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Éxitos y muchos retos en la Reserva de la Biósfera Maya en Guatemala

  • La Reserva de la Biósfera Maya cubre una quinta parte de Guatemala, y es una de las áreas de bosque tropical más importantes al norte de la Amazonía.
  • La biósfera es una joya de patrimonio cultural y biológico, con más de 500 especies de pájaros, numerosas icónicas especies de fauna silvestre en peligro de extinción, y docenas de sitios arqueológicos mayas.
  • Por lo general la biósfera ha tenido éxito en reducir la deforestación y proveer medios de vida sostenibles para los habitantes de comunidades dentro de la biósfera. No obstante, la deforestación sigue siendo un enorme problema, empujada por factores complejos, entre los cuales figuran asentamientos ilegales de migrantes sin tierra, operaciones petroleras, y la presencia de narcotraficantes, ganaderos y otros grupos armados.
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Asesinato de ambientalista guatemalteco en la Reserva de la Biósfera Maya suscita alarma

Los destellos de colores revolotean entre los árboles que flanquean el camino hacia el sitio arqueológico Waka’, dentro del parque nacional Laguna del Tigre en Guatemala. Son las hormigas arrieras que ponen las cosas en marcha. Un río de hormigas atraviesa el sendero y entra a la selva, volcando hojas y destapando insectos, y los pájaros acuden a alimentarse –por lo menos una docena de especies.

Carlos Cuz quiere verificar la identificación de algunos, y desliza su dedo por una tableta donde está instalado el programa iBird Pro que le dejó un observador de aves. Cuz aprendió los nombres Maya Q’eqchi’ de muchas especies de pájaros de sus padres. Se trasladaron a Paso Caballos, una comunidad dentro del parque nacional Laguna del Tigre en la Reserva de la Biósfera Maya, cuando Cuz era un niño. Años después, descubrió su pasión por las aves en el bosque que rodea su hogar.

Durante la semana, Cuz trabaja de guía en la Estación Biológica Las Guacamayas. Regresó a la escuela ya de adulto, y en los últimos años ha pasado sus fines de semana en clases para terminar su educación secundaria. Pero su curso favorito hasta la fecha fue uno de identificación de aves que impartió la Sociedad Audubon a vecinos de la comunidad hace dos años. No hacen falta sujetos para la práctica, hay más de 500 especies de aves en la Reserva de la Biósfera Maya.

Hay tanto frenesí de actividad tras las hormigas arrieras que se hace difícil ver el panorama completo. Al mirar la tángara hormiguera gorgirroja (Habia fuscicauda) que circula en el sotobosque, el batará rayado (Thamnophilus doliatus) y el granatelo yucateco (Granatellus sallaei) en las ramas superiores se mantienen fuera de la vista. Al dar un paso atrás, se vislumbran las urracas café (Psilorhinus morio) y la oropéndola (Psarocolius montezuma) merodeando por los bordes de la escena, pero se oculta la actividad en el suelo del bosque.

A male Montezuma oropendula. Photo byKathy & sam/Wikimedia Commons.
Oropéndola de montezuma macho. Foto por Kathy & sam/Wikimedia Commons.

La situación en el parque nacional Laguna del Tigre, y en la Reserva de la Biósfera Maya en su conjunto, es análoga. El parque y la reserva albergan una compleja mezcla de amenazas e impactos interconectados: las operaciones de una empresa petrolera, el narcotráfico, la ganadería y tala ilegal, incendios forestales y una afluencia de guatemaltecos empobrecidos de otras zonas del país. La institución gubernamental encargada del manejo de la reserva, que corresponde a casi una quinta parte de Guatemala, solo recibe aproximadamente el 0.15 por ciento del presupuesto nacional.

La Reserva de la Biósfera Maya, gran experimento en manejo forestal, tiene sus éxitos en cuanto a la conservación forestal y el manejo comunitario. No obstante, entre la falta de recursos y los cambios frecuentes en las políticas y el personal del gobierno, hay poca capacidad para enfrentar las amenazas que contribuyen al problema en curso de deforestación en la reserva de la biósfera, una de las áreas más importantes de bosque tropical al norte de la Amazonía.

