- El aumento poblacional en el mundo y los efectos del cambio climático ponen en peligro terrenos agrícolas, imprescindibles para alimentar a los 7,3 mil millones de personas que habitan el planeta.
- Mark Earl Olson, doctor de la Universidad Nacional Autónoma de México, propone estudiar a fondo el cultivo del árbol de moringa para abordar la creciente crisis alimentaria.
- Las hojas de la moringa, conocidas por su sabor picante y su alto contenido en proteínas, hierro y vitaminas A y C, son una posible solución para la hambruna y la malnutrición.
Mientras la población mundial sigue aumentando, los efectos del cambio climático ponen en peligro terrenos agrícolas, imprescindibles para alimentar a los 7,3 mil millones de personas que habitan el planeta. Será difícil, si no imposible, alimentarnos correctamente de unas fuentes naturales cada vez más menguantes.
Mark Earl Olson, doctor de la Universidad Nacional Autónoma de México, propone una solución innovadora para abordar la creciente crisis alimentaria. Esta solución pasaría por estudiar a fondo el cultivo de un árbol de aspecto sencillo: el árbol de moringa (Moringa oleifera). Las hojas de este árbol, conocidas por su sabor picante y su alto contenido en proteínas, hierro y vitaminas A y C, son una posible solución para la hambruna y la malnutrición. Incluso determinadas partes de este árbol podrían ser beneficiosas para prevenir el cáncer y para el tratamiento de la diabetes.
El árbol de moringa es originario de zonas con climas secos y con tierras de cultivo escasas, es decir: África, Asia y determinados lugares de Suramérica. Los habitantes de estas zonas serían los grandes beneficiados del alto valor nutricional y medicinal de este árbol.
La moringa también facilita el acceso al agua potable dadas sus extraordinarias capacidades para purificarla, esto hace posible que las personas que vivan en zonas áridas puedan cubrir sus necesidades diarias de agua. Las semillas del árbol se prensan para obtener aceite apto para el consumo, las cáscaras contienen una sustancia rica en proteínas que funciona como un purificador natural del agua al atraer partículas sucias.
Una planta de usos variados
El doctor Olson ha creado recientemente el International Moringa Germplasm Collection (IMGC) con el propósito de estudiar las trece variedades de Moringa que existen y facilitar su disponibilidad para la agricultura y la dieta mundial.
Olson y su equipo esperan identificar rasgos genéticos específicos en cada variedad de moringa para superar el sesgo de pequeños estudios anteriores basados en pequeñas muestras. “Nunca se han usado las proteínas digestibles de mayor provecho porque nunca se han realizado los estudios científicos necesarios para identificarlas y usarlas”, afirma el doctor Olson.
Para respaldar los estudios anteriores que se han realizado, el doctor Olson afirma que los árboles están situados en zonas remotas de África, Asia y la isla de Madagascar, lo cual hace que sea difícil localizarlos y estudiarlos. Además, los estudios anteriores acerca del árbol de moringa solían hacerse en especies únicas, aisladas e independientes unas de otras desde un punto de vista científico. Olson se dedica a combinar dichos estudios para analizar todos los resultados.
A pesar del radio limitado de los estudios anteriores, Olson considera que hay pruebas suficientes (tanto científicas como marginales) para garantizar una investigación más amplia. Por el momento, las pruebas indican que tan solo por añadir a la dieta diaria el consumo de una ración de hojas de moringa sería suficiente para experimentar sus múltiples propiedades nutricionales beneficiosas para la salud.
Si miramos el lado negativo, Olson advierte sobre los suplementos dietéticos de moringa surgidos últimamente. “Las cápsulas de moringa son un fraude porque nunca se han estudiado en análisis clínicos”, afirma Olson. Los ensayos clínicos determinarían el grado de veracidad del etiquetado con respecto a las concentraciones de vitaminas y minerales. Hoy en día, las capsulas contienen por norma general el contenido de menos de la mitad de una hoja, lo que lleva al doctor Olson a cuestionarse el grado de efectividad de una cantidad tan pequeña.
Exploración de la genética de la moringa
Olson espera descubrir cuáles son los genes del árbol de moringa encargados de suministrar vitaminas, minerales, prevención del cáncer y control de la diabetes. Asimismo, confía en aclarar como se ha extendido este árbol por el mundo a lo largo de la historia.
Si comprendemos mejor la extensión geográfica de la moringa y sus patrones de reubicación, los investigadores sabrán en qué lugares la variación genética es más uniforme frente a aquello sitios donde es menos consistente y se ha de estudiar en mayor profundidad. Olson confía en que los tests genéticos identificarán sin ninguna duda a las especies y variedades idóneas para su cultivo y consumo generalizado.
La variedad más común es la Moringa oleifera, objeto principal de los análisis de gérmenes que realiza el IMGC. Este árbol es fácil de conseguir, crece con rapidez y tiene un buen sabor. Olson afirma que “de todas las especies estudiadas, ésta es la más beneficiosa”. No obstante, a pesar de los beneficios de esta especie, Olson tiene pensado “estudiar todas las especies para comprender sus beneficios porque quizás haya algunas iguales o mejores que la M. oleifera“.
Los registros históricos ofrecen un punto de partida
Existen variedades del árbol que son endémicas de zonas de África, la península Arábiga y la India. Hay dos especies que han sido observadas y registradas dos veces; una tercera especie fue registrada en veinte ocasiones, y existen otras especies que no se han vuelto a observar desde principios del año 1900. Olson atribuye estas observaciones esporádicas a “una falta de exploración más que a una escasez de moringa”.”
Lo que sí muestran los registros históricos es la extensión del árbol de moringa en el mundo. Olson señala que “los registros de los buques muestran que la moringa llegó a México a través de la ruta Manila-Acapulco hace cientos de años”, desde entonces se ha expandido por todo México y por la zona de los trópicos del Nuevo Mundo.
Aunque los humanos hayamos sido responsables de la introducción del árbol en algunas zonas, la moringa no se considera una especie invasora porque no reemplaza los hábitats de las especies nativas. Al contrario, la moringa crece en zonas afectadas como “solares y márgenes de las carreteras”, afirma Olson. Con todo, y aunque no sea una amenaza para los árboles nativos, los investigadores no dejan de controlar la genética de la moringa para asegurarse que no sobrepase los límites de las zonas designadas para la germinación.
Participación local en las investigaciones
Olson confía en poder introducir la moringa de forma sostenible en la agricultura mundial junto con la implicación de los granjeros locales, que se verían beneficiados por ello. El árbol de moringa es increíblemente fértil, por lo que la sobreexplotación de sus hojas no debería ser un problema.
La misión de Olson es conseguir involucrar a las comunidades locales en el proceso de investigación, especialmente a los estudiantes y los laboratorios de donde son originarios los árboles. El equipo de investigación promueve dicho objetivo mediante la colaboración con la ONG Trees for Life, “encargada de asegurar que cualquier nueva variedad de planta que encontremos sea distribuida a las comunidades locales que la necesiten”, afirma Olson.
La investigación y el cultivo de la moringa se encuentran en una encrucijada incipiente donde la agricultura y la ciencia convergen y donde la implicación local es cada vez más beneficiosa.