas las materias primas permanezcan bajos todo el tiempo”, añadía Daniel Katz de la Fundación Overbrook,destacando tendencias seculares a largo plazo como el crecimiento demográfico e incremento de patrones de consumo, así como el resto del mundo se equipara a los niveles de riqueza de Occidente. “Los mercados van a seguir liderando altos precios en muchas materias primas y también seguirán las fluctuaciones de precios”.

Las mayores compañías de la industria agraria a menudo se diversifican. De manera que mientras el precio de algunas materias se ha visto reducido a la mitad, el descenso de otros puede haber sido más moderado y algunos, como el cacao, están subiendo.

Además, las macro-tendencias no son necesariamente un reflejo de las tendencias locales. Las fluctuaciones de divisa, acceso a mercados y beneficios financieros relativos a otras inversiones pueden oponerse a tendencias mayores.

“No es una tendencia universal”, decía Nepstad. “La carne de res está en alza, por ejemplo, con muchos de sus sectores en países favorecidos por el rechazo de Rusia a las importaciones de EE. UU. y Europa en represalia contra las sanciones económicas. Los precios de la soja son muy sensibles a las crisis en las cosechas, como las sequías que se produjeron Estados Unidos hace unos años”.

“Tenemos que comprender toda la red de teleconexiones económicas, como el efecto de la enfermedad de las vacas locas en las regulaciones de racionamiento animal en la UE, que llevó a una explosión en la demanda de proteína de soja en tanto que el real brasileño quedó devaluado”.

Aun cuando los precios de las materias primas caen estrepitosamente, siguen pudiendo salir más rentables que otras opciones de inversión. Por ejemplo, los eficientes productores de aceite de palma en Indonesia siguen generando beneficios con las grasas de unos 220-275 € por tonelada, a pesar del precio internacional de alrededor de 440 € por tonelada.

“Mi suposición es que los precios no ayudarán demasiado para ralentizar la expansión de aceite de palma en Indonesia”, explicaba Erik Meijaard, ecologista en el proyecto Borneo Futures. “Esto podría deberse a que su expansión está probablemente impulsada por la percepción acerca de posibles beneficios más que por un buen análisis”.

Meijaard destacó que las plantaciones de aceite de palma se expandieron rápidamente del 2010 al 2013, incluso con precios reducidos a la mitad y con una moratoria nacional sobre la conversión de turberas y bosques en vigor. El aceite de palma, sin embargo, ofrece un gran beneficio en relación con sus alternativas: caucho y madera.

“Podrían producirse impactos negativos relacionados con la deforestación. Por ejemplo, debido a que las concesiones de madera son aún menos lucrativas, el gobierno se verá presionado a acelerar el proceso de deforestación de tierras estatales para convertirlas en plantaciones”, decía Meijaard.

Illegal forest clearing for oil palm in Riau, Sumatra. Photo by Rhett A. Butler
Deforestación ilegal para aceite de palma en Riau, Sumatra. Foto por Rhett A. Butler

Los bajos precios pueden ser un arma de doble filo

Unas condiciones económicas extremas pueden provocar medidas desesperadas por parte de productores en apuros. Esto podría incluir recortar presupuestos o abandonar la conservación y otros compromisos medioambientales. Los activos de las compañías que fracasan pueden verse liquidados.

“La emergencia financiera entre los productores de materias primas deja abierta la posibilidad de abandonar responsabilidades de reclamación a medida que las empresas quedan en bancarrota”, explicaba Tercek, de TNC. “Uno de los riesgos del proceso de reestructuración de la quiebra es que algunas empresas pueden intentar eludir o apartarse de obligaciones de reclamación y reforma medioambiental —en especial, estados que están protegidos contra estas responsabilidades (por ejemplo, Wyoming, Virginia Oeste)”.

“Esta preocupación se produce cuando las compañías se declaran en bancarrota, son incapaces de reestructurarse y proceden a la liquidación”, proseguía Tercek. El peor escenario es que todo el mundo abandone toda responsabilidad, incluida la reclamación. Algo parecido puede observarse en el sector de la minería del carbón, así como en otros”.