Las explicaciones de la situación se centran a menudo en un solo elemento en vez de en el panorama más amplio.

“Creo que a veces hay una verdadera tendencia a buscar esa cita jugosa o aquella manera fácil y aceptable de pensar en las cosas”, dijo a Mongabay Roan Balas McNab, director de programa para Guatemala de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés). “Pero es un verdadero hervidero de una cantidad de factores y ninguno visto de forma aislada cuenta la historia completa. Dificulta la interpretación y no se presta para un cuento fácil y sencillo”.

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Carlos Cuz, un guía Maya Q’eqchi’ que vive y trabaja dentro de la Reserva de la Biósfera Maya, navega en el río Sacluc. Tomó nota de un cocodrilo de Morelet tomando el sol al borde del río. Foto por Sandra Cuffe.

Una reserva única

La Reserva de la Biósfera Maya se estableció en el 1990, al igual que el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), la institución gubernamental encargada de su manejo y de las demás áreas protegidas en el país. Con 2.1 millones de hectáreas, la reserva tiene el tamaño aproximado de Belice o El Salvador. Ubicada en el extremo norte de Guatemala, limita al oeste y norte con México y al este con Belice. Junto con áreas de bosque en aquellos dos países, la Reserva de la Biósfera Maya forma parte de la extensión más grande remanente de selva tropical en Mesoamérica.

Un jaguar. Foto por Rhett A. Butler.

La reserva protege especies emblemáticas y fauna en peligro de extinción que sufren de una pérdida de hábitat. “Sólo quedan 300 guacamayas rojas en Guatemala y todas están en la Reserva de la Biósfera Maya”, dijo Balas McNab. La reserva también alberga grandes mamíferos, tales como el jaguar (Panthera onca), el tapir (Tapirus bairdii) y el chancho de monte (Tayassu pecari). También se encuentran en la reserva decenas de antiguas ciudades y sitios arqueológicos mayas, entre los cuales figura la meca turística de Tikal.

Cuando se creó la reserva, el país aún estaba inmerso en un conflicto armado que duró 36 años, entre guerrillas y las fuerzas militares de Guatemala. Entre el 1960 y el 1996, más de 200 000 personas fueron asesinadas, decenas de miles desaparecieron y aproximadamente un millón fueron desplazadas. El departamento del Petén, que ahora contiene la Reserva de la Biósfera Maya, no fue el más afectado por las atrocidades militares, pero tampoco quedó intacto. En el 1982, los militares mataron a más de 200 mujeres, hombres y niños en la comunidad de Dos Erres. Cinco soldados luego fueron condenados a miles de años en prisión por sus roles en la masacre.

Los acuerdos de paz del 1996 pusieron fin al conflicto, pero poco se hizo para abordar ni la enorme desigualdad en la tenencia de la tierra ni otros factores que habían motivado a la gente a optar por la lucha armada contra el gobierno.

Delia Hernández Gómez, miembro de la cooperativa agrícola Los Laureles, llegó al Petén cuando tenía 12 años, en los 70, cuando sus padres salieron del occidente de Guatemala en búsqueda de una parcela de tierra para sembrar maíz y frijoles. Encontraron lo que buscaban en la región occidental del Petén, donde ahora se encuentra el parque nacional Sierra del Lacandón dentro de la reserva de la biósfera, donde el Río Usumacinta marca la frontera con México.

Hubo poca consulta con las comunidades locales cuando se creó la Reserva de la Biósfera Maya, y muchas personas en Los Laureles se opusieron a la idea. Ya no es así, dijo Hernández Gómez. “Ha cambiado”, dijo a Mongabay, y añadió que el principal factor en el cambio de actitudes fue simplemente el tiempo. “Ahora ya no están botando montañas”, dijo.

Hernández Gómez forma parte de un grupo de mujeres que fabrica y vende champú de sábila. Reciben apoyo de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), la cual abarca Los Laureles y más de 20 otras cooperativas, comunidades, y asociaciones. La Reserva de la Biósfera es hogar de unos 180 000 pobladores, y se diferencian su diseño y práctica del modelo excluyente de muchos parques nacionales y reservas de biósfera de la UNESCO.

