Noticias ambientales

Comunidades indígenas peruanas ganan premio por combatir el cambio climático con cultivos de castaña

  • Con la puesta en práctica del negocio de la castaña, la población indígena se defiende frente a actividades como la minería o la tala ilegal.
  • Son 120 familias (más de 600 personas) las que se ven beneficiadas de forma inmediata con el cultivo sostenible de castaña y que recibirán un premio de 5 mil dólares.
  • El proyecto sostenible del cultivo de castaña es coejecutado por el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), el Servicio Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp) y el Ejecutor del Contrato de Administración de la Reserva Comunal Amarakaeri (ECA Amarakaeri).

Solo ha pasado un año y el mundo ya los reconoce. El viernes pasado la Reserva Comunal Amarakaeri fue premiada por la Plataforma digital Canopy Bridge y la ONG Forest Trends por la novedosa práctica del cultivo de castaña, también conocida como nuez del Brasil, y su aporte como producto sostenible que ayuda a combatir el cambio climático.

“Las comunidades debido al cambio del clima y el incremento de las lluvias han visto que sus cultivos, que están en las riberas, han sido afectados por la creciente de los ríos”, explica a Mongabay, el especialista forestal del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD), Gilber Martínez, quien también es experto en castañas y apoyó desde un comienzo a las comunidades indígenas en el cultivo de castaña con el proyecto EBA Amazonía.

Para enfrentar el embate del cambio climático, la castaña es una opción ideal porque se le cultiva en el bosque y como no está cerca a los ríos, no es afectada por la creciente del río debido al cambio del ciclo de las lluvias. Esa suerte no han pasado los cultivos históricos de yuca, plátano y maíz de los indígenas locales. “Además tiene un mercado interesante y protege el medio ambiente, puede lograr sustituir aquellas actividades que han sido afectadas por el cambio climático y compensar la pérdida”, dice Martínez.

Mujer observando frutos de castaña. (Fotografía de Thomas Muller)
Mujer observando frutos de castaña. (Fotografía de Thomas Muller)

“El impacto de conservación es de más de 400 mil hectáreas de bosques”, dice Beto Borges, director de la Iniciativa Comunitaria de Forest Trends. Si bien son 10 comunidades indígenas las que integran la Reserva Comunal Amarakaeri, son 3 las que han participado en el proyecto de la castaña y que pertenecen al pueblo indígena Harakmbut en la región de Madre de Dios, provincia del Manu. Entre las comunidades participantes están las de Masenahua, Puerto azul y Boca Isiriwue, que reúnen 120 familias de las 1500 que habitan la Reserva Comunal Amarakaeri.

La idea del aprovechamiento de la castaña nació en 2015 como parte del proyecto “EBA Amazonía” del Programa para el Desarrollo de Naciones Unidas (PNUD) que terminará en 2017. “Queremos que el beneficio se amplíe a las otras 7 comunidades y para eso, con el premio ganado, vamos a hacer un inventario de nuevo árboles en la reserva que tengan potencial para la castaña, que no es nueva porque, excepto en la provincia del Manu, se le cultiva desde hace 50 años”, dice Martínez.

Sin embargo, también hay un impacto social. En la zona oeste de la Reserva Comunal Amarakaeri, cerca del área de las comunidades participantes, se practica la minería y la tala ilegal, la cual amenaza la integridad de los pueblos indígenas. No olvidemos que la región de Madre de Dios aún se encuentra en estado de emergencia por la exposición de su población al mercurio.

Además encontramos el abandono de las comunidades nativas que no tienen luz eléctrica ni disponen de un centro de salud cercano, señala Martínez. De esta forma, la castaña se ha convertido en su esperanza. “La gente se encuentra bastante entusiasmada y eso produce que se involucre más y se aleje de actividades como la tala y la minería ilegales”, enfatiza el representante del PNUD.

Cosecha de castaña en Madre de Dios, Perú. (Fotografía: Rhett Butler/Mongabay)
Cosecha de castaña en Madre de Dios, Perú. (Fotografía: Rhett Butler/Mongabay)

El concurso internacional

El concurso fue llamado “Economía y Bosque: Fortaleciendo Comunidades Indígenas y Productores Sostenibles en América Latina” y convocó a todas las comunidades de países latinoamericanos. Los requisitos más importantes eran que tuvieran una iniciativa de conservación de bosque tropical y que esta hubiera estado activa al menos por un año.

Se recibieron 63 proyectos de toda América Latina, pero 34 solo completaron todos los requisitos. Los países que encabezaron la lista fueron Perú, Ecuador y Colombia. “Con el concurso, queremos darle la voz a los productores innovadores y sus iniciativas en la región y contribuir con lo que están haciendo porque generalmente tú no te enteras de estas iniciativas a menos que las busques”, dijo Karina Bautista, coordinadora del concurso y titular de Canopy Bridge.

Los finalistas contra los que compitió ECA Amarakaeri eran proyectos impresionantes: por Ecuador estaba un centro de curación que recogía y revaloraba el saber de la cultura indígena Sapara en el tratamiento de enfermedades crónicas; en Guatemala, Acofopes, una organización comunitaria que ha administrado, durante más de 15 años y de manera sostenible, más de medio millón de hectáreas de bosque localizadas al lado de la Reserva de Biosfera Maya; entre otro proyectos.

En la Reserva Comunal Amarakaeri quieren que todos los pueblos indígenas de la zona sean beneficiados. El plan es que en los próximos años se incremente el número de árboles con potencial para el cultivo de castaña, y para lograrlo invertirán en la implementación de una trocha para cosecha y aprenderán las técnicas de la silvicultura.

“Queremos que en el futuro no solo la castaña sea una medida de adaptación climática sino la revaloración de los cultivos tradicionales con el rescate del conocimiento ancestral, la reforestación, la crianza de aves menores y las piscigranjas”, pronostica Martínez.

 

 

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil