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La suspensión de una megapresa en el Amazonas da esperanzas a la población indígena y a la biodiversidad

  • De las cuarenta nuevas presas propuestas para la cuenca del Tapajós en el Amazonas, la mayor sería la presa de São Luiz do Tapajós con una capacidad de generación de 8040 megavatios, que inundaría casi 400 kilómetros cuadrados (154 millas cuadradas) y deforestaría 2200 kilómetros cuadrados (849 millas cuadradas).
  • Según los ecologistas, el amplio complejo de presas de la cuenca del Tapajós sería un desastre para la biodiversidad del Amazonas y arruinaría a las comunidades indígenas y ribereñas, pero probablemente incumpliría sus objetivos energéticos y de inversión debido a la creciente sequía como consecuencia del cambio climático.
  • Este miércoles, IBAMA, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables, suspendió la licencia de la presa São Luiz do Tapajós y cita su amenaza a las tierras indígenas de los indios Mundurukú, una demanda de tierra solo recientemente reconocida por FUNAI, la Fundación Nacional del Indio de Brasil. La decisión todavía podría ser revertida por el gobierno brasileño –como ha pasado con otras presas en el Amazonas–.
  • La decisión del IBAMA llega una semana después de que Greenpreace publicara un extensivo informe que enumera las muchas amenazas de la presa hacia la vida silvestre –incluidas las tortugas, los caimanes, las nutrias gigantes y los delfines del Amazonas– y a los hábitos y a los medios de vida de los grupos indígenas y las personas que viven a lo largo del Río Tapajós.
A member of the Munduruku indigenous group stands beside the Tapajós River, Pará state, Brazil. The Munduruku’s Sawré Muybu territory on the Tapajós is threatened by a proposed dam complex including the São Luiz do Tapajós dam. Those territorial claims were recently recognised by the Brazilian government, putting the licensing of the dam in doubt. Photo © Valdemir Cunha / Greenpeace
Un miembro del grupo indígena Mundurukú al lado del Río Tapajós, en el estado de Pará, Brasil. El territorio Sawré Muybu de los Mundurukú en el Tapajós está amenazado por el complejo de presas propuesto, que incluye la presa São Luiz do Tapajós. Esas reivindicaciones territoriales fueron reconocidas recientemente por el gobierno brasileño, lo que pone la licencia de la presa en serias dudas. Fotografía © Valdemir Cunha / Greenpeace

La megapresa São Luiz do Tapajós, cuya construcción llevaría a un “desastre social y medioambiental” según un informe de Greenpeace publicado la semana pasada, recibió un significante revés el miércoles cuando su licencia fue suspendida por la autoridad otorgante IBAMA (el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recursos Naturales Renovables).

La agencia le dijo a Mongabay que el paso se da como respuesta a un informe publicado por FUNAI, la Fundación Nacional del Indio de Brasil, que dijo en un correo electrónico que: “IBAMA ha decidido suspender el proceso de licenciamiento ambiental para [el] complejo de presas del Tapajós, debido a la información y a la recomendación de [FUNAI] que señala la inviabilidad del proyecto desde la perspectiva de un componente indígena”. En su informe, FUNAI recomienda la demarcación de 1780 kilómetros cuadrados (687 millas cuadradas) de territorio indígena Mundurukú, conocido como Sawré Muybu, en las inmediaciones de la presa, según Ríos Internacionales.

Los Mundurukú son opositores elocuentes a la construcción de la presa: las inundaciones destruirían bosques, pesquerías y lugares sagrados que los que dependen sus medios de vida y su cultura. Si la demarcación sigue adelante sería un gran obstáculo para el proyecto São Luiz do Tapajós, porque el desplazamiento de la población indígena de su tierras legalmente reconocidas está prohibido por la constitución brasileña.

La suspensión llegó por sorpresa para los activistas medioambientales, Ríos Internacionales describió la noticia como “un rápido giro de 180 grados para el gobierno, que ha impulsado fuertemente por la presa hidráulica y violado repetidamente los derechos humanos de los Mundurukú”

Para los Munduruku, marca un gran éxito en su campaña de décadas por una demarcación territorial de sus tierras que se remonta a los años 70. “Esta victoria es el fruto de la unión de nuestra gente, que se ha hecho más fuerte y ha tendido la mano a socios que apoyan nuestra lucha y han realizado una gran contribución”, dijo el cacique Munduruki Rozeninho Saw Mundurukú, que vive en la zona afectada, según informa el Consejo Indígena de la Iglesia Católica. “En este día especial, que es el Día del Indio, [el presidente de Funai] no lo firmó [el informe] porque quisiera, sino por la presión que habíamos estado ejerciendo durante muchos años. Este es el primer paso de nuestra victoria y seguiremos en nuestra lucha”.

