Una especie de rana que es capaz de defenderse al inyectar un veneno tóxico dentro de un depredador, ha sido vista en la región semiárida al noreste de Brasil.
El descubrimiento se hizo por accidente cuando Carlos Jared, un científico brasileño del Instituto Butantan, recogía ranas de Greening (Corythomantis greening), una rana de árbol que fue descrita por el zoólogo británico George Boulenger hace más de un siglo, pero cuya biología e historia natural seguía sin estudiarse hasta ahora. Jared hizo el descubrimiento por pura casualidad, después de que su mano fuera golpeada por la cabeza de una rana de árbol –y después de que sintiera “un dolor en su brazo que duró alrededor de cinco horas”.
El científico comenzó a estudiar ranas con cascos similares en 1987 cuando por primera vez visitó la Caatinga brasileña –un bioma muy seco que ocupa 800.000 kilómetros cuadrados. En una investigación preliminar, Jared revisó estudios científicos publicados anteriormente sobre la rana de Greening y aprendió que los zoólogos ya habían descrito su “casco” –la estructura espinosa y parecida a un hueso con forma de casco en su cabeza. “Mi intención inicial fue de estudiar las tácticas de adaptación de los anfibios en un ambiente extremadamente seco, donde típicamente, no deberían existir”, dijo Jared, “así que decidí [recientemente] volver a Caatinga [otra vez] para recoger especímenes de estos animales interesantes”.
La piel que cubre su cabeza es densa con pequeñas espinas que sobresalen del cráneo –pero solo se pueden ver las puntas, ya que el resto se encuentran bajo la piel. Aunque muchos anfibios (ranas y sapos, en particular) secretan sustancias venenosas en la piel de otros depredadores, no se consideran venenosos porque no poseen la habilidad de inyectar veneno directamente dentro de otro animal. Esta habilidad de dar inyecciones hace que la rana de Greening sea realmente única. Cuando se encuentra en peligro, la especie estira su cabeza y pega a sus enemigos con ella, frotando y enterrando sus espinas dentro del que sería su depredador.
Corythomantis greeningi, una de las primeras especies de ranas venenosas conocidas por la ciencia. Foto de Carlos Jared.
Un cráneo similar con espinas se puede encontrar en la rana con casco de Bruno (Aparasphenodon brunoi), una rana de árbol que habita en la selva atlántica de Brasil. Jared y sus colegas han calculado que la toxicidad de la rana de Bruno es 25 veces más poderosa que la de las víboras brasileñas –lo que quiere decir que hasta puede matar a los seres humanos. Aunque el equipo sigue estudiando la rana Greening, su trabajo demuestra que A. brunoi contiene mayor toxicidad en su veneno que la C. greeningi.
Una rana Parasphenodon brunoi es otra especie de rana de árbol con casco que tiene espinas venenosas en su cabeza. Foto de Carlos Jared.
Los investigadores también han realizado experimentos que muestran cómo las ranas Greening se adaptan a las condiciones extremadamente secas de la Caatinga. Ellos descubrieron que las cabezas de las especies no solo tienen una función de autodefensa, sino que también son útiles para prevenir su desecación. La rana evita que su cuerpo se seque a través de un proceso conocido como la fragmosis, un comportamiento adaptivo que le permite sellarse a sí misma dentro de huecos en los árboles o rocas, usando partes de su cuerpo.
“En el caso de esta especie (Corythomantis greening), cuando el animal exhibe fragmosis, entra en retroceso hacia los huecos de los árboles o las rocas, y utiliza su cabeza para cerrarlos”, dijo Jared. “De esta forma la cabeza ha desarrollado una doble función de protección; actuando en defensa en contra de los depredadores, y también actuando en contra de la pérdida de humedad dentro de sí misma”.
El cráneo de la rana Corythomantis greeningi está lleno de espinas venenosas. Foto de Carlos Jared.
Citación:
Jared, C., Mailho-Fontana, P. L., Antoniazzi, M. M., Mendes, V. A.; Barbaro, K. C., Rodrigues, M. T., Brodie, E. D. (2015). Venomous Frogs Use Heads as Weapons. Current Biology. doi:10.1016/j.cub.2015.06.061
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