Instagram, ¿una plataforma para el comercio ilegal de simios?

Llegué a Mombasa, en Kenia, el 9 de septiembre, tras una misión de investigación en Dubái y Egipto para el conservacionista independiente Karl Amman. Si bien ninguna región del mundo nos lo pone fácil a los extranjeros para documentar el comercio de especies animales, resulta especialmente complicado trabajar en Oriente Próximo. Los documentos de Karl sobre sus misiones anteriores son informativos tanto por sus historias de burócratas que se cierrean en banda como por los hechos que recopilan.

A pesar de lo duro que resultó el viaje, hicimos algunos descubrimientos interesantes. Uno de ellos es la posible existencia de un supertraficante de chimpancés y orangutanes en peligro que pasa completamente desapercibido ante el público, aunque no necesariamente ante las fuerzas del orden. Ahora sabemos su nombre real, pero en septiembre tan solo teníamos un apodo para él, cuya primera mitad, Gorge, usaré para referirme a él en este artículo. La segunda mitad es el nombre de un país que alberga chimpancés en estado salvaje.

Gorge todavía nos resultaría desconocido si una conservacionista egipcia no nos lo hubiera mencionado durante un viaje, a finales de agosto. No sabía casi nada de este hombre, salvo que era extranjero y que estaba ganándose el resentimiento de los vendedores de animales exóticos mejor posicionados de Egipto, muchos de los cuales tienen sus instalaciones de cría cerca de las pirámides de Guiza. Uno de los más ancianos de estas familias había llamado en repetidas ocasiones a nuestra amiga para quejarse de este tal Gorge.

Hombres de negocios turbios quejándose de otro hombre de negocios turbio. Cuando algo así ocurre, sabes que podría estar pasando algo gordo. Esta es la herramienta que empleamos para hacer nuestros descubrimientos.

Le preguntamos a nuestra aliada que estableciera las conexiones necesarias para arrojar algo de luz sobre este personaje. La operación resultó prácticamente en vano. En el momento en el que escribo esto, nuestra conservacionista todavía afirma encontrarse en un callejón sin salida. La gente del lugar tiene miedo de Gorge, según nos reveló en un correo electrónico.

Los egipcios han estado haciendo llegar animales exóticos, como los chimpancés, desde África hasta coleccionistas de todo el mundo durante generaciones. Son expertos en la materia, e incluso han llegado a legitimar este nicho de mercado.

¿Qué tipo de persona podría asustarles?

Más adelante volvería a encontrarme con Gorge en un lugar de lo más inesperado.

Conectado y descontrolado

Dispuse mi equipo de investigación en Mombasa y até algunos cabos sueltos gracias a algo de investigación en Internet. En algún momento aterricé en Instagram. Para muchas personas, este sitio no necesita presentaciones. Abierta en 2010, esta red social se ha convertido en la web de intercambio de fotos más grande del mundo. Para la mayor parte de los usuarios, este sitio es un lugar en el que hacer que las fotos de sus familias y de sus viajes sean algo más atractivas que en Facebook (que, curiosamente, ahora controla Instagram). Miles de comercios también utilizan esta plataforma para mostrar sus productos.

El tráfico de gorilas es una empresa todavía más complicada que el de chimpancés u orangutanes. Es mucho más caro (en parte debido a que muchos de ellos mueren mientras son bebés) y son pocos los que lo intentan. Encontrar cualquier prueba de ello en línea tendría que ser raro, pero lo intenté escribiendo el hasthag #gorila. Bajé por una serie de fotografías tomadas por turistas en Ruanda y Uganda hasta que vi una imagen de una cría de gorila con un pie de foto inusual. La foto la subió una tienda de mascotas, y debajo de ella se leía «Próximamente».

Tiene que tratarse de una broma, pensé. No puede ser que los traficantes se expongan en páginas tan conocidas como Instagram diciendo «atención todo el mundo: dentro de poco ofreceremos uno de los mamíferos más raros e icónicos de la selva; ¡tan solo han de escribirnos a este número de WhatsApp!».