A titi monkey in the Munduruku’s Sawré Muybu territory on the banks of the Tapajós. Primates, birds, mammals and fish will all feel the impact of hydropower development if terrestrial and aquatic habitats are destroyed and degraded, and aquatic migration routes are disrupted by the dams. Photo © Valdemir Cunha / Greenpeace
Un mono tití en el territorio Sawré Muybu de los Mundurukú en las riberas del Tapajós. Primates, aves, mamíferos y peces todos sentirán el impacto de la explotación hidráulica si los hábitats territoriales y acuáticos son destruidos y degradados y si las rutas de migración acuáticas son perturbadas por las presas. Fotografía © Valdemir Cunha / Greenpeace

Brent Millikan, Director del Programa Amazonia de Ríos Internacionales, acogió con satisfacción la noticia como “una importante victoria para la población Mundurukú y sus aliados, y para la democracia en Brasil. La demarcación es el primer paso para dar el control a los Mundurukú de sus tierras ancestrales y parar este proyecto innecesario, que está repleto de corrupción”.

Aunque la decisión del IBAMA has sido aclamada por los grupos indígenas y los ecologistas, no es la última palabra. El gobierno brasileño podría anular la decisión como pasó con la polémica presa Belo Mondo, que fue construida a pesar de las objeciones de la agencia–. La incertidumbre en el asunto está ahora magnificada porque el gobierno está en caos, con la presidente Dilma Rousseff, del Partido de Trabajadores, amenazada con la destitución y un gobierno más conservador que está esperando entre bastidores para hacerse con el poder.

La cuenca del Tapajós en peligro

Greenpeace advierte en su informe que el vertiente del Tapajós, descrito como “la frontera hidroeléctrica” brasileña, en la porción sureste de la cuenta del Amazonas, está amenazado por más de 40 presas de medio a gran tamaño que van a ser construidas. El río Tapajós es uno de los últimos ríos de caudal libre en el Amazonas y las explotaciones hidráulicas proyectadas por toda la región no solo violan los derechos de las poblaciones indígenas, sino que también llevarían a una extensa deforestación y pondrían en peligro un gran número de especies raras y en peligro de extinción.

Según el informe, la São Luiz do Tapajós es la más grande de las presas proyectadas, de un ancho de 7,6 kilómetros (4,7 millas), con una capacidad instalada de 8040 megavatios. Su construcción inundaría casi 400 kilómetros cuadrados (154 millas cuadradas) de bosque, con la deforestación extendiéndose a 2200 kilómetros cuadrados (849 millas cuadradas).

São Luiz do Tapajós y las otras cuatro presas propuestas formarían un gran complejo en los ríos Tapajós y Jamanxim que sería una catástrofe para la rica biodiversidad y para miles de personas en la región.

El informe dice que uno de los aspectos más preocupantes de los impactos medioambientales de las presas del Amazonas es lo poco que se entienden. Pero está claro que miles de especies acuáticas y terrestres –muchas de cuales son endémicas, están en peligro de extinción o no están descritas– sufrirían la obstrucción de las rutas migratorias, la pérdida de hábitat y la degradación debido a la construcción de la presa. Especies como las tortugas, los caimanes, las nutrias gigantes y los delfines –que dependen de las selvas inundadas estacionalmente– estarán afectadas directamente. En tierra, la selva alberga jaguares, monos, aves y murciélagos, que perderían su hábitat debido a la deforestación.

Amazon freshwater dolphins are among the species that could be threatened by the 40 new dams if they are built. Photo by Allen Sheffield on Flickr
Los delfines de agua dulce del Amazonas están entre las especies que podrían estar amenazadas por las 40 nuevas presas si se construyen. Fotografía de Allen Sheffield en Flickr

Greenpeace afirma que los impactos en su totalidad han sido minimizados por una Evaluación del Impacto Ambiental “con muchos fallos”; que las comunidades afectadas no han tenido la oportunidad de dar su consentimiento libre, previo e informado como es su derecho constitucional brasileño; y que los rendimientos financieros potenciales han sido enormemente exagerados.

La ONG internacional está instando al gobierno brasileño y a las corporaciones globales que normalmente participan en los proyectos hidráulicos del Amazonas a que reconsideren con urgencia su programa de desarrollo en la vertiente del Tapajós.

Greenpeace dice en su informe que “bancos, aseguradoras, proveedores y contratistas que han participado en estos proyectos se enfrentan a serios riesgos financieros y de reputación”, y urgió a empresas de renombre como General Electric, Siemens, Munich RE, EDF, ENGIE y otras que ya han expresado interés en las presas o que tienen un historial de implicación en proyectos hidráulicos del Amazonas a que se centren en “ayudar a Brasil a desarrollar un futuro energético limpio”.

Promovida como una fuente de energía limpia renovable, la hidráulica amazónica está lejos de ser verde. Una cascada de impactos negativos sigue a la construcción de presas: los embalses sumergen tierras y vegetación tropical –la materia orgánica que emite gases de efecto invernadero significantes al descomponerse–. Las presas impulsan la industria de extracción, cuyas minas traen más desarrollo de infraestructuras. Las vías navegables industriales realizadas gracias a las presas del Tapajós fomentarían la agroindustria y el comercio a gran escala, que impulsaría una mayor deforestación.

Las presas no solo contribuyen tanto a la deforestación como al cambio climático, sino que también sufrirán las consecuencias de esas fuerzas desestabilizadoras. Al hacerse las sequías más frecuentes y disminuir las precipitaciones debido al cambio climático y la deforestación amazónica a gran escala, probablemente, el caudal del río disminuirá significantemente y se volverá más variable. Como consecuencia, con la poca probabilidad de que las presas alcancen su capacidad instalada o proporcionen una generación de energía estable, el caso económico por la inversión en la energía hidráulica está significativamente debilitado.

En cambio, Greenpeace alega que la generación solar, eólica y de biomasa, junto con mejoras en eficiencia por toda la red, podría atender las necesidades energéticas de Brasil rápida y éticamente. Dada la posibilidad de sobrecostes en la construcción de la presa –como se vio en proyectos como la altamente controvertida presa de Belo Monte —argumentan que esto también podría ser una elección económica.

“En debates sobre las presas amazónicas es habitual oír, después de enumerar una large letanía de impactos devastadores, que Brasil necesita la presa para su desarrollo y por eso, en cualquier caso, debe de seguir adelante con el proyecto”, le dijo a Mongabay Philip Fearnside, profesor del Instituto Nacional de Investigación de la Amazonia (INPA, por sus siglas en portugués), Brasil. “Definitivamente, este no es el caso para estas presas, ya que Brasil es uno de los países más afortunados del mundo en lo que se refiere a otro tipo de oportunidades”, incluidas medidas de eficiencia energética y “el aprovechamiento del amplio potencial de Brasil para la energía solar y eólica”.

“Desafortunadamente, estas otras opciones no ofrecen las mismas oportunidades para obtener contribuciones a la campaña política por parte de las empresas constructoras (así como otros pagos menos públicos), como han revelado tan dramáticamente las cortes brasileñas en las últimas semanas”, continuó Fearnside, refiriéndose al actual escándalo de corrupción Lava Jato en el que están envueltas muchas figuras políticas y financieras en Brasil.

“Este es el momento de cambiar estos aspectos perversos del “paisaje” del desarrollo amazónico”, concluyó Fearnside.

Christian Poirier, Director del Programa de Amazon Watch, acogió con satisfacción el informe y le dijo a Mongabay que “debería estimular al gobierno brasileño y a los especuladores internacionales de las presas a tomar conciencia y para su destrucción de los ecosistemas irreemplazables y las comunidades del Amazonas”.

A member of the Munduruku indigenous group. The Munduruku people, with a population of 12,000, have lived in the region for centuries. They have been resisting hydropower developments on tributaries of the Tapajós for decades. Photo © Lunae Parracho / Greenpeace
Un miembro del grupo indígena Mundurukú. Los Mundurukú, con una población de 12 000 personas, han vivido en esta región durante siglos. Has estado resistiendo los proyectos hidráulicos en los afluentes del Tapajós durante décadas. Fotografía © Lunae Parracho / Greenpeace

El Ministerio de Minas y Energía de Brasil, en una declaración a Mongabay, mantenía que “Los actuales proyectos brasileños hidroeléctricos están caracterizados por el respeto por el medioambiente y la población”. Afirmaron que las zonas de conservación existentes y las tierras indígenas reconocidas garantizarían que “los derechos indígenas, la conservación medioambiental y el uso del potencial hidroeléctrico puedan tener una coexistencia armónica”.