Rainforest in the Maya Biosphere Reserve. Photo by Charlie Watson, USAID/Public Domain Images.
Bosque tropical en la Reserva de la Biósfera Maya Charlie Watson, USAID/Public Domain Images.

La Reserva de la Biósfera Maya está dividida en tres zonas. La zona núcleo cubre un poquito más que la tercera parte de la reserva, aunque no de forma contigua, y está compuesta de Laguna del Tigre, Sierra del Lacandón, y otros parques nacionales y biotopos. Nuevos asentamientos, la tala de madera y la agricultura quedan prohibidas en la zona núcleo, aunque en lugares selectos como Paso Caballos se permite un poco de conversión forestal de forma estrictamente controlada para la agricultura de subsistencia. La zona de uso múltiple incluye las concesiones comunitarias y comerciales, los corredores biológicos y otras áreas, y cubre el 40 por ciento de la reserva. Finalmente, está la zona de amortiguamiento, una franja de 15 kilómetros que se extiende a lo largo del sur de la reserva en donde se permiten la venta de tierras, la ganadería y la agricultura.

En su conjunto, la Reserva de la Biósfera Maya está perdiendo su bosque a un ritmo anual del 1.2 por ciento, pero de forma uniforme. La tasa anual de deforestación en la zona núcleo es de un 1.0 por ciento, solo un 0.4 por ciento en la zona de uso múltiple, y un alarmante 5.5 en la zona de amortiguamiento, según un informe de Rainforest Alliance. En la mitad occidental de la reserva, la conversión del bosque para la ganadería ilegal, los asentamientos no regulados y otras actividades se han extendido rápidamente a lo largo de las carreteras al lado y dentro de áreas de la zona núcleo. Grandes incendios, algunos desatados por prácticas agrícolas de tala y quema, han rugido a través de tramos de bosque. Otras áreas de la reserva son casi prístinas.

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Un mapa de Guatemala muestra la ubicación de la Reserva de la Biósfera Maya, la cual cubre aproximadamente la quinta parte del país. Mapa cortesía de Rainforest Alliance.
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Un mapa muestra el alcance de la deforestación en las tres zonas de la Reserva de la Biósfera Maya, incluso las concesiones forestales comunitarias certificadas por Forest Stewardship Council (FSC). Mapa cortesía de Rainforest Alliance.

Usos múltiples, beneficios múltiples

Se podría decir que la zona de uso múltiple es el elemento más innovador del diseño de la Reserva de la Biósfera Maya, y en muchos aspectos también ha sido uno de los más exitosos. La extracción estrictamente regulada de madera y productos forestales no maderables como las hojas de palma xate (Chamaedorea elegans, C. ernesti-augusti, C. oblongata, y C. nerochlamys) y las semillas comestibles del árbol de ramón (Brosimum alicastrum) se permiten en muchas áreas de la zona de uso múltiple manejadas por comunidades locales. Entre el 1994 y el 2002, el gobierno guatemalteco firmó contratos de 25 años con empresas y comunidades para concesiones forestales. Actualmente hay dos concesiones forestales industriales manejadas por empresas madereras y nueve concesiones forestales comunitarias en la zona de uso múltiple.

Fernando Baldizón se ocupa diariamente de las concesiones forestales como director de manejo forestal del CONAP para el Petén. El hecho de que existan las concesiones se debe a una combinación de factores que se dieron en el momento más correcto y oportuno, dijo.

“Fue una coyuntura, pienso yo, del momento, en el que coincidieron digamos el apoyo internacional, la voluntad política del momento para plantear el tema de las concesiones y el manejo forestal, y también la participación comunitaria y de empresas en realizar el manejo forestal”, dijo Baldizón a Mongabay.

El modelo de concesiones ha dado frutos. La tasa de deforestación en las concesiones forestales es menor que la de los parques nacionales de la Reserva de la Biósfera Maya. Tanto los beneficios socioeconómicos para los habitantes como las prácticas de manejo forestal han visto mejoras notables en un período de tiempo relativamente corto.

“Toda la teoría de manejo forestal de bosques naturales latifoliados echó a andar aquí prácticamente. Aquí se puso en práctica. Entonces, todo eso cuando se empezó a implementar se fue convirtiendo en norma”, dijo Baldizón.

No obstante, cuando inició el proceso, nadie estaba seguro de si el modelo forestal comunitario protegería o no de forma adecuada el bosque y el hábitat de vida silvestre. Baldizón trabaja con el CONAP desde el 2010, después de la creación de las concesiones forestales, pero conoce bien la historia. La incertidumbre en cuanto a las concesiones comunitarias fue una fuerza matriz de la creación de corredores biológicos en la zona de uso múltiple para conectar algunos de los parques nacionales más grandes, dijo.

El temor resultó ser en gran medida infundado. De hecho, dado que el modelo concesionario logra en gran medida mantener el bosque, hay bastante apoyo en la región para la adquisición por asociaciones comunitarias del manejo de los corredores biológicos y las otras áreas que quedan de la zona de uso múltiple. Las propuestas de manejo comunitario de los corredores permitiría la cosecha controlada de xate y otros productos forestales no maderables, pero no de madera.

Uaxactún village residents chat outside the xate warehouse in their community forest concession, located in the multi-use zone of the Maya Biosphere Reserve. Photo by Sandra Cuffe.
Habitantes de la comunidad de Uaxactún platican frente a la bodega de xate en su concesión forestal comunitaria, ubicada en la zona de uso múltiple de la Reserva de la Biósfera Maya. Foto por Sandra Cuffe.

Problemas en la zona de amortiguamiento

La zona de amortiguamiento es otra cosa. La franja de 15 kilómetros que se extiende desde México al oeste hasta Belice en el este, aparentemente protege las zonas núcleo y de uso múltiple de las áreas no protegidas al sur de la Reserva de la Biósfera Maya. En la realidad, la zona de amortiguamiento ha tenido poco o ningún manejo ni protección. Como consecuencia, se ha producido una enorme deforestación no regulada más allá de la conversión forestal permitida.

Ubicada en lo que era un hospital en San Benito, la ciudad central en el norte del Petén, la oficina regional del CONAP tiene corredores alineados con rótulos para los distintos departamentos y unidades de la institución. Entre todas las pequeñas oficinas están la de manejo forestal donde trabaja Baldizón, la del parque nacional Laguna del Tigre y la de la zona de la ZAM –la zona de amortiguamiento. Esa última se ha descuidado tanto que cuando Baldizón empezó a trabajar en el CONAP, la idea de que la zona de amortiguamiento solo existe en teoría era algo muy tangible.

“Dentro de CONAP, la ZAM llegó hasta a desaparecer de la estructura administrativa, o sea, físicamente sí existía, pero no tenía personal. Solo hace unos años que ya empezó a tener otra vez personal”, dijo Baldizón. “Lamentablemente la ZAM se quedó un poco abandonada por el estado”, dijo.

La zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera Maya fue realmente una idea tardía, de acuerdo a Balas McNab de la WCS. “Cuando se creó la reserva, el concepto de la zona de amortiguamiento se agregó al final en cierto modo”, dijo. “Prácticamente no ha tenido nada de inversión ni casi ninguna presencia del CONAP en ningún momento, y por defecto no tiene ningún enfoque de conservación ni una capacidad para hacer cumplir la conservación de por sí”.

El abandono de la zona de amortiguamiento se debe a la escasa financiación. Con recursos limitados, el CONAP ha priorizado áreas de las zonas núcleo y de uso múltiple. La mayoría de ONG ambientales que operan en la región han hecho lo mismo.

Algunos ambientalistas y líderes comunitarios están preocupados por la posible expansión de plantaciones de palma aceitera en la Reserva de la Biósfera Maya. Actualmente solo hay algunas en la zona de amortiguamiento, pero existe una preocupación real de que podrían expandirse de forma ilegal en las otras zonas de la reserva, con posibles consecuencias serias para las vías fluviales y la fauna, como recientes incidentes cercanos dejaron claro. El suroeste de Petén, la región del municipio de Sayaxché alberga enormes operaciones de aceite de palma que han desatado una intensa preocupación y conflictos. Después de una mortandad masiva de vida acuática a lo largo de más de 150 kilómetros del río La Pasión en junio del año pasado, un juzgado ordenó el 17 de septiembre que la empresa de palma aceitera REPSA suspendiera sus operaciones. El día siguiente, tres líderes comunitarios fueron retenidos por trabajadores de la empresa, y un maestro que había denunciado la contaminación fue asesinado por atacantes no identificados.

The San Pedro River marks the southern border of the Laguna del Tigre National Park. An oil palm plantation across the river in the Maya Biosphere Reserve's buffer zone lies in the background. Photo by Sandra Cuffe.
El río San Pedro marca la frontera sur del parque nacional Laguna del Tigre. En el fondo está una plantación de palma aceitera en la zona de amortiguamiento al otro lado del río. Foto por Sandra Cuffe.

Falta de apoyo gubernamental

El CONAP tiene amplias responsabilidades de manejo, monitoreo, y reglamentación en más de 300 áreas protegidas que cubren aproximadamente el 30 por ciento de Guatemala, dos terceras partes de lo cual corresponde a la Reserva de la Biósfera Maya.

En los últimos dos años fiscales, al CONAP se le ha asignado un presupuesto anual de entre 13 y 14 millones de dólares. Representa aproximadamente un 0.15 por ciento del presupuesto nacional. En cambio, la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente tiene un presupuesto de casi 21 millones de dólares. Incluso el Comité Olímpico Guatemalteco recibe entre 11 y 12 millones de dólares al año.

Las áreas protegidas no suelen figurar de forma prominente en los objetivos del gobierno, lo cual queda demostrado muy claramente en el prepuesto limitado del CONAP. Aun así, el problema no se trata únicamente de una escasez de financiación. Hacen falta una visión y la planificación a largo plazo, según Erick Cuellar, un director de programa de la Fundación Naturaleza para la Vida, una ONG ambiental en el Petén.

“Una de las principales amenazas a los procesos de manejo de recursos naturales en Guatemala es justamente la falta de políticas de Estado en tema cuestión de manejo de recursos. Normalmente lo que hay son políticas de gobierno que son de muy corto plazo”, dijo Cuellar a Mongabay. Las políticas y prioridades cambian a menudo entre una administración de cuatro años y otra, basadas en los intereses de cada gobierno o incluso en los intereses de quienes apoyaron su campaña electoral, dijo.

“Entonces la inestabilidad política es una amenaza permanente a esos procesos”, dijo Cuellar. “En todos los temas de Guatemala eso es así, pero más en el tema de recursos naturales”.

Las políticas de manejo de recursos naturales no son lo único que cambian entre gobiernos. El presidente entrante elige a los ministros de su gabinete y a otros nombramientos políticos, pero esos cambios provocan frecuentemente un efecto dominó en las instituciones gubernamentales. Cuando se nombra un nuevo secretario ejecutivo de CONAP, él o ella casi siempre sustituye a los directores regionales del CONAP, quienes a su vez reemplazan a menudo a los directores subregionales y hasta los directores departamentales y otro personal de menor rango.

Cuellar conoció de primera mano el fenómeno. Trabajó en el CONAP durante los primeros tres años de la existencia de la institución a partir del 1990, en el establecimiento del parque nacional Yaxha-Nakum-Naranjo dentro de la naciente Reserva de la Biósfera Maya. Fue despedido cuando entró un nuevo gobierno, pero fue contratado durante otra administración a finales de los años 90 como director primero del parque nacional Laguna del Tigre y luego de la zona de amortiguamiento.

A makeshift barrier gate crosses the road at a CONAP-staffed checkpoint for the eastern area of the Laguna del Tigre National Park. Photo by Sandra Cuffe.
Una barrera improvisada cruza la calle como parte de un puesto de control del CONAP en la parte oriental del parque nacional Laguna del Tigre. Foto por Sandra Cuffe.