Pulsé en el nombre de la cuenta, Amazon Pet, y comprobé el resto de imágenes. No es broma, Amazon Pet es una tienda real que ofrece un gran número de animales exóticos a la gente de Emiratos Árabes Unidos. En un alarde de hiperpatriotismo, tan común entre sus conciudadanos, los propietarios de la cuenta etiquetaban las imágenes con #mydubai, ‘mi Dubái’. Más de 43 000 personas siguen a Amazon Pet. Y sí, están en WhatsApp, así que, con el dinero necesario, ustedes mismos podrían adquirir el simio de sus sueños. Según pudimos comprobar, esta aplicación es la forma de comunicación favorita de los vendedores de fauna salvaje en Instagram, para quienes el asunto de la privacidad y el bajo coste de la aplicación está por encima del inconveniente de tener que andar tecleando los mensajes.

Aún quedaban más imágenes inquietantes: esta misma tienda de Dubái había subido la imagen que aparece a continuación de un chimpancé subido a un carrito de equipaje en lo que parece ser un aeropuerto del golfo Pérsico.

Esta foto me dejó sin habla. ¿Realmente estaba viendo cómo se traficaba con un chimpancé de manera flagrante a través de las fronteras internacionales? ¿De verdad estaba asistiendo a cómo el equivalente a un maletín de cocaína o marfil se exhibía a plena vista en el vestíbulo de un aeropuerto?

Quizá los más escépticos puedan opinar que se trata tan solo de una imagen. Admitimos que una foto en internet de un chimpancé o un orangután no representa, por si sola, una prueba de que este fuera adquirido ilegalmente. Sin embargo, algunos veteranos como Karl, que se ha dedicado al estudio del tráfico durante décadas, saben que las repercusiones legales por adquirir estos animales son insignificantes.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES; cfr. infra) es el marco legal que regula el comercio internacional de fauna salvaje. Según el Convención, la compra e importación chimpancés sería legal si se tratase de individuos de, al menos, segunda generación descendientes de animales criados en cautividad procedentes de criaderos acreditados. Sin embargo, tan solo los parques zoológicos o los centros de investigación en buen estado, de los cuales no hay ninguno en estos países árabes, pueden adquirir estos animales, en ningún caso clientes particulares.

Además, nuestros contactos veterinarios en el golfo han sido incapaces de identificar ningún criadero acreditado en ese territorio, y sabemos que no hay ninguno en toda África. Egipto cuenta con al menos un criadero de chimpancés, pero no está aprobado por el Convención, debido en parte a que no permite que conservacionistas extranjeros lo inspeccionen. De todas formas, las crías de esta instalación no podrían ser legales, ya que no son de segunda generación. Los criaderos de los países occidentales cumplen en gran medida con las normas de exportación del Convención, e incluso un criadero occidental sin escrúpulos no podría mantener el flujo de animales jóvenes que íbamos a presenciar.

Si tenemos en cuenta que Amazon Pet es una cuenta con muchos seguidores que se toma a sí misma bastante en serio, acabaremos llegando al auténtico significado de esta imagen, con las consecuentes preguntas que surgen al presenciar un acto tal: ¿De dónde acaba de aterrizar este chimpancé? ¿De qué país tropical de África fue robado tras, probablemente, ver a su madre morir bajo el fuego de los cazadores? ¿Cuál es la logística exacta que permite transportar ilegalmente animales como este fuera de África?

Estas preguntas siguen sin respuesta, pero, como investigadores, el emplazamiento en Dubái de Amazon Pet tenía sentido para nosotros. Mucho antes de Instagram y las demás redes sociales, fuimos testigos de otros problemas en ese mismo lugar. A las personas de Oriente Próximo siempre les ha gustado tener animales, preferiblemente exóticos. Aves tropicales, monos y leopardos han estado presentes desde hace mucho en los hogares de las familias árabes más poderosas, al igual que los simios. «Me atrevería a decir que en casi todos los palacios hay, al menos, una cría de chimpancé o de orangután, ¡algo terrible!», nos contó un veterinario que ha trabajado durante mucho tiempo en el golfo.

Actualmente, la tendencia que más amenaza la supervivencia de estas especies es el creciente número de millonarios en la zona. Muchos de ellos quieren emular el estilo de vida de la realeza. No es extraño que los primeros juguetes que adquieran sean un vehículo todoterreno de último modelo y una mascota exótica ridículamente cara y poco práctica como, por ejemplo, un león, un chimpancé o un orangután, para conducir con ellos. Instagram está lleno de fotos de simios tomadas en Oriente Próximo que llaman la atención bien por la manera en que se trata a los animales o bien por la gran cantidad que poseen ciertas personas. A continuación hemos reunido algunos ejemplos. Presten atención a la comida basura y a la nicotina qua algunos de los animales aparecen consumiendo y al pequeño chimpancé que está junto a algunos felinos, a los que podría herir.