D’Esposito, de RESOLVE, decía que algunas compañías están sometidas a una fuerte presión para recortar costes —incitándolas a tomar decisiones que afectan de manera negativa al medioambiente.

“A pesar de que las compañías puedan mostrarse reacias a incumplir acuerdos políticos a nivel global, es probable que recorten fondos que sostienen el nivel de conservación comunitario y programas de protección de la biodiversidad”, decía. “Los recortes presupuestarios son una de las preocupaciones pero la coacción sobre el liderazgo y la innovación podría suponer una mayor pérdida. Con este panorama, es muy difícil para los líderes de las compañías promover nuevos proyectos o acuerdos”.

“En estas situaciones es imperativo que los líderes en conservación piensen de forma creativa en soluciones para todos para fomentar oportunidades de conservación y desarrollo”.

Logging in Borneo. Photo by Rhett A. Butler
Tala en Borneo. Foto por Rhett A. Butler

Incertidumbre en los gobiernos

La caída de los precios de las materias primas no solo está afectando a las empresas — los fondos públicos de los gobiernos también están viéndose comprometidos.

En países donde los sectores de la industria agraria y recursos naturales son particularmente influyentes, las tendencias a la baja podrían incrementar la presión para reducir la regulación medioambiental.

John Reid de Fondo de la Estrategia de Conservación dice que, debido al enorme papel que juega la producción de las materias primas en la expansión económica en Latinoamérica en los últimos años, los legisladores pueden simpatizar particularmente con el debilitamiento de leyes medioambientales.

“La ralentización económica que está afectando a las economías dependientes de las materias primas en Latinoamérica conlleva numerosos riesgos reales para la naturaleza”, declaró. “Primero, se han culpado a las regulaciones medioambientales de la caída económica, incluso aunque su papel fuese absolutamente trivial comparado con el impacto de la caída de la demanda china por materias primas. Como consecuencia, podemos ver esfuerzos por restaurar los requisitos de evaluación de impacto ambiental. Esto ya ocurrió en Perú en 2014 con el paquetazo que limitó la autoridad del Ministerio de Medioambiente.

“En Brasil, esta tendencia es evidente en la actual propuesta para eximir proyectos prioritarios de la autorización formal medioambiental”, continuaba. La regulación medioambiental como freno de mano del desarrollo es una mentira anti-conservación, pero es una historia que se usa en el mundo para detener el progreso en la protección de la naturaleza”.

En Indonesia, los bajos precios han llevado a los activistas de grupos de presión de la industria a presionar para buscar medidas que levanten la demanda de aceite de palma a escala masiva.

“La caída de los precios del aceite crudo de palma (CPO, por sus siglas en inglés) ha llevado a algunos productores indonesios a hacer lobby en aras de un mandato biodiesel que apoye los precios”, explicaba Chris Elliot de Climate and Land Use Alliance, una coalición de fundaciones filantrópicas. Una vez recuperados los precios, este tipo de mandato “podría llevar a más deforestación”.

Tercek, de TNC, estaba de acuerdo.

“Es importante recordar que los precios de las materias primas son cíclicos”, contaba a Mongabay. “La amenaza de conversión del hábitat vuelve tan pronto como el ciclo vuelva a subir, sin contar nuevas regulaciones. No podemos quitar ojo de la situación dada la naturaleza a largo plazo de estas amenazas”.

No es simplemente que la naturaleza pierda ante los grupos de presión. Kaimowitz, de Ford, decía que hay peligro de que el progreso en la protección de los derechos de gentes indígenas y comunidades locales pudiera verse también debilitado.

“Los bajos precios agrícolas, mineros y energéticos deberían aliviar la presión sobre los bosques y hacer que los gobiernos se muestren más dispuestos a brindar derechos territoriales seguros a la población indígena y comunidades forestales. No obstante, los bajos precios también pueden tener efectos negativos si los gobiernos recortan en regulaciones y salvaguardas medioambientales para intentar atraer la inversión”, decía.