Invasiones, petróleo, grupos armados

Muchos de los retos y presiones que enfrentaba la Reserva de la Biósfera Maya la última vez que Cuellar trabajó con el CONAP todavía están presentes hoy en día, y quizás incluso aún más. Actores fuertemente armados disputan el control de tierra y recursos en distintas partes de la reserva, pero también ha entrado un flujo de guatemaltecos pobres que buscan una pequeña parcela de tierra a la que puedan llamar hogar y donde puedan sembrar granos básicos como maíz y frijoles. No obstante, sin algún cambio sistémico al nivel nacional, se le hace difícil a Cuellar concebir una solución de la situación.

“No es fácil realmente. Lo que pasa es que el tema de la migración de la población es el resultado de un sistema de desarrollo que es equivocado, verdad, y que es un sistema muy disparejo, digamos. Mucha tierra en manos de pocos, y poca tierra en manos de muchos”, dijo.

“Eso hace que la demanda sobre, la presión sobre el recurso tierra cada día sea mayor. Entonces cada vez hay más gente con necesidad de tierra para trabajar. Y eso hace que se den esos movimientos, y la gente viene y busca la reserva porque en el sur se cree que tiene mucha tierra”, dijo Cuellar.

Muchos asentamientos e incursiones en la Reserva de la Biósfera Maya están concentrados en las áreas de la zona de uso múltiple a lo largo de la carretera hacia la concesión forestal comunitaria de Carmelita, y también a lo largo de la carretera en la parte occidental del parque nacional Laguna del Tigre.

En esa segunda ruta, las actividades de exploración y explotación petrolera se han dado desde los años 80. El contrato de 25 años quedó vigente no obstante la creación de la Reserva de la Biósfera Maya, pero no fue sin controversia, sobre todo en cuanto a una extensión de 15 años otorgada por el gobierno guatemalteco en el 2010. Desde hace años, la empresa anglo-francesa Perenco opera sin un estudio vigente de impacto ambiental y como resultado ahora se encuentra envuelta en un conflicto legal con el Ministerio del Ambiente, el CONAP y otras instituciones.

Las carreteras como la que se dirige hacia las operaciones de Perenco ciertamente facilitan el acceso, pero dónde y cómo guatemaltecos sin tierra se asientan en la reserva está influido a menudo por grupos poderosos que buscan control territorial, según funcionarios públicos y empleados de ONG en la región. Las preocupaciones en materia de seguridad son constantes en algunas partes de la Reserva de la Biósfera Maya, y afectan al monitoreo y control gubernamental.

“El nivel de ingobernabilidad es bastante alto en algunas zonas”, dijo Baldizón. “Hay áreas en las que si hay un puesto de control sin la presencia del ejército, ya no existiera el puesto. Hay puestos que han sido quemados. Han retenido a los guardarecursos”.

Varios representantes de organizaciones ambientales y comunitarias hablaron con Mongabay acerca de grupos armados y del impacto del narcotráfico en la región, pero lo hicieron con la condición de mantener el anonimato por razones de seguridad. Sus inquietudes están bien fundadas. En la Reserva de la Biósfera Maya se ha asesinado a guardarecursos y ambientalistas comunitarios. La última víctima fue Walter Manfredo Méndez Barrios, el presidente de una cooperativa comunitaria que se opuso a propuestas de represas hidroeléctricas en la región y cuyas denuncias contribuyeron a la captura de cazadores ilegales y de usurpadores de tierra. Fue asesinado el 16 de marzo del 2016.

La violencia y las amenazas van de la mano muchas veces con la deforestación ilegal, pero suele ser difícil desenredar la ganadería del narcotráfico y el lavado de dinero en la región, dijo a Mongabay una persona de una ONG que ha trabajado en la Reserva de la Biósfera Maya más de 20 años. Las incursiones, incluso las que se han dado en las ahora caducas concesiones forestales comunitarias, empiezan a menudo con familias sin tierra que cortan el bosque para sembrar granos básicos. Pero normalmente no pasa mucho tiempo hasta que aparecen ganaderos armados.

“Usan a la población como un escudo”, dijo la fuente. “Detrás de eso hay toda una organización muy fuerte. Amenazan a los comunitarios”.

Uno de los problemas en las concesiones que han sido canceladas era que el gobierno dejaba a los comunitarios la responsabilidad de desalojar a los foráneos, dijo. Los habitantes no tienen la capacidad de hacerlo, sobre todo cuando están involucrados ganaderos fuertemente armados y otros grupos. “Se necesita que haya una voluntad política”, dijo la fuente, y añadió que se necesita que la policía y el ejército se involucren de forma más proactiva.