Mientras que los pies de foto están repletos de comentarios cariñosos y de emoticonos y parecen ser muestras de aprecio por parte de los propietarios, los horrores cometidos para que este privilegiado grupo pueda tener sus mascotas no pueden ser ignorados. Karl ha estimado que 10 chimpancés deben morir para conseguir una cría apta para la venta. Los chimpancés adultos son grandes y fuertes, y protegen con fiereza a los más jóvenes. Parece coherente preguntarse qué están haciendo los países de África ecuatorial para frenar el tráfico. Sin embargo, las autoridades del lugar padecen las consecuencias de la falta de financiación, de la corrupción y, en algunos lugares, de la guerra. Por otra parte, los inspectores de aduanas del golfo Pérsico sí que cuentan con los recursos necesarios para llevar a cabo su trabajo sin tener que enfrentarse a problemas estructurales similares y están bien equipados para interceptar cualquier cargamento de animales sospechoso.

Estas crías también se enfrentan a un destino potencialmente funesto. Al igual que las pitones que crecen demasiado para las casas de sus propietarios y son abandonadas, mucha gente piensa que los simios dejan de ser adorables al crecer. Las instantáneas de pequeños chimpancés y orangutanes vestidos con pañales mientras sus orgullosos dueños les cubren de premios y juguetes inundan la red. Si los chimpancés deberían alcanzar los 60 años en cautividad y los orangutanes los 50, ¿dónde están los adultos? Ante este baby boom de simios, se plantea la duda de si a más que probable oleada de animales abandonados podrá ser acogida siquiera en algunos de los zoológicos más grandes y mejor financiados del planeta, por no hablar de las mediocres instalaciones de Oriente Próximo.

Un pozo sin fondo

De vuelta en Instagram, estaba teniendo problemas para concluir mi búsqueda. Las investigaciones relacionadas con el tráfico ilegal de animales han sido, tradicionalmente, procesos lentos que implicaban horas y horas de agotador papeleo legal y de tedioso trabajo hablando con contactos. De vez en cuando, encontramos algunos descubrimientos sencillos mediante búsquedas en internet.

Ahora bien, por aquel entonces estábamos descubriendo nuevos propietarios, compradores y vendedores de especies de simios en peligro casi a diario. A pesar de estar diseñado para mostrar fotografías, Instagram tiene suficientes elementos de red social como para permitir que se formen comunidades. Cualquiera que tenga una cuenta puede seguir a otras, y siguiendo estas listas empezamos a trazar un círculo formado por entusiastas de los simios como mascotas. Quizá sería mejor describirlo como una agrupación de diferentes círculos, ya que las personas involucradas no pertenecen necesariamente a un único grupo. La reacción de los egipcios ante el intruso extranjero deja esto de manifiesto.

Muchas de las cuentas de Instagram a las que accedimos gracias a estas redes son privadas, lo que supone un obstáculo más. No podemos inspeccionarlas en busca de fotos simios o de cualquier oferta que les acompañe sin tener la permisión del dueño de la cuenta, y, por el momento, las peticiones de nuestras cuentas encubiertas han sido rechazadas (Gorge, de quien hablaremos más adelante, es uno de los que tienen cuentas privadas). Suponemos que las cuentas privadas forman parte de las reservas de especies en peligro en el limbo, entre las que se incluyen los simios, pero sin estar limitadas a ellos.

Puesto que no hay ninguna manera legal para que los ciudadanos normales del golfo Pérsico puedan adquirir simios, no resulta descabellado concluir que todos estos animales fueron obtenidos de manera ilegal, pero, ¿cómo?

Una de las maneras clandestinas que Karl y otras personas han documentado en el pasado es el de sobornar a las autoridades locales de la Convención para que expidan un permiso de exportación o de reexportación falso en el que se declare que el animal fue criado en cautividad. A pesar de esto, los permisos, suponiendo que existieran, deberían haber sido presentados en la oficina de la Convención de Ginebra, tal y como exigen las normas. Sin embargo, cuando exploramos la base de datos de la Convención, tan solo encontramos un puñado de exportaciones de simios con destino a los países del golfo Pérsico durante la última década. Esto no podría explicar la cantidad de crías de chimpancé presentes en todas estas cuentas de Instagram. Los datos de orangutanes es todavía más reveladora: ningún orangután ha entrado en ninguno de estos países con un permiso de la Convención, real o falso, desde 2005. A pesar de todo, todo apunta a que allí hay un montón de orangutanes.