El ministerio también dijo –solo el día antes de que FUNAI publicase su informe en favor de la demarcación del territorio Mundurukú– que “Es importante entender que no hay tierras indígenas aprobadas o indígenas cerca del área de implementación del proyecto”, y que el gobierno está “abierto permanentemente al diálogo” con las comunidades. “La población indígena es escuchada durante todas las etapas del proceso de licenciamiento”, declararon.

No obstante, Greenpeace sostiene que además de la falta de una consulta adecuada, el gobierno federal hasta ahora había obstruido deliberadamente los esfuerzos de los Mundurukú por tener su territorio Sawré Muybu, que obstaculiza el camino de la São Luiz do Tapajós, demarcado. Una “suspensión de seguridad” gubernamental –prevista para el uso solo cuando la seguridad nacional está en riesgo– resultó en una decisión judicial que puso freno a la disputa, una medida que Greenpeace describe diciendo que el gobierno brasileño “hace, activamente, un uso indebido del sistema legal para desacatar sus propias obligaciones legales”. La decisión ahora de FUNAI para recomendar la demarcación y reconocer las demandas Mundurukú –si se mantiene– podría ser un cambio de juego.

“La raíz del problema es tanto de la estrategia de desarrollo a todo coste de Brasil como de la disposición de las empresas a abandonar los estándares medioambientales básicos y los derechos humanos”, le dijo Daniel Brindis, un imiportante activista forestal de Greenpeace USA, a Mongabay.

Posible participación de empresas multinacionales

Cuando Mongabay contactó con Munich RE, Siemens y General Electric ninguna confirmó o negó su posible participación en los proyectos del Tapajós.

“Una decisión a favor o en contra de la participación se toma en base a toda la información disponible, después de sopesar cuidadosamente todos los aspectos relevantes, incluidos los criterios ESG [ambientales, sociales y de gobernanza]”, dijo Munich RE a Mongabay. “Por lo tanto creemos que nuestra práctica de emisiones no es incompatible con nuestra declaración de responsabilidad corporativa”.

General Electric reconoce la polémica que envuelve a la energía hidráulica amazónica, y dice que “Entendemos y respetamos que hay muchas perspectivas diferentes en estos tipos de proyectos y los tenemos en cuenta en nuestra evaluación como es práctica estándar en la industria”.

Tanto General Electric como Munich RE también enfatizaron su compromiso con las energías renovables.

Siemens dijo a Mongabay que su posible participación “depende del resultado de un análisis de los aspectos legales y medioambientales llevado a cabo por las autoridades brasileñas”, y que “Siemens siempre actúa de acuerdo con las leyes y regulaciones nacionales e internacionales y apoya iniciativas que puedan contribuir a reducir los impactos medioambientales y sociales de proyectos como este”.

An aerial view of the Tapajós River obscured by clouds. A new report warns that social and environmental devastation will result from proposed hydropower projects in the Tapajós Basin, and urges the Brazilian government and international companies to instead work towards a clean energy future for Brazil. Photo © Daniel Beltrá / Greenpeace
Una vista aérea del Río Tapajós. Un nuevo informe advierte que la devastación social y medioambiental que resultará de los propuestos proyectos hidráulicos en la cuenca del Tapajós y urge al gobierno brasileño y a las empresas internacionales a que trabajen hacia un futuro energético limpio para Brasil. Fotografía © Daniel Beltrá / Greenpeace

Greenpeace dice que depender del proceso legislativo brasileño y la conformidad con la ley nacional no es suficiente cuando partes esenciales de ese proceso –tales como evaluaciones adecuadas del impacto medioambiental; y el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades afectadas– están ausentes.

“São Luiz do Tapajós viola las normas internacionales sobre derechos indígenas”, dijo Brindis. “Las empresas que tienen compromisos de sostenibilidad y derechos humanos que van más allá de las normas jurídicas brasileñas deberían aplicar tales políticas e inhabilitar proyectos como São Luiz do Tapajós sobre esa base”.

“Cualquier empresa que tome la decisión de participar en São Luiz do Tapajós basándose simplemente en si el gobierno brasileño está llamando el Proyecto “legal” o no, está ignorando deliberadamente lo que sucede en Brasil hoy en día”, añadió.

Brindis señaló que desde una perspectiva corporativa, “es fácil ignorar la realidad cuando esos proyectos tienen unos mitos del desarrollo tan grandes detrás de ellos y tienen lugar tan lejos, donde no se oye a la gente a la que afecta”.

“Nunca imaginaría a Siemens involucrándose en tal destrucción en Baviera ni a GE formando parte en tal devastación y violaciones de los derechos humanos en Nueva Inglaterra”, dijo.