Existe también una posibilidad para que los gobiernos puedan responder en tiempos de dificultad económica con una inversión incrementada en infraestructura, como se hizo en los Estados Unidos con la Gran Depresión.

“La crisis económica podría llevar a un aumento ilógico en las amenazas de los proyectos de gran infraestructura”, decía Reid, de Fondo de la Estrategia de Conservación. “Esto se debe a que existe todavía un montón de liquidez en Asia, bajos beneficios en mercados financieros y una capacidad de construcción escasa. China podría aventurarse en una especie de Administración para el Progreso de Obras (WPA) global, pagando sus propias empresas para construir proyectos de infraestructura en países en vías de desarrollo con un bajo crédito y así sacarlos del apuro hasta que la demanda nacional se recupere”.

De hecho, desde que la economía china comenzó a ralentizarse notablemente en 2011, el gobierno chino y sus compañías anunciaron planes para construir un canal transoceánico que cruzara Nicaragua, un ferrocarril por Sudamérica y una serie de grandes proyectos de carretera en África y el sureste de Asia.

A wood fiber plantation for paper production in Sumatra, Indonesia. Photo by Rhett A. Butler
Plantación de fibra de madera para la producción de papel en Sumatra, Indonesia. Foto por Rhett A. Butler

Recortes en programas de conservación

Más allá del riesgo de reducir la regulación medioambiental e incitar a los productores, los gobiernos pueden reducir programas de conservación durante periodos de recesión económica. Esto ya está sucediendo en lugares que van desde el Amazonas hasta Zambia.

“Hay un impacto muy claro en un lugar donde trabaja Fondo de la Estrategia de Conservación, México”, explicaba Reid. “Allí, los ingresos gubernamentales dependen del petróleo, de manera que hay menos dinero que repartir; y las funciones importantes del gobierno, como la gestión de parques nacionales, se han visto fuertemente afectadas. Ha habido un enorme recorte global en CONANP, el servicio mexicano del parque”.

Deutsch, de Vulcan, añadió un ejemplo del sur de África.

“Existen lugares como Zambia, que depende en gran medida de las exportaciones de cobre, donde el descenso en el precio de las materias primas ha afectado fuertemente la economía nacional y ha supuesto un estrés para los proyectos de conservación —bien haciendo que la población local se muestre más desesperada para encontrar oportunidades económicas o dañando la economía de la conservación, como la devaluación de la moneda”.

Tiempos difíciles pueden suponer también presupuestos ajustados para los organismos de seguridad, de acuerdo con Adrian Forsyth del Andes Amazon Fund.

Los bajos precios también pueden estimular a las compañías a eliminar poco a poco las iniciativas de investigación.

“Respecto a las consecuencias negativas, hace poco he estado participando en numerosos proyectos integrados de investigación en el polo Ártico de Alaska”, contaba Carly Vynne, ecologista independiente. “Tener las mayores compañías de gas y petróleo realizando extracciones u operaciones a menor escala, es sufrir sus implicaciones negativas en los programas de investigación que se estén llevando a cabo, muchos de los cuales han sido financiados por estos grupos. La pérdida de estos programas de investigación probablemente afecte tanto a comunidades locales (pérdida de personal y programas de monitorización) así como a más largo plazo, grandes programas de investigación (por ejemplo, el programa de investigación del Ártico integrado, que el año pasado recibió casi 1 millón de euros de Shell, posiblemente no sea renovado debido a su decisión de no realizar perforaciones en el litoral)”.

Rainforest in Borneo. Photo by Rhett A. Butler
Bosque tropical en Borneo. Foto por Rhett A. Butler

Pronóstico general incierto

Con todos los factores de juego sobre la mesa, el impacto de los bajos precios en materias primas sobre la conservación está aún por determinar. Los ciclos de recesión pasados demuestran una evidencia mixta. Generalmente, los bajos precios llevan a una menor inversión, lo que se traduce en menor valor del terreno y viceversa.