Tiene que existir otra vía en uso. Nos vemos obligados a aceptar que, probablemente, estas crías están siendo transportadas completamente al margen del sistema de la Convención; es decir, de contrabando. Además, es posible que vengan acompañados de muchas otras especies en peligro de los Apéndices I y II de la Convención. En estos momentos, encontrar esta otra vía es una prioridad de urgencia para nosotros.

Puede que ya hayamos dado un primer paso bastante prometedor.

El curioso caso de Gorge

Gorge continuó tentándonos. En agosto sabíamos su apodo, pero todavía no teníamos nada más para poner rostro a este misterioso hombre que sembraba el pánico entre sus competidores.

Entonces tuvimos una revelación que nos llegó por cortesía de Instagram. Empleamos más de 50 horas en la página web mirando fotos y vídeos de simios y peinando los pies de foto y los comentarios. Llegué a un video de dos chimpancés (a continuación hay una captura de pantalla) que llamaba la atención debido a que el usuario catarí que lo había subido, otro traficante de fauna salvaje al que estamos investigando, declaró abiertamente que estaban a la venta. No solo esto, también se mencionaba el precio y el nombre del proveedor.

«Se vende chimpancé joven de unos dos meses de edad en colaboración con Gorge [Apellido], Kuwait 120 negociable», podía leerse en la descripción en árabe (120 000 dinares kuwaitíes equivalen a 36 000 dólares americanos).

Gorge es un nombre relativamente raro en el mundo árabe, aunque presente en algunas comunidades cristianas en Irak, Siria, Líbano y los países vecinos. No podemos descartar la posibilidad de múltiples Gorge trabajando por separado en el tráfico desde fuera del golfo. Pero los animales exóticos de alta gama como los simios son un nicho de mercado bastante pequeño, no son como cajas de tomate.

El vídeo también sirvió para reforzar algo que había sospechado desde que encontré una cuenta de Facebook que coincidía con su nombre completo: Gorge es kuwaití, o al menos así se identifica él. La página de Facebook estaba prácticamente inactiva y ofreció pocos detalles acerca de él. Sin embargo, mostraba algunas fotos, como la del carrito lleno de orangutanes que mostramos a continuación, lo cual sirve para apoyar nuestra teoría acerca de su línea de actuación.

Gorge aparece dispuesto a promocionar lo que, evidentemente, él considera sus ofertas de animales vivos. Después del vídeo de los chimpancés, comenta, en árabe, «Merecen la pena».

Pronto llegó otro descubrimiento aún más curioso. Exploré todavía más entre cuentas de Instagram, ampliando mi investigación en busca de seguidores y seguidores de seguidores. Se trata de otro afortunado accidente, pero la cuenta de un vendedor de mascotas de Kuwait mostraba un curioso gráfico como el que aquí se muestra, en el que aparecía un collage de fotos de animales exóticos, como felinos raros y orangutanes. Encima de las imágenes había un nombre de sobra conocido a estas alturas.

Un tributo al hombre que parece casi una divinidad a los ojos de sus socios. Los niños cuelgan fotos de sus deportistas favoritos. Ahora teníamos vendedores de mascotas que idolatraban a un hombre que podía obtener cualquier animal prohibido.

Encontramos más tiendas de animales en Instagram que subían dedicatorias similares dirigidas a Gorge. Hasta el momento se limitan a Catar y Kuwait. ¿Podía ser que esta creciente red fuera el motivo de la frustración de los traficantes egipcios? Es poco probable que estos se quedaran de brazos cruzados ante un aumento de la competitividad por parte de un ciudadano del golfo, debido al gran poder económico de estos.

La magnitud del papel de Gorge en el suministro de simios a los países del golfo Pérsico, especialmente sus rutas de abastecimiento y sus métodos, aún no está clara del todo. Sin embargo, el hecho de que subiera un vídeo con los dos chimpancés en venta no deja lugar a dudas: Gorge tiene un papel activo en este asunto. Puede que haya más pruebas aún sin descubrir ocultas en las cuentas que aún no hemos podido comprobar. A pesar de esto, parece que hay un factor que juega a nuestro favor, y es el gusto de Gorge por la autopromoción, tanto con sus comentarios de Instagram como los collages que la gente publica para este Elvis del tráfico de animales.

