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Cámaras trampa sugieren que los animales salvajes anticiparon un gran terremoto semanas antes de que ocurriera

  • Históricamente, los científicos han descartado las observaciones de animales que actuaban de forma extraña antes de los terremotos, debido, en gran parte, a la naturaleza anecdótica de esas observaciones y a la falta de fuentes fiables.
  • Al examinar las fotografías de las cámaras trampa, los investigadores pudieron observar cambios en el comportamiento animal antes de un terremoto de magnitud 7,0 en el Parque Nacional de Yanachaga.
  • Este estudio parece confirmar la antigua creencia de que los animales pueden sentir la llegada de terremotos y que reaccionan más según se aproximan.

Veintitrés días antes de un gran terremoto en 2011, los animales empezaron a desaparecer en una parte del Parque Nacional Yanachaga de Perú. Veinticuatro horas antes del temblor ya habían evacuado completamente el área. Un estudio que documentó la huida de los animales con datos de cámaras trampa, sugiere que los animales podrían tener la sorprendente habilidad de sentir y huir de los molestos presagios de actividad sísmica.

Históricamente, los científicos han descartado las observaciones de animales que actuaran de forma extraña antes de los terremotos, debido, en gran parte, a la naturaleza anecdótica de esas observaciones y a la falta de fuentes fiables. El estudio, que se publicó en la revista Physics and Chemistry of the Earth, afirma: «La escasez y la imprevisibilidad de los terremotos significa que las investigaciones más relevantes antes de los mismos sufren, necesariamente, tamaños de muestra pequeños y las dificultades de reproducir condiciones comparables».

No obstante, sí que existen unas pocas observaciones fiables de comportamiento animal extraño. Por ejemplo, antes de un terremoto de magnitud 6,3 en L’Aquila (Italia) en 2009, unos investigadores detectaron comportamiento inusual en sapos, en las mismas regiones donde detectaron alteraciones atmosféricas que ocurren normalmente antes de los terremotos.

Paca rodent (Cuniculus-paca). Photo courtesy of the TEAM Network.
Paca (Cuniculus paca). Foto cortesía del TEAM Network.

Este estudio se basó en imágenes de cámaras de captura de movimiento colocadas en el Parque Nacional de Yanachaga por el grupo de conservación medioambiental Tropical Ecology, Assessment and Monitoring Network. Durante los 30 días antes del terremoto, y el día de después, las cámaras funcionaron las 24 horas del día en nueve ubicaciones distintas en todo el parque, captando los movimientos animales. La zoóloga Rachel Grant del Hartpury College en Gloucester (Inglaterra), sus compañeros geofísicos Jean Pierre Raulin de la Universidad Mackenzie en São Paulo (Brasil), y el físico del estado sólido Friedemann Freund del SETI Institute en California obtuvieron pruebas fotográficas de estas cámaras mediante una base de datos en línea.

Al examinar las fotografías de las cámaras trampa, los investigadores pudieron observar cambios en el comportamiento animal antes del terremoto de magnitud 7,0 en el Parque Nacional de Yanachaga, a unos 323 km (200 millas) del epicentro del temblor. Grant y su equipo se dieron cuenta de que la cantidad de animales visibles en las fotos empezó a disminuir 23 días antes del terremoto y descendió rápidamente conforme se acercaba la sacudida.

«Me asombró ver que la cantidad de animales se redujo radicalmente antes del terremoto y en las 24 horas previas al mismo, ninguna cámara trampa grabó movimientos animales en el parque nacional. ¡Se me pusieron los pelos de punta!» cuenta Grant a Mongabay.

Describió este hallazgo como “emocionante”.

Puma (Puma-concolor). Photo courtesy of the TEAM Network.
Puma (Puma concolor). Foto cortesía del TEAM Network.

Los investigadores tuvieron especial interés por la actividad de los roedores, los animales que más abundan en el parque. Según el artículo, desaparecieron «casi por completo» conforme el terremoto se acercaba. Estas observaciones pueden no parecer sorprendentes ya que ha habido casos documentados de sensibilidad en roedores de laboratorio durante grandes terremotos como los de Kobe (Japón) en 1995 y Wenchuan (China) en 2008.