Sin embargo, esa relación puede que no se mantenga en todas partes para todas las materias primas. Por ejemplo, los países que obtienen un inusual y alto porcentaje de su riqueza proveniente del petróleo han experimentado a veces lo contrario, según Sven Wunder, investigador en el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR, por sus siglas en inglés).

En países como Gabón, Venezuela y Camerún, los altos precios para el petróleo normalmente hacen que la gente abandone la agricultura para trasladarse a las ciudades, lo que se traduce en menores tasas de pérdida forestal a nivel nacional (el nivel de impacto sigue incierto internacionalmente ya que mucha comida es importada). Cuando la economía de Camerún flaqueaba, con un mínimo precio de materias primas a mediados de los años 80, la gente dejó el sector servicios para volver al campo. La tasa de deforestación aumentó.

Esa relación no es sagrada, Ecuador es un gran contraejemplo. A diferencia de sus colegas, Ecuador recortó ingresos en petróleo para invertirlos en proyectos de construcción de carreteras que abrían paso y la posibilidad a áreas remotas de bosque de ser colonizadas —y más extracción petrolífera— espoleando un incremento en la deforestación.

No obstante, Wunder piensa que la actual recesión será “probablemente una red positiva para la conservación”.

“La mayoría de las amenazas a la biodiversidad se relacionan con la pérdida de hábitat, que queda dominado por la expansión agrícola”, contaba a Mongabay. “Al caer las materias primas agrícolas, esas presiones disminuyen. Yo supondría que fuese ese el efecto dominante”.

Gold mining in the Peruvian Amazon. Photo by Rhett A. Butler.
Minería de oro en el Amazonas peruano. Foto por Rhett A. Butler.

Respuestas completas de varios encuestados

Mark Tercek – TNC

¿Te has percatado de alguna discusión en círculos de conservación sobre el impacto de la reciente caída en precios de las materias primas sobre los esfuerzos para proteger ecosistemas y fauna salvaje?

Sí. En los últimos meses ha habido mucha cháchara sobre el potencial para que los intereses de conservación queden más representados gracias a la recesión de las materias primas y, como consecuencia, peligro financiero —especialmente en los sectores de carbón, energía y minería. Estamos contemplando maneras creativas de introducirnos en el proceso de bancarrota/reestructuración para conseguir logros para la conservación.

¿Podría tener el desplome de los precios consecuencias positivas sobre la conservación?

Sí. Un menor valor del activo hace más atractiva la propuesta de inversión. Debido al descenso en materias primas, habrá menos gasto de crecimiento capital hacia nuevos proyectos de desarrollo. La emergencia financiera entre los productores de materias primas deja abierta la posibilidad de abandonar responsabilidades de reclamación a medida que las empresas quedan en bancarrota. Uno de los riesgos del proceso de reestructuración de la quiebra es que algunas empresas pueden intentar eludir o apartarse de obligaciones de reclamación y reforma medioambiental —en especial, estados que están protegidos contra estas responsabilidades (por ejemplo, Wyoming, Virginia Oeste). Dicho esto, es importante recordar que los precios de las materias primas son cíclicos. La amenaza de conversión del hábitat vuelve tan pronto como el ciclo vuelva a subir, sin contar nuevas regulaciones. No podemos quitar ojo de la situación dada la naturaleza a largo plazo de estas amenazas.

“Esta preocupación se produce cuando las compañías se declaran en bancarrota, son incapaces de reestructurarse y proceden a la liquidación”, proseguía Tercek. El peor escenario es que todo el mundo abandone toda responsabilidad, incluida la reclamación. Algo parecido puede observarse en el sector de la minería del carbón, así como en otros”.

¿Podría haber consecuencias negativas?