Otra sorpresa y una pregunta incómoda

Desde que empecé a investigar su cuenta, Amazon Pet, el proveedor de los animales más ilegales de todos, las crías de gorila, ha anunciado que abrirá su primera tienda en Dubái. No esperamos ver chimpancés y orangutanes retozando en pañales en el escaparate de la tienda a plena vista de todos, pero es posible que los tratos se cierren en la parte trasera, después de haber comprobado las imágenes y se hayan realizado los pagos. Obviamente, haremos que alguien compruebe este comercio.

Estaremos alerta ante la subida de fotos de gorilas. Tal y como hemos mencionado, las crías de gorila todavía necesitan a sus madres y son extremadamente difíciles de transportar legalmente, mucho más que en las pequeñas e inadecuadas jaulas de los traficantes. Sin embargo, lo que aprendimos acerca de los contrabandistas del golfo nos ha enseñado a no infravalorarlos. ¿Demasiado descabellado como para que alguien lo intente? Quizá la banda de contrabandistas del golfo Pérsico lo haga.

Cuando buscamos en eBay y en Amazon palabras como «chimpancé» u «orangután», encontramos videos y peluches, ninguna oferta de animales vivos. Las medidas tomadas en el pasado por parte de estas dos compañías parecen haber hecho llegar el mensaje a los vendedores de que deberían probar suerte en otra parte, que es lo que, evidentemente, están haciendo. Instagram, por el contrario, parece ser un sitio seguro para la gente que ofrece mascotas ilegales a la venta y sube imágenes de abusos contra ellos.

Enviamos mensajes a ejecutivos de Instagram y Facebook en los que compartíamos con ellos nuestros descubrimientos más importantes y les pedíamos que se pronunciaran. Todavía no hemos recibido respuesta.

 

La CITES y los grandes simios La Conveción sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES) fue creado en la década de 1970 para regular el movimiento fronterizo de especies en peligro. Sus normas prohíben las exportaciones de los grandes simios, como gorilas, chimpancés, bonobos, y orangutanes, capturados en libertad. Los simios criados en cautividad pueden ser exportados bajo unas estrictas normas: los criaderos han de estar aprobados y tan solo pueden exportarse aquellos que nacieron a partir de la segunda generación, es decir, los nietos de los primeros. Sin embargo, si estos fueron adquiridos de manera ilegal, su descendencia queda descalificada del proceso (los vendedores suelen tranquilizar a sus clientes diciendo que sus animales fueron criados en cautividad). La CITES es un sistema descentralizado que deja los asuntos relacionados con la aplicación de las leyes y la denuncia de cualquier actividad sospechosa a sus estados miembro. Se espera que cada país cuente con una autoridad administrativa que proporcione los permisos de exportación para animales que pueden ser exportados legalmente. Sin embargo, como mi colaborador, el conservacionista independiente Karl Amman, y otros han demostrado, las autoridades administrativas corruptas en países africanos con primates en libertad han permitido a estos animales abandonar sus respectivos países sin los permisos apropiados, normalmente después de recibir grandes sumas de dinero a cambio. Los países importadores, que, generalmente, son más ricos, también tienen la responsabilidad ante la Convención de descubrir estos permisos fraudulentos. Karl descubrió que la indiferencia con la que actúan es un problema igual de grande. Aunque la CITES no cuenta con su propia fuerza policial con capacidad jurídica para realizar arrestos o incautar material, el secretariado en Ginebra tiene poderes punitivos que, según Karl y otros, están infrautilizados. Según el Artículo 8 de sus estatutos, los estados miembro deben preparar la «incautación y devolución» de los animales cuyo método de obtención violara las normas en cualquier momento. La violación podría haber ocurrido incluso antes del nacimiento del animal si, como hemos dicho antes, sus padres fueron adquiridos de manera ilegal. La CITES es tan responsable por el tráfico de animales en peligro sin la documentación la CITES necesaria como lo es por aquellos que sí que fueron transportados con los permisos adecuados. Esto es debido a que el contrabando sin permisos puede ser considerado una violación de las normas la CITES. El Artículo 8 obliga a sus estados miembro a «prohibir el comercio de especies que se encuentren violando» estas normas.

 

Referencias

• Ammann, K., Pax Animalis (2011). The Cairo Connection Part II.
• Ammann, K., Sparwasser, K., Cockayne, N., Schoene, C., Pax Animalis (2013). The Conakry Connection.
• Ammann, K. (2015). The CITES Permitting System and the Illegal Trade in Wildlife.