- Esta no es la primera vez que sucede un derrame similar en la región. En julio del 2014, un oleducto roto echó miles de galones de petróleo en el Río Marañón.
- El gobierno nacional declaró una emergencia de salud pública recién el 17 de febrero, y se reunió con líderes de la región tres días después.
- Los expertos estiman que los derrames en la Amazonía sean los más graves --aproximadamente 3.000 barriles de crudo han terminado en los afluentes del Amazonas, afectando a más de 8.000 personas.
Las imágenes que se están compartiendo en las redes sociales y en la prensa internacional muestran a simple vista el impacto que pueden causar las rupturas en un oleoducto: aguas pintadas de un negro profundo, tan espesas como el crudo mismo que las ha contaminado. Las fotos más recientes del norte de Perú documentan cómo el petróleo derramado está cubriendo las rocas a las orillas del río y los trajes blancos de los hombres que han sido contratados para contener la contaminación del río amazónico.
Al parecer, esta no es la primera vez que sucede un derrame similar en la región. En julio del 2014, un oleducto roto echó miles de galones de petróleo en el Río Marañón. La ruptura del oleoducto —una infraestructura que ya tiene casi 40 años y sin suficiente mantenimiento— impactó directamente al pueblo de Cuninico, donde viven alrededor de 130 familias, de acuerdo a un artículo de Environmental Health News. Meses después del derrame, las comunidades de Cuninico y de sus alrededores se quejaron de sufrir mareos e infecciones en la piel, y de temer que no podrían comer los peces de la zona, especialmente en la época de inundaciones cuando el derrame se extendería a más áreas.
Se sabe que las dos rupturas más recientes del Oleducto Nor Peruano son la responsabilidad de la compañía estatal PetroPerú. La compañía se ha responsabilizado de los desastres, pero dice no ser responsable de un tercer derrame que, de acuerdo a las comunidades locales, ocurrió a principios de este mes en Pucará, en la provincia de Cajamarca, durante el mantenimiento del oleoducto.
Sin embargo, los expertos estiman que los derrames en la Amazonía son los más graves —aproximadamente 3000 barriles de crudo han terminado en los afluentes del Amazonas, afectando a más de 8000 personas, entre ellos a los pueblos Awajún y Wampis. A lo largo de la contaminación, que empezó con el primer derrame el 25 de enero, las comunidades locales han hecho todo lo posible para frenar el problema.
El gobierno nacional declaró una emergencia de salud pública recién el 17 de febrero, y se reunió con líderes de la región tres días después. Pero la ayuda tardó mucho en llegar, y para ese entonces, hombres, mujeres y niños habían llegado a las orillas del Río Marañón para ayudar en la limpieza como podían.
Se dice que a pocos días de los derrames, representantes de PetroPerú ofrecieron el equivalente de ocho dólares por cada cubeta de crudo que se pudiera recojer de los ríos. No les dieron advertencia alguna de los peligros de aquella labor, ni tampoco les dieron protección como vestimenta o equipos especiales para la limpieza de materiales tóxicos.
En una investigación de Univisión, varios niños explicaron al arqueólogo Rodrigo Lazo que recibieron que de dos a cuatro soles por balde recogido. Un sol equivale a $0,28.
“A él le pagaron dos soles por balde. Estábamos juntando con nuestra mano y el petróleo cayó. Nosotros les pedimos más, pero el ingeniero no quiso”, explicó uno de los menores.
El ministro del ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, ha declarado que la restauración de la flora y fauna en las regiones de Loreto y Amazonas podría llevar hasta un año.
“PetroPerú ya cumplió con el primer paso de contención, ahora continúa el recojo de crudo más cercano, el cual se va depositando en áreas de almacenamiento”, explicó Pulgar-Vidal. “El último paso es restaurar la fauna y flora”.
Según el ministro, la multa a PetroPerú por los derrames podría llegar a los 17 millones de dólares.