Sí y no. Esta preocupación se produce cuando las compañías se declaran en bancarrota, son incapaces de reestructurarse y proceden a la liquidación. El peor escenario es que todo el mundo abandone toda responsabilidad, incluida la reclamación. Algo parecido puede observarse en el sector de la minería del carbón, así como en otros. Hay un evidente reajuste debido a la recesión en las materias primas, pero no se ha observado a ninguna compañía actuar de forma incorrecta desde el punto de vista medioambiental con el fin de generar flujo de dinero. La tala y deforestación no es un problema a menos que las compañías mineras decidan abrir una nueva mina (esto es, eliminación de una cumbre montañosa), lo que supone una amenaza actualmente debido al historial de bajo precio para electricidad térmica, la siderúrgica del acero y el carbón. El estado de la superficie y el mineral se gestionan normalmente por actores diferentes: normalmente por el fideicomiso de inversión inmobiliaria de capital propio (REIT, por sus siglas en inglés) o la organización de gestión de inversión maderera (TIMO, por sus siglas en inglés).

El carbón es el mayor responsable de las emisiones GEI (Gases con efecto invernadero) a nivel mundial. A menudo, el carbón yace bajo los bosques que son destruidos durante el proceso de minería y la deforestación es responsable de otro 16% de emisiones GEI. La introducción de este mercado con el fin de eliminar el riesgo de la minería y quema de carbón, así como la deforestación asociada con futuras eliminaciones de cumbres montañosas podría ser una gran oportunidad tanto para la conservación climática como terrestre. La unidad de inversión de impacto de TNC, NatureVest, se encuentra explorando activamente posibilidades para realizar transacciones con estas empresas y así comprar activos estratégicos (minerales y terrestres) para proteger de manera permanente lugares como los Apalaches Centrales. Aún está por ver si el peligro actual financiero es lo suficientemente grave como para presionar a estas empresas a vender activos o si simplemente se refugiarán mediante el capítulo 11 de la ley de Quiebras y reiniciarán minas en el siguiente ciclo de materias primas. Aunque la participación del carbón en la producción eléctrica de los Estados Unidos ha caído a un mínimo histórico, muchos analistas creen que no caerá más allá del 30% durante muchas décadas por venir. Algunos analistas (JPMC) creen que el carbón para energía térmica en la región de los Apalaches está muerto y solo la metalurgia será viable en ella.

Los precios extraordinariamente bajos del gas natural han sido un factor de suma importancia en la crisis del carbón –muchas centrales eléctricas se están pasando al gas natural (incluso en el corazón de la minería de carbón en los Apalaches) porque la economía funciona. El gas natural emite cerca de la mitad de GEI que el carbón. También parece que los bajos precios del carbón, el gas natural y el petróleo han reducido los incentivos económicos para las energías renovables, ya que la energía solar y la eólica deben competir con los combustibles fósiles, que son más baratos. Por lo tanto, existe la posibilidad de que se inicien menos proyectos de renovables en este entorno de precios bajos en las materias primas.

Stephen D’Esposito – RESOLVE

¿Te has percatado de alguna discusión en círculos de conservación sobre el impacto de la reciente caída en precios de las materias primas sobre los esfuerzos para proteger ecosistemas y fauna salvaje?

Este tema se ha discutido en la Agenda del Consejo Global del Foro Económico Mundial sobre el Futuro de la Minería y Metales, el cual presidí http://www.weforum.org/content/global-agenda-council-future-mining-metals-2014-2016-0. El consejo incluía líderes de conservación, desarrollo, derechos humanos y comunidades empresariales. También trabajamos con otros Consejos, incluyendo aquellos centrados en temas como biodiversidad. Hemos hecho que el tema de los precios de las materias primas pase a ser una preocupación, especialmente ya que estamos lanzando una nueva iniciativa sobre los beneficios de la planificación del nivel del paisaje para proyectos industriales a gran escala. Estos temas están presentes en la cabeza de todo aquel que trabaje en el desarrollo y conservación en British Colombia, Alaska y otras regiones.

RESOLVE, El Foro Económico Mundial, la Autoridad Internacional del Lecho Marino y otros han acordado hace poco un diálogo múltiple entre accionistas sobre transparencia, temas fiscales y de conservación relacionados con la minería en el lecho marino. La mayoría mantenía la postura de que bajos precios para minerales permitiría tiempo adicional para trabajar sobre una serie de problemas relacionados con este tipo de minería, así como sobre biodiversidad.