Un funcionario del gobierno explicó a Mongabay que a menudo los narcotraficantes desempeñan un papel. “No siempre, pero muchas veces el tema de las invasiones, por ejemplo, ingresa un grupo de pobladores, siempre hay alguien con un interés detrás de que eso suceda”, dijo el funcionario. “Hay una línea bien delgada muchas veces entre un ganadero y un narcotraficante”.

Incluso cuando pobladores han realizado denuncias formales con relación a invasiones, el proceso de investigación puede prolongarse durante varios años, dijo. Lo que empieza como una incursión de unas dos familias puede terminar con decenas de personas y ganaderos armados cuando por fin se ordene un desalojo, dijo el funcionario. Un desalojo el año pasado resultó en enfrentamientos y disparos, y por lo menos 13 personas resultaron heridas, entre policías y civiles. Es más, cuando existe una orden de desalojo, las fuerzas de seguridad pública por lo general insisten en que el CONAP cubre todos sus gastos logísticos, desde alimentos para la policía hasta el combustible para sus vehículos, lo cual limita aún más la capacidad de la institución, dijo el funcionario.

Walter Manfredo Méndez Barrios, an environmental activist and community leader in Guatemala's Maya Biosphere Reserve, was murdered on March 16, 2016. Photo courtesy of Defensores de la Naturaleza.
Walter Manfredo Méndez Barrios, un ambientalista y líder comunitario en la Reserva de la Biósfera Maya de Guatemala, fue asesinado el 16 de marzo del 2016. Foto cortesía de Defensores de la Naturaleza.

Esperanza en medio de los desafíos

Entre todos los retos institucionales y sistémicos que afligen la Reserva de la Biósfera Maya, es fácil olvidar la otra cara de la moneda. Están de acuerdo funcionarios del CONAP y conservacionistas: si no se hubiera creado la reserva, amplias áreas de selva intacta habrían sucumbido a la desenfrenada deforestación, así como en la zona de amortiguamiento y en el sur del Petén. Esfuerzos de conservación como las concesiones comunitarias se han mostrado muy prometedores en un período de tiempo relativamente corto.

“Creo que hay una extraordinaria historia de conservación en la Reserva de la Biósfera Maya”, dijo Balas McNab.

“Estamos luchando por el futuro. Aunque las tendencias actuales puedan ser algo asombrosas y deprimentes, tenemos que tener eso en mente. Esto es para las futuras generaciones”, dijo. “Si podemos lograr los arreglos sociales, políticos y económicos que son necesarios, podríamos recuperar enormes áreas de la reserva”.

Alcanzar esos arreglos no será nada fácil, pero parece que hay una conciencia creciente entre los conservacionistas de la región y por lo menos algunos funcionarios del gobierno de que la naturaleza compleja e interconectada de los retos que enfrenta la Reserva de la Biósfera Maya también necesitará respuestas matizadas.

“Creo que una parte de las buenas noticias es que hay una comprensión colectiva de que se necesitan estrategias realmente holísticas e integradas para conseguir que las cosas funcionen en un panorama como éste”, dijo Balas McNab. “Gran parte de la reserva está intacta, y aún hay mucho potencial para la reserva en el futuro”.

Aclaración: Esta serie sobre la Reserva de la Biósfera Maya cuenta con una subvención de Morgan Family Foundation. Jeff Morgan forma parte de la junta administrativa de la fundación y también es fundador de Global Conservation, una ONG que trabaja para proteger el parque nacional Mirador-Río Azul dentro de la Reserva de la Biósfera Maya. El director ejecutivo de Mongabay, Rhett Butler, forma parte del consejo asesor de Global Conservation. No obstante, el equipo de redacción de Mongabay mantuvo control editorial total de la serie.

Citas

Scarlet macaws in the Maya Biosphere Reserve. Photo by USAID Guatemala/Flickr.Guacamayas rojas en la Reserva de la Biósfera Maya. Foto por USAID Guatemala/Flickr.

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