Un futuro incierto para el Tapajós

Greenpeace ve la intensa presión pública como una parte crucial para forzar un alejamiento de los proyectos de infraestructura de mega presas del Amazonas como esos en la cuenca del Tapajós. Poirier tiene esperanzas de que la hora de ese alejamiento haya llegado. “El desastre de Belo Monte es un llamamiento para una creciente coalición de las bases y movimientos globales cuya lucha colectiva pondrá punto final a esos abusos, trazando el límite en el Río Tapajós, mientras se forjan modelos de desarrollo sostenible alternativos”, dijo. La mega presa Belo Monte se ha hecho notoria por una letanía de violaciones medioambientales y de derechos humanos, en medio de alegaciones de una corrupción masiva.

Brindis está de acuerdo. “Estamos hablando de una industria que es posible gracias a sus socios comerciales globales, por lo que el público necesita manifestar sus preocupaciones a los responsables de tomar decisiones en estas empresas multinacionales donde sea que estén”, dijo. “Hay un motivo por el que estas empresas hablan mucho de boquilla sobre los derechos humanos y la sostenibilidad. Saben que a la gente le importa”.

Construction site of the Belo Monte dam, on the Xingu river, Brazil. There have been important failings in the licensing process here, say government critics, including a deeply flawed Environmental Impact Assessment, and a lack of free, prior and informed consent for affected communities. Photo © Carol Quintanilha / Greenpeace
La obra en construcción de la presa Belo Monte, en el río Xingú, Brasil. Aquí ha habido importantes deficiencias en el proceso de licenciamiento, dicen los críticos al gobierno, incluida una Evaluación del Impacto Ambiental con muchos fallos, y una falta de consentimiento libre, previo e informado de las comunidades afectadas. Fotografía © Carol Quintanilha / Greenpeace

Aunque la suspensión de la licencia por parte del IBAMA es el primer paso crítico para parar la construcción de la presa, la cancelación del proyecto está lejos de estar asegurada. Numerosas suspensiones similares atenazaron pero no descarrilaron la construcción de la presa Belo Monte. El uso previo de suspensiones de seguridad para resolver diferencias y el hecho de que el gobierno haya manifestado en el acta que “La construcción de la presa de Tapajós no es negociable” significa que un resultado social y medioambiental positivo está lejos de estar garantizado.

“Esta medida da a los Mundurukú y otras gentes locales algún respiro, pero es prematuro declarar el proyecto muerto”, advirtió Brindis. “Es posible que el actual gobierno (o una siguiente administración) reabra el proceso de licenciamiento”.

Brindis ve vital la acción corporativa decisiva ante la suspensión: “las empresas que, aparentemente, estaban compitiendo por ser parte del proyecto –incluidas Siemens, Andritz y General Electric– deben ahora actuar y retirar públicamente cualquier apoyo a São Luiz do Tapajos”.

“Dada la volatilidad política de hoy en día en Brasil, nadie puede predecir realmente qué va a pasar”, añadió Brindis. Aunque con la presión constante por parte de los Munduruku y sus aliados, hay motivos para ser moderadamente optimista y pensar que un cambio en el planteamiento del proyecto hidráulico amazónico puede estar de camino.

“Sabemos que habrá un reacción [gubernamental y corporativa] y sabemos de otros proyectos que tendrán un impacto en nuestras vidas y nuestra cultura, como la presa hidráulica que quieren construir en el Tapajós”, se dice que afirmó Rozeninho Saw Mundurukú. “Estamos luchando por nuestro territorio y para ayudar a la humanidad. Queremos que la gente se una a nuestra lucha ya que estamos luchando por un futuro mejor para todos”.

EDF, ENGIE, Eletrobras y ANDRITZ no respondieron a las peticiones de comentarios.

More than forty hydroelectric projects of varying size are planned for the Tapajós Basin. Among the biggest are 3 on the Tapajós River and 4 on its tributary the Jamanxim River — they would generate a combined total of 16,152 megawatts of electricity and create reservoirs covering 302,174 hectares (1,162 square miles). Map by Kmusser licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license
Más de cuarenta proyectos hidráulicos de diferentes tamaños están planificados para la cuenca del Tapajós. Entre las más grandes hay 3 en el Río Tapajós y 4 en su afluente el Río Jamanxim –generarían un total combinado de 16 152 megavatios de electricidad y crearían embalses que cubrirían 302 174 hectáreas (1162 millas cuadradas). Mapa de Kmusser registrado bajo los términos de la licencia Creative Commons Reconocimiento-Compartir Igual 3.0
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