¿Podría tener el desplome de los precios consecuencias positivas sobre la conservación?

Pocos proyectos podrán ser desarrollados, en especial los más grandes y con un gran capital durante un periodo en el que los precios de los minerales sean bajos”, decía. “En ámbitos donde los proyectos, como minas, no avanzan, existe la opción de reconsiderar la utilización del terreno. Esto podría beneficiar a los productores, la conservación y las comunidades. Con frecuencia, el conflicto se sucede cuando los proyectos de desarrollo se emprenden sin tener en cuenta completamente los valores conflictivos. Hemos observado cómo un mejor plan lleva a mejores resultados, como en Mongolia o algunos proyectos energéticos en estados federales de los Estados Unidos”.

The length of the downturn will be a key factor. For example, project funding from development companies for nearby conservation efforts can be maintained if prices are low for a shorter period. These commitments may be harder to maintain if the downturn is longer-lasting.

Es muy posible que la gran presión económica pueda estimular la innovación de parte de los promotores, incluyendo proyectos que usen nuevas técnicas y tecnología para disminuir su huella industrial (y quizás el gasto de inversión principal); usar menos agua y reducir considerablemente su impacto ecológico; así como nuevas estrategias de desarrollo que eviten el impacto en áreas de alto valor biológico.

Cualquier buen oportunista de la conservación debería comprender los ciclos empresariales y calibrar sus estrategias según estos; incluyendo explotar oportunidades de trabajo en colaboración con promotores responsables.

¿Podría haber consecuencias negativas?

La conservación necesita buenos socios para el desarrollo. Deberíamos preocuparnos todos de que la presión financiera afectará a la habilidad de los promotores responsables para participar en programas de valor añadido centrados en la conservación y biodiversidad. Soy consciente de la gran presión a la que están sometidas algunas empresas para recortar costes. A pesar de que las compañías puedan mostrarse reacias a incumplir acuerdos políticos a nivel global, es probable que recorten fondos que sostienen el nivel de conservación comunitario y programas de protección de la biodiversidad.

Los recortes presupuestarios son una de las preocupaciones pero la coacción sobre el liderazgo y la innovación podrían suponer una mayor pérdida. Con este panorama, es muy difícil para los líderes de las compañías promover nuevos proyectos o acuerdos. Muchos esconderán la cabeza y verán a sus colegas perder sus puestos de trabajo. En estas situaciones es imperativo que los líderes en conservación piensen de forma creativa en soluciones para todos para fomentar oportunidades de conservación y desarrollo.

Es crucial diferencia proyectos que son formales de aquellos que no lo son, particularmente aquellos donde las materias primas están aseguradas y se comercia con ellas ilegalmente. Estas operaciones pueden aumentar durante un ciclo de recesión en tanto que sus costes directos son considerablemente menores, igual que a menor escala, la minería ilegal de oro. En algunas regiones, como el Amazonas, es este tipo de minería la que se presenta como la mayor amenaza para la biodiversidad. Un incremento dramático en la minería de oro a baja escala, junto con una reducción en el desarrollo de minas a gran escala conformarían muy malas noticias para los interesados en proteger la biodiversidad en regiones clave.

John Reid – Fondo de la Estrategia de Conservación

¿Te has percatado de alguna discusión en círculos de conservación sobre el impacto de la reciente caída en precios de las materias primas sobre los esfuerzos para proteger ecosistemas y fauna salvaje?

Hay un impacto muy claro en un lugar donde trabaja Fondo de la Estrategia de Conservación, México. Allí, los ingresos gubernamentales dependen del petróleo, de manera que hay menos dinero que repartir; y las funciones importantes del gobierno, como la gestión de parques nacionales, se han visto fuertemente afectadas. Ha habido un enorme recorte global en CONANP, el servicio mexicano del parque.

¿Podría tener el desplome de los precios consecuencias positivas sobre la conservación?