Este estudio parece confirmar la antigua creencia de que los animales pueden sentir la llegada de terremotos y que reaccionan más conforme estos se van acercando. «Mirando otros estudios además del nuestro, parece que hay dos umbrales generales en los que los animales se ven afectados: 8-10 días y luego 24-48 horas antes del temblor. Sin embargo, se necesitan más investigaciones antes de poder estar seguros de esto», afirma Grant.

Los investigadores creen que los animales en Perú reaccionaron al mismo fenómeno sísmico al que reaccionaron los sapos en Italia en 2009: la ionización positiva de las moléculas de aire como resultado del desplazamiento de la corteza terrestre. Grant y sus compañeros pensaron que los animales peruanos se retiraron a una elevación más baja en el parque para escapar de los molestos efectos de los iones.

«La ionización positiva del aire es un proceso bastante común en la naturaleza de las regiones sísmicamente activas y la comunidad médica sabe desde la década los 60 que los iones positivos en el aire son “malos para la salud”», cuenta Freund a Mongabay. «Causan malestar, dolores de cabeza, nausea… La gente se pone enferma. Es de esperar que los animales reaccionen intentando alejarse si pueden. Si hay animales en cautividad o domésticos, podrían estar inquietos, incluso en pánico», dice.

Razor billed curassow (Mitu-tuberosum). Photo courtesy of the TEAM Network.
Paujil tuberoso (Mitu tuberosum). Foto cortesía del TEAM Network.

El equipo no midió los iones positivos del aire en el Parque Nacional en Perú, pero actualmente buscan financiación para hacerlo. No obstante, Freund los ha medido en un escenario preparado en el laboratorio del NASA Ames Research Center en Mountain View (California), así como en estaciones de campo en otras partes del mundo. Describió su trabajo en un artículo científico en 2009 que confirma que los temblores terrestres antes y después de los terremotos conllevan una ionización positiva del aire. Freund menciona que hoy en día California tiene más de 100 estaciones de campo que registran la ionización del aire y partes de Perú y Alaska también albergan dichas estaciones.

Freund afirma que ha sido un reto conseguir que la comunidad científica se interesase por el efecto de los iones positivos en los animales. «Cuanto más aprendía sobre las tensiones crecientes y decrecientes en la corteza terrestre, todo el tiempo y en concreto en las regiones tectónicamente activas y antes de grandes terremotos, estaba seguro de que la comunidad científica, en particular los meteorólogos, irían a por ello», cuenta. «Sin embargo, nadie prestó atención».

Freund añade que además de los iones positivos del aire, los animales también podrían estar reaccionando a bajas ondas electromagnéticas que salen del suelo antes de los terremotos.

Los autores admiten que se debe trabajar más para confirmar qué ahuyenta a los animales de las zonas de terremotos, pero esperan que su estudio sea lo suficientemente estimulante como para generar más investigación. «Si esta correlación se pudiese corroborar supervisando de forma sistemática un rango mayor de fenómenos registrados antes de terremotos, llevaría a un mejor conocimiento de las habilidades premonitorias de los animales», concluyen.

 

Citas:

Freund, F.T., Kulahci, I.G., Cyr, G., Ling, J., Winnick, M., Tregloan-Reed, J. et al. (2009). Air ionization at rock surfaces & pre-earthquake signals. Journal of Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics 71: 1824-1834.

Grant, R.A., Raulin, J.P., Freund, F.T. (2015). Changes in Animal Activity Prior to a Major (M=7) Earthquake in the Peruvian Andes. Physics and Chemistry of the Earth. doi: http://dx.doi.org/10.1016/j.pce. 2015.02.012

Grant, R.A. and Halliday, T. (2010). Predicting the unpredictable; evidence of pre‐seismic anticipatory behaviour in the common toad. Journal of Zoology 281: 263-271.

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