- El Oleoducto Norperuano ha derramado petróleo en ríos remotos tres veces en lo que va del 2016.
- Mongabay visitó lugares afectados por dos derrames en este invierno y descubrió campos cubiertos de petróleo y residentes preocupados por la seguridad de los cultivos y los peces de río de los que dependen.
- Los defensores exigen más estudios sobre los efectos en la salud de la contaminación por petróleo a largo plazo.
- Mientras, el gobierno peruano ha sancionado a la compañía estatal responsable por el oleoducto.
El 24 de junio se conocieron informes de que otra vez el Oleoducto Norperuano estaba vertiendo petróleo en el Río Marañón de Perú. Fue el tercer derrame más grande del oleoducto de este año, después de uno el 25 de enero a lo largo del Río Chiriaco en la región del Amazonas (llamado el derrame de Chiriaco) y otro el 3 de febrero cerca del Río Morona en la región de Loreto (llamado el derrame de Morona). El oleoducto de 40 años ha sufrido al menos 20 derrames solo en los últimos 5 años.
El oleoducto, que serpentea alrededor de 853 kilómetros por el país, pertenece a Petroperú, la petrolera peruana financiada por el estado. Las tareas de limpieza de la compañía en los tres recientes derrames se han centrado en mitigar los impactos ambientales del petróleo a largo plazo. Pero es probable que persistan las repercusiones para las más de 8000 persona, afectadas por los derrames, la mayoría de ellas, indígenas, cuya subsistencia depende de los ríos y la tierra.
El gobierno y Petroperú han distribuido agua limpia, aceite de cocina y arroz a las comunidades afectadas, pero los grupos de defensa se quejan de que la respuesta ha sido insuficiente. Y mientras que Petroperú y dependencias locales del Ministerio de Salud realizaron evaluaciones de salud básicas y ofrecieron servicios de salud de emergencia, miembros de la comunidad y defensores de los derechos indígenas informaron que el personal de salud llegó casi un mes después de los derrames de Chiriaco y Morona y que los servicios no se ofrecieron a la mayoría de las comunidades afectadas.
Los defensores sostienen que el abandono es parte de un problema mayor en el que las comunidades indígenas a menudo quedan devastadas y sin apoyo luego de desastres ambientales, y su recuperación se ralentiza por la inequidad sistémica.
A finales de mayo, antes del último derrame, Mongabay visitó el área afectada por el derrame de Chiriacho del 25 de enero mientras Petroperú estaba terminando un procedimiento de limpieza masivo cerca de la localidad de Chiriaco. De los tres derrames de este año, este fue el más grande. Tres mil barriles de crudo fluyeron por el Río Chiriaco y desde allí al Río Marañon, un afluente del Amazonas. Afectó a cerca de 3900 residentes en al menos 22 comunidades, según el Instituto de Defensa Legal (IDL), un grupo de defensa peruano que lleva la causa de las comunidades.