El descenso de los precios de las materias primas podría tener un lado positivo en cuanto a ganar tiempo para las organizaciones ecologistas —tiempo para afrontar amenazas, consolidar áreas protegidas, construir el conocimiento del vínculo entre la mitigación del cambio climático y unos bosques saludables y fomentar financiamiento verde como los que ahora surgen para luchar contra la deforestación en muchos países latinoamericanos. Estas cuestiones son cíclicas, de manera que no podemos confiar siempre en un bajo coste oportunidad de conservación, pero hay una ventana temporal durante la cual algunas amenazas pueden reducirse y las ganancias pueden ser la consolidación de logros medioambientales de la última década.

¿Podría haber consecuencias negativas?

La ralentización económica que está afectando a las economías dependientes de las materias primas en Latinoamérica conlleva numerosos riesgos reales para la naturaleza. Primero, se han culpado a las regulaciones medioambientales de la caída económica, incluso aunque su papel fuese absolutamente trivial comparado con el impacto de la caída de la demanda china por materias primas. Como consecuencia, podemos ver esfuerzos por restaurar los requisitos de evaluación de impacto ambiental. Esto ya ocurrió en Perú en 2014 con el paquetazo que limitó la autoridad del Ministerio de Medioambiente. En Brasil, esta tendencia es evidente en la actual propuesta para eximir proyectos prioritarios de la autorización formal medioambiental”, continuaba. La regulación medioambiental como freno de mano del desarrollo es una mentira anti-conservación, pero es una historia que se usa en el mundo para detener el progreso en la protección de la naturaleza. Otro riesgo latente es la caída de los precios de los minerales que lleva a la quiebra y abandono de grandes minas con grandes necesidades de limpieza. Además, la crisis económica podría llevar a un aumento ilógico en las amenazas de los proyectos de gran infraestructura. Esto se debe a que existe todavía un montón de liquidez en Asia, bajos beneficios en mercados financieros y una capacidad de construcción escasa. China podría aventurarse en una especie de Administración para el Progreso de Obras (WPA) global, pagando sus propias empresas para construir proyectos de infraestructura en países en vías de desarrollo con un bajo crédito y así sacarlos del apuro hasta que la demanda nacional se recupere.

Finalmente, con los buenos momentos económicos se eleva algo el optimismo y ayuda a las sociedades a dar los pasos necesarios, y con gran prudencia, para proteger su patrimonio natural.

Carly Vynne – Osprey Insights LLC

¿Te has percatado de alguna discusión en círculos de conservación sobre el impacto de la reciente caída en precios de las materias primas sobre los esfuerzos para proteger ecosistemas y fauna salvaje?

Hace poco participé en un curso de formación para especialistas en biodiversidad por los amigos que conceden el préstamo del Banco Mundial y asesoran el desempeño de la biodiversidad contra los proyectos de desarrollo propuestos. Se está observando una disminución en el número de propuestas/proyectos de industrias de extracción (aunque una notable subida en el número de propuestas para presas y proyectos de hidroenergía), de manera que esto es algo que se está haciendo evidente y se está discutiendo; podría ser una gran oportunidad para que los proyectos de conservación sean competitivos.

¿Podría haber consecuencias negativas?

Respecto a las consecuencias negativas, hace poco he estado participando en numerosos proyectos integrados de investigación en el polo Ártico de Alaska. Tener las mayores compañías de gas y petróleo realizando extracciones u operaciones a menor escala, es sufrir sus implicaciones negativas en los programas de investigación que se estén llevando a cabo, muchos de los cuales han sido financiados por estos grupos. La pérdida de estos programas de investigación probablemente afecte tanto a comunidades locales (pérdida de personal y programas de monitorización) así como a más largo plazo, grandes programas de investigación (por ejemplo, el programa de investigación del Ártico integrado, que el año pasado recibió casi 1 millón de euros de Shell, posiblemente no sea renovado debido a su decisión de no realizar perforaciones en el litoral).

Mongabay.org es un beneficiario de CLUA, la Fundación Ford y la Fundación Overbrook.

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